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Cap.56 Mamá

Narra Rin:

El salón principal estaba muy bien decorado, y la comida que servían se veía deliciosa. La luna iluminaba todo el lugar por los grandes ventanales, y, los candelabros contrastaban dando una luz tenue y cálida. Pero justo ahora no estaba en el salón, sino en los jardines. El clima no era frío y por eso me sentía muy a gusto. En este momento tenía en mis manos tres cosas importantes para mi. Lo primero, mi cuaderno de dibujo. Ese que había empezado a llenar desde hace apenas cuatro años y que por mi frustración había dejado de llenar. Lo observé detenidamente, estaba un poco dañado y mordisqueado por los ratones en las orillas. Afortunadamente no dañaron ninguno de mis bellos dibujos y notas. Meiko lo había estado conservando por alguna razón que desconocía, pero ciertamente, estaba agradecida por eso. El hojear las páginas de ese cuaderno me hacían ponerme muy melancólica, pero para nada triste. Si, fue un exitoso viaje, pensé. 

El segundo objeto importante, era ese delicado cuchillo. El cuchillo con el que Meiko una vez había matado a mi "antiguo yo" y con el que Len la había apuñalado. ¿Qué irónico, no? Después de todo teníamos que ser asesinados por la misma arma. Haku me dijo que me deshiciera de él, que lo escondiera, o simplemente, lo enterrara en algún lado. Aún estaba pensando que haría con este hermoso cuchillo.

Y el último objeto, mis preciosos pero manchados guantes. Los que me había regalado Len hace cuatro años, y que habían estado presentes en la muerte de mi amado Gakupo. Oliver hoy en la mañana me los había devuelto... Siempre que los veo, me pregunto, ¿Qué estarás haciendo, Gakupo? ¿Qué te ocurrirá en el cielo? ¿Qué pensarías si te digo que me enamoré de alguien más? ¿Te enojarás o estarás feliz? Ciertamente, creo que lo entenderás porque tú más que nadie sabes lo terrible que es estar solo...

-Hola -alguien me habló. 

-Hola -le respondí al chico rubio de ojos azules.

-¿Puedo? -me preguntó señalando al lado mío en la banca donde sobraba un espacio.

-Claro -le respondí con una sonrisa y él se sentó a mi lado- ¿Está aburrido ahí adentro?

-No, está bastante agradable. Solo que estar con tantas personas me da algo de pánico.

-Si, a mi también.

Len me volteó a ver, pero luego desvió su mirada a los tres objetos antes mencionados.

-¿Qué piensas hacer con eso?

-El cuaderno planeo quedármelo. Haku me dijo que el cuchillo debía desecharlo.

-¿Y qué hay de los guantes?

-De hecho, no sé que hacer con estos -hice una breve pausa para mirarlos- Len, ¿tú que piensas que debo hacer con ellos?

Len se acomodó en su asiento y volvió su mirada a la luna.

-Eso dependerá de ti. Será lo que tu creas conveniente. Depende de si quieres seguir aferrada a el pasado o continuar en tu futuro. 

-.... Ese es el problema. No sé que debo hacer...

-Entonces busca una solución. Pero si sigues mirando al pasado tu presente se volverá complicado y tu futuro se tornará obscuro.

Len se levantó y me ofreció su mano.

-Volvamos adentro, la fiesta terminará pronto y no pienso irme sin haber bailado contigo.

-Oh, si -dije sonrojándome y aceptando su gesto tomando su mano tan cálida. Una mano preciosa que tenía unas cuantas quemaduras...

Narra Len: 

Ahora mismo sentía mi corazón latir como un loco. Enfrente de mi, se encontraba Rin tomando mis manos bailando recargada en mi pecho. Me alegraba que ella estuviera bien, y me alegraba por fin, después de tanto tiempo poder sentir el calor de sus bellas manos sin el riesgo de que alguno de los dos muera. Por fin, todo tenía un brillo... 

Pero mi cuerpo se estremeció al sentir humedad en mi pecho. ¿Rin, estás llorando? ¿No te sientes feliz?

-Rin... ¿Estás bien?

-Estoy de maravilla -se dejó de recargar en mi pecho y esta vez me miró a la cara. En su rostro había un magnífica sonrisa, bañada en lágrimas.

-Entonces, ¿por qué estás llorando?

-Estoy llorando porque me siento feliz de estar aquí contigo.

Sonreí mucho al escuchar esas palabras y continué abrazándola. Definitivamente, esto era lo que esperaba toda mi vida. Rin era mi futuro tan anhelado. 

Narra Lenka:  

La fiesta estaba tranquila, y los invitados platicaban con nosotros. Todo el pueblo había sido invitado, al igual que el rey de el país vecino con el que habíamos tenido tantas disputas. Pero ahora, todo se solucionaría. Yuki había prometido regresar a la alianza comercial de hace casi dos décadas y renovarla un poco. También prometió devolver el territorio que tomaron de Oppidium a ellos mismos. Mientras tanto, Rinto, Len y yo habíamos quedado en quedarnos aquí, Haku quería irse a vivir a la cabaña donde últimamente vivíamos todos junto con Kaito, Miku y Kiyouteru. La única que faltaba en decidirse a donde ir era Rin. La entendía porque no era para nada fácil decidirse en su posición, hasta yo me sentiría igual o incluso peor. 

-¡Ahhhhh! -el grito resonó por toda la habitación. Esa voz se oía de una mujer mayor. Busqué el lugar de donde provenía el grito y me llevé una gran sorpresa al ver a una joven muchacha de pelo rosado intenso con dos coletas extrañas saltando alrededor de Haku, mientras las dos se abrazaban. 

-¡Estoy tan feliz de verte de nuevo Teto! -le que habló fue Haku, que se veía estaba bastante alegre.

-¡Yo igual la extrañé señorita Haku! -la chica de pelo extraño (que yo creía se llamaba Teto) le respondió de igual manera dando pequeños brinquitos de alegría.

Miré detrás de ellos y habían unas personas desconocidas para mi, un hombre de pelo verde, otro pelirrojo, y personas de todo tipo, que no eran muchas, tal vez unas diez. Mi piel se erizó al ver una cara conocida entre todas esas, una mujer pelirrubia de ojos azules muy parecida a mi. Inmediatamente corrí a donde estaba, y ella al verme me extendió los brazos.

¡Mamá! -salté en sus brazos con lágrimas de felicidad resbalando por mis cachetes. 

-Oh, mi querida Lenka. Te eh extrañado mucho -mi mamá igual tenía sus ojos llenos de lágrimas y acariciaba mi cabello con sus manos.

-Pensé que nunca volvería a verte mamá. 

-Mi querida niña, yo también pensé que no te vería nunca.

Mamá hizo una pausa y me miró a los ojos. Luego miró a su alrededor como buscando a alguien.

-Querida, ¿Dónde están tu padre y hermanos? Quiero verlos también.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo... ¿Cómo le diría a mamá que mi papá se había muerto?

-Mamá.... Papá está... Papá hace algunos años murió. 

Mi mamá agachó la cabeza y luego la vi llorar.

-Mamá por favor no llores... Rinto y Len también están aquí.... Se alegrarán cuando te vean.

-¿Tu has cuidado de ellos por tu cuenta? -me preguntó lagrimeando.

-No... Los tres nos hemos protegido mucho.

-¿Papá los cuido en mi ausencia?

-Si, y lo hizo de maravilla. Mamá, debes estar orgullosa de papá, dio lo mejor que pudo y nos enseñó muchas cosas. Pero ahora tu estás aquí con nosotros, y podremos hacer muchas cosas divertidas.

Mamá se secó las lágrimas de sus ojos y me volteó a ver con una sonrisa de oreja a oreje.

-Eso es cierto. Lenka, llévame con tus hermanos por favor.

Narra Len:

Llamó mi atención un disturbio en cierta parte del salón, y un grito proveniente de algún lado.

-¿Escuchaste eso? -Rin se dejó de recargar en mi hombro para decirme eso.

-Si.

Los dos dejamos de bailar y caminamos a donde provenía el sonido. Caminamos tomados de las manos hasta llegar al sitio, y ahí mi cara de sorpresa no pudo ocultarse. Vi a varias caras conocidas, el hermano mayor de Miku, Mikuo, la mujer que nos atacó en la aldea Yatsaki que odiaba a las personas rubias, y una mujer de la que su cara solo la recordaba por los retratos...

-No puede ser... Eres -me acerqué a la mujer rubia que estaba de lado de Rinto y Lenka y ella sonrió al verme con los ojos llorosos.

-Mi querido hijo -mi madre me abrazó fuertemente- Cariño, te extrañé demasiado ¿Cómo has estado? 

-¿Mamá? ¿En serio eres tú? -mis ojos estaban mojados por las lágrimas.

-Soy yo Len... Soy mamá.

-Viniste por fin mamá. ¡Por fin recuerdo tu cara!


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