36
A Beomgyu le llevó otros dos días, pero finalmente encontró en los registros de Kim un cargo diverso por un centro de salud llamado MG Services. Un poco más de investigación, le permitió conocer el nombre completo del centro: Mountain Gardens. El lugar estaba situado a dos horas al este del Formicario. Un refugio privado en lo más profundo de las montañas.
Cuando llegamos al lugar, nos quedamos un momento en el aparcamiento, debatiendo sobre los métodos de entrada. Bueno, Caos y yo lo hicimos, al menos. Jake se sentó en silencio en el asiento trasero, golpeando con los dedos el respaldo del asiento. Cuando finalmente se hartó de nosotros, nos propuso la opción más obvia: entrar por la puerta principal.
Para ser más específico, preguntó:—¿Me estoy perdiendo de algo? ¿O no se permiten las visitas en el edificio?
—Um...—dije.
Caos se rascó la oreja.—Err...
Al ver nuestras expresiones de desconcierto, Jake suspiró.—Por el amor de Dios. No todo tiene que ser una película de Misión Imposible—siguió ese amable consejo saliendo del coche, sin dejarnos más opción que seguirlo.
Me estaba replanteando seriamente lo mucho que me gustaba trabajar a su lado.
Bordeamos la gran fuente que goteaba tranquilamente en la entrada, y luego nos dirigimos al vestíbulo. Jake iba delante de nosotros, con un aspecto más cómodo del que le había visto en mucho tiempo. Estos eran sus terrenos, y la medicina era su lugar feliz. Sabía que echaba de menos el hospital y su trabajo. Su casa. Y todo lo que no tuviera que ver con el hormiguero humano de mi abuelo. Este lugar pacífico y silencioso era lo más alejado que podíamos estar del Formicario.
Sólo nos cruzamos con una empleada. La mujer nos dedicó una sonrisa amistosa -aunque cautelosa- al pasar junto a nosotros en el pasillo. Si tuviera que adivinar, la amabilidad se dirigía a Jake, y la cautela a Caos y a mí, que íbamos ligeramente detrás de él como sus guardaespaldas. La mujer se echó un poco para atrás, evidentemente replanteándose su plan de dejarnos pasar sin ser cuestionados. Hice todo lo posible por recomponer mi rostro en algo más amable, pero una mirada a Caos me hizo gemir por dentro. El tipo tenía una cara tan pétrea que podría poner celosa a una gárgola.
—¿Hay algo en que pueda ayudarles?—preguntó la mujer, mirándonos con desconfianza.
—Estamos buscando la habitación de Kim Hyuna—dijo Jake de forma agradable. Su voz tenía ese tono de autoridad subyacente y tranquilizador que siempre utilizaba en el hospital. Ese tono hacía que la gente se apresurara a obedecerle con una sonrisa, sin siquiera darse cuenta de por qué lo hacían—. Hace mucho tiempo que no la visitamos, y sólo quería asegurarme de que aún tenemos la habitación correcta.
Su ceño se arrugó un poco más.—¿Son parte de su familia?
—Buenos amigos— Jake respondió rápidamente.
Pero no fue lo suficientemente rápido como para ganarme.—Hermanos.
—Primos—dijo Caos al mismo tiempo.
Hubo una pausa incómoda después de nuestro empate a tres. Los ojos de la mujer se entornaron.—Bueno, ¿cuál de todos?
Aunque su agradable sonrisa se mantuvo, podía imaginar que Jake quería patearnos el culo.—Yo soy su buen amigo. Este es su hermano—dijo, señalándome a mí. Luego movió su dedo hacia Caos—. Primo. Pensamos en venir todos juntos y sorprenderla.
—Habitación 121—dijo la mujer vacilante, señalando en la dirección opuesta a la que viajábamos—. Pero su enfermera la llevó al jardín de meditación. Tienen que ir todo recto y a su izquierda.
—Gracias—dijo Jake con una sonrisa, la cual le hizo sonreír. Esa sonrisa permaneció el tiempo suficiente para que la mujer se alejara, antes de que el Dr. Shim se diera la vuelta y nos lanzara una mirada de muerte—. La próxima vez, los dos se quedarán en el coche. Aire acondicionado apagado y ventanas arriba.
Un día caluroso, habíamos visto un perro en un coche en la tienda de comestibles, y Jake había insistido en llamar a la policía. Así que estaba casi un sesenta por ciento seguro de que estaba bromeando. Bueno, más bien el cincuenta por ciento.
—Lo sentimos—dije, sólo por si acaso.
—Es más duro de lo que esperaba—Caos murmuró—. Me gusta.
Le di un codazo en el estomago en respuesta.
El jardín de meditación tenía un aspecto tan zen como parecía. El santuario estaba bien cuidado y rodeado de una exuberante vegetación, en parte falsa, probablemente en deferencia a los cambios de estación. Una mujer joven estaba en una silla de ruedas junto a una fuente de agua que burbujeaba suavemente. Tenía que ser Hyuna; su rostro era casi un calco de lo que recordaba de Kim. Ojos marrones con gruesas pestañas, una nariz cubierta de pecas, mejillas redondeadas y rosadas, decoradas con unos lindos hoyuelos. Bonita como una muñeca de porcelana.
Desgraciadamente, parecía que Hyuna tenía poca conciencia para disfrutar del entorno paisajístico que la rodeaba. Tenía el rostro inexpresivo y las manos cruzadas en el regazo. Su enfermera estaba sentada en un banco cercano, leyendo un libro en voz alta.
La enfermera levantó la vista al ver que nos acercábamos, y su rostro se iluminó.—¡Visitas! Oh, qué bonito. Min casi nunca tiene visitas—cuando nos quedamos mirándola, su sonrisa se atenuó un poco—. Están aquí para ver a Kim Hyuna... ¿no es así?
—Por supuesto—dijo Jake, acercándose—.Hyuna ... me alegro de verte.
Ella no se movió, ni reconoció su presencia de ninguna manera. Sus ojos estaban fijos en el agua que goteaba lentamente en un trío de macetas de terracota de tamaños crecientes.
La enfermera le palmeó la mano.—Ella sabe que están aquí—se puso de pie y me ofreció el banco—. ¿Por qué no se sientan y hablan con ella un rato? Yo estaré por aquí.
La mujer me apretó el hombro y se dirigió a uno de los otros bancos cercanos, volviendo a abrir su libro y cruzando las piernas. Su lugar estaba lo suficientemente alejado como para darnos la ilusión de que teníamos privacidad, pero era sólo eso: una ilusión. Pronto me di cuenta de que nos estaba vigilando a nosotros y a su paciente.
—Bueno, esto valió las dos horas de viaje...—Caos hizo un ruido de frustración—. No podemos esperar a que aparezca el Dr. K. Puede que tengamos que secuestrar a la chica para tener una ventaja sobre él.
—¿Estás bromeando?— Jake siseó—. Ella no tiene nada que ver con esto.
—Bueno, la enfermera entonces. Esa mujer probablemente sabe cómo ponerse en contacto con el Dr. K.
—¿Por qué todos tus planes implican secuestrar a alguien?
Caos lo miró de soslayo.—No creo que necesite ninguna aportación de alguien que probablemente atraparía y soltaría a un ratón.
—Peor que eso—admití—. Vivíamos en un apartamento de mierda cuando él estaba en la escuela de medicina, y teníamos que convivir con un maldito ratón que se metía en todo. Cuando finalmente atrapé al bastardo, Jake lo puso en su hábitat y comenzó a tratarlo como si fuera de la realeza.
La boca del médico se crispó.—Realmente recuerdas las cosas más extrañas, Lee
Le dediqué una mirada cariñosa.—Así es.
—No puedes hablar en serio—Caos parecía un poco desconcertado—. Sólo estaba bromeando.
Hay cosas que hasta a un paciente con amnesia le cuesta olvidar.—No. No es una broma. Incluso le compró un amigo roedor de la tienda de mascotas, a pesar de mi insistencia en que una mascota no puede tener una mascota.
Jake me miró con desprecio.—Incluso tú dijiste que era bonito.
Ya estaba sacudiendo la cabeza antes de que terminara su frase.—De ninguna manera.
—¡Lo llamaste Stuart Little!
—¿Tienes alguna prueba de estas extravagantes afirmaciones, Shim?
Jake se encogió de hombros.—Tengo una foto en la que lo pones en un viejo coche de Barbie de mi hermana. Dijiste que era un tipo genial, y que se merecía ir en un clásico.
Jadeé.—No hice tal cosa.
Parecía que intentaba contener una carcajada. —¿No?
Entorné los ojos hacia él. Mi memoria irregular era un verdadero dolor de cabeza. Era difícil saber cuándo alguien te estaba tomando el pelo, y cuándo te habías vuelto completamente loco y habías metido un ratón en un Corvette rosa.
—Me parece extraño que no recuerde nada de eso.
—Si vamos a empezar a detallar cosas que no recuerdas, entonces estaremos aquí todo el día—Caos murmuró.
—Tú eres el que me ha disparado en la puta cabeza—le recordé, porque nunca sería mal momento para echárselo en cara.
Inusualmente, Caos parecía un poco nervioso cuando Jake lo fulminó con la mirada.—Ya me he disculpado por eso. ¿Cuándo vas a pasar la página?
—En realidad, no te has disculpado.
—Lo siento—dijo exageradamente—. Maldito bebé.
—Sé a dónde va esto. Ustedes dos discuten como si les pagaran por palabra—Jake murmuró en voz baja—. Iré a preguntarle a la enfermera dónde está el baño.
Cuando él se dirigió a la enfermera, redirigí mi atención a Caos.—Duele como una mierda, ¿sabes?
—Para ser justos, se suponía que no debía doler—dijo pacientemente—. Se suponía que debía matarte.
Bastante justo.
—También tuve que sufrir el tratamiento con ese tipo extremadamente positivo llamado Dr. Nishimura. No se callaba sobre lo maravillosa que podía ser la vida—me estremecí—. Fue jodidamente horrible.
—No recuerdo que fueras tan quejoso—Caos espetó—. Quizás tengas que pasarte por el laboratorio para que te pongan al día. Podrían colocarte el mod de 'cómo no ser un idiota llorón'.
—Oh, lo siento. ¿Estoy siendo llorón?—me agarré el pecho en señal de horror.
—Gominolas de arándanos—dijo Jake en voz alta desde detrás de mí, lo que hizo que ambos nos detuviéramos. Me giré para mirarlo, y él se encogió de hombros—. Sólo quería que se callaran, y eso me pareció una forma bastante efectiva de llamar tu atención.
Parpadeé al verlo.—Pensé que ibas al baño.
—Sí, pero he cambiado de opinión—me hizo un gesto con una tarjeta de visita—. Ya podemos salir de aquí. Tengo todo lo que necesitamos.
—¿Qué?
—Sé cuándo realiza las visitas el Dr. Kim, y he conseguido una dirección de apartado postal donde recogen sus cartas para Hyuna —me enseñó el reverso de la tarjeta, donde había una dirección impresa en letra de molde—. Es un centro de envíos en Geumjeongsan. ¿Recuerdas el pueblo por el que pasamos en la base de la montaña?
Parpadeé un poco más.—¿Cómo? Sólo... ¿cómo?
—Le pregunté a su enfermera. Fue interesante que recalcara que Hyuna casi nunca recibe visitas. Me imaginé que ella querría exponerlo—me dio una palmadita en la mejilla, antes de darse la vuelta y dirigirse al edificio—. Vamos, Pinky y Cerebro.
Caos y yo nos miramos.
—Yo soy Cerebro—dije apresuradamente.
***
Beomgyu tardó unos días en averiguar la única zona posible de la montaña en la que podía estar Kim. Nos dio una sesuda explicación que implicaba señalar una red eléctrica y un mapa, pero se me pasó rápidamente. Finalmente lo había encontrado, y eso era todo lo que necesitaba saber.
—Shim, tú vendrás con nosotros—dijo Caos enérgicamente, y luego señaló a mi amigo—. Y tú también.
—¿Por qué?—Beomgyu chilló.
—Porque puede que necesitemos saltarnos un sistema de seguridad o hackear algo sobre la marcha. Si lo hacemos, espero que seas útil.
—¿Qué tal unos walkie-talkies?—sugirió esperanzado.
—¿Qué tal si no tienes una maldita opción?—Caos contraatacó.
Preferiría que Jake se quedara donde sabía que estaría a salvo. Pero... ¿no estaba más seguro conmigo? ¿Y si no encontrábamos a Kim en el bosque? Aunque todavía teníamos otra semana, Kwon podría frustrarse y hacer que mataran a Jake . Por la misma razón, no sabía en qué nos estaríamos metiendo en la cabaña de Kim. Tenía el presentimiento de que no se iba a ir en silencio. Kessler había tomado parte del suero; ¿y si él había hecho lo mismo?
Intenté contener la lengua, de verdad. Pero al final, tuve que hablar.—¿Por qué Jake ?
Al parecer, Jake ya sabía la respuesta a mi pregunta.—Porque nadie quiere hablar con ustedes. Si hay alguna posibilidad de que Kim se abra, probablemente será conmigo.
Resoplé.—A Kim le gustaba mucho, te lo aseguro.
—Después de todo lo que ha pasado, su opinión sobre sus mejores creaciones puede haber cambiado.
Mientras nos dirigíamos al coche, admití a regañadientes que él podía tener razón.
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