Regalito de mi parte para el cumpleaños de jessy88g no es un Ship que me encanta pero a ti si, así que espero te encante.

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Ambos se miraron en silencio, las órdenes se les habían dado de forma clara, aceptando a duras penas las indicaciones otorgadas sin poner objeción alguna por parte de Aioria.

DeathMask mantenía una expresión tranquila, sonriendo casi agradecido de tener está oportunidad, guiñándole el ojo a Aioria cuando se reunieron para salir.

Hubo silencio entre los 2 por un largo rato, el Santo de cáncer caminaba tranquilamente al lado del león mientras esté se mantenía en una situación defensiva. DeathMask esperaba que no se quedará así todo el tiempo pues la misión iba a tomar sus días. Ósea, varios días juntos. Por una parte lo entendía, quiso esperar a que el dijera algo pero el ver qué estaban sin nadie alrededor, simplemente aprovechó.

— ¿Y no me vas a decir nada o vas a dejar en claro que solo aceptaste porque opciones no tenías? — Socorronamente le dijo, acercándose peligrosamente al espacio personal del León dorado. — Preferiría no estar callado enteramente en todo este trayecto.

— No tengo nada de qué hablar. ¿Tu si?

— ¡Ahora que lo mencionas! Creó que hay un tema del que me gustaría arreglar cuentas, o ¿En serio lo olvidaste? — Rodeando el hombro del león con su brazo le dejó saber. Acariciando levemente su pectoral, incomodando al león.

>> Tienes estos músculos más grandes de lo que creí ahora que lo veo bien. La verdad me considero afortunado que el patriarca me eligiera para ser tu compañero.

— No estoy de humor para tus bromas. — Con su brazo lo empujó en fastidió, su rostro había quedado enteramente rojo por la vergüenza que le provocaba todo el asunto, DeathMask se llevó la mano tras la nuca. Siguiéndole el paso tras eso.

— Creí haber dejado claro que no estaba jugando.

Aioria suspiro. Habían pasado ¿Cuántos? ¿Casi 2 años?

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Había dejado los coliseos ese día, observando gratamente los entrenamientos del futuro Santo de pegaso. Algo, casi de rutina si se permitía admitirlo. Sus intenciones eran volver a su templo.

A diferencia de otras veces, por esta ocasión DeathMask se paró frente a él. Apuntandolo con su dedo, el ambiente del templo rápidamente se formó tétrico. Aioria, aunque sorprendido no le dió el gusto de verlo intimidado.

— ¿Paso algo, cáncer?

— Nada que te tenga que preocupar, gatito. Solo que por está ocasión quiero un combate contra ti, si tú deseo es pasar por mi templo.

— No tengo por qué hacerlo. ¿Con que derecho me lo pides?

— Y yo diría que tampoco tengo que darte explicaciones, pero mis intenciones son dartelas si me ganas. — De un chasquido hizo levitar la Armadura de Leo hasta sus pies, apoyando su pierna izquierda sobre la caja.

>> Primera misión: Recuperar tu armadura. — Reto. Ya sin opciones, Aioria tomo iniciativa para el primer ataque.

Apretando su puño lo extendió en su “Lightning Plasma” un golpe directo que hizo retroceder al cangrejo. No obstante, cuando estaba por reclamar nuevamente su armadura DeathMask la atrajó hacia si mismo.

Siempre se le olvidaban las habilidades psíquicas del cangrejo. Tendría que cuidarse mejor mientras esté con el cuerpo al descubierto.

Apretando fuerte los dientes, de un momento a otro sintió su cuerpo paralizado, DeathMask lo había atrapado en sus ondas infernales acercándose lentamente a él.

Aioria se quedó esperando que tardo en llegar. Golpeándose la espalda contra la pared, no obstante, no fue suficiente para dejarlo derrotado. Su cosmos brillo de forma que fue visible, extendiendo su puño en un fuerte golpe. Nuevamente, haciendo retroceder a DeathMask.

— Eres muy bueno defendiendote, sería una lastima que no. — Palabras que cobrarían otro sentido más adelante.

El guardian del cuarto templo alcanzó a detener el puño del León dorado, forcejeando en esa posición.

>> En el pasado llegué a sugerir muchas veces matarte, pero en este momento me estás haciendo agradecer que nunca me hicieran caso. — Aprovechando que tenía su rostro muy cerca del suyo, sonrió. Mientras se alargaba el combate más lo disfrutaba.

En medio del forcejeo Aioria logro impactar su relámpago de voltaje en el pecho contrarió, bandole el momento para tomar su armadura. El león dorado rugió fiero, empezando un combate cuerpo a cuerpo contra el cangrejo.

El tiempo se perdió entre cada golpe que intercambiaban, DeathMask quedó plenamente satisfecho.

— Espero que hasta aquí haya quedado, porque no me interesan tus juegos.

— Lastima. Yo quería jugar contigo pero en mi cama.  — Declaraciones que lo tomaron desprevenido.

— Ya me hiciste perder tiempo, no estoy de humor para tus juegos. — Molesto sé quiso ir, pero DeathMask no lo dejo, colocando su mano en su pecho, volteando su cuerpo para verlo a la cara, tomando su mentón.

— No estoy jugando. ¿Sabes? Eres de los más lindos acá, una lastima lo de tu hermano pero no pude pasar por alto todo lo que hiciste. Una experiencia deprimente, estando rodeando de almas puedo entenderlo, pero un corazón dorado poderoso, y yo respeto a los fuertes. — De forma rápida beso su rostro, siendo golpeado al minuto siguiente. — Espero me vez una oportunidad pronto, y gracias por no decepcionarme.

— Estás loco. — No podía creer lo que escuchaba. DeathMask simplemente se encogió de hombros dejándolo irse.

¿En serio le gustaba? ¿En serio esa era su forma de demostrarlo? Mucho que procesar. Después de eso no faltaban indirectas o ligeros coqueteos del Santo de Cáncer hacia él.

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Suspirando con pesadez. Aioria no tuvo más opcion que responder.

— No creó que en serio te guste. ¿En serio esperas una relación conmigo?

— Bueno, supongo que es normal que pienses así, tampoco ayuda que me hayas evitado. Por eso he sido generoso en solo dejártelo saber, pero mis intenciones no han cambiado.

— Es difícil de procesar ¿Bien? Siempre has sido tan desquiciado, ¿Que me iba esperar yo algo como eso?

— En primera: No sé porque les parezco lo peor, la mitad del tiempo solo hago mi trabajo, ni que fuera el único que ha matado en el Santuario. Allí tienes a Mu con trampas para que cualquier inocente muera o Shaka en sus misiones, no tiene ninguna cara de santo.

>> En segunda: Entonces aprovechemos que estaremos solos un rato para cambiar eso. Dame la oportunidad. — Le extendió su mano, Aioria se le quedó viendo. Suponía qué no perdía la gran cosa.

— Espero no me decepciones entonces, parece ser que a ti te interesa la fuerza en una posible pareja. Pero a mí no. — Tomo su mano del cangrejo sonrió triunfante.

— Descuida, que tengo más requisitos en quien llame mi atención. — Besando la mano del león le dejo saber. — No puedo esperar a besar tu boca, y debajo de esa camisa también.

— No me hagas querer arrepentirme por favor. — El cangrejo rio. Aún tenían que viajar y atender cierta misión, pero en el tiempo que quedaba podía aprovecharlos muy bien.