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8. Broken body.

Hi~ Un poco tarde porque como saben, agosto es mes de dínamica y hay una trama que me está haciendo ojitos así que ando viendo si alcanzo a sacar algo. Pero por julio seguiremos con actualizaciones semanales por estos lares~ Les refuerzo harto las advertencias, como siempre y seguimos con Eiji.

Espero que les guste.

El entumecimiento regresa en ciclos de dolor, es una ópera in crescendo en donde él es actor, público y al mismo tiempo director pero a diferencia de esos ostentosos espectáculos a los que Blanca tiende a llevarlos cuando está de buen humor, acá no puede irse, está forzado a soportar hasta que se acabe el show e incluso más allá sabe que quedarán secuelas.

Eiji se hace un ovillo en la ducha, arrastra sus rodillas hacia su pecho volviéndose aún más ínfimo, su cuerpo tirita, tirita y tirita, no hace frío, aunque no siente la calidez de la regadera vislumbra a su piel enrojecida por las gotas casi como si fueran lágrimas de magma en una erupción volcánica, hay vapor recubriendo el baño y la capa es tan gruesa que apenas logra percibirse sobre la cerámica y los olores florales que tanto adora Yut-Lung, es lo mejor, dice para sí mismo, si mirara su cuerpo probablemente volvería a vomitar. Es que ese hombre lo rompió. Trizas. Fragmentos. Lo volvió la mitad de esa sombra que ya era y de esa mitad no quedó ni siquiera una milésima. Teme que no se salvó nada de sí mismo.

—Mierda.

Eiji es consciente de que se ha convertido en una versión más jodida de su pasado, lo supo del minuto que le pidió a Blanca que lo acogiera bajo su ala, sin embargo, su cuerpo...su cuerpo sucio con sangre.

Su cuerpo hecho máquina asesina.

Su cuerpo tomado.

Destrozado.

Es hipócrita ¿cierto? Pasó innumerables noches consolando a Aslan y hablándole sobre un futuro en dónde sí existía una recuperación cuando él no se puede parar a sí mismo aun si ha pasado la semana entera encerrado ¿por qué? ciertamente no es la primera vez que lo tocan ni la primera que mata al entrar en pánico, pero sus ojos escuecen. Pero sus ojos escuecen y mira todas las marcas que quedan escritas en su piel. Pero sus ojos escuecen y sus muñecas están rojas ¿acaso lo forzó o fue esa corbata que usó para amarrarlo? Sus piernas están llenas de magulladuras, hay mordidas en su pecho, cadera y cintura, hay marcas oscuras envolviendo su cuello igual que un collarín porque debió enrabiarse al verlo tan ido e intentó despertar alguna reacción, hay un flash grabado en sus pupilas ya que además de todo le tomó fotografías. Y duele. Todo duele un poco.

No es la primera violación. Ni el primer asesinato. Ni el primer despojo indigno. Ni la primera misión.

Pero. Pero. Pero.

Eiji.

Pero Ash lo miró y eso es mil veces más terrible que la violación.

—Lo siento. —Llora para sí mismo, su espalda está empezando a quemar tras una sensación de lluvia ácida, sabe que tendrá que salir y reponerse. Pero duele.

Todo duele.

Sus piernas duelen. Sus brazos. Su espalda. Su parte baja. Su dignidad. Su corazón. Su alma. Su ínfima decencia. Su orgullo. Sus recuerdos. Sus pulmones. Respira. Entonces debe aceptarlo, necesita tratar de al menos fingir que está bien porque lo que pasó no se irá sin importar cuánto le duela, las marcas siempre se quedarán incluso si sus heridas sanan, no puede mantenerse ajeno a lo sucedido, aunque tampoco puede mantenerse demasiado involucrado. Esta es su vida. Estas son las consecuencias del propio Eiji y lo que eligió para sí mismo, no tiene sentido resentirlos, si Froggy lo usó fue por su culpa al no ser lo suficientemente listo para defenderse y si Ash lo vio fue porque no fue lo bastante rápido.

Así son las cosas.

