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CAPITULO 16 JÜRGEN

Después de alcanzar el orgasmo, llevo a Giselle al baño nos lavamos, y la dejó con cuidado en la cama, le doy un último beso en los labios, cuándo su respiración se normaliza me doy cuenta que ya está dormida, la arropó con cuidado de no despertarla, acaricio suavemente su rostro, está noche no vas a huir susurro, me acuesto detrás de ella, y la aprieto a mi pecho, entrelazando nuestras piernas, no habrá forma de que te escapes, inhalando el aroma de su cabello me quedo dormido.
A las 5:30 AM suena el despertador, me levanto sin hacer ruido y me dirijo al baño, me cepillo los dientes, me ducho, al salir del baño Giselle ya está despierta, buenos días sonrío y ella me devuelve la sonrisa, ¿puedo utilizar el baño ahora yo? ¡Claro pequeña!
Empiezo a vestirme, me coloco un traje color gris oscuro, con una camisas blanca, Giselle sale del baño, y me dice puedes llevarme a casa por favor para cambiarme de ropa claro preciosa ¡pero antes dame mi beso de buenos días!
Ella se acerca a mí y yo meto mi lengua en su boca con ansias, ella termina el beso Jürgen se nos hará tarde, está bien pequeña suspiro está es la forma más maravillosa de empezar el día Ella sonríe, pero antes añado -tenemos que desayunar- ¡necesitamos recuperar la energía qué perdimos anoche!
Giselle me besa nuevamente los labios y se viste bajamos a la cocina donde Alicia, nos saluda con alegría, buenos días mis niños dice Alicia, ¡ya no soy un niño! Para mí siempre lo serás responde ella con dulzura!
Jürgen cariño te preparé unos sandwiches de queso amarillo, jamón lechuga, tomate, con un vaso de jugo de naranja y tú café Negro!
¡Gracias mi viejita respondo con cariño! Alicia le pregunta a Giselle qué desea y ella dice lo mismo que a Jürgen por favor Alicia, a diferencia del café Negro ¡el mío con leche! ¡Claro que sí mi niña responde Alicia!
Desayunamos y salimos, buenos días José buenos días señor responde él, vamos a la residencia de Giselle por favor luego a la oficina! Entendido señor.
Llegamos a casa de Giselle y ella entra rápidamente le digo te espero aquí ella asienta con la cabeza, en diez minutos Giselle ya está de vuelta .¿Cuéntame cuándo voy a conocer a tus niñas? ella responde ¡están en casa de mi mamá! ¡Mucho mejor así conozco a tu madre!
Ella se aclara la garganta y pregunta, -¿lo podemos dejar para el fin de semana? -¿Por qué? -Debo hablar con ellas primero, y decirles que van a conocer a un amigo. (Suspiro) está bien pequeña lo haremos a tu manera
José, a la oficina el auto arranca y cuando llegamos ella entra primero en el ascensor, marco el piso 7 dónde está nuestra sede y ella me susurra “no quiero que nos vean entrar juntos” -¿Por qué?, gruño -¿Te avergüenzas de qué te vean conmigo Giselle? -¿Soy muy viejo para tí?
—¡No!,¡no! Ella me toma de la mano rápidamente y con la otra agarra mi barbilla, me voltea para que la vea, —¡eres perfecto! me gustas demasiado, sólo, sólo.
—¿Sólo qué? ¡Giselle! ¡no quiero que nos involucren! -quiero que me traten con respeto por mi trabajo no sólo porque me acuesto con el jefe responde ella.
Aprieto los dientes y respiro profundamente, —Está bien pequeña pero no sé cuánto tiempo pueda mantenerme alejado de ti, y no quiero que alguien más piense qué eres libre e intente conquistarte porque en ese instante no dudaré un segundo en demostrarle a todos, ¡que tú eres mía! ¡sólo mía!.
Ella se ruboriza, sonrío, —Está bien pequeña, no te pienso presionar le doy un rápido beso en los labios y salgo del ascensor, ella sigue hasta el décimo piso y de regreso se queda en el piso de nosotros.
—Buenos días señor dice Laura, —Buenos días respondo- a mi oficina. -¡Si señor!, -Antes quiero un café con leche –Entendido, responde ella.
Al entrar a mi oficina encuentro a George, muy cómodo en mi silla. Gruño —¿qué haces en mi silla? ¡George! —Buenos días a ti también  ríe él. —¿Qué diablos haces en mi puesto si tú tienes tú propia oficina?. Rujo, —¡Es que tú nunca me visitas! Dice él con voz triste.
—¡George tu oficina está justo al lado de la mía, son exactamente del mismo tamaño la diferencia es que esa es tuya y está es mía gruño!
—Lo sé, lo sé, dice el. —¿Entonces que haces aquí? -Hay una oportunidad de adquirir unas instalaciones nuevas en Madrid España, son una gran oportunidad ya que el que las está vendiendo es un amigo mío y a un precio inmejorable. —¿Y por qué están a tan buen precio? pregunto escéptico. —Porque mi amigo se mudará a Inglaterra de forma definitiva y está liquidando las instalaciones.
—Ok. ¿Entonces vas a viajar cuándo?. A lo que George replica —¡oye acabo de regresar es tú turno! —¡No puedo, respondo! —Envía a Alfredo —no se puede dice —¿Porque?, respondo.
—Pues porque Angel Ramírez, no se reúne con cualquiera ¡Es tan arrogante como tú!
—¡Está bien iré yo! ¿Cuándo nos reuniremos? —mañana, responde George.

