14
¿Qué harías con una criatura que se ha ingerido como mínimo media taza de azúcar procesada?
La paciencia no es lo mío. Y para cuidar a los niños, hay que tener mucha paciencia. Hasta el día de hoy no sé como he logrado soportarla.
—¿Por qué siempre pones los ojos en blanco? —Tira del borde de mis jeans—. Jess, tu novio me ha quitado los dulces. Dile algo.
—Finn, llévate los dulces —La demonio saca su labio inferior y hace una rabieta sobre las baldosas. Estoy a punto de poner una película de disney y esperar a que me acompañe. Como siempre. Sin embargo, Finn tiene otros planes para callarla.
—Wendy —Le acaricia la cabeza y ella se enoja porque le quitó los dulces—. Si comes más dulces, se te caerán los dientes.
—Tampoco soy tonta. Y no se caen, se llaman caries.
Reprimo una carcajada y Finn se divierte. ¿Acaso nunca se molesta?
—Entonces debes saber que mucho dulce es mucha caries.
—Pero me gusta ir al dentista.
Ahora si me rio de su intento. Se endereza y no sabe ni como pararse. Una niña lo ha dejado sin habla.
—Wendy, trae a bolitas. Vamos a ver una película —la pequeña asiente obediente.
—¿Asi es como resuelves siempre?
—Sí, maratón de películas —cruzo el umbral de la cocina y Finn me pisa los talones.
—Hablas de una vida saludable, pero se quedan atascados en ese sofá por más de cuatro horas.
—Es mejor que las grasas y azúcar en exceso —pelo de la manzana y luego paso a otra.
—Déjame ayudarte —Me tenso cuando pasa por detrás y toma uno de los cuchillos para luego posarse a mi lado.
—¿Nerviosa? —Me provoca, y yo le doy un codazo en el estómago.
—No imagines cosas, Lamberg.
"No sientas, Jess, piensa".
—¿Si irás a la fiesta de Dawn? —inquiere mientras saca la punta de su lengua en una de sus comisuras y empieza a pelar la manzana.
—¿Estás en tu súper concentración?
—¿Me estás cambiando el tema?
—¿Se están coqueteando en la cocina? —pregunta Wendy con rastros de chocolate en toda su boca. Y al darse cuenta en lo que se ha metido por abrir otro paquete de dulces, corre y grita como si fuera un monstruo.
Maldigo el momento en que Finn Lamberg decidió alimentar a una niña con paquetes de azúcar porque ahora grita y canta por toda la casa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro