Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6. Damaged boy.

Hi~ Nos atrasamos un poquito pero esta semana tuve agenda llena y casi con puros nuevos pacientes así que no, llegue demasiado muerta a mi casita, pero como les mencione antes, este capítulo es basicamente para procesar todo lo que ha ocurrido y que Ash ya piense con más claridad toda la situación y no tan defensivo, el final va a dejar con una espinita, estoy segura.

Mil gracias por leer.

Aslan no siempre estuvo dañado.

No.

Recuerda que hubieron días en dónde alguien lo amó, días donde corría descalzo por el lago y tocaba las espigas doradas como su cabello y altas (casi tan altas como lo era Griff) días donde jugaba, estaba solo, sin nadie que lo vigilara, más, le gustaba, días en donde estaba al borde de un precipicio aunque confiaba que habían adultos que lo cuidarían, días donde sus palmas no yacían manchadas de sangre ni había tomado vidas, los policías no culpabilizaban a las víctimas, su papá tallaba calabazas de Jack, Griffin aún no se iba a la guerra y el béisbol era béisbol, no un trauma.

Pero en algún punto eso cambió, porque Ash no tuvo un guardián que lo atajara mientras jugaba por el centeno, ni siquiera supo en qué instante se acercó demasiado al borde del precipicio, más lo hizo.

Se tropezó.

Cayó.

Murió.

Ahora es un adulto dañado y ni siquiera porque él se haya roto, no, incluso desde niño otras personas se encargaban de romperlo y le tiraban los pedazos para que intentara pegarse. Jim vislumbró lo que le hizo su entrenador. Si alguien intenta hacerte lo mismo cállate y déjalo, pero hazlo pagar. La policía no le creyó. Su entrenador lo usó de prostituto. Los hombres le pagaban una miseria cuando huyó a la ciudad, más, debía comer y lo aceptaba. Y luego Dino. Marvin. Froggy. Blanca, quien lo hizo asesino y el mejor asesino que hubieran visto pero nunca le enseñó cómo parar. Ash quería parar. Pero nunca nadie se hacía cargo de los pedazos que rompían, al final estaba tan roto que ninguna pieza encajaba.

Esto es todo lo que soy, se decía a sí mismo.

Esto es todo lo que merezco.

—¿Conoces el kintsugi? —Eiji se lo preguntó cuando aún vivían juntos, por accidente había quebrado su taza favorita, esa que tenía un pajarraco horrible y aun si trató de disimular su cara debió delatarlo en cierto grado—. ¿Ash?

—No. —Le respondió—. No sé qué es.

—Es una técnica japonesa para arreglar piezas de cerámica, las fracturas se arreglan con oro y pienso que eso le da un significado especial a las cosas.

—Las cosas que se quiebran no pueden volver a ser las mismas de antes, cuando quebraste algo solo por disculparte eso no significa que volverá a ser lo mismo. —Estaba defensivo dada esta proyección.

—Es cierto. —Pero Eiji sabía manejarlo, no con dureza como todo el resto lo hacía, si no con devoción e incondicionalidad—. Las cosas que se rompen nunca vuelven a ser las mismas de antes pero incluso si es de esa manera eso no significa que las cosas rotas deben permanecer rotas.

—¿Crees que pueden repararse con oro?

—Creo que pueden repararse, sí. —Eiji le sonrió con tanto amor apenas se agachó para ayudarlo con los pedazos de la cerámica—. Y creo que a veces pueden ser hasta mejores que antes, no porque las grietas se vayan, las grietas siguen ahí, más al estar cubiertas de oro se tornan valiosas, puede atentar contra la concepción que usualmente se les da, pero creo que las cicatrices son valiosas.

—¿Seguimos hablando de tazas?

—Tal vez. —Tarareó—. Eso te toca a ti descubrirlo, señor 200 de IQ.

—Eiji. —Jadeó débilmente encogiéndose hacia el nombrado, vacilando para enlazar su mano—. ¿Por qué aún estás...? —Y no pudo terminar.

Eiji. Eiji. Eiji.

Quédate a mi lado, por favor.

«Para siempre».

Le da risa, ni siquiera debería haberlo conocido en primer lugar puesto que Skipper fue el que aceptó la entrevista y sin embargo, lo conoció con esos grandes ojos repletos de bondad sobresaliendo del bar de mala muerte, pidiéndole sostener el arma sin pizca de malicia, alzándose en el cielo desteñido y grabándose para siempre en su corazón. Esa fue la primera vez que me ayudaron sin pedirme nada a cambio. Fue extraño y esperó no verlo. Pero Eiji robó un coche de policía, lo siguió hasta Chinatown junto a Shorter, escaparon bajo las alcantarillas de Manhattan y le prometió que irían juntos a Japón.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué lo hizo?

Porque lo amaba.

Eiji realmente lo amó.

—¡¿Por qué no me dejaste verlo?! Debiste decirme algo.

Pero eso ya es pasado.

Ese Eiji no existe.

—Se supone que eres nuestro líder, inclusive si no estoy de acuerdo con que mis chicos se involucren en el mundo de los sicarios se los permito ya que Shorter confía en ti pero ¿cómo podríamos seguirte si ni siquiera eres capaz de transmitir toda la información? Eres un mal líder.

—Sing, no seas tan duro con Ash.

—¡No me trates como un crío! —El nombrado le pega un manotazo a Shorter, están en un bar dentro del terreno de Black Sabbath ya que Cain quiere negociar, más a raíz de la demora el mocoso escuchó de más y eh acá un desastre anunciado—. ¡Tengo derecho a saber de Eiji aunque no les guste la idea!

—¿Lo tienes?

—Es mi amigo.

—Era tu amigo. —Recalca—. El Eiji que tuve enfrente no se parece en nada al que conociste. —Ni es mentira ni es verdad, es un punto medio—. Déjalo ir.

—¿Así como tú lo dejaste ir? —Las palabras del mocoso son afiladas y crudas, está más alto, tampoco es ese mocoso de 14 que conoció alguna vez, ya va a cumplir 18 y probablemente el otro año ya será más alto que él y Shorter—. Yo no lo abandonaré cómo tú hiciste, sino te hubieras enclaustrado ante la idea de que él te traicionó y lo hubieras buscado podríamos...

—¿Podríamos qué? —Severo. Frío. Impasible.

—No importa.

—No. —Ash se para enfrente e infla el pecho, no le agrada la actitud rebelde de Sing y se lo deja más que advertido—. Anda, termina la frase ¿qué diablos podría haber cambiado? Tengo curiosidad niño.

—¡Podríamos haberlo salvado! —Finalmente grita, el bar queda en silencio a pesar de que aun tocan música en los parlantes, nadie se mueve, nadie dice nada, Ash se ha vuelto temible—. Estos años Eiji estuvo solo con el clan Lee y con Blanca, sin nadie que lo protegiera, ni siquiera lo buscaste, nadie lo hizo y se supone que éramos sus amigos ¿cómo pudimos dejarlo así? Mierda.

—Se supone que tú conoces a Yut-Lung.

—¡Por eso sé que es peligroso!

—¿Acaso no eres su amigo? —Niega enfadado—. Si alguien debería haberlo sabido eres tú, Yut-Lung confía en ti.

—No lo hace. —Refunfuña—. Hace años no hablamos, entiendes que desde que Shorter se recuperó las cosas han sido un caos en Chinatown y que por esto te seguimos, no tenemos hogar ni protección.

—Sing. —Le advierte una última vez—. Para esto.

—¿O sino qué? ¿Me abandonarás como abandonaste a Eiji?

—¡Qué pares! —Grita golpeando la mesa.

—¿Sabes qué Ash? Solía sentirme realmente orgulloso de ti, pensaba que eras alguien extraordinario y que por eso Eiji te amaba, me salvaste la vida y me acogiste pero no puedo seguirte ahora, me voy.

—¡Sing!

Ash suspira mientras lo ve esfumarse a través de las puertas del bar.

Maldice y se apoya contra la barra.

Si bien, entiende que el mocoso es el discípulo de Shorter cree también haberlo adoptado o al menos así se sintió, no fue una decisión que tomó abruptamente, al contrario, fue algo paulatino que se dio dado el vínculo protector que Sing tenía con Eiji y al develar el tipo de liderazgo que pretendía ejercer en Chinatown, eso lo hizo pensar que valía la pena ayudar al mocoso, por eso le siguió la corriente a sus habladurías enfrente de sus chicos y lo eligió sobre el maletín cuando el mundo se quemaba, hay diferencias intrínsecas entre ellos y el tipo de moralidad, por supuesto, Sing jamás escogió "un bando en la guerra" y eso le permitía alternar entre Eiji y Yut-Lung. Le pareció inteligente. Lo hizo su sucesor.

Y no obstante el tema de Eiji es algo que cruelmente también se traspasó, Ash hizo a Sing la extensión de sus batallas y sus dolencias.

¿Qué tal Eiji? ¿Acaso condenó a Sing a perseguir ese amor, más estar sentenciado a nunca tenerlo al estar prescrito por el destino? Prefiere no responderse, dolerá hacerlo.

—Lo lamento por su actitud. —Shorter se disculpa como si tuviera control sobre el puberto—. Sing...

—Sing. —Repite—. ¿Sing qué?

—Sing es especial.

—Es un impulsivo y directo. —Ash suspira acomodándose contra la barra, sin importar la cantina en donde tengan esas reuniones nadie se les acerca, le temen, Ash ha dejado de ser amigo de los chicos.

—Algo así. —Shorter se rasca la cabeza, sus dedos se deslizan por los brillantes mechones purpúreos hasta detenerse en la parte rapada de su nuca—. No quiero darle la razón, sin embargo, nos incumbe el tema de Yut-Lung, los Lee han sido un dolor de culo desde que desperté, lo sabes, no me es posible imaginar a Sing siendo su amigo ¿en serio fue cercano a Yut-Lung?

—Lo fue. —Recuerda con amargura—. Sing podía confrontarlo.

—Me cuesta mucho creer eso, Yut-Lung es de temer. —Rechista—. Imagínate, dejó a su propia gente desamparada en las calles. Solía respetarlos, mi padre decía todo el tiempo que gracias a los Lee era que podíamos sobrevivir en tierras extranjeras, sin importar qué tan malos fueran los rumores sobre los Lee yo nunca dudé de ellos, pero ahora...

—Shorter.

—Recuerdo que cuando conocí a Yut-Lung pensé que se parecía a Eiji, me equivoqué, no es más que una serpiente venenosa.

—Justamente por eso es igual que Eiji.

—Me cuesta creer que eso sea cierto. —Shorter lo confronta—. ¿Qué piensas sinceramente?

—Siendo honesto a mí también me cuesta creerlo. —Ash se deja derrumbar sobre la butaca, hay un vaso con cerveza barata esperándolo, últimamente está comiendo poco y tomando demasiado, vaya que jodido, si se tomara los medicamentos que la psiquiatra le recomendó sería una vía directa hacia el suicidio—. Odio admitirlo, pero tienes razón. —Finalmente se permite tener eso—. Desde que me reencontré con Eiji solo he estado mintiendo porque me dolió que me dejara.

—Ash. —Shorter se sienta a su lado y lo abraza de los hombros—. Dices que conocí a Eiji poco y que por eso no debería opinar, más estuve dispuesto a morir por él y lo vi, vi cómo él te miraba, de todos nosotros Eiji era el único libre para irse de este mundo, se quedó, no existe razón lógica para hacerlo.

—¡Exacto! ¡Eso me saca de quicio!

—Ninguna otra razón más que el amor.

—Shorter. —Chilla—. Haces que eso suene demasiado gay.

—¿Acaso no se vieron? Ustedes dos eran demasiado gays.

—Mierda. —Se derrumba sobre la barra—. Es extraño, se supone que lo entrenó Blanca igual que a mí, por ende, tengo una idea de sus métodos y aun así, habían cosas en las que actuaba como...como un novato cualquiera, dio su información real y parecía tan asustado cuando el objetivo se le insinuó.

—Quizás te están tendiendo una trampa y Eiji es solo la carnada.

—No. —Piensa con la cabeza fría—. Tenía pesadillas.

—¿Pesadillas?

—Sí. —Traga duro—. Tenía pesadillas en donde se escuchaba aterrorizado y esas cosas no se pueden fingir o esconder, créeme, lo sé mejor que nadie, lo que pasó Eiji es real, la pregunta es ¿por qué me dejó afuera? Si está en apuros, si Yut-Lung o Blanca tienen algo en su contra podría haberlo ayudado.

—Quizás no podrías haberlo hecho. —Intenta ampliar la vista más los engranajes siguen sin moverse dado que las piezas no encajan—. Quizás era imposible ayudarlo.

—Podría. —Insiste—. Lo he pensado muchas veces, si el tema era dinero tengo las cuentas bancarias de Dino, si es por información ¿quién mejor que yo para conseguirla? Si es de política llegué a charlar con los hombres más poderosos de América, si es de asesinato, de lo que sea, podría haber ayudado.

—Ash.

—Es que no me cabe en la cabeza por qué no recurrió a mí.

—Quizás él no quería tu ayuda. —Una risa retumba por el bar—. Quizás, tú eras el problema del que Eiji se quería deshacer.

—Yut-Lung. —Gruñe—. Largo.

—Vaya bienvenida más hostil.

—No eres bienvenido acá.

—Y aun así. —El chino tararea incorporándose al bar—. Acá estoy.

—Acá estás. —Repite cabreado—. ¿Por qué?

—Eiji por supuesto. —Los ojos afilados y amatista se posan sobre Shorter—. ¿Nos vas a dejar a solas?

Quedan a solas.

Yut-Lung esboza una sonrisa coqueta mientras desliza sus brazos por la barra y le quita el vaso medio tomado de cerveza rancia, ni siquiera luce como su tipo de bebida, más la alza y se la traga en apenas un sorbo, el mensaje es claro: es una lucha de dominio, esa víbora ni siquiera se inmutó al estar ante terreno enemigo, no, solo se metió asumiendo que Ash no lo mataría, lo desconcierta, recuerda que concibió un alivio desmesurado cuando no supo más de Yut-Lung puesto que no desglosa lo qué hay en su cabeza, lo mismo pasó cuando secuestró a Eiji tras Coney Island.

Eiji.

¿Qué tiene que ver Eiji en todo esto?

Eiji, Blanca y Yut-Lung.

Hace tres años Yut-Lung lo chantajeó a través de Eiji, quería demostrarle que era una debilidad y por eso le extendió un arma sin esperar que apretara el gatillo, al final Ash acabó nuevamente encerrado en la mansión de Dino porque no podía aceptar que estaba equivocado en relación al vínculo de Ash y Eiji, una conexión de alma a alma, incondicional, irrompible y meliflua, algo completamente mutuo en donde tanto Ash como Eiji estaban dispuestos a arriesgar la vida con tal de proteger al otro, claro, eran métodos disímiles los que aplicaban, más el mensaje era el mismo. Para Yut-Lung era imposible aceptar su equivocación ya que eso implicaría que podría haber sanado, amado y estado menos solo pero no pasó. No amaba. No estaba sanado. No estaba menos solo.

¿Por eso ha vuelto? ¿Para arrastrarlo de regreso al infierno?

—¿Notaste algo extraño en el último asesinato? —Su voz es gélida. Firme. Implacable. No le ha dicho nada a los chicos, más han despejado esa zona del bar para que negocien a solas, las botellas todavía penden cerca de la mesa de billar y la música suena por los altoparlantes—. ¿Algo llamó tu atención?

—No seguiré tu juego.

—Entonces no tiene chiste revelar las cartas. —Sus dedos se pasean por su melena lacia varias veces en busca de una provocación, las pestañas muestran ojos hambrientos en una serie de aleteos falsos que develan fragilidad, no hay nada frágil acá—. ¿Notaste algo extraño? —Insiste.

—¿Algo cómo qué? —Le sigue el juego.

—No sé. —Lo está cabreando—. En el ambiente, en la conversación previa, en el público, el montaje.

—Yut-Lung.

—El método. —Responde entretenido—. No parece que lo haya envenenado o disparado o al menos la sangre no era del cadáver.

—¡Tú! —Ash no duda al estamparlo contra la pared, sus puños están sosteniendo tan fuerte el cuello de la camisa que escucha a las costuras crujir, más, su enemigo impresiona aburrido—. ¿Cómo sabes lo de la sangre? ¿Acaso estuviste ahí?

—No. —Le da un manotazo y se libera—. Pero Eiji es un perro fiel.

—¡No pronuncies su nombre! —Gruñe—. No tienes derecho a pronunciarlo.

—Lo tengo. —Yut-Lung tararea—. Eiji es mi perro fiel, te guste o no. —Aunque es más bajo alrededor de su silueta emana una atmósfera pesada, casi venenosa—. Le enseñé a paralizar a las víctimas, de seguro recuerdas cómo le apliqué acupuntura para secuestrarlo, él sabe hacer lo mismo además del método que Blanca le enseñó, claro, yo prefiero las muertes limpias y sutiles, es más... elegante ante mis ojos.

—¿Elegante? —Ríe pasmado—. No hay nada elegante en la muerte.

—La muerte puede ser algo hermoso, Ash. —Yut-Lung amolda las manos sobre su espalda y empieza a recorrer la cantina como si le perteneciera, luce tan fuera de lugar en el territorio de Black Sabbath que resulta incluso chistoso—. ¿Quieres saber qué otra cosa le enseñé?

—No.

—Le enseñé algo que tú y yo conocemos bien. —Se burla—. Seducir al objetivo, nunca vislumbré un atisbo de encanto en una cara tan simple, me pareció hasta feo pero debo admitir que tras conocerlo íntimamente vi su gracia, el chico tiene potencial o al menos tiene talento, sabe despertar los deseos más bajos de los hombres más ruines, no sé, supongo que algo en su aura inocentona, pura a incluso exótica en ese mundo los incita a romperlo con más ganas, los juguetes nuevos no duran si no saben jugar correctamente con ellos.

—Cállate. —Gruñe—. No escucharé más.

—No te gusta oírlo porque sabes que íntimamente yo soy más cercano. —El cerebro de Aslan hierve.

—¿Íntimamente? —Eso no le gustó para nada—. ¿A qué te refieres? Sé que estás diciendo esto dado que me quieres provocar.

—Sí, conozco muy bien a Eiji. —Más el chino solo se burla—. Le quedó una cicatriz muy fea alrededor de la cintura por la puñalada por cierto, el disparo en el pecho también, aunque resulta que mientras más dañado está, más le gusta a la gente. —Es todo.

—¡Te voy a matar! —No soporta más—. ¡Bastardo!

—Ash. —Pero Eiji está acá—. Ya para. —Y si está acá puede aclarar el malentendido.

—Eiji, ven acá. —Sin embargo Eiji no aclara el malentendido—. Ayúdame y encárgate de este salvaje.

—¡Él nunca te...!

Eiji le da un codazo para que se aparte de Yut-Lung y aunque al principio queda desconcertado, poco a poco el impacto surte efecto y de pronto sus pulmones se sienten como si los estuvieran apretando desde el interior, cae de rodillas y da bocanadas de aire desesperado igual que un pez fuera del agua porque este tipo de golpes son propios de Blanca ¿cómo diablos Eiji los domina? Debe estar oxidado, Ash nunca los pudo dominar bien, tal vez Eiji realmente lo agarró con la guardia baja o tal vez Eiji no es lo que parece ser, tal vez nunca lo fue.

—Te lo dije. —Yut-Lung enrolla los brazos alrededor de Eiji—. Él es mío. —Esa imagen le evoca a una boa constrictora a punto de devorar a su presa, sí, puede ver incluso los colmillos asomándose desde el borde de su labio superior—. Eiji hará lo que sea que yo le pida.

—¿Por qué?

—Porque me lo debe. —Ríe—. Porque me es fiel, porque me admira ¿por qué más podría hacer esa clase de cosas? Cierto. —Sonríe aún más—. Porque me ama.

—No.

—Porque me ama mucho más de lo que te amó a ti.

—¡Cállate!

—¿Quieres otra prueba? ¿Quieres que le vuelva a ordenar luchar contigo?

—Eiji. —Suplica en el piso—. Dime que es mentira.

—Ash.

Pero entonces la voz de Eiji escapa impasible, pronuncia su nombre con una monotonía helada igual que lo haría al hablar del clima, lo hiere de sobremanera, ¿qué pasó con ese Ash-u que estornudaba? Ese que lo hacía sentir tan amado y especial, quiere llorar, más, se para sin demostrar debilidad y le sostiene una mirada. Ojos grandes y cafés. Bonitos, realmente bonitos. No lo ven con más amor. Son ojos deslumbrantes aunque tristes. Miran a Yut-Lung.

—Dijiste que no eran amantes. —¿Por qué lo pregunta? Ni siquiera sabe pero duele, todo duele acá.

—No le debes ninguna explicación. —Yut-Lung interrumpe—. Entonces ¿quieres una demostración?

—¿Demostración?

—Te vine a advertir del siguiente objetivo y a entregar esta información. —Yut-Lung se mete la mano dentro del bolsillo y le avienta un sobre—. Es un viejo amigo tuyo. —El sarcasmo le congela la sangre.

—Froggy. —Repite leyendo superficialmente—. Él no es de Corsa.

—Es un miembro bajo, si ansías compruébalo. —Y diablos que lo hará—. Pero ya que estamos todos acá reunidos ¿por qué no compruebas las habilidades de lucha de Eiji? Así dejas de vacilar y aferrarte a esa imagen inocentona y pura que ya no existe más.

—Pelearé con él solo si nos dejas a solas. —Espeta quitándose la chaqueta—. ¿O te da miedo lo que podamos hablar a tus espaldas? ¿No se supone que Eiji te es fiel a ti?

—No me da miedo, no. —Yut-Lung retrocede—. Tres minutos y lo quiero noqueado ¿has entendido?

—Sí.

Quedan a solas en el bar.

—Eiji.

—¿Qué haces? Ponte en una posición defensiva.

—¿Qué? —Ash frunce el ceño—. No, podemos hablar en paz.

—Yue me pidió algo. —Más, Eiji impresiona reticente—. Y planeo cumplirlo, prepárate para la pelea.

—No voy a luchar contigo.

—No me gusta atacar a gente indefensa. —Le repite con una expresión dura, sin embargo, sus labios tiemblan y sus piernas no se encuentran plantadas con tanta firmeza como deberían porque aun si es el pupilo de Blanca hay restos de Eiji en este hombre—. Párate como se debe.

—No. —Y Ash apuesta su vida a eso.

—Como quieras.

Grave error.

Ni siquiera ve venir el golpe, Eiji se mueve con una ligereza sobrehumana para darle un puntapié en el tobillo, no es la fuerza con la que ejerce el toque ni tampoco la velocidad, es la presión, no se pasó ni un centímetro, supo exactamente en dónde atacar y eso solo puede ser enseñanza de Blanca, Ash ya estuvo en ese lugar, ya escuchó esas lecciones y las dejó de practicar, vaya, si antes se reprochaba el haberse convertido en una versión más torcida de Blanca, ¿qué es esto? Eiji es una extraña mezcla entre su yo de 14 años y el juguete de Yut-Lung. No le gusta. No le gusta para nada. Y de tanto rumiar no se percata de que ha caído contra las pegajosas baldosas del bar hasta que su nuca rebota encima del porcelanato y Eiji se ha acomodado arriba. Tiene un puño alzado. Los dientes apretados. Reparte su peso en los lugares correctos para que Ash no se pueda levantar, no se tratan de fuerza las peleas sino de astucia y Eiji le ha ganado.

—Adelante. —Así que le da el permiso—. Golpéame y acaba con esto.

—Ash.

—Es lo que Yut-Lung espera ¿no? Ver cómo me lastimas. —Eiji aprieta con tanta dureza su puño que se le blanquean las falanges hasta crujir.

—A-Ash...

Y de repente, hay lágrimas cayendo hacia su cara.

Eiji baja el puño en un acto de rendición, aprieta los párpados y llora, llora como nunca antes lo miró llorar porque incluso si el mundo se derrumbaba Eiji procuraba ser firme y estar para Aslan, lo siente encogerse encima, apretar su camiseta blanca y aferrarse a la tela delgada casi como si supiera sobre que esta es la última vez que puede hacerlo, se pregunta si por eso se habrá ido, si lo empujó a tapar sus heridas para hacerle pensar que estaba bien cuando obviamente no lo estaba.

¿Por qué no lo vi antes?

¿Por qué no te vi?

—Eiji.

Aslan le roza levemente los mofletes en un acto de valentía y su corazón duele mucho, de pronto él también tiene ganas de llorar, rozar su piel no solo lo asfixia sino que desata innumerables recuerdos que llegan de golpe en la ternura rota de esos ojos, usa sus pulgares para limpiar sus lágrimas, piensa en las veces que los ojos de Eiji retuvieron amor para él y en lo incrédulo que eso lo dejaba, una cara como la suya, un cuerpo como el suyo, una mente como la suya...tan dañado. Pero Eiji nunca lo dejó de vislumbrar con esos ojos jodidamente cariñosos y eso lo mataba, Eiji lo hizo anhelar recuperar su vida, Eiji odiaba que matara e hiciera esto. Así que ¿por qué lo está haciendo?

—¿Por qué estás con Yut-Lung? —Aunque ninguno dice nada sobre el estado de fragilidad ajeno sus heridas están abiertas y escurren hasta forjar una poza en el piso. La poza es un mar. El mar lo ahoga.

—Porque le pertenezco.

—No le perteneces a nadie.

—Aslan... —Entonces Eiji se levanta la camisa hasta el codo y le muestra la muñeca—. Le pertenezco.

—La marca de los Lee. —Es un tatuaje, no es muy grande, es apenas una sombra de dragón, más, la ha investigado demasiadas veces para saber lo que significa—. ¿Por qué no me pediste ayuda a mí?

—Porque te amé. —Se ahoga y se ahoga—. Porque te amé demasiado.

—¿Ahora amas a alguien más?

—No creo que pueda amar a nadie nunca más. —Ríe con amargura—. Sé que estás aferrado a quien alguna vez fui, pero Ash... soy un asesino, es lo que soy, maté al senador, no busques más explicación porque me hiere que me recuerdes lo que he perdido, era un niño cuando te conocí y no podía saber ni hacer muchas cosas que ahora puedo, ese es el precio que estoy pagando, Blanca y Yue me cuidan y yo debo cuidarlos de regreso, eso es todo. —Eiji se levanta.

—¿Podría haber hecho algo para salvarte? —Y la pregunta de Sing escapa de su propia boca porque sí, siente culpa, siente tanta culpa que apenas puede respirar.

—No. —Eiji le da la espalda—. Porque Yue tenía razón, tú eras el problema del que me debía apartar.

Eiji lo deja solo en el bar.

Mañana tendrán que seguir compitiendo, mañana tendrá que ir por uno de esos pedazos que Froggy y otros hombres rompieron y nunca más volvió a encajar, piensa en la taza de Nori Nori que destrozó y en cómo la repararon juntos fingiendo que eran hilos de oro y se encoge sobre sí mismo, Eiji no va a volver para arreglarlo y Ash no puede arreglar a Eiji, así que se quedan ahí. Tirados. Rotos. Callados.

Dos niños dañados.

El lunes nos toca leeer el pov de Eiji ¿por qué? porque es mi cumpleaños y quería subir algo ese día, así que espero compensar el retraso de los capítulos de esa manera, pero dentro de todo se viene intenso con Eiji, así que estén preparados y recuerden harto las advertencias, se las voy a reforzar caleta.

Nos vemos~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro