Capítulo XII: Diario
La lluvia caía torrencialmente sobre el reino de Nordelia. Ya llevaba más de cinco horas lloviendo, pero la ultima hora había aumentado su fuerza, habían fuertes vientos que abrían las ventanas de las casas en todo el reino, incluyendo las ventanas del taller de herrería de Dakota quien ya se había despojado del traje y puesto su típico overol de trabajo. Él caminaba rápidamente de un lado al otro asegurando las puertas y las ventanas de los dos pisos del taller.
—¡Demonios! —exclamaba Dakota mientras el viento asotaba fuertemente las ventanas.
Orión comenzó a relinchar cuando el agua de la lluvia comenzaba a caerle encima, Dakota corría hacia él y jalaba la soga para que avanzara y se resguardara bajo el techo.
Se escucharon truenos y se veían los destellos de luz en el cielo. Era más que claro para todos que era una tormenta.
Dakota se sentó en una silla después de haber asegurado todas las ventanas y puertas.
—Genial, ahora me quedé atrapado acá en el pueblo —exclamó—. Espero que mi padre se encuentre bien y no tenga problemas.
Se volvió a escuchar un fuerte trueno, así que se levantó y se asomó levemente por una de las ventanas.
—El clima está enojado el día de hoy —decía Dakota para que luego su mirada cayera en una de las torres del palacio real—. Espero que logres descansar con esta lluvia Dalilah —dijo para luego cerrar la ventana.
El ambiente se oscurecía poco a poco, ya había caído la noche. La tormenta no cesaba, los rayos y los truenos eran infaltables en esta tormenta.
Las gotas de lluvia chocaban contra las ventanas de todas las áreas del palacio, incluyendo la habitación de Dalilah, las puertas que se dirigían a su balcón estaban cerradas, pero eso no evitó que algo de agua entrara, aunque a ella no le molestaba que el suelo estuviera algo mojado.
Dalilah traía puesto una bata color blanco con lazos rosa pastel que marcaban su cintura y los bordes de las mangas y falda. Ella se estaba sentada en un cómodo sillón empotrado en la pared donde se encontraba una ventana, su cabeza reclinada contra el vidrio y su mano izquierda sosteniendo su mentón.
Veía como las gotas caían lentamente cuando impactaban contra el vidrio mientras respiraba lentamente. Metió su mano derecha en el escote de su bata y sacó el collar de zafiro, pero antes de que pudiera hacer algo el viento azotó las puertas del balcón sobresaltado a Dalilah con el fuerte ruido que hizo cuando estas golpearon la pared. Se levantó rápidamente, tomo ambas puertas y las cerró, luego se frotó los brazos ya que sentía frío.
—Las tormentas en este lugar si que son fuertes y frías. Y eso que no estamos en invierno aún —dijo Dalilah.
Ella tomó su cabello con ambas manos y caminó hasta su cama, agarró una cinta rosa brillante que estaba en la mesa de dormir y ató su cabello. Luego se sentó en la cama y tomó un libro rojo que estaba en la mesa junto con velas que iluminaban el lugar, se acomodó en el centro de la cama recogió un poco las piernas para apoyar el libro de ellas y lo abrió para leerlo, pasó varias páginas con dibujos y con una leve sonrisa, pero luego esa sonrisa desapareció cuando leyó lo que habia escrito hace quince años cuando era solo una niña
"17 de junio de 1512
Querido diario, el día de hoy mi papá me dijo que mamá estaba muy cansada y que debía dormir, pero estaba triste, no sabía por qué hasta que entré en la habitación y vi a mi mama acostada en su cama como en las ultimas dos semanas, le pregunté si me podía recostar a su lado y me dejó.
La abracé un largo rato, pero ella también estaba triste, le pregunté por qué estaba triste si ella iba a levantarse pronto, ella sonrió y luego lloró, pero aún tenía la sonrisa, me abrazó con la fuerza que le quedaba y me dijo que algún día ella y yo caminariamos juntas sin preocupaciones, pero que no iba a ser pronto.
Papá me llamó para que dejara tranquila a mi mamá y ella me dió un beso en la frente sin dejar de abrazarme y me dijo que me amaba con todo el corazón y que era lo mejor que le había pasado en la vida al igual que mi papá.
Yo le dije que era la mejor mamá del mundo y que también la amaba mucho.
Papá entró y me dijo que la dejara descansar, me cargó y me sacó de la habitación mientras le lanzaba un beso a mamá al salir.
Le haré un regalo a mamá, mañana es su cumpleaños y debe ser el más especial de todos los regalos"
Dalilah pasó la página, pero solo habían tres palabras y varias manchas de agua.
"18 de junio de 1512
Mamá no despertó"
Las manchas que tenía la página eran lágrimas que terminaron por manchar la página por completo, al parecer Dalilah no pudo escribir más de tres palabras en ese momento. Pasó a la siguiente página, pero esta tenía una letra muy diferente a la suya y estaba acompañada del dibujo de una rosa muy realista.
"24 de junio de 1512
Querida Dalilah, perdón por tomar tu diario sin permiso, pero era la única forma de hablarte. Comprendo perfectamente tu situación, yo he perdido a varios familiares a lo largo de mi vida y eso que solo tengo tres años más que tú.
Solo quería decirte que puedes confiar en mí para lo que sea, si quieres hablar conmigo déjame acercarme a tí, si quieres llorar deja que te dé mi hombro para que apoyes tu cabeza en el, si quieres escapar déjame decirte que no lo permitiré ya que aquí tienes personas que te ayudarán a superar tu pérdida, incluyendome.
Sé que no te puedo devolver a tu madre, pero te prometo que haré lo posible para que devolverte tu sonrisa.
Tal vez no comprendas lo que quiero decirte ya que solo tienes diez años, pero espero que algún día comprendas lo que te quise dar a entender con esta nota.
Te quiero y aprecio mucho, no me gusta verte tan triste, odio eso y me odio a mi mismo por permitir que te cerraras, perdón por no haber estado el día en que todo terminó para tí, pero aquí estoy.
Y prometo que le pediré perdón a tu padre por entrar en tu habitación sin permiso.
Te quiero mucho mi bella rosa, te amo princesa hermosa.
Tu mejor amigo, Dakota"
Dalilah al leer eso recordó lo que había pasado ese día antes de que comenzara la lluvia. Recordó el momento en que Dakota colocó su mano en la mejilla de ella mientras le lanzaba una dulce mirada.
El simple hecho de recordar ese momento hizo que sus mejillas se sonrojaran levemente y soltó un ligero suspiro.
—Dakota —exclamó—. ¿Por qué tuve que olvidarte?
Siguió pasando las siguientes páginas hasta que encontró una que hablaba de la mudanza al reino de Florencia
"26 de septiembre de 1512
Querido diario, el día de hoy mi padre y yo nos mudaremos a otro reino, creo que era el reino de Florencia.
Un familiar noble había fallecido y parece que mi padre debe de tomar su puesto debido a que el fallecido no tenía ni hermanos ni hijos y la reina de Florencia envío a un caballero por él hace unos días para informarle la situación.
Iremos a su funeral y allá mi padre decidirá que hacer en cuanto a la propuesta de la reina, pero algo es seguro: nos mudamos.
Ya me despedí de mis amigos, pero fue difícil decirle adiós a Dakota. El decía que iba a escapar de su padre para ir conmigo a hacer travesuras ¡JA JA JA!, no se a que se refería con eso, pero igual me dió mucha risa, él ha sido un gran apoyo desde que mi mamá falleció, será difícil empezar una nueva vida sin él, pero como el mismo dijo: hay cosas que no se pueden controlar.
Pero antes de que me fuera a mi casa a terminar de empacar él me tomo del brazo, me abrazó fuertemente solo para decirme que le prometiera que volvería. A lo que respondí que sí sin duda alguna, luego se separó de mi y puso una sonrisa como la que mi papá le ponía a mi mamá antes de entrar a su cuarto por horas y luego dijo que cuando volviera me iba a invitar a salir y que quedaría tan encantada con el que correría a sus brazos..."
Dalilah soltó una leve risa
—Dakota se queja de que Nathaniel es un idiota, pero por lo que veo él también era un idiota —volvió a reír para luego seguir con la lectura.
"... Cuando escuché eso solo pude reir y reír, le dije que eso jamás pasaría y estaba tan segura de eso que lo reté, él se sorprendió al escucharme decir eso, pero aceptó el reto.
Luego de bromear un rato más nos despedimos con un abrazo, pero él no quiso soltarme, me pidió que cumpliera la promesa de volver, que él esperaría con ansias el día en que volvamos a vernos y que no lo olvide nunca, luego me besó la mejilla, lo abracé con fuerza y le dije que jamás rompería esa promesa, que volvería sin importar qué, que nunca lo olvidaría y que le contaré todas mis aventuras en el reino de Florencia.
Luego de eso me fui a mi casa y ahora aquí estoy, sentada en un carruaje real rumbo al reino de Florencia, estoy tan nerviosa y emocionada de llegar. Luego te seguiré contando, querido diario".
Dalilah, al terminar de leer, se sintió mal al saber que nunca cumplió esa promesa y que Dakota de verdad la estaba esperando, pero nunca volvió. Además de que también lo olvidó, pero saber que Dakota, en la noche de la boda de la reina con su padre, le prometió que la ayudaría y que haría su mejor esfuerzo para recordarle como era su vida le devolvió la sonrisa al rostro.
—Dakota tiene un gran corazón, sabe que es imposible que recuerde algo de mi pasado y aún así me ayudara a intentar recordar —ríe un poco—. Aunque también quiere ganar el reto de conquistarme je je —cierra el libro y lo coloca en la mesa de noche.
Se acomoda en la cama y sopló para apagar las velas de las dos mesas de noche que tenía a ambos lados de la cama para poder dormir con el sonido de la lluvia que seguía igual de fuerte junto con los truenos y los rayos.
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