Capítulo Único
Llevaba una hora en casa. Encargó la cena, se dio una ducha, hizo unas llamadas y esperó su vuelta. Alba puso especial cuidado en la decoración del salón y del ambiente; hacía tiempo que Abel y ella no tenían una cena a la luz de las velas, solos, sin la sana intromisión de la familia o amigos.
No recordaba la última vez que se comportaron como una pareja, su vida se había vuelto monótona y predecible, casi unos meros compañeros de piso. Pero Alba estaba decidida a ponerle remedio. Se puso sus zapatos de charol rojo favoritos y una bata estilo quimono aun por estrenar. Se soltó el pelo y se pintó los labios, volvió a sentirse joven y sexy, y un tanto descarada al no llevar nada debajo.
Cuando escuchó el sonido de la puerta, se precipitó al salón para adoptar una pose despreocupada en el sillón.
-¡Alba, he llegado! ¡Me han regalado un...! –La observó, dejó lo que parecía un pastel sobre la mesa y se sentó. No habló durante un rato, solo se limitó a observarla de arriba abajo. Alba pudo leer muchas emociones y lo que averiguó la dejó helada. –Ven amor, deja que te bese.
Fue ahí cuando lo supo, nunca se trató de lo que le dijo, sino de lo que calló.
Se acercó a él necesitando un abrazo. Notó su hombro humedecerse, e injustamente lo aplaudió. Saber que lloraba, que le afectaba, ayudaba a su carga.
-¿Has estado con otra?
-No. –Todavía. Y ambos lo sabían.
Una persona que tenga mucho temperamento o se frustre con facilidad, no importa cuánto intente reprimir su carácter, porque tarde o temprano estallará. Es inevitable, está en sus genes. Lo mismo sucede con los hombres lobo.
-No es justo.
Hacía un mes que murió el Alfa, un mes en que rezó para que Abel no fuese su sucesor. Pero sus plegarias al parecer no surtieron efecto.
-¿Te repugno? –inquirió ella.
-No amor. Pero yo si lo haré.
El corazón de Alba se rompía porque sabía que era cierto. El Alfa de una manada nunca es el más fuerte o inteligente del grupo, ni se trata de un poder heredable como sucede en las monarquías. El Alfa es siempre el lobo más fértil. Nunca existen dos a la vez porque el instinto los impulsaría a matarse entre ellos por las hembras. Pero en cuanto desaparece el número uno el número dos toma su lugar.
-No lo sabía. –Le sostuvo la mirada para que viera que no mentía. –Alba, te juro que no lo sabía.
Ella le creía, había oído que la transformación era similar a la de un adolescente creciendo. Los huesos se dilatan, el pelaje crece más fuerte y a menudo y el macho se convierte en una bomba de hormonas sexuales. Los individuos son incapaces de prever, medir o frenar el proceso. Podría ser cualquiera, pero le tocó a mi pareja.
¡Qué iba a hacer! Por mucho que Abel se resistiera al final sucumbiría, su instinto de hombre lobo lo impulsarían a reproducirse con las hembras más fértiles y ella distaba mucho de serlo.
-Abel, quiero que me hagas el amor. No vayas a ningún sitio mañana, quédate conmigo. Si va a ser nuestra despedida, quiero poder tocarte toda la noche.
Si se sorprendió no lo dijo. La llevó en brazos hasta la habitación y la tendió con cuidado sobre la cama.
-Estás preciosa hoy...
-Tonto, eso es lo primero que deberías haberme dicho.
A Alba sus besos siempre le parecieron un oasis, pequeñas olas de presión que le transmitían paz y anhelo. Nunca se cansaba de besarlo, suponía, que porque sus labios parecían decir "bienvenida". En sus brazos se sentía en casa, protegida y amada, aunque no siempre lo recordaba.
Abel deshizo el lazo de la bata y sonrió con tristeza cuando la vio desnuda. La acarició reverente sabiendo que sería la última vez que lo haría.
-¿Alguna vez pensarás en mí? –detestó preguntarlo pero las palabras salieron solas.
-Alba, mi corazón siempre será tuyo.
Cuando la penetró lo sintió temblar con la cara enterrada en su cuello. Esta vez ella lloró con él. Lloró por todas las veces que se calló un te quiero, por las veces que no se atrevió a hacer una locura u olvidarse del qué dirán, lloró por cada día que lo colocó en un segundo plano, porque ya nunca tendría oportunidad de demostrarle lo importante que era en su vida. Y él tampoco.
Fin.
Es la primera vez que escribo algo de este género y me apetecía abordarlo desde una perspectiva dramática, no quería entrar en el cliché de un mate y una luna, en la que independientemente de los problemas que tuviesen como pareja uno sabe desde el principio que van a terminar los protagonistas juntos sí o sí.
Espero que os haya gustado. No dudéis en dejarme un comentario o un like. ^_*
Podréis encontrarme en mis demás obras. Un saludo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro