Capítulo 6
El viaje no resultó ser tan pesado después de todo, simplemente se dejó llevar por el estrés y por no descansar en estos últimos días.
Aquel joven de cabellos escarlata se había quedado profundamente dormido en su cómodo asiento después de la orden de vino que la azafata le llevó.
El movimiento de descenso del avión lo hizo despertar porqué sintió un ligero cosquilleo en su estómago.
Por primera vez conocería tierras griegas, lugar donde es natal su pareja Kardia.
Cuando llegaron a la pista de aterrizaje, Camus se frotó los párpados para no notarse somnoliento cuando se presente ante Shura.
Se dio unos ligeros golpes en su rostro y después comenzó a guardar sus pertenencias que había dejado afuera mientras dormía.
Al aterrizar, la azafata fue ayudando a los pasajeros a descender del avión; Camus se acercó al área de equipaje para poder tomar sus maletas.
Afortunadamente desde que conoció a Kardia pudo aprender un poco sobre aquel idioma, de lo contrario hubiera sido un pésimo detective en busca de un mafioso en esas tierras.
Con sus maletas en la mano se dirigió al área de llegada, aunque ya no tuvo tiempo de preguntarle a El Cid señas particulares sobre ese tal Shura no tardó mucho en poder observarlo entre la multitud.
Un caballero de cabellos azabache muy parecido a su jefe en Francia sostenía un cartel con su nombre, tomó sus maletas y con pasos firmes se fue acercando a él.
— ¿Disculpa, eres Shura?
— ¿Camus?
En ese momento el francés asintió pero de manera repentina fue el español quien lo envolvió en un abrazo amistoso.
— Al entrar por aquella puerta me imaginé que eras tú — Le respondió Shura soltando al francés lentamente con una sonrisa iluminando su rostro — Mi tío me dijo que eras un joven muy serio, con un rostro diciendo ¡Odio al mundo! Y muy atractivo.
Camus no pudo evitar dejar escapar una carcajada, jamás se hubiera imaginado que su jefe le diera esa descripción de él.
— Bueno, ese resulta que soy yo.
— Está bien, vayamos a dejar tus maletas a mi departamento y después ordenamos algo de comer ¿Qué te parece?
— Me agrada la idea.
Shura tomó una maleta y Camus la segunda, a pesar de no conocerse desde hace tiempo atrás al francés le gustó aquella interacción amistosa con el español, el sobrino de El Cid era muy distinto a él; le agradaba que tuviera carisma al hablar aunque su rostro fuera como el suyo... Serio con rostro de pocos amigos.
Mientras viajaban en un taxi privado, Camus y Shura platicaban un poco de sus vidas. Situaciones sobre el trabajo y aquella misión las dirían más adelante, por ahora solo se concentraban en conocerse un poco mejor, ya que ahora serían compañeros de trabajo.
No demoraron mucho en llegar al lugar indicado, Shura pagó el servicio y al bajar le ayudó al francés a bajar su equipaje.
El lugar donde vivía Shura era un sitio muy tranquilo, Camus alzó su mirada para poder contar los pisos que componían aquel edificio y logró contar veinte.
— ¿Cual es tu piso Shura?
— Me gustan las alturas... ¿Cual imaginas que sea?
— El último — Respondió muy seguro de si mismo.
— Así es, andando.
Nuevamente Shura le ayudó con una maleta y le indicó que le siguiera los pasos, llegaron al área de recepción donde el guardia en turno los saludó cordialmente y se dirigieron a la puerta del elevador.
El español oprimió el botón mientras se dirigía nuevamente al francés.
— Y dime Camus... ¿Eres soltero, casado, separado? — Comenzó a cuestionarlo intentando saber un poco más de él.
— En realidad comprometido... Mi pareja es uno de los miembros del equipo; sólo porqué me encomendó tu tío esta misión, de lo contrario Kardia y yo estaríamos planificando nuestra boda.
— Ya veo.
Susurró un poco desanimado, en realidad no negaba que le agradó mucho al verlo en el aeropuerto, era muy lindo, bastante lindo... Aunque saber que realmente tenía pareja lo desmotivó un poco.
Las puertas del elevador se abrieron, algunas personas salían del elevador, Shura tomó la maleta y extendió su mano para invitarlo a pasar.
Después oprimió el botón con la flecha dirigida hacia arriba y las puertas se cerraron en automático.
— Shura ¿Y tú tienes pareja?
— Tenía, sin embargo al estar en este mundo de las misiones y riesgos terminé con esa relación por temor a que suceda algo malo.
El momento se sintió un poco tenso después de esa declaración, Camus no sabía que responder, Shura por consiguiente.
Afortunadamente lograron subir al último piso rápidamente, las puertas se abrieron anunciando la llegada al piso final.
Ambos tomaron las maletas y salieron del elevador, unos cuantos pasos y llegaron a una puerta de madera pintada en tonos caoba.
Shura sacó sus llaves para poder abrir, dejó que Camus pasara primero quien inmediatamente agradeció ese gesto, tomó su maleta y entró quedando totalmente maravillado por la vista panorámica que el departamento de Shura tenía en aquella inmensa ventana.
— Es hermoso tu departamento.
— Espero que puedas sentirte como en tu casa.
Shura dejó la maleta en la sala y se regresó a la puerta para poder cerrarla, después tomó el control remoto de la televisión encendiendo el aparato para que pueda entretenerse su invitado especial mientras ordenaba la comida.
— Gracias Shura, espero no ser una molestia.
— No lo eres — Le regaló un guiño coqueto y le entregó el control para que pudiera cambiarle a la variedad de canales que tenían en ese lugar — Te dejo un momento Camus, ordenaré nuestra comida... Espero que te guste la comida de este lugar.
— Sin duda será buena.
El español salió de la sala para dirigirse a su cocina mientras que Camus comenzó a cambiarle a los distintos programas que la señal de televisión le ofrecía.
Aunque no encontró alguno de su agrado, ese tiempo se le fue buscando algo que llamara su atención y así lo hizo.
Detuvo su búsqueda al mirar un noticiero donde justamente salía aquel sujeto que había mirado en la foto que El Cid les había mostrado.
Al parecer estaban anunciando una recompensa para aquel que diera información sobre el paradero de ese tal Schizas.
— Tu objetivo Camus — Interrumpió Shura regresando de la cocina — Dicen que es muy listo y no es tan fácil dar con su ubicación... He analizado cada movimiento que hace, en las noches suele asistir a los bares y centro nocturnos que ellos manejan para lavar su dinero.
— ¿Es peligroso?
En ese momento Shura se acercó un poco más a Camus para mirarlo a los ojos — Dicen que puede lograr hacerte sentir su presa.
El francés estaba a punto de responderle, pero Shura siguió hablando.
— Dejemos ese detalle para en la noche, por lo mientras necesitas comer... En lo que llega la orden vamos a la cocina.
Sin querer Shura tomó la mano de Camus y lo guió hasta su cocina, aunque el joven detective no sintió aquel agarre, su mente estaba más concentrada en aquel sujeto que pronto quizá lo mire de frente.
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Capítulo 5 y 6 listos 😁😁😁 los quiero 🥰🥰
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