—¿Mañana? sí responde George, —está bien levanta tu trasero de mi silla, habla con tu amigo y dile que mañana a las 9 AM me reuniré con él. —Entendido jefe! dice en un tono burlón, a lo que respondo, —Sí fuese tú jefe ya te hubiese despedido.
El ríe y añade —¡eso es imposible! no puedes vivir sin mí, aunque fuese tú empleado nunca me apartarías de tu lado, Gruño, —Lo dudo eres peor que una piedra en el zapato. George sale de mi oficina con una sonrisa, no entiendo cómo puede estar riendo todo el día, es por eso que los empleados no lo toman en serio, refunfuño mentalmente.
Llamo a Laura por teléfono, —ven a mi oficina. Ella entra rápidamente —Si señor. -Necesito que prepares todo para  mí viaje me voy a Madrid, encárgate de todo quiero salir antes del mediodía, y dile a José que pase por mi casa, le diga a Alicia que me prepare una maleta para tres días y me la traiga lo antes posible.
-Resérvame un hotel en Madrid para mí llegada. Si señor. -Y el vuelo de regreso para el viernes. -Entendido señor.
No me quiero ir, pero no puedo dejar pasar esta oportunidad! Dije que iba a construir un Imperio, y no pienso detenerme hasta que en todo el mundo sepan quién es J.R&G.C.Asociados.
¡Soy JÜRGEN RASKOT y todo el mundo lo sabrá! -José llega enseguida a mi oficina con mi maleta y me entrega el boleto qué Laura le entregó a su vez. Salgo de mi oficina llamaré a Giselle luego no quiere que nos vean juntos. Salgo deprisa y me dirijo al Aeropuerto Arturo Michelena José me abre la puerta  me entrega la maleta y dice:  -que tenga buen viaje señor,
-Gracias José- por favor encárgate de llevar y buscar todos los días a la señorita Serven, no quiero que ande en esa moto.
-¡Si señor, por supuesto!. —Y le dices que tuve que irme a un viaje de negocios pero que vuelvo el viernes, intenté comunicarme con ella, pero no cayó la llamada de todas formas dile que apenas llegué a Madrid la llamaré, qué por favor contesté el Maldito teléfono. —Entendido señor responde rápidamente.
—Eso es todo José. Gracias, —a su orden señor.
Me dirijo a verificar la salida de mi vuelo y suena mi teléfono, -Dime George gruño. -Oye pero por qué tan agresivo, -¿qué quieres? Espeto. —Sólo quería desearte buen viaje amigo —gracias, respondo con un suspiro —¿Algo más? Pregunto —Sí, dice —¿Quieres qué me encargue de Giselle?.

—¡Mantente alejado de ella si no quieres que te parta la cara! Bramo. —Oye está bien Shrek, sólo era una pregunta!. —¡George estás acabando con mi paciencia! —¿Y cuándo la has tenido? Replica. -Ok, ok no quiero enojarte ya hablé con Angel Ramírez y mañana te verá a las 9:00 en el restaurante del hotel donde te hospedarás –Ok, cuelgo.
Me dirijo a la zona de embarque y subo al avión, me dirijo a primera clase me siento enseguida, llega la azafata. -En unos segundos despegaremos señor. -¿Puedo ofrecerle algo?, pregunta
A lo que niego con la cabeza, -Más tarde ahora sólo quiero descansar- La noche con Giselle me dejó agotado, y más qué despertaba cada hora para cerciorarme de qué está vez no intentara escapar.
Me quedó dormido enseguida, cuándo despierto han pasado 5 horas, ¡vaya realmente estaba agotado! La azafata al verme despierto pregunta. -¿Desea que llame a la camarera?. -Sí por favor. Pido una ensalada para almorzar y una Pepsi Cola, cuando termino de comer saco mi teléfono y empiezo a revisar mis Whatsapp. Sé que no tengo señal, pero tenía la esperanza que Giselle me hubiese escrito cuando abordaba el avión.
Llego a Madrid y ya es de noche, bajo del avión y recojo mi equipaje ya el taxista me está esperando para llevarme al hotel. Me alegra que Laura pensara en todo y no me haya dejado esperando.
Al llegar al hotel me dirijo a la recepción, -Buenas noches, saluda una chica morena de unos 27 años con una sonrisa, -buenas noches respondo de forma escueta, -tengo una reservación, añado. –Si, ¿a nombre de quién?
Jürgen Raskot. Busca en el computador y dice, —¡claro señor Raskot!, este es el número de su habitación, me da la llave. -Habitación 226 por el ascensor, y luego a la derecha señala
—Ok gracias, respondo subo hasta mi habitación es moderna con pisos de mármol, paredes blancas cortinas grises y muebles de cuero negros, una cama Matrimonial, una mesa  con frutas,  una TV de 42 pulgadas, WI-FI, y una baño de lujo con una hermosa bañera. ,Me cambio y me dirijo al baño necesito relajarme un poco para llamar a Giselle, espero esté despierta sino, pues será mañana que hable con ella.
Salgo del baño envuelto en una toalla blanca, y con otra seco mi cabello, llamó a Giselle, su teléfono repica pero no contesta, seguro está dormida suspiro. Bueno, será mañana que hable con ella, sólo quiero que está reunión no me tome mucho tiempo, y cerrar el trato, quiero irme lo antes posible. No quiero que el abogaducho, aproveche mi ausencia, para perseguir a Giselle.

De pronto suena mi teléfono, y pienso que es Giselle. Pero para mí sorpresa, es Katherine, mi ex novia -Aló digo escuetamente, —Hola Jürgen, susurra ella. –Hola, ¿que quieres?, respondo con brusquedad George me comentó que estabas aquí, en Madrid y quería verte  tomo nota mental “partirle la la cara a George por bocazas”.
No es una buena idea, replico. —¿Por qué?, responde ella? —Katherine no tenemos nada de qué hablar, ¿no tienes un novio español, al cuál atender? —Adolfo y yo terminamos dice ella.
—Lo siento digo con apatía de verdad estoy muy ocupado respondo.
—Jürgen por favor sólo quiero qué hablemos, ¡George me dijo qué tu reunión es mañana!. Gruño, —¿de qué quieres hablar? —Sólo quiero disculparme por lo sucedido con nosotros.
—¡Realmente no me interesan tus disculpas Katherine!, grito. —Por favor sólo está vez.
—¡Está bien! gruño, Nos vemos en el restaurante del hotel, ¿sabes cuál es?. -Sí, George me dijo en qué hotel te hospedas.
Me visto con un jean, una camisa negra deportiva, unos tenis y salgo de la habitación rumbo al restaurante. Al poco tiempo llega Katherine, con un vestido verde esmeralda, ceñido al cuerpo que le llega por encima del muslo, unas sandalias altas negras con tacón de aguja, su cabello negro liso qué le llega a la cintura, sus ojos verdes intenso y su boca rojo carmesí.
Sonríe al verme, yo la miro sin ningún tipo de expresión ya qué lo nuestro quedó en el pasado, al engañarme con su conquista española, que además era un Cliente mío, qué había ido a Venezuela para que le consiguiera unas instalaciones, para una red de tiendas de ropa íntima.
El mesero se acerca me pregunta si estoy listo para ordenar, asiento —traigame un vaso del mejor whisky que tenga -Enseguida señor, responde —Y tú, ¿qué quieres? preguntó sin ganas. —Un tequila, responde ella.
El camarero trae los tragos, y digo —habla rápido, no tengo toda la noche. Ella suelta un par de lágrimas,  —¿En serio? digo, no estoy para tu drama restallo además tus lágrimas no me conmueven.
—Jürgen por favor, ¡sólo escúchame!, yo no te quería engañar exclama. —¡Pero lo hiciste! rujo. —Lo lamento tanto llora, ¡no hay un sólo día en qué no lo lamente!. —no deberías tienes un hijo y jamás deberías arrepentirte. —lo sé, susurra ella, pero hubiese deseado que fuese tuyo. —Pero no lo es replico y tú tomaste tu decisión, así qué no vengas con arrepentimientos tardíos.
—¡Yo te amaba!, exclama ella. —Sí eso me lo dejaste más que claro digo con sarcasmo.
—Claro que sí, susurra, es sólo qué tú nunca me amaste  Yo jamás te mentí, gruño, no puedo amar, ¡y jamás lo haré! Estábamos comprometidos dice ella, porque tú lo quisiste yo nunca dije que quisiera casarme tú fuiste quién me lo propuso, pero tú aceptaste dice ella. Acepté más no sin antes advertirte que en mi corazón no había amor para tí, ni para nadie y aún así dijiste que no te importaba.
Pensé que con mi amor era suficiente, exclama sollozando, pero siempre sentí que no te importaba. —No quiero escuchar tus excusas, ya no me importa —pero a mí sí, dice con voz entrecortada —es demasiado tarde respondo. –Nooo!, llora ella, —Ya basta, a eso me has traído —no, susurra, quería decirte que vuelvo a Venezuela por una temporada, necesito alejarme un poco de aquí.
—Puedes hacer lo que quieras, respondo. –Jürgen, por favor quiero que me des empleo en tu empresa, añade. —¡Nooo! rujo, —¡por favor Jürgen no te voy a molestar!, prometo que será como si yo no existiera —con lo arrogante que eres lo dudo, replico.
—De verdad, lo juro, —está bien, respondo, ¡Pero sí me causas problemas, te largas enseguida de mi empresa!  Ella asiente —bueno tengo que irme adiós.

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