CAPITULO 14 JÜRGEN
Estoy sentado en la silla frente a mí escritorio, tomándome un Whisky en las rocas perdido en mis pensamientos, o mejor dicho pensando en lo atractiva qué se veía Giselle cuándo de pronto George entra a mi oficina cómo de costumbre sin llamar —¡como un maldito huracán!
A lo qué espeto —¿George, Jamás te enseñaron modales? —¿O en tu casa no habían puertas sino cortinas?. Él sonríe cómo siempre, —claro qué habían puertas, pero tú eres mi amigo no es necesario qué llame! Suspiró —¡jamás cambiarás!
—Ajá picaron no me habías dicho nada, mientras yo me partía él lomo en nuestras cedes tú aquí pasándolo de lo lindo con Giselle, y yo no he podido ver a Isabella porque me tienes trabajando día y noche cómo esclavo.
—No seas dramático, tú sólo das órdenes y supervisas respondo! A lo qué él sonríe diciendo, pero es bastante agotador. —sí cómo digas ¿cuéntame está todo solucionado? —Sí cómo siempre, soy muy eficiente en mi trabajo. —Sí no lo fueras no serías mi socio eso júralo.
Bueno, —¿cuéntame cómo lograste qué Giselle viniese a trabajar para nosotros? Mmmms suspiro —no fue nada fácil, estaba trabajando en una farmacia específicamente con Eduardo Álvarez, ¿lo recuerdas? —¡Claro que sí ! —Bueno fui a visitarlo y lo convencí de qué despidiera a Giselle! —¿Qué, qué? ¿Te volvíste loco? —¿Y cómo reaccionó Giselle?.
Bueno pensé qué me llamaría, pero pasaron tres días y nada hasta qué se apareció aquí en mi oficina vuelta una fiera me grito, estaba totalmente descontrolada qué por qué lo había hecho qué si estaba loco.
George suelta una carcajada, hasta ahora se viene a dar cuenta qué eres un maldito demente. —George, gruño!— Está bien, está bien, continúa. —Le dije qué ella merecía un empleo mejor qué allí solo estaba perdiendo su tiempo, pero ella no parecía escucharme le ofrecí trabajar para nosotros en el puesto de recursos humanos con mejor paga por supuesto.
—¿Y cómo lo tomó? —bueno a regaña dientes aceptó!, la invité a cenar y me dijo qué ya tenía planes! Luego le pedí a José qué la siguiera cuándo la viera salir de su residencia.
Cuándo supe a dónde iba a estar, llegué y la encontré cenando con su Abogado! El muy imbécil tenía su mano sobre la de ella, me pare frente a su mesa, ella retiró su mano rápidamente y se quedó mirándome desconcertada, no sé imaginó qué yo aparecería allí.
Pregunté ¿interrumpo? a lo que él contestó que sí. Le dije qué no le preguntaba a él si no a Giselle, pero ella no contestaba nada estaba petrificada al verme, luego por fin me respondió me dijo qué él era su Abogado.
Pregunté qué por que diablos la tocaba que sí así trataba a todos sus clientes! Él me dijo qué eso no era mi problema, no pude contenerme y lo golpeé en la cara.
—¿Qué? Ríe George de forma descontrolada, a lo que yo digo —¿en serio George? ¿seguro qué tú también te quieres burlar de mí? —No, no, ¡por supuesto qué no! Sólo qué no imaginé verte dando golpes en un restaurante. —Tú que eres tan controlado, me sorprende que hayas reaccionado así; literalmente eres una panela de hielo con tus emociones. ¡Sí es qué las tienes! ríe George —no me tentes digo.
—Para nada querido amigo, estoy sólo escuchándote responde con ironía. Bueno el hecho es qué le dije qué dejara a ese imbécil ahí, qué se fuera conmigo y me rechazó la muy necia dijo qué yo no le decía qué hacer y se fue con ese idiota.
Por eso no pensé qué hoy vendría, esa mujer es totalmente impredecible! —Hace lo qué le da la gana, ,George añade —y debido a esa actitud estás botando la baba por ella.
—George! Gruño —¿qué? Responde de manera escueta, tengo toda la vida conociéndote y jamás te había visto actuar así con ninguna mujer. Después de estar con ellas las desechas cómo los platos de cartón, qué sólo usas una vez.
—Con Giselle te veo desesperado! El cazador termino cazado, no digas idioteces —no estoy enamorado George tú muy bien sabes qué yo perdí la capacidad de amar el día del accidente de mi familia! —Lo sé susurra, pero deberías dejar qué Giselle derrumbe esas fortalezas qué creaste alrededor de tu corazón amigo.
—No! gruño jamás lo haré, el amor sólo nos hace débiles y jamás volveré a ser débil, nadie va a hacer qué vuelva a experimentar dolor. ¡Mis debilidades murieron junto con mi familia.
—Entonces deberías dejarla ir, —¿qué diablos dices? ¿te volviste loco? Ella es jodidamente mía Rujo. —Sólo, la vas a lastimar ella ya ha sufrido bastante —¿Y tú cómo sabes eso?
—Isabella me lo dijo espeta! Ella es dura por fuera, pero es porque es una mujer íntegra, aúnque no estaba enamorada de su esposo siempre lo respetó, a pesar de qué el imbécil siempre la engaño, por lo qué me contó Isabella ella sólo estuvo enamorada una vez y fue un amor platónico.
—¿Platónico? Replicó, sí ella y el hombre del qué estaba enamorada nunca tuvieron nada, ella era muy joven el siempre la cuidó, protegió, y aúnque había química entre ellos, él siempre la respetó, ya qué la diferencia de edades era bastante y por lo qué sé, fue la única vez qué se ha enamorado.
¡Todos necesitamos sentirnos amados alguna vez, en la vida Jürgen —¡estás hablando cómo mujer George! ¿No me digas que tu si estás enamorado? Claro que no, dice George, pero Isabella es diferente a Giselle ella y yo estamos claros en que ambos solo necesitamos sexo.
—Giselle dijo lo mismo añado, —no lo sé Jürgen, pero no creo que ella sea de esa clase de relaciones. Isabella dijo que eres la primera persona con la cuál se involucra después de muchos años, en cambio Isabella ha tenido varias relaciones como esta. —¿ Y eso cómo lo sabes? Bueno porque Isabella y yo nos tenemos la confianza de ser sinceros y somos igual de prácticos, creo que por eso no me he aburrido ya que ella es una chica totalmente liberal, no me presiona, no me busca y no parece interesarle si salgo con otras o no.
Me quedo, en silencio en mi oficina, mientras George sale de ella suspiro, tengo qué mantener mi control no voy a enamorarme de Giselle, ni de ninguna otra mujer! —Eso jamás va a suceder gruño!
Sacándome de mis pensamientos Laura me llama, contestó el interruptor de mi oficina y digo —¿sí Laura? ella responde —¿señor quiere qué le ordene el almuerzo o va a salir a almorzar afuera?
Yo respondo —por favor pídeme arroz chino, con camarones, lumpias, chop-suey, pollo agridulce , con dos pepsi, raciones completas qué sean suficientes para dos personas por favor, —sí señor —y por favor dígale a la señorita Serven qué la estoy esperando en mi oficina de inmediato. —Entendido señor dice ella.
Sé qué lo qué me dijo George debería haberme persuadido de alejarme de Giselle, pero no puedo mejor dicho simplemente no quiero ella me tranquiliza, pero a la misma vez tenerla cerca hace qué quiera marcarla, poseerla, la fiera qué hay en mí la reclama, la desea sólo ella puede darme lo qué necesito.
Cada vez qué la veo sólo pienso en las mil maneras qué quiero follarla, atarla y darle placer, quiero qué me dé placer con esa boca impertinente qué tiene. —Qué se derrita ante mi toque, qué grite para mí, sus gemidos son todo lo qué deseo desde el momento en qué la poseí y ella lo único qué hace es huir de mí, pero ya no puedo más tiene qué ser mía o terminaré rompiendo su ropa apenas entre por esa puerta!
Salgo de mis pensamientos cuándo, escucho alguien tocar la puerta, —adelante digo cuándo levanto la vista, ahí está parada frente a mí, con esos hermosos ojos marrones qué me miran desconcertada.
—Laura me dijo qué necesitabas verme!
—Sí añado quiero qué almuerzes conmigo.
Ella suspira, —Jürgen no creo qué deberíamos almorzar juntos —¿Por qué? Pregunto.
—Ahora soy tú empleada y no quiero mezclar las cosas, yo sonrío y digo —sólo es un almuerzo ¿a qué le temés? Pequeña.
No dice nada, pero su rostro se ruboriza de forma inmediata, —tranquila susurro no va a pasar nada qué tú no quieras, sonrío maliciosamente.
Giselle me mira con recelo, pero al final acepta —está bien, enseguida llaman a la puerta.
—Adelante digo, entra Laura con el carrito de la comida que le pedí. —Está bien Laura gracias yo me encargo! —Con su permiso señor dice y se retira rápidamente.
—Esperó qué te guste la comida china espeto! Giselle responde —¡es mi favorita! No puedo evitar sonreír, la invito a sentarse mientras sirvo la comida para ambos. Ella susurra —no tenías qué hacer esto, —¿por qué no? ¿Acaso tú no comes? Pregunto, porque yo sí y mucho digo.
Ella sonríe me encanta verla feliz, su rostro es apacible y me llena de paz, suspiro
—bueno buen provecho, —gracias responde ella tímidamente, comemos en silencio no deja de observarme. Aunque no me molesta, al contrario me gusta que me vea, porque para mí es un placer contemplarla carraspeo y digo —¿qué tal tu día? Ella responde rápidamente —muy bien me he amoldado.
—¿Y el tuyo? pregunta ella. —He estado algo ocupado, pero ya todo está resuelto de la mayoría se ha encargado George. —Ah sí, lo ví está mañana y me comentó algo. —Giselle la interrumpo necesito hablar contigo —¿Y no lo hacemos? Responde ella sonríendo,
—lo qué te tengo qué decir no puedo hacerlo aquí, ya qué me advertiste qué no querías mezclar el trabajo con asuntos personales.
Ella ríe a carcajadas, —Jürgen no seas cínico espeta —¿Cínico por qué? pregunto —me invitas a comer a tu oficina, cuándo apenas hoy empezé a trabajar en tu empresa. ¿A caso haces eso con todas tus empleadas? Sacudo la cabeza de un lado a otro en señal de negación.
Bueno, me aclaro la garganta, lo qué quiero no puedo hacerlo aquí, aunque yo no tendría problema, pero por lo poco que te conozco creo que tu se a sí! Ella se ruboriza de inmediato.
Giselle espeto no te voy a permitir seguir huyendo ¡te necesito!
Me levanto rápidamente de la silla, la tomo del brazo la levanto y presiono mis labios contra los suyos, al principio la beso lentamente, pero poco a poco el beso se hace más intenso mi erección se nota enseguida presionándola contra la pared. —No aguantó un segundo más sin hacerte mía gruño, ella jadea en mi boca desatando la bestia qué llevo dentro, comienzo recorriendo su espalda bajo hasta sus glúteos, los apretó con desesperación y ella vuelve a gemir para mí, pero de pronto se suelta.
—¡Jürgen por favor aquí no! Dice con voz entrecortada, respiro profundamente intentando calmarme, para no tomarla aquí mismo encima de mi escritorio —está bien digo, pero no me hagas esperar más por favor, te espero a las 5:00 pm aquí en mí oficina para irnos juntos. Ella responde —no puedo vine en mi moto. —No te preocupes le diré a José qué se encargue de dejarla en tu residencia.
Giselle sale de la oficina dejándome completamente excitado, mi erección es difícil de ocultar me sirvo un trago de Whisky, necesito calmarme. George entra nuevamente a la oficina y dice —me voy temprano ya qué me has esclavizado, voy a recompensar a Isabella por todos los días qué me tuviste alejado de ella.
—Ya me lo imaginaba, no tenías qué venir a decírmelo digo.
—Lo sé añade, sólo quería hacerte saber qué mientras tú estás aquí como un ogro amargado yo estoy pasándola de lo mejor.
Cosa qué deberías hacer tú también Shrek, —¿como qué Shrek? —¡Sí eres igual de amargado qué Shrek antes de conocer a Fiona. —Y tú deberías de madurar ¿no estás algo grandesito para estar viendo películas animadas?
—¡Sí igual qué tú, pero realmente no me importa. Soy feliz y tú deberías verte las películas de Shrek y verás el gran parecido qué hay entre ustedes, es más sino te conociera creería qué es tu gemelo. —Idiota espetó, ve a ver dibujos animados gruño, —así lo haré, aparte de otras cosas qué por lo visto te están haciendo falta, dice señalando mi erección. —Demonios! Lárgate George, sino quieres qué te golpeé.
A lo que él ríe, —sexo es lo qué necesitas, no golpearme —George advierto o te vas, o te saco a patadas de aquí.
El ríe a carcajadas y sale rápidamente, no puedo creer qué sea tan infantil, no se ni cómo lo soporto gruño, a las 5:00 veo el reloj impaciente tomo mi chaqueta y me la pongo voy saliendo de la oficina, cuándo veo a Giselle aproximarse.
—¡Pensé qué me dejarías plantado, ella susurra —estaba dejando todo arreglado —¿podemos irnos? Pregunto ella asiente.
Salgo de la empresa con Giselle, y ya José nos está esperando en el estacionamiento a lo qué digo: José ella es Giselle la nueva Gerente de recursos humanos ella lo saluda y termino de decir bueno Giselle el es José mi mano derecha, el hombre de mi confianza el único hombre en el cuál puedes confiar ciegamente. Ella sonríe y dice un placer en conocerte José, igualmente señorita responde él.
—Bueno necesito qué luego de llevarnos a mi casa, vengas a buscar la moto de Giselle y la dejes en su residencia. —Sí señor responde —ah y otra cosa vamos primero a comprar algo de comer.
—¿Algo en especial señor? Miro a Giselle y le pregunto, —¿qué deseas pequeña? Ella dice —Una ensalada estará bien —¿sólo eso? —¡sí responde, entonces podemos prepararla en mi casa, ¡tengo todo lo necesario. José por favor directamente a mi casa. ,—¡Entendido señor!
Llegamos a mi casa y abro la puerta, adelante digo ella pasa y la conduzco a la cocina dónde se encuentra Alicia, la mujer qué ha sido como una madre para mí desde que perdí a mi familia, ella la que cuidó de mí y me amó cuándo mi mundo se derrumbó, cuándo no me quedó nadie más ella desde ese momento pasó a ser la madre que acababa de perder, mi consuelo, mi refugio en las noches de soledad. No sé qué habría podido pasar si ella no hubiese estado conmigo, siempre me ha tratado como si fuese su hijo y le agradezco todo ese amor incondicional salgo de mis pensamientos al oír en la voz de Alicia
—Alicia, —Mi niño llegas temprano dice con dulzura! —Si Alicia quiero presentarte a alguien.
—Giselle te presento a Alicia ella es como una Madre para mí le digo a Giselle.
—Un placer sonríe Giselle! Alicia sonríe de vuelta, —pero qué guapa eres espeta.
—Alicia puedes por favor prepararnos una ensalada —claro qué sí sonríe,
—¿cómo te gustaría? mi niña pregunta ella.
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