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Capítulo V: ¿Recordarte?

Dalilah veía, junto con la reina, como Dakota y Benjamín se iban del salón, su padre se acerca a ella y pone la mano suavemente sobre el hombro de su hija.

—Que bueno que interveniste, cielo —dijo el duque—. Estuvo apunto de rechazar la oportunidad.

—Lo sé, por eso le hablé. Tiene un talento que merece reconocimiento, pero parecía como si no quisiera tenerlo o que no creyera merecerlo —comentó Dalilah.

—En ese caso deberías de terminar de convencerlo —sugirió el duque.

-¿Que quieres decir con eso? -pregunto Dalilah girando sobre sí para ver a su padre- ¿Crees que no lo convencí del todo?

-Lograste que se quedara, pero no sabemos si mañana se arrepiente y sale corriendo, deberías de asegurarte de que se sienta bienvenido y cómodo.

-¿Sabes?... Tienes razón, debería hablarle.

Más tarde, Dalilah caminaba por los pasillos del palacio hacia la habitación donde se encontraba Dakota, al llegar a la puerta, tres mujeres salieron de ahí con varias telas, cintas, hilos y demás artefactos de costura. Luego entro en la habitación, al hacerlo, vio a Dakota colocándose una camiseta blanca.

-Buenas tardes -dijo Dalilah ocasionando que Dakota se diera la vuelta rápidamente.

-¿Princesa? No sabía que estaba aquí.

-¿Por qué me llamas "princesa"? Mi padre aún no se casa con la reina -decia mientras se acercaba a Dakota.

-Solo falta un día para que pertenezca a la familia real, así que debo acostumbrarme a llamarte así.

-Mejor llámame Dalilah, aún es valido que me llames así ya que aún no soy princesa. Además de que aún no me acostumbro, me siento algo incomoda y algo fuera de lugar.

-¿Ah sí? ¿Por qué? -preguntó Dakota.

-Ciertamente no he tenido tiempo de adaptarme a ningún lugar al que he ido, es como si la gente me viera y con la mirada me dijeran "no perteneces aquí".

-Te entiendo -Dakota se acerca a Dalilah-. Es como si en todos los lugares en dónde uno esté, siempre lo vigilen, como si esperarán que cometieras un error para poder juzgarte. Hay muchas personas y llegas a sentir que todos te observan aunque realmente no sea así, pero la sensación que eso causa es...

-Inquietante -completó Dalilah-. No esperaba que me comprendieras.

-Comprendo perfectamente. Ahora, aparte de lo que te dije, ¿por qué te sientes así? Fuera de lugar, incomoda.

Dalilah dió un par de pasos dentro de la habitación acercándose a la cama y se sentó mientras comenzaba a hablar.

-A lo largo de mi vida he pasado por muchas cosas. Mudanza tras mudanza, muerte tras muerte, la consolidación de mi padre como duque de Florencia, las miles de cosas que tuve que aprender para comportarme como una condesa y ahora debo aprender mil más para ser princesa, me pierdo en el palacio y de mis hermanastras solo he logrado empatizar con Leicy, Sasha me agrada, pero siempre está leyendo así que no hablamos mucho y siento que Victoria me odia.

-Vaya... ¿No te faltó nada más? -dijo Dakota provocando una pequeña risa de parte de Dalilah.

-Ojalá no me faltara nada más -dijo Dalilah y suspiró mientras se levantaba-. En fin, solo pasaba para decirte que no debes sentirte mal o sentir que molestas a los que vivimos aquí, eres bienvenido, puedes pedir lo que quieras.

Dakota se cruza de brazos y pone una leve sonrisa.

-Lo dice la chica que se siente incómoda y fuera de lugar en su propio hogar - dijo Dakota sin quitar la sonrisa.

-Touche -se acercó a Dakota de brazos cruzados y con una pequeña sonrisa en su rostro-. ¿Sabes? Eso se podría considerar una falta de respeto hacia un miembro de la familia real, te puedes meter en problemas por eso.

-En primera, no te falto el respeto, es la realidad -Dakota se acerca y habla más coquetamente-. Y en segunda, tú misma dijiste que aún no eras una princesa, ¿exactamente en qué problema me estaría metiendo?

Se veían directamente s los ojos mientras poco a poco se iban acercando más y más.

-No lo sé -Dalilah pestañea dos veces-. ¿Que estoy haciendo? -retrocede para alejarse de Dakota- Siento mi comportamiento, vine aquí para decirte que no te sientas incómodo y lo primero que hago es invadir tu espacio personal.

-¿Invadir? No... No me molesta.

-Pero no debo hacer eso, siento decirlo, pero ni te conozco, eres un plebeyo y yo una princesa... condesa... El punto es que tengo una imagen que mantener y un acercamiento tan comprometedor con un plebeyo que no conozco me afectaría, bastante.

-¿Desconocido? ¿No te acuerdas de mí? -preguntó Dakota.

-Solo hablamos unos minutos el lunes, eso no basta para conocerte.

-No me refiero al lunes. Hablo de nuestra niñez, ¿no te acuerdas?

-¿Niñez? ¿De qué hablas? -Dalilah empezaba a confundirse.

-Tu y yo éramos amigos, luego te mudaste y no volví a verte jamás.

Dalilah comenzó a reír un poco.

-Joven Dakota, creo que me está confundiendo con alguien más. Y es normal, yo también me he equivocado al hablarle a un "conocido" de años.

-Era tu mejor amigo, ¿en serio no me recuerdas? -dio un par de pasos hacia Dalilah.

-¿Recordarte? Lo único que recuerdo de ti es que eres un herrero con talento que conocí el lunes y que fue el encargado de hacer el nuevo escudo familiar -se dió la vuelta y abrió la puerta-. Enviaré a un sirviente para que te traiga comida y llamaré a Sir Nathaniel, por lo que ví ustedes sí se conocen y creo que es más apto que yo para que no te sientas incómodo -salio de la habitación.

-Esta bien -se acercó a la puerta- Y perdón por lo de hace rato, seguramente te confundí con alguien más.

-Descuida, a menudo me pasa. Sin resentimiento, pero eso sí, lo que estuvo cerca de pasar te lo llevas a la tumba, ¿sí?

-Por supuesto -dice Dakota con una leve sonrisa.

-Gracias, nos vemos mañana -dijo Dalilah mientras cerraba la puerta.

La sonrisa de Dakota se borró instantáneamente.

-No recuerda quien soy, ¿cómo es posible que se olvidara de mí? Sé que ha pasado un tiempo, pero ¿ni siquiera un recuerdo? -dijo algo frustrado.

Se dió la vuelta, camino hacia la cama y se recostó.

En otra área del palacio se encontraba la reina caminando tranquilamente con Benjamín hacia el comedor real.

-Cariño -dijo el duque.

-Amor mío, ¿ya vienes al comedor? La hora de la cena se aproxima.

-De hecho quería decirte algo... privado -dijo al acercarse a su amada.

-Desde luego. Benjamín, ¿nos dejarías solos un momento?

-Por supuesto, su majestad -Benjamin hizo una reverencia y se fue.

-¿Que querías decirme? -preguntó la reina.

-Solo quería darte las gracias por permitir que el joven herrero se quedara por esta noche.

-No debes agradecerme. Quiero mucho a Dalilah y si crees que Dakota puede ayudarla entonces puede quedarse.

-Espero que sí. Hemos pasado por mucho y desde el accidente... Ella no ha sido la misma, tal vez reencontrarse con Dakota la ayude. Solo espero que no se frustren, ninguno de los dos.

-Descuida, tesoro. Todo saldrá bien -se acerca al duque, acaricia su mejilla y lo besa dulcemente en los labios.

-Gracias, amor -el duque le sonríe.

En eso, llegan Sasha, Victoria y Leicy, las tres se dirigían al comedor

-Lamentamos la interrupción- dijo Sasha-. Nos dirigíamos al comedor, ya casi es hora de la cena.

-Será mejor apresurarnos -dice la reina-. Busquen a Dalilah y vayan las cuatro al comedor. Nosotros ya vamos.

-Por supuesto que sí, madre -las tres comenzaron a caminar.

-Yo iré al comedor -dijo Victoria-. No quiero hablar con Dalilah.

-¿Por qué no? Es agradable -dijo Leicy.

-Deberias darle una oportunidad, después de todo, es nuestra nueva hermana -dijo Sasha.

-Háganlo ustedes sí quieren -se detuvieron frente de unas escaleras-. Ustedes saben cómo soy, no es que me caiga mal, es solo que no me fio de nadie -comenzó a bajar las escaleras-. Nos vemos en la cena.

Sasha y Leicy veían como Victoria bajaba las escaleras. Y comenzaron a caminar a buscar a Dalilah.

-Debería confiar más en los demás -dijo Leicy.

-No te preocupes por ello, Leicy. Seguramente se volverán amigas pronto.

-Eso espero, las noches de juego serían mucho más divertidas si fuéramos cuatro.

Sasha suelta una pequeña risa.

-Seguramente.

Siguieron caminando en busca de Dalilah para poder ir a cenar, mientras que Dakota esperaba poder sacar parte de su frustración con Nathaniel.

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