5
Okey, primero hay que hacer un plan
O... improvisar un plan
Gris...
Mis ojos parpadean con pesadez, intentando aclarar la realidad.
¿Hay un cielo sobre mí?
Ramas...
¿Por qué el suelo se mueve debajo?
¿O soy yo la que se está moviendo?
¿O algo me mueve?
No. Estoy quieta y no estoy en ningunas afueras.
Aprieto los ojos. Lo que se siente al despertar de una sedación es como si salieras de un túnel oscuro y vieras la luz del mundo. A veces oyes voces que te esperan afuera, pero yo no oigo ninguna, por lo que finalmente despierto de golpe y me esfuerzo en entender mi entorno más rápido.
Supongo que sigo en modo supervivencia y quedarme acostada procesando todo con lentitud no es opción.
Me incorporo para quedar sentada con los pies en el suelo. Estoy mareada, me palpita la cabeza y resulta que también me duele la espalda, y al mirar atrás entiendo por qué:
Es que he estado recostada en una cama de piedra que pertenece a una celda hecha de paredes y techo de lo mismo: piedra oscura.
Escaneo mi alrededor. Lo único que no es de piedra son los barrotes de acero que aprisionan el espacio. El resto es oscuro y... Sí, un poco aterrador, porque solo una bombilla amarilla cuelga del techo del pasillo que hay al frente, y la luz es como si estuviera llegando a sus últimas.
Además, hay un profundo silencio, de ultratumba, que me hace pensar: ¿será que nos lanzaron a las profundidades?
Hasta que, de repente, mientras cavilo, se rompe:
—¿Ya despertaste? —Oigo la inconfundible voz de Poe. El de mi dimensión, claro, el que jamás estaría ni de cerca de lo introvertido.
—¿Dónde estás? —Lo busco mirando a todos lados del pasillo, porque no lo veo. Mis palabras suenan algo pastosas por el efecto de la sedación desapareciendo.
—Celda de al lado —responde. Así que tendremos que hablarnos así, sin vernos, aunque mi desconfianza hacia el entorno, por no saber si en realidad estamos solos o no, no me deja contestarle de inmediato. Aunque creo que él lo capta, porque añade—: Somos los únicos aquí. O al menos eso me parece.
Decido confiar un poco. Los Novenos tienen un mejor oído, ¿no?
—De acuerdo, Padme, perdí un poco los estribos allá arriba, pero aquí reflexioné: todo este lugar es demasiado curioso —empieza a decirme... ¿con voz entre fascinada y pensativa? ¿Estoy percibiendo bien? Pero, ¿cómo puede hablar así mientras estamos encarcelados?
Bueno, él está de pie, y lo sé porque escucho sus elegantes zapatos de punta caminar de un lado a otro por su celda. Hasta siento que está haciendo sus gráciles gestos con las manos al hablar.
—¿Viste bien esas versiones de nosotros? —sigue—. Algunas son idénticas en físico, como es el caso de Damián, pero las otras son muy diferentes. Por ejemplo, obviamente Tate es Tatiana...
—Ah, ¿era obvio? —Me froto la parte trasera donde recibí el mayor impacto del golpe que me dejó inconsciente en el bosque, dándome cuenta de que cuando desperté y vi a Eris y a Tate, estaba más aturdida de lo que parecía y que solo me mantuve consciente por alerta. Y lo sigo estando, pero ahora noto más el atontamiento.
—Sí, pero en género masculino, y tienen solo cierto parecido en las facciones, pero es la misma actitud amable y tranquila, los mismos reflejos azules en el cabello e incluso los mismos ojos. Ahora Eris, por otro lado, es exacta en aspecto, solo que ella es... es... es.... —Poe parece no encontrar las palabras adecuadas, o está demasiado impresionado, o no lo sé, pero automáticamente lo completo yo, porque solo pasa por mi mente y mi boca lo suelta:
—Es como tú.
—No es como yo —resopla él con un súbito tono de indignación a mi declaración.
—Sí, así eres tú —refuto con simpleza, sentada en mi cama capaz de quebrar espaldas y cráneos—. Tal cual. Cada tres palabras tuyas son una insinuación para tener algún tipo de sexo en cualquier lugar o con cualquier persona.
Hace un silencio. Solo lo espero.
—No puedo defender lo indefendible. —Poe lo acepta tras un momento, porque no hay por dónde negar. Solo que lo siguiente lo dice con altivez en su aceleramiento—: Como sea, me molestó, ¿de acuerdo?
Eso me toma por sorpresa. Incluso ladeo un poco la cabeza, ya que no le veo el sentido por varias razones. Es decir, puede que algo se haya dañado en mi cabeza debido al golpe, pero esto jamás lo comprendería aunque estuviera por completo sana.
—¿En serio? ¿Por qué? —pregunto—. Te gustaba mucho Eris, solo que ella te rechazaba. Ahora, esta que acabamos de conocer es todo lo contrario. —Y confieso lo que yo misma vi—: Apenas desperté la escuché diciendo que le encantas. De hecho, si no te metió directo en su cama fue porque nos trajeron a esta celda. Sorprendentemente, es justo como la querías...
—Sí, sí, sé lo que quería, Padme.
—¿Entonces por qué te molestó?
Aguardo por su respuesta, pero extrañamente sus pasos se detienen y se hace otro silencio, solo que más largo. Tampoco entiendo por qué. ¿Está pensando o qué?
—¿Poe? —Vuelvo a hablar al cabo de un momento, porque no obtengo nada.
—Que me desee aquí con tanta obviedad le quita la diversión. —Suelta, pero no sé por qué le detecto una nota amarga, rara—. Así que puede desearme todo lo que quiera, pero no me tendrá. —Y no estoy segura de si espera que no lo escuche, porque lo murmura, pero de igual forma me llega—: Aunque está buenísima... Joder, sí lo está. Ni siquiera estaba usando brasier, ¿cierto?
No puedo evitarlo. Me causa gracia lo contraproducente de una declaración y otra.
—Bueno, te causó un poco de conflicto.
—¿Disculpa? ¿Tienes la osadía de reírte? —Se queja.
—Me río para no gritar de pánico, Poe... —Niego con la cabeza, pensando que él no sabe nada, y lo murmuro—: O para no odiarme a mí misma...
Porque ahora que lo puedo pensar, ahora que no está nadie cerca, puedo ver que lo que me pasó apenas apareció el Damián de esta dimensión fue... ridículo y confuso.
Temblé de miedo en el momento. Todavía hasta me tiemblan las manos, y el cuerpo se me estremece ligeramente, así como queda una persona luego de un colapso de nervios. Además, las cuerdas vocales se me cerraron, impidiéndome intervenir mientras él hablaba con Eris. Es decir que ni siquiera yo misma pude tartar de ayudarme apelando al menos a alguna coherencia.
Pero lo peor fue la voz que invadió mi cabeza. La forma tan rara y escalofriante en la que mi propia consciencia se volvió en mi contra, me inmovilizó y me puso contra una especie de espada y pared con mayor fuerza con la que Damián me acorraló. Hasta ahora, analizándolo bien, me doy cuenta de que todo el tiempo se escuchó como un reclamo y una burla al mismo tiempo:
«¿No se supone que te volviste fuerte cuando decidiste matarlo, Padme? ¿Entonces por qué ahora no haces nada para defenderte?».
Y no, no hice nada. Quedé como una débil, quedé como lo mismo que encontró el Damián de mi dimensión aquel día en el que me reveló su secreto: como una presa asustadiza, algo para intimidar y usar. No solo eso, sino que otra cosa espantosa fue el cómo mi percepción se alteró, bombardeándome con recuerdos que superpusieron la verdadera realidad. Algo que solo le sucedería a... ¿un demente?
La sola idea de que mi cordura quedara afectada tras el haber asesinado a Damián, me hace apretar los ojos y sacudir la cabeza con incomodidad.
No, Poe ha dicho que todo esto es causa de esa especie de jet lag de salto dimensional. No puede ser nada más. Tengo que ser más fuerte que ello y coordinar mi percepción, tener pensamientos centrados. Yo centrada, alerta, sin mostrar debilidad de nuevo, porque no, no soy la misma. Contra mis sentimientos fui capaz de tomar un cuchillo y clavárselo al monstruo. Entonces esa soy. Así que nadie va a atraparme esta vez. Puedo hacerlo.
—Como sea, Poe, ellos nos van a matar —le vuelvo a hablar, esta vez con seriedad—. No nos creyeron ni una palabra y no hay cómo demostrarlo. No tenemos al otro Damián que se parece al de aquí. Como cereza del pastel, tu versión de esta dimensión usa una máscara por alguna razón y...
—Suena tímido, introvertido... —interviene él ahora que justo he traído el tema sobre el enmascarado Verne. Puedo notar la confusión que ha quedado en su mente con respecto a eso.
—Sí, y eso estuvo muy raro. —Concuerdo en que fue más el choque por su personalidad que por la misma máscara.
—Rarísimo —afirma. De nuevo sé que sus manos se mueven con desenvoltura a la par de sus distinguidas palabras—. Es decir, si me levanto con esos ánimos claro que puedo jugar a ser sometido. Tengo buenos recuerdos con una fabulosa dominatrix y esa misma noche con un sadomasoquista. Pero la mayoría del tiempo prefiero ser el dominante. Yo jamás sonaría así, tan suave, tan pasivo, tan...
—Pacífico —esta vez completo yo, ahora analizándolo también con la mirada perdida en el recuerdo—. Su voz da paz...
—Es como una caricia, sí...
—O como el soplo de un sereno viento de primavera...
—O como el canto de un ángel...
—Y eso no tiene sentido porque tú eres un demonio...
Nos quedamos en silencio un momento, rememorando el sonido de la voz de esa versión que no entra en el arquetipo Verne, porque a pesar de que esa diferencia tiene todo el sentido ya que pertenece a otra dimensión en donde casi todo está al revés, aun así nos hace preguntarnos (si, incluso al propio Poe):
¿Cómo rayos es posible un Poe Verne así? Tan radicalmente diferente, pero no en el mal sentido...
Mi ensimismamiento se rompe de repente al darme cuenta de lo que está pasando.
—Oh, Dios, estamos admirando a tu versión de esta dimensión, qué asco —suelto en medio del silencio de la celda con el rostro contraído de repulsión. Y en necesidad de acabar con eso, traigo mi mente a tierra y vuelvo a lo importante—: El punto es que no sabemos cómo luce él, pero te vio y no quedó en shock, lo cual significa que no tienen el mismo rostro. Esa era la mejor opción para probar nuestra historia.
—No, no, ya pensé en eso mientras estabas babeando la piedra. —Poe también reacciona. Ahora oigo sus pasos retomar para acercarse a los barrotes de su celda, y como su voz suena más cercana, lo imagino agarrado a ellos—. Sí, tal vez mi versión y yo no seamos iguales, pero todavía hay una última opción: la tuya. Tenemos que encontrar a tu versión. Hay posibilidades de que sea igual que tú. Podemos mostrársela a ellos y...
—Ah, sí, está muerta —lo interrumpo.
—¿Qué? —Sus labios lo pronuncian con una perplejidad al estilo: «¿y lo dices ahora?».
—Sí era idéntica a mí —le empiezo a explicar, forzando a mi embotada cabeza a recordar bien—. La vi haciendo lo mismo que hice este día en nuestra dimensión: entrar al bosque para seguir a Damián, por eso fui tras ella. Quería impedir que entrara en la cabaña y se enterara de su secreto para que no viviera la historia que yo viví. Pero pasó algo diferente a eso, la encontré muerta. Además, ya entiendo que me equivoqué, porque si ninguna presa vive en este Asfil, sino que está plagado de Novenos, esa Padme de aquí debió ser una Novena, y seguramente no estaba persiguiendo a Damián, solo estaba yendo a la cabaña como una más o algo así. Pero no dije nada de eso cuando estábamos con Damián, Eris y Tate porque me di cuenta de que iba a ser peor. Ya creían que yo mentía. Entonces, si les decía que mi versión había sido asesinada iban a pensar: «ah, qué casualidad que ahora ya no hay otra como tú. ¿Tal vez es porque siempre fuiste la misma?». Ya no teníamos forma de probar que ella era la Novena y yo la presa.
—Pero espera, espera. —Poe suena desconcertado—. ¿Y no alcanzaste a ver quién la mató o cómo?
Rememoro ese instante en el que me vi muerta a mí misma. Las partes se disparan como flashes de fotografías que serían tomadas por un forense, y me estremece una punzada en las sienes: la sangre sobre su piel mortecina, su fría inmovilidad, sus ojos sin chispa de vida, y... y... una fresca y raja en su cuello. Eso.
—La encontré degollada —le revelo—. Pero no vi quién lo hizo. Cuando me agaché para tocarla fue que me golpearon. Luego desperté atada con Eris y Tate frente a mí.
Poe vuelve a caminar de un lado a otro por su celda, como los hombres que no paran de cavar en sus conocimientos. Lo siguen delatando sus zapatos.
—¿Qué...? pero... eso es extraño —murmura, y claro que por el denso silencio que nos rodea, parecido al que solo se encontraría en las profundidades de una cueva y que te zumba en los oídos, puedo oírlo—. Es decir, tienes razón, para vivir en este Asfil lleno de Novenos que no se esconden, ella tuvo que haber sido una Novena. Pero, ¿justo la matan hoy? Aunque... ¡ah, pero todavía nos sirve el cadáver! —exclama con el entusiasmo de una brillante idea que arriba en momentos de desesperación. Luego emite su risilla perversa—: Esa es una de mis frases favoritas. —Después se centra él mismo tan rápido como ha dicho la broma—. De acuerdo, vamos a pedirle a ellos que la busquen. Vamos a pedirles que vayan al lugar donde la viste, el cuerpo debería estar ahí.
Admito que no es una mala idea. No, de hecho me parece una opción viable. Por la sangre coagulada que vi, la Padme de esta dimensión de seguro llevaba rato de ser asesinada. La persona culpable debió dejarla ahí sin ningún interés en llevársela, y creo esto considerando lo que dijo Eris de que aquí se matan entre ellos mismos sin razón. También por lo que Poe dijo de que vio cuerpos tirados en las aceras del pueblo.
Un cadáver dejado a plena vista en el bosque no sería nada, ¿no?
Solo que...
—No creo que Damián acepte eso —digo, y siento un ramalazo de resentimiento al recordar su mano en mi cuello. Incluso me llevo la mía a esa parte en donde apretó, sobando con mis dedos a pesar de que no hay dolor—. No viste cómo se portó desde que nos vio. Se alteró mucho y sostuvo hasta con su alma que yo no soy una presa. Quería que Eris y Tate me soltaran en el pueblo, y me miró de la misma manera en que lo hacía antes, con disgusto, como si yo fuera un estorbo. Aquí es exactamente el mismo...
—¿Exactamente? —repite Poe en un resoplido/risa absurda—. No, Padme, es el mismo y a la vez es diferente —me asegura, dejando en claro que sus detallistas ojos Novenos han captado mucho más que los míos—. Este no es un chiquillo voluble que se pasaría el día tirado en la cama odiando todo solo porque sí. El de aquí odiaría todo también, pero con más madurez. Es más experimentado. Este Damián es más peligroso porque tiene juicio, es decir, que lo puede usar con total inteligencia. Y además, ¿no te fijaste en algo muy curioso sobre él?
—¿En qué?
—Tiene dos o tres años más que el que tiene... —Se interrumpe él mismo, y cuando lo corrige, su voz ha perdido el buen tono que me ha dedicado durante toda la conversación. De nuevo es neutral hacia mí— ...que los que tenía el de nuestra dimensión. Este debe estar en los veinte o veintiún años.
Hundo las cejas, extrañada. Supongo que yo estuve muy ocupada sintiendo ese patético miedo, viviendo una distorsión de realidad y oyendo esa horrible voz en mi cabeza como para darme cuenta de detalles así. Tendría que mirarlo otra vez para fijarme bien...
Pero sentada en esta oscuridad, tras descubrir que en el noventa y nueve por ciento es igual al Damián de mi dimensión, admito que no quiero que ambos estemos en una misma habitación. Me causa escalofríos, y en cierto modo, rabia.
—¿Y eso es posible? —pregunto en cuanto al cambio de edad.
—Sí —confirma Poe—. Aunque siempre habrá versiones de nosotros en otras dimensiones, puede haber diferencias de física y tiempo. Así como Tatiana es hombre y Eris tiene una personalidad diferente, este Damián pudo haber nacido dos años antes que el otro, pero no cambia que son ellos mismos. Es teoría interdimensional, algo muy avanzado para ti —concluye, quizás aireando la mano para restarle importancia—. Pero okey, escúchame bien, Padme —añadió para que volviéramos a centrarnos en lo más importante. Esta vez lo hizo sonar fundamental—: Ellos vendrán a buscarnos. Tal vez vengan a intentar matarnos o quizás a interrogarnos. Como sea, no quiero que te asustes o grites o intentes nada estúpido. Solo déjame hablar a mí porque tengo una idea, que quizás será la última, para convencerlos. Créeme, muchas veces logré que personas peores hicieran cosas peores de las que te puedes imaginar. Sé que funcionará. Pero si es que no lo hace, entonces tendríamos que...
—¡Yo quiero saber qué cosas peores lograste que hicieran!
El susto que me llevo apenas oigo esa nueva voz interrumpir las indicaciones de Poe (que yo estaba escuchando con atención) me hace dar un respingo y ahogar un grito. Pero se convierte en un terror que me hace bajar la sangre a los talones y me hace sentir el corazón en la garganta, cuando veo que ha provenido de una figura parada (o mejor dicho tiesa) en el pasillo.
Es una chica. La mitad de su cuerpo y su rostro está fundido en la oscuridad que no alcanza la débil luz amarillenta de las bombillas de nuestras celdas. La otra mitad que sí vemos nos revela que tiene el cabello largo y oscuro, pero hecho una maraña de distintas capas despeinadas (un cepillo definitivamente no ha pasado por ahí); unos ojos grandes y rígidamente avispados; y una sonrisa amplia que en vez de parecer seductora como la de Eris o tranquila como la de Tate, es algo perturbadora por cómo ambos extremos se afilan mostrando una línea de dientes perfectos.
Aunque quizás eso no es lo más escalofriante de su sonrisa, sino el hecho de que del labio inferior le escurre sangre como hilos que se deslizan por su barbilla y caen en gotitas al suelo.
Lleva puesta una camisa con una imagen de una superheroína que no logro identificar (porque también está sucia de sangre), y unos jeans.
Finalmente, usa unas gafas de pasta gruesa.
Y... tengo la impresionada sospecha de quién es, pero es Poe quien lo confirma.
—¿Y tú quién er...? —Él suena desconcertado, pero tras unos pasos que da hacia los barrotes y que se oyen hasta mi lado, lo entiende quizás porque la ve mejor—. Un momento... ¡¿Archie?!
—¡Ese es mi nombre, sí! —exclama ella con sobreexcitación—. ¡¿Nos conocemos?!
Sí, es Archie, y por un lado tiene todo el sentido: la camiseta de superheroína, el cabello, los grandes ojos desorbitados que miran de una forma acelerada de una celda a otra...
Pero me pasma que por el otro lado la apariencia de esta versión es mucho más perturbadora. Él ya lo era de por sí, claro, con su personalidad nerviosa y voluble, pero ante su presencia jamás llegué a sentir la inquietud que me turba en estos momentos. Hace que me recorra un escalofrío. Hace que me sienta en una película de terror. Hasta me causa nervios que me mire. No lo sé, es un terror frío.
Siento que podría salir de un circo maldito y saltarle encima a alguien.
—No puede ser, eres una chica. —Poe emite una amplia risa burlona. Okey, él no está nada asustado como yo. Hasta comparte su pensamiento con una diversión maliciosa—: Demonios, te haría un bullying descomunal por esto...
—¿Ustedes son los próximos? —nos pregunta ella, nada interesada en lo que él acaba de decir—. Lamento haberme tardado mucho, lo siento —añade con una risa que me suena casi demencial.
—Espera, ¿estuviste al fondo todo el tiempo? —inquiere Poe con incredulidad—. Pero si no escuché a nadie.
Solo que yo, mirando la asquerosa sangre que escurre de su boca, ya he entendido a qué se refiere su primera pregunta, así que reacciono rápido con el estómago revuelto.
—¡No, no somos los próximos, no! —Me levanto con horror, imaginando lo que estuvo haciendo.
—¿Y entonces qué hacen aquí? —Archie ladea la cabeza, confundida.
Demonios, hasta sus movimientos dan miedo. Son como los de una marioneta.
—Venimos de otra dimensión, pero tu manada no nos creyó. —Poe se lo suelta sin más.
Creo que cometió un error porque ella ya cree que somos los próximos a los que les tiene que hincar el diente, pero resulta que ella ahoga un grito y se cubre la boca con las manos, muy sorprendida. Sus ojos grandes se ven muy psicóticos así.
—¿Qué? ¿Otra dimensión? —repite tras sus manos con la voz en un aliento asombrado—. ¿Así como... en los multiversos?
—Exacto, tal y como está descrito en los multiversos de los cómics —afirma Poe con ese tonito que fonéticamente hace pensar que sus palabras sonríen con pillería.
—¡Estás jugando! —Ella sigue demasiado impresionada.
—No, es así como lo oyes, agradable desgreñada. —Sospecho que Poe asiente—. DC y Marvel y todas las demás franquicias que solo conocen en la esquina, jamás se han equivocado.
—¡No puede ser, lo sabía! —exclama Archie, fascinada.
Estoy desconcertada por su rápida aceptación, hasta que capto rápido que Poe dio en el clavo porque así lo pensó.
Un momento, ¿será que probará a aplicar la de que esta Archie, con el mismo nombre y estilo del otro Archie, podrían pensar igual y tener las mismas debilidades?
Condenado inteligente. Me vuelvo a sentar.
—Ahora que nos topamos, me presento bien: yo soy la versión de otra dimensión del Verne que conoces —le revela él. Imagino su sonrisa extendida en su rostro—. Aunque este usa una máscara. ¿Sabes por qué?
—No, desde que lo conocemos la ha usado, y nunca se la quita —le revela Archie. Solo que tras decir eso sucede algo que me vuelve a sobresaltar: ella gira bruscamente la cabeza hacia un lado, justo como cuando alguien te sorprende diciéndote algo al oído—. ¿Eh? ¿Qué? —Le habla, sorpresivamente, a la nada a la vez que baja sus manos para juguetear con sus dedos, ahora nerviosa y algo ansiosa.
Yo me le quedo mirando con una extrañeza pasmada, porque no hay ninguna persona parada a su lado, no hay nadie más en ese pasillo, pero ella empieza a tener una conversación aparte a susurros:
—Pero si acaba de decir que vienen de otra dimensión... Todo eso que siempre sospeché es real, lo acaban de confirmar... Bueno sí, es cierto, hay que estar atentos con las mentiras... Ah, ajá, sí, Damián me lo repitió mucho... Lo sé, tengo que hacer un buen trabajo porque nuestras vidas dependen de eso... De acuerdo, de acuerdo. —Asiente con determinación en lo último y entonces otra vez, con una rapidez nada normal gira la cabeza hacia Poe, pero ahora su expresión ha cambiado de forma radical a una de desconfianza. Se dirige a él de nuevo—: Espera un momento, si también eres Verne, él debió sentir algo, como un escalofrío, no lo sé, porque siempre debe haber una pequeña reacción si te encuentras con tu otro yo. Además es muy inteligente. Nada se le escapa. ¿Entonces por qué te metió aquí?
Solo estoy pestañeando, porque, ¡¿con quién demonios ha hablado antes?!
Aunque de pronto me preocupa más su inesperada e inteligente pregunta. ¿Y si se da cuenta de que Poe está manipulando la conversación? ¿Qué haría alguien inestable como se nota que es ella? No creo que se largue sin dar explicaciones como hizo Damián o que lo vaya a tomar tan tranquilamente como el Verne enmascarado.
—Pues porque Damián, que parece ser el líder, no nos creyó, y sé que es porque él no ha aprendido la valiosa información que los cómics nos dan —le responde Poe. La tranquilidad y casual complicidad de su voz no se han alterado ni un poco por lo de los susurros a la nada. Y creo que entiendo su intención, quiere hacerle creer que ambos piensan igual—. Él solo apunta a los aburridos hechos y pruebas, no tiene la más mínima chispa de imaginación, solo vive en gris, ¿cierto?
Debo admitir que Poe actúa de maravilla, pero veo cierta duda nerviosa en la cara manchada de sangre de la chica Archie.
—Sí, bueno... sí —titubea, atenta a Poe.
—Claro, lo sé porque así es el Damián de mi dimensión; sí, igualito —afirma él, tratando de crear complicidad entre ambos—. Solo que, como dije, aquí él parece el líder y su palabra vale más. ¿Es así? —Lanza la pregunta de tal manera que ni siquiera parece muy interesado en la respuesta. Pero sé que sí lo está. Quiere empezar a sacar toda la información posible.
Y... de acuerdo, yo también quiero saber, así que me mantengo callada, interesada en ver qué tanto logra.
Como ella no dice nada por unos segundos, Poe agrega:
—Es que en mi dimensión no hay líder en nuestra manada, somos más un equipo, aunque yo soy el más sabio, claro. Esto es nuevo para mí.
La sobreexcitación vuelve a su cara.
—¡Ah, nuestro Verne también es el más sabio! Aunque es menor que Damián. Irónico, ¿cierto? —Le añade a su comentario una escandalosa risa que solo se puede comparar con la de alguien desequilibrado.
—¿Ah sí? ¿Cuántos años tiene? —Poe se interesa.
—No estoy segura, quizás dieciocho... Se me olvidó... —Ella hace una mueca pensativa, aunque luego sacude la cabeza y se le activa una personalidad muy habladora—: Pero sí, él sabe muchas cosas sobre todo porque se la pasa leyendo libros, metido en sus investigaciones, así que es quien arma todas nuestras estrategias. Y Damián es más fuerte en la acción, en enfrentarse a cualquiera, en matar sin perder el control. No le tiene miedo a nada ni nadie, aunque claro, está esa cosa... ¡¿ah?! —Con esa escalofriante brusquedad gira la cabeza otra vez, pero ahora como si alguien le hubiera llamado la atención por lo que acaba de decir. Claro que sigue sin haber un alma allí, pero aparentemente ella le responde—: No, no, lo sé, no hay que hablar de más... ¡Agh, claro que no se me olvida! No lo diré, no lo haré. Es un secreto, y los secretos no se cuentan. —Susurrado eso, vuelve a Poe y le dedica una ancha y nerviosa sonrisa—. Sí, creo que todos vemos a Damián como un líder.
¿Acaso le están temblando las comisuras?
—Y con todos te refieres a Eris, a Verne, a Tate y a ti, ¿no? —pregunta Poe. Su tono locuaz me hace imaginarlo recargado en los barrotes con los brazos cruzados, llevando esa conversación con una relajación que yo no siento—. ¿O hay otros miembros en esta manada?
—¡Oh sí, hay un miembro más, solo que...! —Va a confesar, entusiasmada, pero otra vez, lo que sea que ella escucha, le jala una oreja con mayor fuerza—. ¡Que ya lo sé, no voy a decir nada! —Reacciona, asustada, y aprieta los ojos.
—¿Qué te dicen esas vocecillas que oyes? —Poe se lo pregunta, aún muy casual.
Pero ella abre los enormes y expresivos ojos, y se le ven angustiados entre las sombras.
—¿Qué voces? ¿De qué hablas? —Creo que intenta mentir, otra vez ansiosa.
—Esas que te están riñendo por conversar conmigo. Están en tu cabeza, ¿no?
—¡No, no es cierto! ¡Claro que...!
—No te preocupes, yo también tengo una. —Él chasquea la lengua como si no fuera nada.
—¡¿Qué?! —Archie se sobresalta.
¡Sí, ¿qué?!
—Sí, y solo yo puedo oírla —dice Poe en lo que sería un suspiro de alguien incomprendido—. A veces de un lado, a veces del otro. A veces diciéndome que haga cosas o que no las haga. A veces pidiéndome que vaya a lugares o que no vaya... Te pasa lo mismo, ¿cierto? Puedes decírmelo, no te juzgaré.
Ya. Solo caí por un momento. No es verdad. Él sigue mintiendo. Aunque todavía con mucha perspicacia.
—Mmm... B-bueno, s-sí... —murmura ella. De nuevo luce desconfiada, pero esta vez se está balanceando entre eso y en que le cree.
—¡Ah, qué bueno, porque me moría por hablar de esto con alguien! ¡Es tan cansado que nadie lo entienda! —Suena dramáticamente desdichado—. En mi caso, todos creen que estoy loco
—Sí, también me ha pasado... —admite Archie, un poco menos insegura.
—Pero yo pienso que es bueno. Es decir, es como ver el mundo desde varias perspectivas, lo cual nos convierte en personas más detallistas.
Wow, en serio Poe es el rey de la labia, ¿no? Así se forma un ejercito y los convence de re colonizar el mundo si quisiera.
—Sí, yo siempre pienso en todas las posibilidades... —Ella emite una risita nerviosa.
—Claro, por eso tu voz te está diciendo que yo no soy confiable, que podría estar mintiendo, y eso demuestra perfectamente que no eres una tonta y que podrías descubrir un engaño más rápido que cualquier otra persona.
Siento que el condenado hasta le está sonriendo como si no fuera un león disfrazado de cordero (o mejor dicho: un demonio disfrazado de ángel) porque la inquietud se borra lentamente de su cara y ella lo mira de nuevo con esa alegría perturbadora.
—Sí, es eso. —Archie asiente con celeridad.
—Claro, bueno, ¿sabes qué? Me agradas, Archie —responde él, animado—. Siento que podríamos llevarnos muy bien y conversar sobre nuestras voces. ¿No te gustaría? Los renegados siempre debemos andar en equipo.
—La verdad no suena mal. —Algo se ilumina en sus ojos.
—Entonces espero poder demostrarte que en esta ocasión lo que dice tu valiosa voz no es cierto y que no soy un enemigo. —Ahí le lanza con todo su más caballeroso y encantador tono—. Eso, claro, solo lo podré hacer si tengo tu apoyo para que Damián me dé una oportunidad, porque como dije, él no me cree. ¿Te parece bien?
Ya obviamente hipnotizada de expectativa con toda esta conversación, espero por la respuesta de Archie.
¿La convencerá?
¿Ha funcionado toda esta palabrería?
¿Acaso este plan improvisado será maestro?
Ella le dedica una sonrisa, simpatizante. Veo venir sus palabras... Me estoy inclinando sobre la cama de piedra...
—¡Ah, bueno...!
—¿Archie? ¿Qué haces aquí abajo? —Una voz masculina la interrumpe.
Giro la cabeza muy rápido, sobresaltada. Es Tate. No escuché sus pasos por estar tan metida en el asunto, pero sí, viene por el pasillo. Gracias a la débil luz amarilla de la bombilla, veo la confusión en su rostro.
No sé por qué me asusto si el que ha estado mintiendo sobre voces y cosas es Poe. Yo apenas dije algo y fue para salvarnos de no ser mordisqueados
—¡Holaa coagulito de sangre! —Archie se emociona mucho al verlo y rápidamente se le lanza encima. Él la recibe con una risa tranquila, tomándola por la espalda—. Bajé a ocuparme de ese... —Lo susurra como si Poe y yo no fuéramos a escuchar entre ese denso silencio—: de ese cadáver como Damián me pidió. Y me encontré con los que vienen de otra dimensión. ¡¿Ya lo sabías?! ¡Es increíble!
—Ah, ya veo que te pusieron al corriente. —Tate nos mira por encima de ella, aunque su mirada se detiene un poco más en Poe. Creo que sospecha algo, y que se lo va a decir, pero en su lugar baja la mirada hacia Archie, ya que ella es mucho más bajita que él. —Pero mira, estás toda manchada de sangre, ¿lo sabías?
—¡¡¡¿Qué?!!! —Su chillido de horror resuena en todas las celdas.
—Sí, ¿no te habías dado cuenta? —Tate la mira con preocupación.
Pero el espanto en la cara de Archie es tal que hasta me parece que se pone pálida.
—Oh no... —Con lentitud alza las manos. No entiendo por qué, pero le tiemblan. Se las mira. También están cubiertas de sangre seca. Al procesarlo, su boca se abre con más terror—. ¡¡¡No, no, no, qué asco, qué asco!!! ¡¡¡Debo ir a bañarme!!! ¡¡¡Estoy sucia, estoy sucia!!! —chilla de forma inesperada.
Entonces sale corriendo por el pasillo y sus veloces pasos se alejan con desesperación. Y ahí se va el apoyo que Poe quería obtener.
De todas maneras estoy... anonadada. Bueno, ni siquiera sé por qué. ¿Tal vez porque vi cosas horribles, pero aquí lo son el doble por el mismo hecho de que todo está al revés? ¿O sigue siendo efecto del choque dimensional? Eso espero...
—Espero que no le hayan dicho mentiras, porque si se entera de que lo son, nada los va a salvar —nos dice Tate, nada sorprendido por la escena de Archie, de seguro porque están acostumbrados a eso, ya que es obvio que aquí también tienen una relación a pesar de sus géneros invertidos.
—Ah, no, no, solo dijimos pura verdad —asegura Poe en un intento de seriedad respetuosa—. Además, es agradable. Nos trató muy bien.
Qué mentiroso.
Aunque ya está predispuesto a que tenemos que salvarnos como sea. Si ha perdido la oportunidad con Archie, deberá intentar lo que sea.
—Escucha, Tate, antes de que hagas algo, quiero explicarte que nosotros... —añade. Solo que Tate niega con la cabeza y lo interrumpe:
—Yo no haré nada, pero Damián y Verne sí, así que guarden las explicaciones para ellos, porque los llevaré a verlos ahora mismo. ¿Están listos?
-----
9/9 ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro