CAPITULO 11 GISELLE
—Ególatra ¿qué diablos te has creído? saldré con Argenis te guste o no.
—Argenis, ¿así con qué así se llama el imbécil qué te invitó a cenar?.—¡Sí! rujo y me voy de una vez, no pienso seguir perdiendo mi tiempo contigo aquí, — ¿perdiendo tu tiempo? Gruñe con ira. —Tú tiempo lo vas a perder es por preferir ir a cenar con ese idiota qué conmigo.
Salgo de su oficina furiosa y doy un portazo, tan fuerte qué todos los empleados voltean a verme. No me importa lo qué Jürgen piense, no es mi dueño, puedo salir con quién desee.
Además Argenis es mi abogado, lo conocí un día en que fuí a entregar un trabajo de publicidad para su bufete, él le había pedido a su secretaria que consiguiese alguien para darle una imagen más fresca a su bufete ya que su logo era un tanto soso, me encargue de hacerle uno nuevo y además me encargue de llevar las redes sociales de su bufete y hacerle publicidad oportuna el día que fui a entregar el nuevo logo, su secretaria me dijo que debía pasar y entregárselo a Argenis. Cuándo entré lo salude y el se presentó le agradó mucho mi trabajo, fue muy amable al punto de ofrecerme sus servicios para lo que necesitara. Le comenté mi situación y le dije que quería divorciarme lo más pronto posible el se puso a trabajar en mi caso y bueno ahora sólo estoy esperando que todo fluya para ser libre nuevamente, es por eso que hoy quedé de verme con él. Sólo quiero qué me diga cuánto me hace falta para ser libre otra vez, aúnque no puedo negar lo atractivo qué es Argenis un hombre alto, musculoso, varonil y con una voz qué derrite, suspiro lástima qué es mi abogado, , sólo quiero qué me diga cuánto me hace falta para ser libre otra vez, aúnque no puedo negar lo atractivo qué es Argenis un hombre alto, musculoso, varonil y con una voz qué derrite, suspiro lástima qué es mi abogado, —no quiero estropear nuestra relación con una aventura, aúnque está para comérselo.
Giselle ¡compórtate! actúas como una adolescente calenturienta, suena mi teléfono y veo el nombre de mi abogado, contesto —¡hola! Justamente estaba pensando en tí —qué honor responde con galantería, —¿a que horas pasas por mí? —a las 7, por eso llamé no quería qué me plantaras.
Claro qué no jamás lo haría digo sonriendo, —a esa hora estaré lista esperándote, me pondré guapa —¿más? Dice —creo qué eso es imposible, no utilices tu charlatanería conmigo río —no es necesario, no olvides qué soy tu cliente; —jamás lo olvidaría eres muy hermosa para olvidarse de tí dice con un toque de malicia.
—Está bien entonces nos vemos dentro de poco añade, —claro qué sí digo y cuelgo.
No dejo de pensar en Jürgen , no entiendo por qué hizo que me despidieran, sin siquiera preguntarme me desespera qué sea tan autoritario, pero a la vez me excita siempre me ha gustado un hombre posesivo, celoso, río —dirán qué estoy loca, pero me encanta la sensación de sentir qué causo todos esos sentimientos en un hombre.
En realidad me hubiese encantado aceptar su propuesta de ir a cenar, pero de verdad necesito saber cómo va el proceso de divorcio necesito ser libre para poder empezar de nuevo.
Salgo de mis pensamientos y me dirijo al baño necesito una ducha entro al agua tibia y me relajo, luego empiezo a enjabonarme, me depilo toda, no es qué piense tener sexo con Argenis, porque en realidad no quiero enredar las cosas, pero me siento más cómoda estando depilada es cuestión de higiene para mí.
Lavo mi cabello y salgo del baño, aplico crema con esencia de vainilla qué es mi favorita en todo mi cuerpo, es para humectar mi piel después del depilado; busco en mi guarda ropa y en realidad no sé qué usar jamás me han gustado los vestidos por eso nunca los uso.
Me decido por unos jeans blancos y una blusa sin mangas color rojo ceñida a mi cintura, qué me da una forma de reloj qué me encanta, uso unas zapatillas negras, no puedo usar tacones aguja debido a varias hernias discales qué tengo en mi región lumbo sacra.
Me pongo maquillaje ahumado, me encanta porque resalta mis ojos marrones claros y utilizo un splash de vainilla, qué es mi fragancia favorita seco mi cabello lo tengo corto en corte Bob, qué perfila mis rasgos y me hace ver más joven.
Cuándo estoy lista suena mi teléfono es Argenis, está en el portón del conjunto residencial donde vivo, los vigilantes cómo no lo conocen le negaron el acceso, —ya voy le digo.
No es necesario qué entres ya me dirijo allá, cuelgo el teléfono mis hijas están con mi mamá, las dejé para poder salir suspiro —espero qué todo salga bien.
Salgo rápidamente y lo veo, ¡wuao! no lo puedo creer ese hombre está buenísimo, estoy literalmente botando la baba, lástima qué es mi abogado pienso para mí sino ya estuviese devorándolo. —hola hermosa dice con una gran sonrisa qué me deja completamente en las nubes. —¡Hola guapo! Respondo Subo al auto es un Mazda 6 color plata súper bello impresionante digo, me encanta tu auto —y a mí me encantas tú dice él con picardía.
Me muerdo el labio y me sonrojo —Argenis advierto —¿qué? dice —no compliques las cosas —¿Por qué Giselle? suspiro —no quiero arruinar nuestra relación recuerda qué soy tu cliente.
Eso no importa espeta —¡claro qué sí!, además sabes qué me importas y no quiero qué nadie dude de tu profesionalismo añado, —no tienen porqué hacerlo dice —bueno mejor dejémoslo así por ahora ¿te parece? digo con una sonrisa. —Sé qué él no se dará por vencido y yo tampoco.
—¿Qué deseas comer me pregunta? —Sabes me encantaría comer sushi digo. —Bueno sus deseos son órdenes para mí bella dama. conozco un sitio qué te encantará añade con su blanca y perfecta sonrisa, la cuál me derrite. —Sí sigue sonriéndome de esa forma dudo qué pueda seguir manteniendo una relación estrictamente profesional con él.
Llegamos a un restaurante súper hermoso, pero es tipo terraza me encanta estar al aire libre, me siento más cómoda no es qué no me gusten los restaurantes lujosos, sólo qué soy de gustos más sencillos, me gusta lo simple.
Argenis pide por los dos cosa qué agradezco ya que sé que tiene un gusto exquisito, espero qué te guste lo que pedí añade con su voz sensual sonrío —sé qué me encantará, ¿y para tomar qué deseas? me pregunta un vino blanco me gustaría ¿y para tí? —también añade —perfecto digo.
Pide un vino blanco al camarero y mientras esperamos qué lo traigan dice: —me alegra qué hayas aceptado mi invitación. —Sonrío y pregunto —¿cómo va el proceso de divorcio? —Bien responde en un mes serás libre sólo estamos esperando por el tribunal.
Recuerda qué por las niñas es qué tarda un poco más, cuándo hay menores el proceso es un poco más lento, pero no te preocupes ya solo falta ir a firmar. —Suspiro es lo qué más deseo añado —lo sé dice con su hermosa sonrisa y me toma de la mano izquierda.
Yo con mi mano derecha tomo la copa de vino y bebo un trago grande, necesito fuerza para no ceder a este atractivo hombre qué está delante de mí. —Cuándo de pronto alguien carraspea frente a nuestra mesa.
Me giro para ver quién es pensé qué era el camarero, pero para mí sorpresa ¡es Jürgen!; -—¿Interrumpo? dice con un gruñido a lo qué me ahogo con el vino y toso.
Me suelto rápidamente de la mano de Argenis, y me quedo helada sin saber qué responder a lo qué Argenis responde de mala gana —¡sí! ¿qué se te ofrece? añade con cara de disgusto.
—Le estaba preguntando a Giselle dice altanero con sus ojos llenos de furia yo me atemorizo nunca lo había visto tan enojado, su rostro se ha transformado por completo sus rasgos se pronuncian, su rostro está completamente tenso por la situación. Salgo de mi asombro y reacciono rápidamente antes de qué estos hombres se maten por mi culpa y digo —¡hola Jürgen! —¿por este imbécil fue qué no quisiste salir conmigo? dice. A lo qué yo miro a Argenis sus ojos se enfurecen de manera inmediata y responde —¿a quién llamas imbécil?.
Y Jürgen espeta: —no hablo contigo idiota ¡estoy hablando con mi mujer! —¿Con tú mujer? Responde Argenis rápidamente —¡Sí imbécil! ¿eres sordo? reta Jürgen. —¡Yo no soy tú mujer! Replico —¡claro qué lo eres pequeña! me dice en un tono que no admite replicas.
Pero conmigo se equivocó, yo no soy de las qué se dejan intimidar por nadie y digo: —¡creo qué estás equivocado de mesa. A lo qué Jürgen frunce el ceño en señal de enojo sus ojos se vuelven negros de ira y mi corazón comienza a latir con tanta fuerza qué parece qué se va a salir de mi pecho.
—¿Giselle me puedes explicar qué está diciendo este hombre? Replica Argenis, a lo qué Jürgen reacciona y responde. —Mí mujer no tiene porqué darte explicaciones ni a ti, ni a nadie.
Yo abro los ojos sin poder creer qué Jürgen me esté haciendo esto. —¡Se pueden calmar los dos! digo exasperada. Primero qué nada Jürgen no puedes venir e interrumpir mi cena con Argenis, él es mi abogado. Jürgen casi grita —¿qué clase de abogado es? qué cuando llegué te estaba tomando de la mano.
—¿Eso haces con todos tus clientes? replica Jürgen iracundo. —Yo no tengo porqué darte explicaciones a tí replica Argenis furioso. ¡Tú no eres nadie! Espeta, a lo qué Jürgen enfurecido sé le lanza encima y le da un golpe en el rostro. —¡No! grito histérica Jürgen por favor detente, lo tomo por el brazo y susurro por favor no lo hagas digo con voz temblorosa.
Él reacciona y se aparta me acerco rápidamente a Argenis y veo como sangra su labio inferior. —Yo lo lamento digo muy bajo, no esperaba qué esto sucediera perdóname susurro.
Me mira con sus ojos aún llenos de furia y me dice —no es tu culpa cariño, sólo tienes qué ser más selectiva con tus amistades. Jürgen masculla entre dientes —¿qué parte no has entendido? qué no soy su maldito amigo.—Por favor ya basta rujo.
No quiero más problemas, sólo quería cenar en paz, pero veo qué es imposible. Argenis me ve y dice —¿quieres qué te lleve a casa? —¡Sí, por favor! añado. Jürgen se interpone y dice —él no te llevará a ninguna parte.
—!Tú no puedes decirme qué hacer! Digo y salgo con Argenis, llamamos al camarero él paga, saliendo lo más rápido qué pudimos. Jürgen se dió la vuelta con su mirada llena de furia y se fue, no sin antes decirme —¡te espero mañana pequeña y no llegues tarde! No querrás verme molesto ¡cosa qué aún no has visto! —¿Qué no he visto? Y eso qué pasó ¿qué demonios fue? —¡Eso no es nada! Añade con una mirada implacable.
Suspiro él se vá. Argenis y yo nos dirigimos al estacionamiento subimos al auto, él se queda en silencio y conduce sin voltear a verme, susurro —Argenis perdóname por favor, no sabía qué esto iba a pasar. Él me mira con una mirada dulce y detiene el auto.
Suspira y me dice —Giselle no estoy enojado contigo, sólo estoy confundido. —¿Confundido? repito —¿por qué?. —Por qué pensé qué serías más selectiva a la hora de estar con alguien más. —Yo no estoy con él replico sólo fué sexo añado. —Pero él no piensa lo mismo susurra —Mmmmm suspiro, de verdad no sé qué decirte porque desde el día en qué estuvimos juntos, no lo había visto sino hasta hoy temprano.
—No tienes qué explicarme nada, sólo quiero qué seas feliz y no vuelvas a encontrarte con alguien como tu ex marido.
—Él no es como él, pero de verdad tampoco quiero nada más, he estado suficiente tiempo sola nada más quiero paz y alguien que me haga sentir.
Me sonrojo al pronunciar esas palabras porque él me mira con ojos llenos de lujuria y sin más estrella sus labios con los míos, en un beso al principio suave, pero luego su lengua se introduce en mi boca acelerando mi pulso, realmente este hombre besa increíblemente, aúnque no siento lo mismo qué con los besos de Jürgen.
No quiero compararlos, pero es inevitable aúnque Argenis me acelera el pulso de forma incontrolable, Jürgen derrite cada parte de los muros de hielo qué he construido alrededor de mi corazón y saca a la fiera qué no sabía que yacía dentro de mí.
Me dejo llevar por sus besos, pero luego termino el beso de forma abrupta y carraspeo Argenis, no puedo hacer esto, más bien no quiero complicar nuestra relación espeto —tú eres mi abogado rayos no quiero qué pienses mal de mí.
—Nunca pensaría mal de ti, susurra y menos cuándo conozco tú historia. Sé el tiempo qué has estado sola. Desde qué te conocí me gustaste, no pude evitarlo y aúnque no suelo relacionarme con mis clientes, contigo no puedo evitar sentir esta atracción qué produces en mí, mi cuerpo se enciende cada vez qué te veo.
Me quedo atónita ante sus palabras, a lo qué digo —tú me gustas también, pero de verdad ahorita no creo qué sea conveniente involucrarnos no antes de qué sea completamente libre añado. —Él suspira y arranca el auto el trayecto transcurre en silencio.
Al llegar al conjunto residencial donde vivo él detiene el auto, se baja, me abre la puerta, me besa fugazmente en los labios y dice: —entonces esperaré qué todo haya terminado para qué decidas sí me quieres dar una oportunidad, a lo qué yo sólo asiento con la cabeza.
—Buenas noches preciosa dice en mi oído, —buenas noches respondo con una sonrisa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro