Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16- Tregua.


—Eres un debilucho, ¿y tú te consideras un hombre y temido pirata? ¡Já! ¿Acaso te dan miedo las agujas, FitzGerald? —El tono burlón de Dámaris hizo que Alexander gruñera.

Habían pasado cinco días desde el incidente del bote durante los cuales siguieron estando Alexander, Dámaris, Ron, Greg y Niall (además de las yeguas) solos en la isla.

Dámaris dejó de intentar huir, al menos temporalmente. Pasó dos días en cama para recuperarse de su incursión y gracias a los cuidados de Alexander se había librado de padecer una grave neumonía. El por qué ella había estado al borde de la muerte y él se había recuperado tan fácilmente era algo que Dámaris no se explicaba todavía ,y, francamente, le dio mucha rabia verlo ir y venir de un lado para otro como si tal cosa mientras que ella se sentía al borde del abismo.

Los días posteriores a su recuperación parecían haberse tomado una tregua; ella no trataba de huir en cada despiste y él no la provocaba. Incluso Dámaris se había ofrecido a ayudar a cepillar a las yeguas, así como a ayudar a Niall, el que mejor le caía de todos, a remendar las redes de pesca. Alexander, por su parte, propuso a Dámaris dar varios paseos con el pretexto de que a la joven le haría bien tener algo de movimiento después de haber guardado reposo. Ella no sospechó en ningún momento que lo que el pirata buscaba era su cercanía. Dichos paseos solían transcurrir en un monótono silencio que Dámaris rompía de vez en cuando con preguntas de las que FitzGerald acababa rápidamente harto. Les había ido bien hasta esa misma mañana.

A Alexander y a Greg se les cayó un árbol encima cuando trataban de cortarlo para hacer leña. No fue nada grave, pero el golpe había sido lo bastante fuerte para hacerle al capitán una brecha en la frente. No demasiado profunda, para decepción de la joven dama.

—No me dan miedo las agujas, damita —rebatió él. Dámaris no podía ocultar el placer que le estaba causando tenerlo a su merced y Alexander quiso provocarla en venganza—. Lo que pasa es que no me fío de ti. Eres capaz de clavarme eso en el ojo y necesito los dos para tenerte vigilada.

—Oh, qué lástima —bisbiseó—. No te preocupes que no te dejaré una cicatriz fea. A las mujeres les seguirás pareciendo atractivo y la cicatriz solo te hará parecer más irresistible.

Dámaris acercó la aguja a su frente y Alexander la agarró por la muñeca. Él ladeó una sonrisa.

—Así que te parezco atractivo e irresistible. —La sonrisa del pirata fue amplia, verdadera. Le guiñó un ojo.

—¿Qué? Am... eh... ¡No! He dicho a las mujeres. —Las mejillas de Dámaris tomaron el color de las fresas maduras.

—¿Y tú no lo eres?

La respuesta de Dámaris fue una puntada de hilo en la herida. Alexander aspiró por los dientes. Dámaris terminó de coser la herida y se encerró en la caseta, que ya había adoptado como propia, para serenarse y calmar el revoloteo del estómago. Las emociones que aquél pirata y contrabandista despertaba en ella no le gustaban ni un ápice. ¿Pero cómo le dices al corazón que obedezca al sentido común? Ese órgano tenía conciencia propia.

Dámaris espió por el lateral de la ventana y se topó de frente con la mirada de Alexander. Se apartó rápidamente. La carcajada de Alexander llegó hasta ella y en su mente pudo ver como el cuello de él se tensaba y le aparecían esas arruguitas en torno a los ojos.

— Maldito seas.   

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro