Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6



10 de Agosto, 2:00 pm.


Una semana ha pasado desde el día en que Camil había muerto. No pude ir a su funeral debido a que era bastante lejos y ahora no podíamos viajar. Aún recuerdo ese día, por alguna razón, el clima estaba igual de triste como yo, comenzó a llover y después cayó un poco de granizo. Yo solo me la pasé llorando y mirando las gotas caer desde el cielo hasta el suelo.

El jardín de mi vecina, estaba vacío, la señora Campbell junto con su esposo se terminaron mudando tan pronto como les permitían. Lo más seguro querían evitar tener recuerdos sobre esa casa.

Los días pasaban y cada vez se acerca la época de entrar a clases.

Ahora me encontraba mirando por mi ventana, la casa de al lado apenas comenzaban a habitarla, personas entraban con cajas grandes, de seguro es ropa y algunos electrodomésticos. Mi mano ya estaba mejor, mi madre término desinfectándola y vendándola, ahora solo permanecían unas cuantas cicatrices.

Una semana que no he escuchado la voz de Dalila. Ni he visto su presencia. Lo único era, que las puertas del closet se abrían  y se cerraban, o escuchaba vasos caerse, pero a ella ya no.

Apoyé las manos en el marco de la ventana, la madera se sentía fría y rasposa, cada día estaba más vieja.

Ahora llevaba puesto un vestido azul marino, de adorno un listón amarrado en la cintura de color  celeste y unos zapatos negros sin tacón, mi cabello castaño, caía despeinado por mis hombros.

Un chico salió de la casa, no lograba verle el rostro, porque estaba agachado buscando algo entre las cajas, su cabello era negro, vestía algo simple, tejanos en color negro y camisa a cuadros de color roja con blanco, la llevaba remangada en cada brazo a tres cuartos.

— Hola Emily —escuche la voz de Dalila a mi derecha. Ella al igual que yo recargó sus manos en el marco de la ventana, su vista la dirigía hacia el frente.

—Creí que te habías olvidado de mí —me las arreglé para que mis voz no saliera temblorosa, creo que ya comenzaba a acostumbrarme al escucharla.

—Jamás sucedería —sentí su sonrisa como el gato de Cheshire adornando su pálido rostro, su presencia emanaba en el aire un olor a humedad y ropa viejas —.Solo quería que te recuperaras de tu pérdida.

—Eres un monstruo —susurré aún con el dolor que sentía.

Ella soltó una sonora carcajada

—¿Interrumpo algo? —preguntó en tono elegante. A veces su manera de expresarse era con cortesía, supongo que su familia era de la alta en aquel tiempo. Yo solo giré mi rostro en dirección al de ella. Dalila sonreí burlona, sus ojos de nuevo ya no eran blancos, sino azules, su cabello negro cubría los laterales de su rostro. Rodé los ojos y volví a fijar mi vista hacia el chico que aún rebuscaba entre las cajas.

De reojo mire a Dalila, ella miraba hacia conmigo y después hacia el chico del otro lado, concentrada así sucesivamente.

—Ah ya veo —siseó Dalila.

—Lárgate Dalila —hable fríamente.

—mmm...—se llevó un dedo hacia su barbilla pensativa —.Yo creo que no.

El chico rebuscaba entre las cajas, se notaba un poco confundido, se levantó y frunció su entrecejo, se llevó una mano detrás de la nuca y se rascó un poco. Miró para todos lados buscando algo con la vista.

—Jamás lo encontrará —se burló Dalila.

—¿Cómo sabes que...—me giré hacía con ella, en su mano izquierda tenía un portarretrato. Dalila sonrió y lo agitó un poco —.¿De dónde lo sacaste?.

—Niña, a veces me desesperas —dijo hostil —.Tu se lo entregarás —ella me dio el portarretrato, sin interés.

—¿Por qué yo? Si tú se lo quitaste —fruncí el ceño molesta.

—Porque tú —me señaló con su dedo índice —.Estas viva, en cambio yo, estoy muerta.

—¿Y?, puedes presentarte como lo haces conmigo — me demostré a la defensiva.

—Así no es cómo funcionan las cosas, gusano —Dalila se molestó.

—Bien, niña muerta, se lo entregaré —tome él portarretratos, lo observé con detenimiento era el chico, aún lado se encontraba una niña muy parecida a él, solo que más pequeña. El chico era muy guapo, tiene las cejas un poco pobladas, tiene una piel clara y los labios rosados. Dalila ya no estaba.

Volví a observar hacia mi ventana, decidí que debería regresárselo al chico ya que al parecer él se notaba un poco nervioso y ansioso al no encontrarlo.

Salí de casa, directo a la suya. Al llegar toqué su puerta, el mismo chico salió de su casa.

—Hola —mostró una pequeña sonrisa amable. Su voz era un poco gruesa y varonil.

—Hola —sonreí perdiéndome un segundo en sus fanales, agité mi cabeza cuando el me observó confundido. Torpe—.Esto...—le estiré su portarretrato —.Creo que es tuyo.

Lo tomó y lo observó, suspiró despreocupado al saber que lo había encontrado.

—Gracias lo estaba buscando —pero su sonrisa desapareció y fue reemplazada por su ceño ligeramente —.¿Dónde lo encontraste?

Tonta

Piensa Emily, piensa

—Lo encontré tirado afuera de mi puerta,  y al verlo decidí tocar a tu puerta, como te estás cambiando pensé que se te cayó de unas de tus cajas.

—Esta bien —vaciló un poco —.Soy Sebastian Baker

—Emily Cooper —sonreí —.Y... —vacilé un instante —.¿Quién es la niña de la foto?.

—Ella era mi hermana —miró la foto de nuevo y la acarició con sus nudillos un poco manchados de polvo.

—¿Era?

—Si —levantó su mirada encontrándose con la mía, ahora me di cuenta que tenía los ojos azules con toques color miel —.Murió hace dos años, ahogada.
—sus ojos comenzaron a acumular un poco de agua.

—Yo lo siento, no debí preguntar —el pasó el dorso de su mano por encima de sus ojos, eliminando cualquier rastro de lagrimas.

—No te preocupes.

—¡Sebastian! —desde adentro de la casa se escucharon los gritos de una señora, seguro es su madre —.¡Ayúdame por favor!

—¡Ya voy! —gritó Sebastian de vuelta —.Tengo que irme —me miró directo a los ojos —Te veré luego.

—Claro, adiós.

***

Viernes, 5:00 pm

Al día siguiente, mis padres se fueron de compras al supermercado junto con Susan. Y me dejaron sola. Vaya suerte.

La casa se encontraba en un cómodo silencio, ya estaba ordenada incluso mi cuarto, así que ahora me encontraba resolviendo un crucigrama del periódico matutino. Apenas llevaba 10 resueltos y eran 20. Buscaba una sopa de letras pero al parecer mi padre ya lo había resuelto.

—Oh, así que era dentista —escribí en cada recuadro las letras, chillé de alegría cuando había adivinado la palabra —.Bien, esto no es difícil.

Pero mi momento de paz se había esfumado, cuando de pronto un vaso se cayó de la alacena, sobresaltándome un poco. Me giré, mirando hacia la cocina y efectivamente un vaso yacía roto en el piso, los cristales esparcidos por sin ningún lado.

Las puertas de la alacena se comenzaron a azotar fuertemente entre ellas, provocando que los platos temblaran, así duraron unos segundos y después pararon. Llevé el borrador de mi lápiz a mi boca mordiéndolo un poco debido a los nervios.

Me giré de nuevo para concentrarme y Dalila apareció sentada enfrente de mi, mirándome con sus ojos blancos, sus manos posaban sobre la mesa, cruzadas mostrando toda su educación, su cabello ya no tapaba los laterales de su cara, en cambio, estaba peinado hacia atrás descubriendo su rostro, pude notar que en el habían cicatrices, pequeñas cortadas, a lo largo de sus cachetes, como si hubieran pasado el filo de un cuchillo por esta.

—De nuevo tú —solté mi lápiz y este comenzó a rodar hacia Dalila fuera de mi alcance se detuvo en las puntas de los dedos de Dalila, en cuanto tocó sus nudillos todos mallugados  este se partió por mitad.

Hola Emily —sonrío.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro