Capítulo 15
Lo único que les faltaba, una llamada inesperada de Saga dónde pedía encarecidamente la presencia de su mano derecha.
Cuando uno de los hombres encargados de cuidar esa enorme mansión interrumpió ese candente encuentro, Milo no tuvo otra alternativa más que chasquear la lengua con molestia dejando a Camus solo en el jacuzzi.
- ¿Es muy necesario tu presencia Milo?
Inquirió curioso el joven de cabellos escarlata colocando de nuevo sobre su cuerpo la bata que con esa desenfrenada pasión había dejado que Milo se lo quitara.
- Es de lo más detesto en esta vida, incluso si hay que salir huyendo por nuestras vidas aunque estemos en el mejor momento, debemos hacerlo.
Aún su molestia podía verse en su rostro, simplemente terminó de colocarse sus prendas, peinó un poco sus cabellos rebeldes y al final de acercó para tomar a Camus del mentón depositando un beso inesperado, uno que le robó hasta el mismo aliento al francés.
- Tu sigue en lo que estás primor, recuerda que siempre debes estar bello y hermoso para mí.
Antes de irse recorrió con la punta de su lengua la piel de su cuello para seguir haciendo que Camus lo necesite aún más. Disfrutaba verlo perder la cordura ante sus encantos, era algo que le salía a la perfección.
Se alejó de inmediato y con pasos firmes salió de aquella habitación para poder atender el llamado urgente de Saga.
Estaba dispuesto a darle un tremendo sermón si solo lo Interrumpió en su mejor momento por alguna estupidez que se le haya ocurrido.
Con pasos presurosos llegó hasta la oficina donde se encontró con un Saga disfrutando hasta del último tabaco de su puro.
Molesto apretó los dientes seguido de sus manos, ese bueno para nada de Saga estaba de lo más tranquilo y solo lo hicieron salir de su mágico momento con ese bello pelirrojo.
- ¡Estaba en mi mejor momento! - Exclamó golpeando el escritorio haciendo que Saga bajara sus pies de ese mueble.
- Bueno, yo no sabía que te querias comer de una vez a tu premio mayor, trofeo que quería para mí pero me lo ganaste - Se burló acomodándose en la silla - Además, aunque pienses que no pasa nada, en realidad tenemos un enorme problema Milo.
- Yo lo ví primero - Respondió con molestia cruzando los brazos - Pero ya, hablando en serio ¿Ahora en qué problema te metiste?
¿Acaso no bastó el desmadre que pasó hacer la gente de Aioros?
El griego dejó escapar el humo restante entre sus labios, dejó lo poco que quedaba de aquel tabaco en el cenicero del escritorio.
- No me menciones a ese imbécil - Contestó con desdén - Es un problema mucho mayor. ¿Recuerdas que te dije sobre la alta demanda que teníamos de las drogas sintéticas?
- Si, ese es nuestro fuerte, pero ¿A qué va todo esto? Si los laboratorios clandestinos a las afueras de la ciudad están trabajando perfectamente.
Milo tomó la botella de alcohol que Saga tenía en uno de los libreros junto con un vaso para poder servirse un trago mientras escuchaba a su líder.
- El detalle es que nuevamente después de muchos años ha aparecido mi hermano Kanon.
- ¡Oh qué bien! - Contestó con asombro Milo - Si lo traes contigo nuestro trabajo será más fácil y así ya no me estarás molestando ni mucho menos interrumpiendo mis momentos a solas con mi nueva pareja.
- Lamento decirte que no es así. Por una buena fuente me informaron que Kanon trabaja para un hombre millonario, quizá su nombre te suene conocido... Junto con su esposa son los dueños de una importante cadena marítima aquí en Grecia. En la alta sociedad ese par se muestra como la pareja ideal, un ejemplo a seguir para muchos cuando tienen muchos negocios sucios por detrás.
- !Ah, si ya me acordé! - Exclamó Milo con asombro - A ellos los sacan en cada momento en la televisión, pero no entiendo a qué va todo esto.
- Kanon encontró mis laboratorios, está dispuesto a destruirlos para poder darle ese título de héroe a su jefe.
- ¿Que? - Milo no pudo evitar escupir el trago de alcohol que había ingerido. Esa noticia no era nada favorable, de lo contrario todo lo que disfrutan se acabaría y ellos pagando sus crímenes en la cárcel.
- ¿Ahora te das cuenta de la gravedad de la situación? Si decidí interrumpir tu momento de descanso es porque realmente necesitamos idear un plan perfecto para evitar que terminen con nuestros negocios. Estamos en juego.
- ¡Bah! - Milo se acercó para tomar un pañuelo del escritorio y así limpiar un poco sus prendas después de esa noticia - Toda la vida hay que lidiar con el bando de tu ex amor y ahora tambien el señor Julián es una piedra en nuestro camino. Bueno, si realmente no tenemos opción, quizá es hora de idear un plan para deshacernos de esta situación.
Con pasos lentos Saga se fue acercando a la ventana para poder distraerse un poco del exterior, esbozó una sonrisa maliciosa antes de responder.
- Milo, por eso estás aquí. Desde que llegaste sabes que eres la mente maestra de mi gran negocio. A ti nada se te escapa.
- Por supuesto que no... Sabes que siempre tengo un paso delante de todos tus enemigos - Milo se colocó a la par de Saga mirando por la ventana - Y sé perfectamente por dónde comenzar.
- Quiero imaginarme que le quitarás a Julián lo que más ama ¿No es así?
- Por supuesto, pero sé que Saori nos conoce, necesito que alguien me ayude a traerla. Este será un buen trabajo para mí belleza francesa.
Saga cerró por un momento sus párpados, conocía a Milo a la perfección, además de darles todo a quienes pasaban por sus dominios, así mismo tenían que ayudarle en todo lo que Milo necesitara y Camus no era la excepción.
- Esta noche lo invitaré a cenar, le iré explicando todo lo que debe hacer - Milo comenzó a caminar rumbo a la puerta - Deséame suerte Saga.
- No la necesitas, eres muy bueno en todo lo que decidas - Susurró con una sonrisa satisfactoria llevando sus manos a sus bolsillos mientras seguía admirando el paisaje a través de la ventana.
La obscuridad de la noche se hizo presente en es lugar, Camus no entendía la razón por la cual Milo le insistió para invitarlo a cenar.
Todo lo que resultara en esta noche le podría funcionar como pruebas en su contra, así que decidió llevar consigo algunos aparatos que le sirvieran perfectamente escondidos entre sus prendas para tomar ventaja de ello.
Aunque al llegar a ese lugar no se esperaba que en la mesa donde se sentaron el mesero le hizo llegar a Camus una pequeña bolita de papel a escondidas de la mirada dominante de Milo.
Primero le había entregado el menú seguido del papel; intentó acomodarse de manera que la carta no dejara ver sus movimientos y comenzó a leerlo rápidamente.
"Necesito hablar contigo, te veo en los sanitarios"
Fueron las palabras que Shura escribió en una servilleta al ver que Camus había llegado junto a ese hombre manipulador y apuesto del Schizas.
Para el español no le resultaba fácil intentar comunicarse con el francés después de la manera en la que Milo protegía demasiado a su ahora joya escarlata.
Sin embargo el hecho de llegar a ese mismo restaurante para intentar buscar la manera de infiltrarse en su nueva labor, la llegada de Camus al mismo lugar le resultaba beneficiosa.
- Iré al sanitario unos momentos, no tardó Milo.
Cuando el francés estaba decidido a levantarse de su asiento mano de Milo lo detuvo de una manera abrupta.
- No demores belleza o soy capaz de irte a buscar para terminar lo que está pendiente lindura.
Ojalá que eso no pasará, estaría en graves problemas...
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