Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2. Damaged man.

Hi~ No esperaba que tantas personas recordaran esta trama, me dio demasiado amor, muchas gracias por haberle dado una chance de nuevo, prometo que esta vez tendrá el rumbo decente que merece, pero siempre reforzando que esta cosa igual es media densa y oscura, especialmente en Eiji que es un personaje al que acostumbramos a ver más con valores idealizados, acá no tanto, así que por favor considerenlo. Este capítulo igual se mantiene apegado al original, pero del otro ya se empiezan a evidenciar más los cambios, así que nos vamos con más contexto, mil gracias por el apoyo.

Espero que les guste.

Ash está dañado.

Lo está desde que tenía ocho años, desde que su entrenador de béisbol posó su atención en un niño risueño cuyo padre jamás le importó y estaba desesperado por cariño, lo está desde que entró a esa mugrienta cabaña en la colina para "jugar juegos de adultos" pero no tenía que contarle a nadie, los demás niños se pondrían demasiado celosos, le decía. Aún sin explicación, Aslan sabía que algo se encontraba jodidamente retorcido en lo que hacían, Griffin no le enseñó a jugar de esa manera, jamás lo forzó a quitarse la ropa ni a tocarlo así, no le gustó, tenía miedo, tenía tanto miedo que no podía hablar, su corazón gritó pidiendo ayuda, pero no pudo decir nada.

«Es nuestro secreto, Aslan».

Nuestro.

Y entonces pensaba, ¿tan malo fue Barba Azul? Sí, es cierto, lo usó de prostituto, era apenas un niño cuando se atrevió a tomarlo y devorarlo hasta que no quedasen más que los huesos, pero no es tan diferente a sus otros clientes, no ha sido peor que Dino o los otros cerdos que ha conocido a lo largo de su vida, Dios sabe que no fue el peor, de hecho, hay una ambivalencia constante carcomiendo la grieta de su corazón podrido, engullendo y engullendo su concepto de amor porque una parte de sí mismo necesita creer que no todo fue la seducción de un pedófilo, que quizás lo amó un poquito, él necesitaba con desesperación que alguien lo amara, su padre no lo hacía y Griffin estaba muerto.

¿Entonces quién?

Da igual que sea un pedófilo, por favor alguien ámeme.

Por favor.

Cuando pensaba esto se daba cuenta de lo dañado que realmente estaba.

Y entonces él llegó, justo cuando Ash estaba resignado a no tener nada más porque no merecía nada más con un alma tan usada como la suya, él llegó.

Eiji Okumura

Su dulce Eiji.

Desde el instante que lo vio quedó paralizado por los ojos más amables del mundo y el mundo más amable dentro de ellos, Aslan solía crear capas y capas de espinas para protegerse, temía que viesen lo asqueroso que era, lo monstruoso y poco humano, el residuo de un niñito expuesto a la crueldad constante de la codicia, no quería que nadie lo supiera, pero antes que pudiese protegerse ya poseía a su corazón desnudo y sangrante entre sus manos, porque la sonrisa de Eiji era bonita, porque él no le mostró maldad ni codicia ni lujuria, porque sus mechones esponjados y negros se balanceaban juguetonamente tras su nuca mientras enroscaba sus palmas alrededor de la correa de cuero, firme y nervioso, luchando por disimular la ansiedad sin lograrlo, era el peor mentiroso y Aslan amaba eso de él, lo amaba tanto.

—¿Esa pistola es de verdad?

Desde acá lo supo, supo que nunca podría sentirse tan maravillado, deslumbrado y limpio como con este chico de modales cautos, preguntas infames y una absoluta franqueza infantil que no mostraba más que deseos por ayudarlo aun siendo desconocidos.

Fue acá que Aslan le permitió a Eiji ver su mundo de crímenes y horrores con más que una entrevista, sabía que era estúpido, pero esperaba que aun así sus ojitos cafés conservasen aquel brillo especial, ese brillo tan Eiji que lo dejó maravillado y aterrorizado en el bar, ese brillo que le gritó: «aunque el mundo entero esté en tu contra, yo siempre estaré a tu lado».

¿Entonces por qué?

¿Por qué me dejaste?

Nunca te pedí un para siempre, tú me lo diste, tú me rompiste como una promesa y ahora...

Boss. —No quiere pensarlo, tiene un asesinato que consumar en una fiesta—. Ya casi llegamos.

El caso es personal, Willard Evanstine, el policía corrupto que se encargó no solo de restregarle lo mugriento que está, sino que se lo mostró en su entrevista, pasando el video con Marvin una y otra y otra vez en la pantalla del interrogatorio frente a los demás, trazando una línea entre los humanos aceptables y las escorias como los niños violados, abriendo sus heridas para que chorree sangre sin cesar, no puede pararla (ayuda). Al parecer se metió con un político que no debía y Aslan más que encantado aceptó el trabajo de sicario, debe despejar su mente de su última misión fracasada.

Eiji es el aprendiz de Blanca.

Eiji es un asesino.

Se ha demorado en procesar ese pensamiento, sabe que es enfermizo aferrarse al recuerdo de aquel chico que hacía estrellas con sus ojos, sabe que es insano haber conservado sus horrendos suéteres de Nori Nori y sus fotografías solo para aferrarse a algo de él, un pedacito, se conformó con lo que fuese. Suspira. Es un mentiroso de mierda, le prometió a los chicos y a Shorter que lo superó, que encontrarlo no significó absolutamente nada, que Eiji estaba muerto para él por su traición y ya.

Pero no puede.

Porque ama al bastardo que le rompió el corazón y lo odia por hacerlo.

—¿Estás seguro de que puedes hacer esto? —Shorter es quien lo pregunta al volante, Ash desliza sus palmas por las arrugas de su camisa, viste un traje negro, entallado y elegante, ese mismo que Dino adoraba que usara porque se veía magnífico, hermoso, lo llamaba.

—¿Te da miedo que no pueda? —Esboza su risita burlona, posa su atención a las afueras del jardín, a juzgar por la cantidad de invitados será una fiesta gigantesca y ostentosa para celebrar el ascenso de Evanstine, es tan irónico que vaya a morirse por un disparo en la nuca.

—Es un caso personal. —Regaña con suavidad, escucha cómo tensa las manos alrededor del volante, haciendo un esfuerzo sobrehumano para no empujar más allá de los límites que ha trazado, si antes Ash era inaccesible para el resto ahora se ha vuelto una caja fuerte con miles de puertas herméticas enfrente acompañadas de un elegante sistema de seguridad con huellas táctiles y códigos, imposible de pasar, nadie logra alcanzarlo—. Me preocupas.

—No me subestimes.

—No te subestimo. —Intenta aligerar el ambiente, no le gusta pelearse con su mejor amigo aunque no sea él mismo desde hace tres años—. Me preocupa que te estés perdiendo, Sing tiene razón.

—¿Te estás poniendo de su lado? —Shorter frena el automóvil en el jardín.

—No hay diferentes lados en esto, todos te queremos ayudar. —Trata de explicarle con voz calma, baja y suave—. Pero estás actuando fuera de ti mismo.

—No estoy actuando fuera de mí.

—¡Lo haces! —Finalmente le grita—. Los trabajos que estás aceptando casi parecen por venganza.

—¿Venganza? —Una trémula sonrisa flota en su palidez cadavérica generando un contraste violento contra la oscuridad que pende por la ventana del automóvil, se puede escuchar el traqueteo de las conversaciones superficiales desde dentro, el reflejo fantasma de la casona retuerce sus entrañas—. ¿Eso crees de mí?

—Lo siento.

Shorter se culpabiliza por no saber qué diablos hacer, Eiji era el único que tenía el coraje para poder atravesar las defensas de Ash aun saliendo herido. Si bien, él intenta hacer constantemente algo (¡lo que sea!) para salvar aunque sea al cadáver congelado de su mejor amigo, siente culpa, porque sabe que hace algo mucho peor que los demás: lo tolera. Opta por olvidar lo mal que se encuentra al ser demasiado complicado buscar una solución, porque Aslan quiere que las personas disfruten la farsa que ha creado de sí mismo y Shorter quiere darle ese placer pese a ser mentira.

Rogaba que si le permitía a Ash escoger, aun si es un trabajo donde sigue matando, se compensarían las miles de noches donde no pudo escoger porque lo forzaban, como si fuese una balanza, como si las violaciones funcionasen así y sabe que su actuar es de cobarde, que debería imponerle un alto o lo perderá, pero no puede, le da demasiado miedo sacrificar lo que queda de amistad, así que llegan a este consenso en donde Ash se destruye y Shorter (todos los chicos en realidad) fingen que no lo saben.

Eiji lo sabría.

Eiji lo vería.

¿Dónde diablos está?

—Debiste rechazar al cliente, no vale la pena. —Quiere explicarle.

—Si no te gustan mis métodos... —Gruñe, es un animal herido, no pretenderá otra cosa—. Renuncia.

Se baja de un portazo.

Se mezcla entre la multitud con suma naturalidad, es su ambiente, es acá donde pertenece, mujeres y hombres se le han acercado para coquetearle, no se resiste, debe hacer hora hasta que Evanstine esté solo para poder dispararle desde una de las ventanas (las revisó apenas llegó, ha encontrado el lugar idóneo para volarle los sesos sin ser tan vistoso), se aprecia como a los catorce. Shorter confesó que al conocerlo le dio temor, porque la frialdad en sus ojos denotaba total inexpresividad, como si no le importara menos. Pensó que parecía una puta manipulando los clientes en la correccional, no se equivocaba del todo. Pero ahora es un adulto y es mil veces peor, ahora es una verdadera puta.

Niega, prestándole atención al hombre que tiene enfrente, chocando las copas de vino en un brindis que no escucha, sintiendo el nudo en su estómago acrecentarse hacia su garganta, como si arrojasen arpones en sus cuerdas vocales y se elevasen, dejándolo mudo, tenía miedo, tenía tanto miedo que no podía hablar, mi corazón gritó pidiendo ayuda pero no pude decir nada. Su curiosidad es asida, deslumbrada y absorbida por los ojos de ese sujeto, son negros, realmente negros y grandes, tanto que se confunde la iris con la pupila, son bonitos, son casi como los de Eiji.

Eiji. Eiji. Eiji.

¡Basta!

Pero cada ínfimo estímulo lo trae de regreso, incluso el simple hecho de vislumbrar pupilas brunas tras perderlo, con ese brillo que tanto le encantaba, ese que chispeaba aún más cuando él se comía el natto contra voluntad solo porque lo amaba y quería verlo feliz, ese que se expandía en un fuego fatuo al mirarlo a él, solo a él, ese que lo salvó en una declaración inquebrantable y pura de libertad lo remonta hacia su fantasma, y debe aceptarlo todo otra vez. Ya nunca va a ver cómo Eiji despierta con sus ojitos somnolientos a su lado en la cama, ya nunca va a ver cómo las migas se desparraman en sus labios mientras discuten por el diario siendo una vieja pareja casada, ya nunca va a...

Lo extraña.

Lo extraña tanto que le duele y teme que este dolor lo mate.

—Eiji...

Y ahí está, en esta misma fiesta, bailando con Evanstine en la pista bajo las luces iridiscentes, con su brillo de estrellas, oh mierda, su dulce brillo de estrellas que lo salvó para volverlo a matar.

Aslan está dañado.

No se puede arreglar.

Así que le da a probar de su propia medicina, le ofrece una sonrisa coqueta a Evanstine al centro de la pista y se lo quita, le roba la víctima de su asesinato y no solo eso, coquetea con el saco de mierda quien o se ha olvidado del daño que hizo o cree que puede acostarse con él tras la muerte de Dino, sea cual sea la opción, ambas son una basura.

—Lamento los malentendidos que pasaron entre nosotros dos. —El aliento de Evanstine le retuerce las tripas, huele a una mezcla de vinos podridos y bocadillos malolientes, igual que un cadáver que ha pasado demasiado tiempo tirado en una húmeda calle de Nueva York—. Espero que lo entiendas, pero no podía oponerme al monsieur, una pensión de policía es pobre.