Permanecerá dañado y está bien, debe aprender a vivir con eso.

—Eiji. —Ni siquiera escucha cuando Yut-Lung llega a su lado, lo está ayudando a acomodarse adentro de una bata acolchada y de alguna forma acabaron en su cuarto. Respira. Respira. Respira. Arréglate.

—Gracias. —Es todo lo que logra decir, sus dedos están apretando el borde afelpado de la prenda ni siquiera porque sienta desconfianza o vergüenza de su estado, Dios sabe que ya lo ha visto antes, de hecho, fue el primero en verlo así, sin embargo, toma tiempo adaptarse—. Estoy bien.

—Estas cosas pasan. —Dice ya que no le cree.

—Lo sé.

—Estas cosas te han pasado antes.

—Lo sé.

—¿Entonces? —No es brusco, de hecho, la ternura en su voz le resulta tan impropia que hasta desata escalofríos—. ¿Qué lo hizo tan diferente?

—Es la primera vez que Ash me ve así. —Musita—. Debo darle asco.

—Eiji.

—Debe odiarme, ni siquiera yo puedo... —El nipón incrusta sus uñas en su cabeza—. Mi cuerpo, cada centímetro de mi cuerpo se siente como si le perteneciera a alguien más y no soporto estar acá, creo que él me odia, sé que quería que me odiara y que pudiera hacer una distinción en relación al Eiji de antes pero verlo... es que los ojos que puso, Ash nunca más me verá como un ser humano.

—Eiji. —Yut-Lung lo está sosteniendo de los hombros y es acá cuando se percata del llanto impotente que está escurriendo hacia su cara porque le da rabia, racionalmente entendía que podía suceder lo que pasó con Froggy ya que así es este mundo y así son las misiones, más, una cosa muy distinta fue contemplar el horror en sus ojitos verdes—. Nunca sentiste esas cosas hacia Ash ¿cierto? A pesar de lo que había pasado ni una sola vez le reprochaste o lo culpabilizaste, lo defendiste como una víctima.

—Porque eso él era.

—Tú igual.

—Es diferente. —Se rinde—. Yo debería haber estado preparado para lo que ocurrió, me lo advertiste antes de salir, me dijiste que tuviera cuidado si quería acercarme a mi objetivo pero me dejé arrastrar por la felicidad que sentía estando con Ash, Blanca y tú tienen razón, soy poco profesional, ese sujeto debió verlo desde el minuto que entré al bar, por eso acabé así, ni siquiera sé dónde están mis fotos.

—No lo eres. —Intenta consolarlo, más, la mentira es translúcida—. No eres poco profesional.

—Lo soy. —Se hunde—. Por eso ni siquiera me soportas.

—No eres tan malo. —Intenta animarlo—. Estoy aprendiendo a soportarte y hasta creo que te tolero.

—Soy desechable para ti. —Le recuerda.

—Todos son desechables para mí.

—Y ahora entiendo por qué.

Soy desechable para mí también, pero está bien, también eres desechable para mí.

Piensa en la asimetría de esa relación, en cómo Yut-Lung se ha encargado de romperlo desde que se conocieron en Los Ángeles y usó a Shorter para secuestrarlo dado que sabía que lo heriría convertirse en el objeto de su horror, Eiji ha tratado de mantenerse de pie con una voluntad inquebrantable, eso los ha llevado a chocar en reiteradas ocasiones, Ash nunca fue el enemigo de Yut-Lung sino él porque mientras más se empeñaba en aislar a Ash, Eiji más se aferraba a no dejarlo solo. Pero al final. Eiji es el roto, nada más. Débil. Blando. Vulnerado.

—Uno no se acostumbra a esa clase de cosas. —Dice sin mirarlo—. Nunca se termina de acostumbrar porque no están bien, lamentablemente es la manera más rápida de obtener algo de nuestras presas pero eso no implica que te lo mereces o que no tienes derecho a defenderte.

—Yut-Lung.

—Lo que pasó estuvo mal. —Lo afirma—. Y puede dolerte y más si te vio Ash, tienes permitido llorar.

Es cierto.

Yut-Lung lo rompe y Eiji es el roto.

Y sin embargo, no todo es horrible con Yut-Lung, le agrada su forma de hablar histriónica y llamativa, cómo aborrece todos esos libros que adora Ash y él tantos años se intentó leer pero no pudo por el aburrimiento, su comprensión sobre un mundo desesperanzado cuyo único objetivo fue la venganza hacia sus hermanos, no es un chico malo, Eiji cree que es mejor que eso, que seguramente sabe que ha tomado las elecciones equivocadas y llega hasta el final de todas formas, es lo único que conoce, ha oído de los despiadados tratos que le ofrecía el clan y eso le retuerce las entrañas. Sí, Eiji tampoco creció en una familia repleta de amor, pero jamás se sintió inseguro, andar alerta hasta en su propio hogar porque le pueden hacer daño debe ser duro.

Y quizás, Eiji está buscando demasiada profundidad y fragilidad donde no la hay, no obstante, piensa que en cierta medida lo estima, sino no lo habría cubierto con una bata ni le daría palabras de apoyo.

—Ash no sabe lo que pasó esa noche con Golzine. —No es una pregunta—. ¿No es así? —Pero arroja la bomba directamente.

—¿Cómo podría habérselo dicho?

—¿Cómo nunca lo sospechó?

—Simplemente no lo hizo.

—Eiji. —Siendo honesto, le dolió que no lo hiciera puesto que Eiji nunca fue bueno mintiendo incluso en su vida de sicario, aun así, Ash ni una vez lo sospechó dado que solía estar tan encerrado sobre sí mismo que le era imposible hacerlo, además, su presencia resultaba inconsistente, por ende no logró vislumbrar su comportamiento de manera lineal, si alguien le preguntó por algo fueron Bones y Kong aun si no se atrevieron a indagar—. Se supone que es un genio.

—Quizás no quería creerlo. —Lo defiende pese a todo—. Quizás no podía soportar la culpa, yo nunca lo habría culpado de nada, pero lo conozco y sé que él lo habría hecho, así que es lo mejor.

—¿Lo mejor para quién?

—Para todos nosotros.

Se quedan en silencio sosteniendo una mirada.

Pasa un latido.

Dos. Tres. Cuatro.

Lo saca.

—Me he sentido así desde que Dino nos tomó esa noche. —Son raras las veces que Eiji habla de esto porque comprende que su relación con Yut-Lung es estrictamente profesional, aun así—. Esto sonará extraño pero realmente agradezco que hayas estado ahí Yue, sino hubiera sido por ti yo no, no podría haberme levantado, estoy seguro de eso.

—Lamento todas las cosas crueles que dije después de que pasó. —Eiji tensa sus manos aún más en la bata suave, la prenda debería ser lo suficientemente absorbente como para que se secara, más el agua sigue goteando desde su flequillo hacia su cara ¿o acaso son lágrimas? No sabe pero sí entiende que hablar de lo sucedido todavía le afecta, Ash nunca supo nada y Ash nunca debe saberlo tampoco.

—Creo que desde ese momento algo se rompió dentro de mí o en mi cuerpo, más bien. —Sus palmas se tensan sobre sus hombros en un intento de acurruco—. Hay como una constante sensación, como si estuviera sucio o hubiera una capa de suciedad recubriéndome, he intentado tallarla, pero siempre acabo con la piel sangrando y repleta de heridas, nunca con la sensación ida, eso ha sido lo más duro de ver a Ash, que al final me siento asqueroso en comparación y no sé si está bien que me...no puedo estar en paz hasta terminar esto, no habiéndolo vivido en mi propia piel.

—Eiji.

—Pero no quería que Froggy lo hiciera. —Se abraza un poco más—. Sé que no grité por ayuda porque me daba miedo que lastimara a Ash, pero te prometo que no quería.

—Ay, Eiji.

—No quería, Yue. —Plic. Plic. Plac—. No quería...

—Ven acá.

Deja que lo abrace, hace mucho Eiji no abraza a nadie sinceramente.

Porque Ash...

Es que esa noche en dónde Dino los abusó en conjunto, esa noche dónde Ash llegó pero llegó cuando era demasiado tarde algo se rompió irreparablemente dentro de Eiji, se esforzó por esconderlo, pero poco a poco fue aceptándolo como una parte de sí mismo, puesto que sin importar lo qué hacía, con quién estaba o dónde iba seguía ahí, algunas noches era vívido, tan vívido que aun podía sentir todos los toques fantasmas de Golzine en su piel o cómo lo obligó a "jugar" con Yut-Lung para satisfacer el morbo escrito en sus pupilas y otras veces eran más bien trozos: olores, sabores, sensaciones, incluso papeles tapices que se parecían al de ese cuarto. Con sus manos atadas a la cabecera. Con la presión llenándolo entero. Apretando los ojos. Rogando. Pidiéndole disculpas a Ash. ¿Disculpas por qué? No eran nada más que amigos. Y aun así sintió que lo traicionaba.

Sucio. Herido. Mancillado.

Lo dejaron roto.

Difícilmente cree que exista algo más terrible que una violación y supone que eso en parte lo motivó.

No dejaré que nadie más lastime a Ash, se juró.

Pero entonces pasó lo de Fox y tuvo que quedarse ahí, con los puños apretados viéndolo temblar en un callejón sobre una caja, con los ojos idos, con la ropa rasgada, nunca se perdonó no ser lo bastante fuerte como para proteger a quienes ama. Y se cansó. Sí. En parte por eso está aquí. El tema de Corsa es personal dado que hay gente que lastimó a Aslan, en parte es por Yut-Lung, en parte es por Blanca.

En parte es por el propio Eiji.

Pero no hay marcha atrás, así que debe recomponerse y encontrar una forma de calmar su suciedad.

—¿Crees que podrás enfrentar al objetivo de hoy luego de esto?

—Creo que no tengo nada que perder ahora. —Se recompone, mentira, finge hacerlo—. Si logramos acabar pronto con esto ya no tendré que ver a Ash nunca más.

—¿Realmente eso quieres?

—Yut-Lung.

—¿Estás dispuesto a nunca más ver a Ash?

—Quiero apartar a Ash de su pasado. —Se levanta—. Incluyéndome.

Así que se prepara, se deben hospedar juntos en un hotel puesto que a la mañana siguiente se tendrá una reunión importante en el casino, se van a reunir varios miembros secundarios, son hombres muy importantes, le han dicho, por ende, debe ser cuidadoso y usar métodos más sutiles, Yut-Lung sugirió que los paralizara con acupuntura en los cuartos y acabara con un trabajo limpio, pero Eiji no siempre acierta en los puntos de presión y por eso no suele cargar las agujas, el arma es más efectiva si ignora el incidente de Froggy, debe agradecerle a Blanca por limpiar su caos, es su pupilo, actuará como tal.

—Me recuerdas a Ash. —Ciertamente no quería escuchar esto camino al hotel—. O al menos al niño que me pidieron entrenar, todavía eres inexperto, si algo te salva es la reputación que hemos forjado.

—Lo sé. —Baja la mirada al asiento—. Lo siento, Blanca.

—Puede parecerte extraño lo que te diré pero siempre me reproché cómo las cosas se dieron apenas Dino me pidió entrenarlo, sabía que estaba mal, no obstante ese niño necesitaba alguna herramienta para sobrevivir y se la enseñé, lo convertí en un asesino y creí haber hecho lo correcto.

—Blanca. —El aludido sonríe sin despegar la mirada de la autopista, el ambiente es calmo y apacible.

—Cuando nos volvimos a ver me equivoqué.

—¿Eh? —Eiji parpadea, nunca ha escuchado a Blanca agraciar un error explícitamente y lo descoloca.

—Sí. —Continúa—. Y siento que por eso acepté entrenarte, me recordaste a Ash y esta vez realmente quería hacer las cosas bien como maestro.

—¿Y qué tal te ha salido eso? —Blanca frena el automóvil, han llegado.

—Supongo que eso me lo dirás tú con el tiempo.

—Supongo. —Sonríe.

—Te entrené como un sicario para que no hayan emociones y si las tienes es para que las ocultes, sé que ver a Ash te hace la tarea mucho más difícil pero no olvides por qué estás haciéndolo. —El pulgar del adulto le acomoda un mechón detrás de la oreja, el toque es aterciopelado y delicado como todo lo que este hombre hace incluyendo el asesinato—. No pierdas la meta.

—Lo sé.

—Y no dejes que vea los moretones, han aparecido con los días, si quieres hacerle creer que seduces a tus víctimas es contradictorio que hayan signos de lucha. —Eiji se encoge en su traje y permite que el adulto le acomode la corbata para esconder los moretones alrededor de su cuello—. O si lo deseas puedes contarle la verdad, él lo entenderá.

—No. —Se aparta de golpe—. Él nunca puede saber la verdad y no solo me refiero a lo que pasó con Dino, todo, ¡Ash nunca puede saberlo! Golzine es solo la punta del iceberg de por qué hacemos esto.

—Yo y Yut-Lung sabemos eso. —Musita—. ¿Pero tú?

—¿A qué te refieres?

—¿Tú realmente lo sabes o te estás dejando llevar por otra cosa?

—Nunca sé de qué lado estás. —Suspira.

—Esa es la idea. —Blanca le sonríe y le abre la puerta—. Esta es tu misión para redimirte, pronto nos van a pedir un informe de cómo lo estamos haciendo y sabes con quienes estamos lidiando así que...

—Esta vez lo haré bien. —Afirma—. Lo prometo.

¿Creía que la mafia de Dino Golzine era peligrosa?

Ja.

No sabía nada en ese entonces.

Debe admitir que siente una nostalgia exuberante en relación al pasado y al mismo tiempo, cree que su vida no era nada antes de venir a Nueva York, así que o pierde o pierde con lo que pasa, su cuerpo ya está así, su alma está craquelada y la suerte se tiró, si se involucró con personas peligrosas (mucho más peligrosas que Blanca y Yut-Lung) debe ser capaz de sostener su decisión hasta el final, pero por lo menos sus seres amados no sospechan en su ignorancia porque los únicos que tenían chance para desenmascararlo eran: Max (quién abandonó antes la investigación) y Ash. Mierda, Ash.

—Eiji. —Lo único que debe hacer es sobrevivir una noche con él y seguir matando, es un adulto y no puede darse el lujo de comportarse como un niño—. No pensé que vendrías.

—¿Por qué? —Están en el lobby del hotel, lo estaban esperando—. Me tomo en serio la competencia entre nosotros dos, no me acobardaré ahora que hemos llegado tan lejos y menos faltando tan poco.

—Por lo que pasó la última vez.

—Fue un punto para mí. —Intenta sonar firme—. Nada más, no te imagines otra cosa.

—Bien.

Sin embargo, Ash lo está contemplando como si fuera un gatito abandonado en la autopista, sus ojos le suplican en silencio que le tenga confianza, eso le destroza el corazón, no es que no confíe, es que no quiere cometer los mismos errores, ha perdido mucho para llegar acá e incluso si deseara regresar ya no puede hacerlo.

—Eiji...

—¡Ash! —Todo su cuerpo se hiela al reconocer esa voz—. ¡Amigo! Se te quedaron los papeles encima de la guantera.

Shorter.

Shorter está acá.

Está vivo y todavía usa un cabello ridículamente llamativo en conjunto a unos lentes de sol, viste esa sudadera brillante y amarilla que siempre le gustó, está sonriendo, está hablando, Eiji huye, se oculta a una distancia prudente, no lo suficiente para dejar de ver la interacción entre los amigos pero sí lo suficiente para que no lo vean. Mierda. Sabía que Shorter seguía vivo dado que se lo informaron aun así es muy distinto verlo porque el último recuerdo que conserva es horroroso, aún perpetúa su peso aplastándole los pulmones mientras se ponía pálido y realmente pálido, cerró los ojos, lo hizo con el llanto goteando hacia su cara horrorizada, con su latido de corazón bajando, su calidez muriendo en un frío propio de la muerte, Eiji ni siquiera pudo decirle nada, aunque no se defendió Shorter terminó con un disparo en el pecho. Eiji se sintió tan inútil por no poder hacer nada. No pudo salvarlo.

—Pero estás bien. —Musita detrás de un pilar, hay lágrimas corriendo por su cara, más, no le importa porque hace siglos no lloraba de felicidad—. Estás realmente bien... amigo. —¿Tiene derecho a esto?

—¿Eiji? —El nombrado traga duro, paralizado—. ¿Eres tú?

Se da vueltas.

Lo reconoce.

—Sing.

—¡Sabía que eras tú!

Vaya qué ha cambiado.

No solo porque ahora es mucho más alto que él (e incluso que Shorter se atrevería a especular), sino que hay una madurez propia de las pérdidas apagando sus pupilas, sigue con una sonrisa atónita por el reencuentro, más, ni siquiera lo deja contestar al estrecharlo contra su pecho y es extraño, aunque Sing no se siente para nada como Sing hay algo que lo trae de regreso hace tres años, no debe dejarse ver por sus antiguos amigos o los pondrá en peligro y no obstante los ha extrañado tanto. Así que se acurruca entre los brazos de Sing y le devuelve aquella caricia famélico por amor.

Te extrañé. Te quiero. Lo lamento.

Me rompieron. Me rompí.

—Te has puesto guapo. —Es lo primero que dice consiguiendo un sonrojo furioso—. Bastante guapo.

—La pubertad me pegó fuerte. —Bromea—. He tratado de buscarte desde que supe que... ¡pero Ash no me quiso ayudar! No pude encontrarte antes, perdón.

—Sing.

—Ven, vamos a saludar a Shorter. —Le toma la mano—. Se pondrá muy feliz de verte.

—Sing. —Eiji no se mueve—. No puedo.

—¿Por qué?

—No puedo hacerlo.

—No entiendo.

—¿Quieres tomar un café antes de irte?

Los nervios lo carcomen en el camino, todo se ha vuelto demasiado familiar y vívido con el más joven saltando a su lado como si aún fuera un niño, hablándole sobre lo genial que es Shorter con un tonito que devela una profunda admiración junto a sus ojos estrellados, Eiji ríe, no cree que ese aspecto de casanovas concuerde con su personalidad jovial, lo deja tranquilo saber que Sing sigue siendo el Sing que memora a pesar de seguir inmerso en este mundo de violencia y asesinatos. Vaya. ¿Cómo estará haciéndolo Shorter en ese sentido? Bones, Alex, Kong, Ibe, Max, Jessica y el propio Aslan, todas estas personas que amó y a quienes se obligó a olvidar, los metió en una caja y arrojó la llave a ciegas para no volverlos a encontrar jamás. Perdón por haberlos tenido encerrados todo este tiempo, escondí sus memorias... como si eso hiciera diferencia.

No la hizo.

Nunca la hizo y lo piensa más que nunca sentado en la cafetería a las afueras del hotel, Sing no suelta nada todavía pero lo está viendo con ojos de cachorro pateado, realmente creyó que no dolería verlo si lograba hacerse insensible a su pasado, sin embargo acá está luego de una violación que él provocó a raíz de su propio descuido.

—Ash no me quiso decir nada. —Entonces el más joven repite, su mirada sigue clavada en la espuma, su aliento se transparenta a causa del helero, Eiji se encoge enfrente, teme que de alguna forma esto que pasó, esto que tiene escrito, eso que no tiene nombre, sea visto—. Eso puedo entenderlo porque Ash es Ash, pero tú... ¿por qué no me dijiste nada?

—Lo siento. —Y le da risa que eso sea todo lo que últimamente puede decir: "lo siento", dos palabras que no sirven para absolutamente nada—. Era más seguro para ti no saberlo.

—No me trates como un niño. —Rechista entre dientes, Sing hunde los dedos en el vaso de papel al punto que la espuma termina escurriendo hasta la mesa, así sabe que lo ha herido, aunque no quería herirlo y nunca fue su intención es lo que mejor se le da ahora—. ¿Por qué estás con Yut-Lung? Según recuerdo lo único que él quería era asesinarte.

—Las cosas se dieron así. —Escamotea—. No fue planificado, perseguíamos al mismo objetivo y Yue ha sido bueno conmigo dentro de todo.

—Yue. —Repite en una carcajada—. Han pasado muchas cosas estos años ¿no es así?

—Demasiadas. —Prefiere actuar como si esta fuera una charla entre viejos amigos, entiende que no tiene el derecho y que además es sumamente egoísta no obstante se lo permite, probablemente no volverá a hablar con Sing cuando se separen, así que está bien. No, no lo está—. Shorter se veía bien.

—¿Bien? —A Sing le coge tiempo desglosar a lo que se refiere—. ¡Ah! Tú no estabas cuándo despertó de la rehabilitación, es cierto.

—¿Cómo lo han estado haciendo todos?

—Extrañándote. —Eso no era lo que quería escuchar—. Todos te extrañan mucho.

—Sing.

—Yo te extrañé mucho.

—Perdón. —La confesión le rompe un poco más el corazón—. No te puedo explicar detalles, pero te prometo que si desaparecí fue porque pensaba que estaba haciendo lo correcto.

—¿Lo estabas haciendo? —Eiji sonríe—. ¿Hiciste lo correcto?

—Creo que no, pero ya es muy tarde.

Se quedan charlando hasta que anochece, llegan a un consenso taciturno en dónde Sing no pregunta por sus años de desaparecido ni sus motivos y Eiji no indaga en la vida de pandillas, supone que ellos son lo mismo y después desecha ese pensamiento de inmediato, Sing no eligió esta vida, se recuerda a sí mismo, ni Sing, ni Shorter, ni Bones, ni Kong, ni Yut-Lung, ni Aslan, ninguno tuvo oportunidades de salir y eso los vuelve más justificables, Eiji por otro lado, él es como Blanca. Lo eligió. Quiso lidiar con esta clase de mundo y no solo eso, sino que volverse un profesional así que ¿qué tanto se queja? Eiji pidió todo esto y no puede hacerse el sorprendido al ver las consecuencias.

—Escríbeme. —Le suplica a pesar de su negativa—. No tienes que hablarme de nada que no quieras.

—Sing.

—Pero quiero saber de ti, no te desaparezcas de nuevo.

Eiji sonríe y acepta el número porque en el fondo sabe que si Sing le ofrece esto es ya que no aprecia en lo que Eiji verdaderamente se ha convertido. Suspira. Cuando entra al cuarto de hotel supone que Ash ya está ahí puesto que hay una luz encendida y se escucha la regadera corriendo, no le presta la atención que corresponde porque se siente cansado, realmente cansado así que se toma una pastilla con un vaso de agua y se desploma en la cama, no se mueve mucho y apenas respira, no quiere tocar de más su propio cuerpo, el asco aparece en ciclos de golpe y los ciclos son intrusivos, con las pupilas ardiendo y amenazando con romper en llanto piensa en su cuerpo, alguna vez fue algo preciado para que tocara alguien que amaba, alguien especial, alguien consensuado y ahora...

Ahora es una grotesca cáscara vacía.

Podrido. Roto. Sucio.

—Mi cuerpo está roto. —Se dice.

—Eiji ¿dónde estabas?

—Ash.

¿Estará igual de roto si te lo entrego a ti?

¿Lo querrás incluso si está usado?

—Tómame.

—¿Qué? —Ash se atraganta, ni siquiera se ha vestido, tan solo lo cubre una toalla de baño.

—Tómame. —Entonces repite—. Por favor.

Mi cuerpo está roto, pero se sentirá menos roto si al menos una vez...

Por favor, no me rompas.

¿Es momento de que Ash vaya cachando lo que ha pasado Eiji? Sí, por eso regresamos a su pov en el otro capítulo y ya es tiempo de que confronte a los otros dos para tener una explicación de lo que está pasando. Mil gracias por leer.

Nos vemos la otra semanita~

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