Capítulo 20. AQUÍ VAMOS DE NUEVO.
Andrew.
- ¿Por qué se va Farah? - me pregunta mamá confundida al ver que ella sale de la casa sin decir nada.
- Terminamos - dije apretando los labios para no reírme.
- ¡¿Que?! - soltó la alita que tenía en la mano pero logré atraparla - ¿Y por qué estás feliz?
- Es - di una mordida a la alita - una broma mamá.
- Espera, ¿Ella lo tomó como una broma? Porque se veía muy molesta - dijo alzando una ceja.
- Su reacción fue muy graciosa, digna de un Oscar - dije con la boca llena.
- Oye, es la segunda chica que traes a casa, al menos Sara duró contigo casi un año - dijo negando con la cabeza.
- Hasta yo había olvidado a Sara - dije divertido.
- Pues yo no y solo para que sepas, me gusta más Farah que Sara - dijo y camino hacia la cocina mientras yo empezaba a preocuparme.
- ¿Se habrá enojado? - me pregunte en voz baja - debería llamarle.
Saco mi teléfono de mi bolsillo y hago la llamada...después de sonar por un rato ella no contesta. Voy a mí cuarto y vuelvo a marcar...
- Vamos...contesta - digo con un poco de desesperación, veo la pantalla y la llamada ya está en curso.
- ¿Que quieres? - pregunta indiferente.
- Ok, si estás molesta - digo y río nerviosamente.
- ¿Por qué no estaría molesta, niño inmaduro?
- Farah...era una broma - digo apresurado.
- ¿Una broma? - se ríe - una broma y dejaste que tu novia se fuera, ni siquiera me seguiste para explicarlo.
- Farah...estoy en silla de ruedas - si, esa excusa siempre funciona.
- Deja de poner excusas - bueno...esta vez no - y admite que arruinaste todo y no sabes que hacer.
- En serio era una broma - digo haciendo un puchero - ¿Me perdonas?
- No, no te perdono - dice de forma fría.
- No dejes morir esto tan pronto.
- ¿Disculpa? Yo recuerdo que un estúpido me terminó porque no me gustan las alitas - dice molesta.
- ¿Puedo llamarte alita? - digo agudizando mi voz.
- ¡No me gustan las alitas! - grita y aparto el teléfono de mi oreja.
- ¡Pero a mí me encantan!
- ¡¿Estás diciendo que te encanto?!
- ¡Si tarada! ¡Y ya deja de gritar! - digo sonriendo y ella no responde.
- ¿Y bien? - pregunta después de un momento en silencio.
- ¿Podemos volver? - pregunto con ilusión.
- Lo pensaré.
- A mi mamá le gustas más que a Sara - digo sin pensar.
- ¿Sara? ¿Quien es Sara? - pregunta confundida.
- Nadie interesante - digo nervioso.
- No, ¿Quien es Sara? - vuelve a preguntar.
- Es...mi ex novia - digo finalmente.
- ¿Así que me comparaste con tu ex novia? - dice ofendida.
- Pues mi madre y yo lo hicimos y eres mejor, mil veces mejor asi que vuelve conmigo por favor, ¿Si?
- No vuelvas a compararme con otra chica y es la última oportunidad que te daré.
- ¡Si! ¡No te decepcionare novia! - digo con mucho entusiasmo.
- A mi no me llames novia, a mí llámame patrona - dice seria.
- Si patrona de mi corazón, alita de mi alma - las clases de teatro sirven de algo.
Salgo de mi cuarto agitando mis brazos en un intento de baile... inconscientemente trato de estirar mi pie a pesar de saber que no puedo.
Se movió.
Mi pie acaba de moverse. Me quedo a mitad de la sala con la boca abierta.
- Mamá...¡Mamá! - la llamo desesperado.
- ¿Que? ¿Que pasa? - se acerca asustada.
- Mi pie...- trato de recuperar mi aliento.
- ¿Que pasa? ¿Estás incómodo? - me pregunta y se pone de cuclillas para revisarme.
- No - tomo su brazo y hago que se levante - mamá, mi pie se movió.
- Hijo... - sus ojos se llenan de lágrimas y me abraza, entierro mi cabeza en su hombro y una lágrima rueda por mi mejilla.
No estamos exagerando, es la primera vez desde ese accidente, la primera vez que vuelvo a sentir la movilidad de mi pie, aunque sea solo uno de ellos...esto me da esperanza, espero no ilusionarme en vano. El pequeño tirón que sentí en mi pie derecho al moverlo...cómo cuando empiezas a caminar...no puedo describir la felicidad que siento en este momento.
Luego de comer voy a mí cuarto aún extasiado por lo que pasó hace un momento, me siento en mi cama y trato de mover mis pies de nuevo pero no funciona, aún así no me rindo y sigo intentando. Luego de un tiempo de seguir intentando siento un par de gotas de sudor correr por mi frente y me tiro en la cama cansado.
Cierro mis ojos y frente a mí veo una pista de baile vacía, la música se enciende y me muevo al ritmo...mis pies tocando el suelo... Puedo caminar, correr, saltar...y bailar. La música se apaga y vuelvo a la realidad, acostado en mi cama con mis manos sobre mi estómago.
¿Podré hacerlo de nuevo...podré bailar otra vez?
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