07
Los días pasaban, y Chan y Jeongin no se habían visto desde la fiesta de bienvenida, debido a que Jeongin estaba muy ocupado con su último semestre de la universidad.
Cada día estaba más cerca la partida de Jeongin y eso tenía mal a Chan.
Chan no podía dormir, se cubría con la colcha y luego se descubría, realizó todas las poses para dormir, pero ninguna funcionaba. Solía pasar muchas noches así; pensando en Jeongin.
Pero esa noche sería diferente... Esa noche sería la última en que sus pensamientos torturen su cabeza.
Chan se puso de pie y tomó su abrigo, recién se fijó que ya era de madrugada, se había desvelado pensando en Jeongin, parecía increíble lo mucho que Jeongin dominaba su cabeza. Salió de su casa y se subió a su auto, antes de marcharse se acordó de que no conocía la dirección de Jeongin.
—Eres un idiota —masculló.
Chan tomó su celular y llamó a la única persona que lo podía ayudar con eso.
Estuvo unos minutos esperando hasta que al fin tomó la llamada.
—¿Qué es lo que quieres, Chan? —se escuchó la voz adormilada y fastidiada de Félix—. ¿Viste la hora? Son las 04:45 de la mañana, por dios, Chan, déjame dormir.
—Lo lamento, pero no te hubiera llamado si no fuera una emergencia.
—Okey, ¿qué sucedió?
—¿Me puedes decir la dirección de la casa de Jeongin?
—No.
—¿Eh? ¿Por qué no?
—Porque no puedo, sabes que eso es...
—No vengas con eso ahora, porque bien que le diste mi dirección y teléfono a Jeongin, me la debes, Félix.
—Okey, okey. Ahorita te la paso.
—Aquí la espero. Si no me la pasas, te seguiré llamando a ti y a Jisung, y si me silencias voy a hasta tu casa a tocarte el timbre hasta cansarte.
—Dios, eres un odioso. Sí te la voy a pasar, no te preocupes por eso.
Félix colgó la llamada sin esperar respuesta y en segundos le envió la dirección a Chan, quien sonrió, empezando a poner en marcha el auto.
(...)
Varios golpes se escucharon en la puerta, interrumpiendo el sueño de Jeongin, quien se levantó confundido para ver de quién se trataba. Abrió la puerta con cuidado, se asombró al ver a Chan sudado y con su respiración agitada, pero ese asombro se transformó en preocupación al ver la expresión de Chan, como si llevara consigo una pesada carga.
—¿Chan? —soltó, desconcertado—. ¿Qué haces aquí?
—Metí la pata, eso sucedió —contestó Chan con su rostro afligido—. Jeongin, estoy condenado.
—¿Eh...? ¿Sucedió algo grave? ¿Acaso te busca la policía?
—No se trata de eso, siento que va explotar pronto, ya no sé qué hacer.
—¿Qué? ¿Qué va explotar? Chan, me estás asustando.
—Esto —señaló su pecho—, mi corazón... Ya no puedo controlarlo, siento que explorará en cualquier momento.
—¿Por qué explotaría? ¿Te sientes bien, Chan? —preguntó Jeongin con preocupación.
—¡Maldición, lo había controlado tan bien hasta ahora! —expresó con un tono de voz más alto—. ¿Por qué de pronto has tenido que aparecer frente a mí?
—Yo no sé, Chan, no entiendo lo que quieres decirme.
—¿Sabes, Jeongin? Llevaba una rutina tranquila, sin emociones alborotadas, sin miedo a tener un corazón roto y concentrándome en mis cosas... Pero todo se volvió un caos cuando te conocí, Jeongin... Tú desequilibraste mi tranquila vida.
—En serio que no entiendo de qué estás hablando. ¿Por qué me estás diciendo esto, Chan? —preguntó con un dolor en su corazón, pensar en que su existencia causaba caos en la vida de Chan le dolía.
—¡Maldita sea, me gustas! —vociferó Chan, dejando a Jeongin estupefacto—. Metí la pata, Jeongin... Me he enamorado de ti.
—¿Qué...? ¿Tú estás...?
—Desde la cabeza a los pies, cada centímetro de mi piel está loco de amor por ti... Y ya no sé qué hacer, ya no puedo controlar esto que siento y eso me frustra demasiado —dijo Chan, reposando su frente contra el marco de la puerta.
—¿En serio te gusto? —preguntó Jeongin en un susurro, aún se encontraba procesando todo lo dicho por Chan.
Le gustaba a Chan, parecía irreal, todavía no podía terminar de creerlo.
—Sí... —susurró, observándolo a los ojos—. No sé si sientas lo mismo, yo... yo sólo quería decírtelo, ya no podía aguantarlo más. No busco que me correspondas, porque... ¿Cómo puede haber un romance entre nosotros? Tú eres muy brillante para alguien tan oscuro como yo. Soy un idiota por no haberlo controlado lo suficiente —dijo, manteniendo su expresión triste—. Será mejor que elimines todo lo que te dije de tu mente, no quiero incomodarte más, si quieres... bórrame de tu vida también...
Chan bajó la mirada, queriendo girarse para marcharse, sin embargo, Jeongin lo impidió, lo jaló de la camisa para traerlo hacia él y plantarle un beso en sus labios.
Un beso torpe entre ambos.
Jeongin apretaba en puños la camisa de Chan, mientras que Chan no sabía en dónde colocar sus manos. Ambos movían sus labios con torpeza, intentando establecer un ritmo que ambos pudieran llevar, fue cuestión de segundos hasta que ambos sincronizaron los movimientos de sus labios.
—También me gustas, Chan, muchísimo y desde hace tanto tiempo —confesó cuando se separaron—. Pero no me conocías y he tenido miedo de decírtelo, porque a veces te portas algo distante y es difícil saber lo que sientes o piensas.
—Lo siento... Es que no puedo evitarlo, es parte de mí, pero me gustas mucho, Jeongin, muchísimo que se me hace difícil controlarlo... Jamás me había pasado esto con nadie, jamás había sentido tantas cosas por alguien en tan poco tiempo, también tenía miedo porque no llevábamos mucho tiempo conociéndonos y porque yo llevaba tiempo sin estar con alguien que no quería volver a salir lastimado.
—Te entiendo, Chan, pero a partir de ahora podemos ir despacio, si quieres.
—Te irás pronto, Jeongin, y no quiero que te vayas, sé que es egoísta de mi parte, pero pensar en que estarás lejos me destruye.
—Todavía no me iré.
—Pero te irás, tarde o temprano, pero te irás.
—Bueno, sí, me iré, pero no me mudaré.
—No entiendo.
—Firmé un contrató para trabajar desde acá. Si más adelante decido cambiar de opinión, pues me mudaré, pero por el momento me quedaré.
—¿Hablas en serio? —preguntó con emoción.
—Sí, Chan, es en serio, me voy a quedar aquí... junto a ti.
—Wow, eso es genial, pero... ¿Por qué hiciste eso? ¿Acaso tu sueño no era mudarte a Francia?
—¿Cómo lo sabes?
—Uhm, lo mencionaste en alguna de nuestras conversaciones.
—¿En serio? Digo tantas cosas que no las recuerdo todas.
—Yo sí las recuerdo, cada una de las cosas que dices para mí son muy importantes.
El corazón de Jeongin latió con mucha emoción.
—¿Entonces podemos estar juntos? —continuó Jeongin.
—¿Quieres que estemos juntos?
—Sí, Chan, quiero que estemos juntos.
—Okey, pero déjame hacerlo bien.
Chan tomó una corta pausa y se alejó un poco de Jeongin.
—Me gustas, Jeongin, ¡por favor, sal conmigo! —pidió, realizando una reverencia. Jeongin soltó una sutil risita.
—Por supuesto que acepto. Quiero tanto salir contigo.
—Ahora estamos saliendo.
—Sí, eres mi novio —musitó Jeongin, rodeando el cuello de Chan con sus brazos.
—Y tú eres el mío —susurró Chan con un sonrisa, colocando sus manos en la cintura de Jeongin.
—Eso quiere decir que puedo besarte, ¿cierto? —inquirió acortando la distancia, sintiendo su aliento tan cerca suyo.
—Tantas veces desees.
Entonces Jeongin acortó la distancia y besó a Chan, lento, así como la primera vez. Aquel beso demostró todos los sentimientos que empezaban a crecer en ellos.
Gracias por leer. 🥺💖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro