Aquel era el primer día de clase en el instituto Gemys, todos estaban en parte emocionados de poder reunirse con sus amigos de vuelta.

De entre aquella marea de estudiantes se encontraba Shadow, un erizo de pelaje y púas negras con vetas rojas, que caminaba sin mucho ánimo hacia el patio de aquel lugar.

Este miraba con algo de desinterés la zona, pero su mirada se volvía envidiosa cuando veía a todos con sus amigos formando grupos.

El ver aquella felicidad en los rostros de los amigos al reencontrarse tras las vacaciones le dolía y a la vez molestaba, pues él nunca tuvo amigos de verdad, y para que mentir, nunca fue feliz, pues en su casa las cosas no podrían ir a peor.

Sin embargo, dejó de pensar en todo aquello cuando notó que la gente se apelotonaba en la entrada al recinto, sobre todo los chicos, y escucho como estos empezaron a silbarle a alguien.

Por el tono de los silbidos, supuso que se trataría de alguna niñita de mamá consentida que daba la casualidad de ser la popular y de las más guapas del instituto.

-Chicos chicos, ¡dejadla pasar por dios! -se escuchaba entre los silbidos la voz de una chica un tanto chillona, llamando la atención de Shadow, que se dio la vuelta para ver que pasaba.

Se quedó completamente paralizado en el sitio cuando vio a aquella chica, una eriza de pelaje marrón que llevaba un vestido blanco hasta poco antes de las rodillas.

Ella aún no lo había notado, sólo caminaba lo más rápido que podía para alejarse de la marea de chicos que intentaban "seducirla".

Sin embargo, en su "carrera" por llegar a la entrada, su mirada se cruzó por un pequeño momento con la de Shadow, y en ese breve instante, ella le sonrió levemente, antes de desaparecer en el interior del edificio junto a una eriza rosa que intentaba alejar a la multitud.

Aunque aquella sonrisa hubiera durado apenas unos segundos, Shadow empezó a sentir su corazón latir con fuerza, y entró algo nervioso al lugar, ¿acaso se había enamorado a primera vista?