—No se preocupe. —Esboza una sonrisa galante, ignorando cómo su ser grita para apartarlo, cómo se pierde un poco más al dejar que estas hienas devoren lo poco que queda para rescatar, su víctima no duda en descender sus toques hasta su cadera, gatillándole una arcada, él ruega que las náuseas paren, cree que si se deja tocar en algún punto lo tocarán demasiado y le dará igual.

—El monsieur hablaba de ti. —Musita en un ronroneo, tratándolo igual que un objeto, alardea acerca de poseerlo frente a los demás, debe ser una noche de ensueño, tiene un ascenso y se follará a Ash Lynx, wow.

—¿Le dijo cosas buenas de mí? —Le sigue el juego, puede matarlo en su habitación, de hecho, es lo más simple pero no es su método predilecto, duele recordarse que su cuerpo única y exclusivamente sirve para esto. Pero Evanstine lo está manoseando en el baile y le queda claro otra vez.

—Dijo cosas maravillosas. —Musita, asciende uno de sus obesos pulgares hacia sus labios, ejerce la presión suficiente para que los abra—. Dijo que eras muy bueno con la boca.

—El mejor. —Ronronea—. Mi lengua es como terciopelo, se lo prometo. —Claro que esto excita al cerdo, Aslan se observa en el ventanal cuando lo da vueltas, es incapaz de sostener una mirada, es demasiado incómodo mirar a un desconocido.

—¿Acaso es una invitación?

—¿No está celebrando? —Es juguetón y hábil—. ¿Por qué no terminamos con fuegos artificiales?

—Marvin tenía razón. —Sonríe, acariciándole el mentón con toques helados y posesivos, con toques pegajosos que marcarán cada retazo de su piel hasta ensuciarlo y ensuciarlo—. Eres toda una puta, esto realmente te encanta ¿no es así? Incluso seguiste en el negocio tras matar al viejo, amas follar.

—Ha escuchado de mí.

—He escuchado muchas cosas de ti. —Él grita internamente cuando se restriega en contra, su mano se ha llenado de sudor, su sonrisa tirita, está quebrandose y en este trabajo no se puede quebrar.

—¿Por qué no vamos a comprobarlo entonces? —Evanstine finalmente asiente satisfecho, Ash toma aire, puede hacerlo, solo debe distraerlo un buen rato en la habitación para evitar sospechas antes de matarlo, no es primera vez que pasa, se ha vendido desde los ocho años, ha nacido para esto.

—Perdón. —Pero...—. Quería pedirle el siguiente baile. —Eiji, ¿por qué siempre sabotea sus planes?

—Claro dulzura, puedo tenerlos a los dos. —El moreno niega.

—No a usted. —Extendiéndole una palma a Ash, ofreciéndole una salida con ese brillo especial en sus pupilas, con ese brillo que lo destroza y lo deja hecho una pila de puras cenizas, ese brillo que lo incita a renacer, ¿para qué? Lo abandonó, lo dejó cuando más lo necesitaba y le duele—. A él.

—No estoy interesado. —Brama, imponiendo un muro gigantesco entre ellos dos, son altos.

—Por favor baila conmigo. —Pero ningún muro es tan alto para quien puede volar ¿verdad?—. Por favor, Ash.

La vida es injusta.

La vida es injusta por poner a alguien tan maravilloso como Eiji en su camino y luego quitárselo.

La vida es injusta por enseñarle lo que era el amor para que caducara.

La vida es especialmente injusta al poner la mano de Eiji enfrente otra vez y no detenerlo al tomarla.

—¿Crees que puedes seguirme? —Pretende sonar duro, parándose en medio de esa ostentosa pista de baile bajo las luces doradas que solo lo hacen lucir más lindo y angelical, con su traje blanco que enmarca con exquisitez su silueta y ese cabello esponjado ridículamente peinado atrás, él recuerda a la perfección cómo Eiji batallaba cada mañana contra sus mechones negros y él lo amaba.

—Eso espero. —Dice con la voz temblorosa y baja, se mira nervioso, lo que es ridículo considerando que tuvo las pelotas para dejarlo plantado en el aeropuerto e invitarlo a bailar en presunto delito.

—Veamos.

Parten con movimientos bruscos y violentos, aunque la canción es suave, Aslan lo sostiene con más brusquedad de la que desearía, hunde sus dedos en las costuras de ese elegante y sedoso esmoquin, se pregunta cuándo cambió tanto, nunca ha sido la clase de hombre que disfrute de la ropa de gala aunque se le vea de maravilla, no, Eiji prefiere los suéteres horrendos, mullidos y de abuelo, ¿cómo diablos se ha convertido en un homicida?, ¿por qué está compitiendo en su contra? Le es indiferente la razón, solo está bailando para probarle que es mejor, que pueden compartir una tonada refinada y él no sentirá nada, que aun así podrá ir y acostarse con Evanstine porque este traidor no le importa.

—A-Ash... —Pero Eiji lo llama con voz débil y triste, muy triste, se aferra a su mano como si estuviese realmente asustado, inclinándose más cerca de lo que debería, como si lo extrañase y todavía fuesen esos dos idiotas enamorados en Nueva York—. Lo lamento por sacarte, sé que no me quieres cerca, pero no podía dejarte con él luego de verlo actuar así.

Oh no.

Por favor no.

—No tienes que fingir que te importo. —Eiji por un instante rompe el agarre del baile, abrazándose a sí mismo, viéndose extraordinariamente herido y frágil, esto desata un vuelco de emociones que si bien, le son imposibles de recordar, se le expanden por el torrente sanguíneo con fervor violento.

—¿Eso crees de mí? —Musita, esquivando su mirada, posando su atención en los pulcros pisos de cerámica como si fuesen lo más interesante del mundo.

—Lo creo. —Miente, se ha vuelto un terrible mentiroso.

—Lo siento. —No sabe por qué se disculpa pero es mil veces peor, la culpa cae en su estómago igual que una piedra en un riachuelo pacífico, salpicando por doquier, destrozando un presunto Edén con mirlos cantores y pececillos danzantes—. Mejor me voy.

—Eiji... —Ash se ha aferrado a su mano muy asustado, teme que si lo suelta no lo vuelva a ver, teme volver a reexperimentar el mismo abandono que sufrió en el aeropuerto cuando nadie llegó—. Baila conmigo una pieza más. —El nombrado le sonríe con mucha pena, volviendo a la posición inicial.

—Una pieza más.

Empiezan balanceándose con torpeza, Eiji es terrible bailando y no ha mejorado ni con las lecciones de Blanca, le tiene paciencia, acomoda una de sus palmas en su cintura consiguiendo que el moreno pierda el aliento y se encoja nervioso hacia su pecho, tensando el agarre tierno que pende entre sus palmas, siguiendo sus pasos a ciegas aún en la oscuridad, mirándolo con una expresión indescifrable que nunca ha podido ni podrá comprender a cabalidad. Recuerda la versión del amor con Barba Azul y cómo suplicó que hubiese algo en la relación con el pedófilo, ¿qué tanto se odió para implorar por esas migajas de cariño?, ¿qué tan solo se sintió? Esto es diferente, piensa y lo confirma.

Es una sensación absolutamente diferente y etérea estar danzando con Eiji en esta mansión podrida, acelerando sus pasos igual que el crescendo de las notas, volviéndolos más complicados, no se caen a pesar de eso, porque ambos confían su misma vida en el otro, lo demuestran paso tras paso, caricia tras caricia, el corazón se le aligera como si hubiese caído en una nube y de pronto no sangrara más en ese vacío crónico, como si sus heridas volviesen a estar limpias y fuese más que un cúmulo sucio de retazos, residuos de sus clientes y asesinatos, se siente vivo otra vez, le gusta.

—No eres tan malo. —Eiji se burla con esa sonrisa de mierda altanera, Ash hunde sus dedos un poco más en esa delgada cintura en respuesta, consiguiendo que se ponga rojo hasta las orejas.

—Tampoco eres tan mal compañero. —Lo halaga—. Aunque me has pisado varias veces.

—¡Ash! —Chilla, pateando el suelo—. ¡No es verdad!

—Me acabas de pisar otra vez, eso duele ¿sabes? Soy una persona delicada.

—No impresionas ser muy delicado en estos momentos. —Se queja, inflando las mejillas y tensando el ceño, siempre que pone está expresión enfadada es porque pretende intimidar, igual que un conejo al acecho cuando solo consigue ser malditamente adorable—. Eres malo.

—Y estás bailando conmigo de todas maneras. —El ambiente cambia, ese fulgor especial que tanto adora de sus ojitos cafés se extingue con una aterradora velocidad.

—Sí. —Musita, sosteniéndolo más fuerte, más cerca y más asustado—. Tienes razón.

Bailan en silencio, el resto del mundo ha dejado de existir e importar.

El ritmo de la balada disminuye anunciando ese inevitable final, el japonés ha enrollado sus brazos alrededor del cuello de Ash, permitiendo que su mentón repose en el hombro de la chaqueta bruna, se han acurrucado sin darse explicaciones, él quiere preguntarle miles de cosas: «¿por qué te fuiste si me amabas tanto?», «¿por qué no confiaste lo suficiente en mí?», «¿por qué regresaste?», «¿por qué sigues regresando si me vas a volver a dejar?».

«¿Por qué me escribiste la carta?».

Pero no pronuncia ninguna, teme romper la magia, le aterra demasiado que esto sea otra dolorosa fantasía.

—Tengo que ir con Evanstine. —Anuncia, dándose el valor para apartar al moreno, memorizándolo a fuego lento, sabe que Shorter debe estar frenético al no haberse reportado en toda la noche, sabe que se ha portado mal y que recibirá una sentencia—. Me está esperando en su cuarto.

—No vayas con él. —Eiji lo suplica, rompiéndole el corazón en miles de pedazos otra vez, qué fácil lo hace, le da risa.

—No puedo dejar que lo mates tú. —Le da pena—. Eres el pupilo de Blanca.

—¿Si te explico te quedarías conmigo? —Le ruega, aferrándose a los bordes de la chaqueta de Aslan, presionando desesperado para mantenerlo a su lado un poco más.

—No. —Lo aparta—. Ya no cambiará nada.

Ya no valgo la pena, perdón.

—¡Ash! —Se da vueltas, encaminándose hacia el pasillo de habitaciones con una pistola cargada y el alma sangrante—. Nunca lo hice para lastimarte, lo hice para cuidarte. —No quiere escuchar más ni lo hace.

Ash está dañado.

Lo está desde que tenía ocho años, desde que su entrenador de béisbol posó su atención en un niño lo suficientemente hambriento por cariño para irse con cualquiera, está roto, lo sabe desde siempre, desde que aprendió a gritar en lugar de llorar. Pero esta noche, luego de bailar con Eiji en una dulce fantasía de remembranza, luego de beber su verdadera calidez y ahora estar desnudo, magullado y humillado entre sábanas ensangrentadas junto a un cadáver, con la pólvora cosquilleándole debajo de la nariz, con la mirada perdida de Evanstine clavada en los bordes de la cama, con una asquerosa esencia impregnada a su cuerpo se da cuenta de lo verdaderamente dañado que está.

¿Pretendo partir todos los capítulos con algo "dañado" al igual que los títulos? No, solo los de Ash pero son la mayoría así que acostumbrense, si algo me gusta del fic es que puedo rallar con esa palabra hasta el cansancio, ya en el siguiente tenemos mucho más contexto de qué onda Blanca y Eiji y a dónde apunta este fic, como me dieron cuerda y mucho amor lo más probable es que hayan actualizaciones días por medio así uqe julio igual es más llevadero, pucha chiquillos, gracias de verdad. Pero siempre reforzando que por este fic igual recibí mucho hate en su tiempo y no estoy para soportar eso, así que pueden irse si no les gusta pero no lo quiero bajar de nuevo luego de poner un kilo de advertencias, lean bajo su responsabilidad y sino les gusta ¿quién los mantiene acá? Yo no obligo a nadie.

Nos vemos el miercoles~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro