Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 27


Maratón 3/3

El viento fresco azotaba contra mi cabello sentía como poco a poco el frío me recorría de pies a cabeza, de vez en cuando mis dientes rechinaban y mis dedos lo más probable es que ya eran de un color púrpura tenue, hacía frío pero esa era lo de menos. Mis pies daban pasos ligeros pero a la vez seguros, las hojas crujían debajo de mis zapatos negros y el hacha se escuchaba contra el suelo al ser arrastrada por mi.

No se oían ranas ni grillos, solo las hojas de los árboles cuando chocaban entre si, la oscuridad estaba muy persistente solo iluminaba un poco la luna.

La cabaña se hacía visible cada vez más y el aire aumentaba con cada paso que daba. Llegué a la cabaña como siempre esta estaba cayéndose, con plantas enredadas entre las paredes y escarabajos en ellas. Moví un poco la tierra de una de las masetas, la planta que está dentro ya estaba seca, saqué la pequeña llave de plata.

Aún recuerdo cuando encontré la cabaña, caminaba por todo el bosque despejando un poco mi mente, ese día, mis padres no se encontraban en casa, me advirtieron que no saliera pero como siempre soy obediente decidí salir de aquel lugar. Nunca creí encontrar un lugar así, creo que era de una pareja bastante anciana pero esta murió hace años por lo cual quedó abandonada y sin mantenimiento.

Me adentré al lugar cerrando la puerta, aquí no había luz pero se filtraba un poco por las ventanas (que por cierto no tenían vidrios, ni cortinas) la luz de la luna.

Amelia se encontraba en el suelo, con las manos atadas y sus pies atados, su cara permanecía ladeada hacia su hombro derecho, sus ojos permanecían cerrados y su boca cocida de las comisuras dejando a la vista sus dientes (con hilo negro) de las comisuras dejando a la vista sus dientes formando una sonrisa muy larga hasta casi llegar a su orejas, la muy pobre estaba triste y todos los días lloraba por lo que le hice una brillante sonrisa.

Su respiración era irregular, su persona olía bastante mal, algunas veces para permanecerla limpia cogía cubetas de agua y se las lanzaba, después la secaba con un trozo de tela, eso lo hacía una vez por semana. A veces llevaba sobras de la comida que preparaba mi mamá para mantenerla con vida, esto sucedía dos veces al día, incluso había veces en que Amelia no comía en todo el día sino hasta el mediodía del siguiente día.

Amelia abrió lentamente sus ojos, estos lucían cansados y con orejas prominentes debajo de estos, ella negó con la cabeza al dirigir su vista hacia mi mano derecha, en donde estaba el hacha. Ella intentó moverse pero eso era imposible porque las cuerdas estaban bien sujetas.

Sonreí al ver sus pequeñas lágrimas rodar sobre sus mejillas, ella se seguía moviendo y negando con su cabeza, caminé hacia ella, dejé el hacha recargada contra la pared para después tomar a Amelia de los cabellos, la jalé hacia el centro de la cabaña mientras ella pataleaba, (si que estaba pesada), la dejé acostada en el suelo.

Ella intentaba gritar pero solo salían pequeños sonidos, debido a las pocas fuerzas que tenía, me miró con ojos suplicantes y eso provocó a querer degollarla con el hacha. Tomé el hacha con ambas manos, levantándola con impulso para poder encajarla. Amelia se zangoloteaba como pez fuera del agua, llorando.

«¿últimas palabras?»

«Arde en el infierno», escupió con furia

Y de pronto sus cabeza rodó hacia la puerta de la cabaña.

Su sangre término salpicándome por el rostro y parte de mi vestido, bufé con molestia al ver mi atuendo sucio, aventé el hacha hacia un costado, el cuerpo no dejaba de derramar sangre, pasé por encima del cuerpo y por la cabeza, salí cerrando la puerta con llave

Caminé de regreso a casa, con la oscuridad sobre mi, el frío era verdaderamente espantoso pero esa era lo de menos, tarareaba una canción de cuna la cuál mi nana me cantaba en mis primeros cinco años de vida, ya no la volví a ver después de que mi madre la despidiera. El viento chocaba contra mi rostro lo que provocaba que la sangre fuera secándose.

Me adentré a mi hogar, cerrando la puerta, subí las escaleras lentamente pensando en las cosas que había cometido, me encerré en mi habitación para después dirigirme a mi cuarto de baño, al estar frente al espejo hice una mueca, al ver mi rostro rojizo por la sangre, tomé un poco de agua con mis manos lavando mi cara.

Caminé hacia mi ropero, buscando en uno de los cajones un pequeño cuchillo de plata, de nuevo me dirigí al baño parándome en frente del espejo, llevé el filo del cuchillo a uno de los laterales de mi rostro haciendo pequeños cortes, luego fui del lado izquierdo haciendo otros más y así sucesivamente hasta tener cortes dispersos por los laterales de mi rostro. Al terminar arrojé el cuchillo en el lavabo, llevándome mis manos a mi cara, soltando lágrimas y pequeños sollozos. Golpeando mi cabeza con mis puños, haciendo un intento en vano en parar el dolor.

«No soy un monstruo, no soy un monstruo, no soy un monstruo» me repetía una y otra vez intentando convencerme. 



Si, Dalila es un poquito bipolar, lol, pero es parte de su conducta.

Espero que les haya gustado este pequeño maratón, vaya he estado actualizando "seguido" bien, me sorprendí. *ahora desaparece por tres meses* Ñah mentira *no le crean*

Muchas Gracias por leer

Tenía una idea de cuantos faltaban para el final, creía que eran pocos, pero ahora ya ni sé ni qué onda con los capítulos.

En fin, nos leemos pronto ✌🏼️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro