CAPÍTULO 29 GISELLE
Está sonando salsa, rayos soy mala bailando salsa, intento hacer lo mejor que puedo, pero es inútil perdí mi consuelo Isabella también.
La miró, y río todos gritan hora de quitarse otra prenda, suelto el botón de mi falda cae a mis pies y quedo en pantys, cuándo voy a sacarla de mis pies alguien me detiene levanto la mirada y mi peor pesadilla se hace realidad. Jürgen está mirándome cómo si quisiera matarme literalmente.
Los hombres siguen gritando, Jürgen sube nuevamente mi falda, se quita su chaqueta me la coloca y me carga en su hombro como si fuese un saco de patatas diciendo —¡tú vienes conmigo!
—¡Suéltame idiota! Maldito mentiroso, ¡déjame gritó furiosa! Levanto la mirada buscando a Isabella para buscar su ayuda, pero para mí desgracia ¡George la lleva también en su hombro.
Todos empiezan a abuchar, Jürgen los mira con esa mirada fulminante, Argenis viene hacía nosotros y Jürgen gruñe, —ni se te ocurra interponerte en mi camino bastardo o te mato con mis propias manos.
Yo sigo golpeando a Jürgen con todas mis fuerzas, pero es inútil este hombre no sé inmuta, ante mis golpes! —¡Oye no he pagado, gritó! —no te preocupes José se encargará de eso. Veo, a José que se acerca a nosotros, Jürgen le da su tarjeta, diciéndole necesito que pagues la cuenta y luego nos vemos en mi casa. El dice —¡si señor!
José me mirá, con esa mirada, triste.
Jürgen me baja, y me mete en su camioneta, en ese instante suena el teléfono de Jürgen el contesta, ya la tengo, ¿y tú? También okey no te preocupes dice Jürgen ya José, se va a hacer cargo de cancelar por lo que ellas consumieron.
Supongo que por la charla es George con quién habla, cuelga el teléfono, pero no dice nada.
—¡Déjame en paz! espeto, —¿Para qué? ¿para que puedas desnudarte en frente de todos? ¡Eso no te incumbe! Grito.
—¡Claro, que me incumbe —eres jodidamente mía,! ¡Te guste o no! —¡No soy un maldito Auto, digo el responde —claro que no, un auto, es funcional y no da tantos problemas.
—¿Qué dices patán? Gruño —¡Qué eres mi maldita mujer y si tengo que demostrártelo nuevamente lo haré, me quita su chaqueta —¿qué estás haciendo? digo
—demostrándote que tú desnudez sólo la puedo ver yo.
Arranca mi sostén, eres un imbécil, Rujo,
—cuida esa boquita antes que la folle, aquí mismo.
Luego, me rompe la falda —¿qué demonios? ¡dañaste mi falda maldito loco! ¿Piensas destruir toda mi ropa?
—Eso, tenías que pensarlo antes de hacer lo que hiciste, —¡Yo no he hecho nada! Aquí el único idiota mentiroso y bastardo eres tú.
Me besa y chupa mis senos, con lujuria subiéndome encima de él, yo mascullo entre dientes demonios Jürgen estamos en tu auto, digo! —¿y eso qué? Te dije que te iba a demostrar que eres mía , qué nadie más puede verte desnuda.
Abre, su pantalón y me sienta encima empieza a devorar mi boca y siento su pene completamente erecto, se baja el boxer y termino cabalgandolo me entrego a él, besandolo y mordisqueando su hombro. Rápidamente mi orgasmo me sacude él al sentirme, también se corre dentro de mí,
me baja con sutileza, colocándome en el asiento del copiloto, colocándome nuevamente su chaqueta y arranca el auto, yo me quedo dormida, cuándo despierto, estoy en la cama de Jürgen, —¿pero qué demonios hago aquí? Tocó mi cabeza ¡autchs me duele muchísimo! Pero el no está por ningún lado, cuándo veo el reloj son las seis de la mañana, demonios es tarde me meto corriendo, al baño me cepillo, y me ducho. Salgo del baño en toalla, al salir afortunadamente, Jürgen está parado esperándome.
—¿Dónde está mi ropa? Digo —La rompí, ¿cómo que la rompiste? ¿no lo recuerdas pequeña?
Al decir esas palabras los recuerdos de la noche anterior me golpean, —y ahora que voy a ponerme o quieres que salga desnuda al trabajo, ayer eso no te parecía un problema dice sarcástico, hoy no vas a trabajar quédate conmigo necesitamos hablar Me da una muda de ropa para bajar a comer luego te llevaré a tu casa dice para que busques ropa, bajamos, Alicia me saluda me alegra mucho verte de nuevo mi niña, dice ella sonrío y digo —yo también Alicia.
—¿Cómo están las niñas? Pregunta Alicia, muy bien —te preparé, un caldo de papas para que te sientas mejor que linda eres Alicia de verdad gracias. —No hay de qué mi niña lo hago con mucho cariño.
Comemos en silencio, pero Jürgen no deja de verme con esa mirada desaprobatoria, sé que no fue lo más inteligente haber participado en ese concurso de perder prendas, pero estoy cansada de ser la mojigata como dice Isabella, y Argenis pobre le dije que ni se le ocurriese opinar me siento mal, qué estoy haciendo no quiero seguir lastimando a Argenis él no se merece esto y menos cuando siempre está ahí para mí. Necesito aprender a no ser tan impulsiva no debo dejarme llevar por mis emociones, a pensar con detenimiento, aunque siempre he sido una mujer centrada a veces siento que ya no puedo más, me canso de ser fuerte a veces solo quiero dejar que me cuiden estoy exhausta solo de cuidar de los demás y que nadie cuide de mí. No ven lo que una madre soltera sufre, lo que tiene que callar o aguantar para siempre parecer fuerte delante de sus hijos, no entienden que nosotras también nos cansamos, nos enfermamos, nos deprimimos a veces no queremos ser fuertes solo deseamos que nos abrazen, nos hagan sentir protegidas y amadas. He pasado tanto años sola sin una muestra de cariño, que siento que cuando me la dan no soy merecedora de este y no me refiero al amor de mis hijas sino al amor en pareja, no quiero enamorarme porque no quiero sufrir, simplemente no puedo tengo que ser fuerte para mis hijas. En todo momento mi vida ha sido siempre vacía a pesar de siempre haber trabajado jamás he recibido amor, siempre los hombres que se han cruzado en mi camino solo se fijan en una cosa mi cuerpo, sólo admiran el exterior porque el interior a nadie parece ya importarle, Argenis es totalmente diferente siento que el me ve a mí, pero ahí va la ironía de la vida yo no puedo verlo como el quiere por más que lo intente y Jürgen sinceramente no sé qué es lo que siente, sé que quedamos en que es solo sexo aunque a veces me confunde y creo que es algo más, pero terminó dándome cuenta que yo soy la única idiota que pensaría que un hombre como él podría amar a alguien tan simple y además con dos hijas como yo, pudiendo tener a la mujer que quiera, como su ex prometida que no sólo es una mujer hermosa sino exitosa, muchos dirán que tengo problemas de autoestima, pero en eso también me han lastimado y me ha costado demasiado juntar los pedazos que hoy quedan de mí.
Jürgen me saca de mis pensamientos diciendo ¿estás lista para irnos?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro