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Capitulo 3

Emmett

El aroma a bayas y fresas del bosque lo guió como un canto de sirena desde el momento en el que estuvo lo suficientemente cerca para que su nariz pudiera captarlo, se tensó. Emily estuvo a su lado en el momento siguiente. un gruñido gutural salió de su garganta al sentirla tan cerca.

-mantén la distancia.-le gruñó entre dientes. joder, por que la mujer nunca le hacia caso, su lobo estaba demasiado a flor de piel en las ultimas horas, sus brazos picaban, su corazón iba mas rápido de lo normal como si estuviera en medio de un cambio perpetuo.

-cállate chucho.

-emily...-gruñó dejándose caer de rodillas al suelo incapaz de contener las garras en sus manos ¿que demonios le pasaba a su lobo? no había perdido el control de esa forma desde que era puber y se había presentado como alfa. furioso consigo mismo y su falta de autocontrol hundió sus dedos en la tierra, necesitaba conectarse, necesitaba calmarse. Atrás, retrocede, el rugido iba dirigido lobo pero a su algo en su tono hizo que la pelirroja diera un par de pasos en dirección opuesta al viento y emmett se lo agradeció muy en el fondo de su ser, no podía, simplemente no podía sentir el hedor a muerte que desprendía en estos momento, no con su lobo que parecía mas rebelde que nunca y ese olor a bayas que lo estaba guiando como el canto de una sirena desde el momento en el que golpeó su nariz hacia unos 300 metros atrás.

Su lobo rugió, la bestia en el fondo de su cabeza parecía querer golpear hacia la superficie, nunca antes había tenido un desacuerdo tan grande con su propio lobo, pero en esto ambos parecían inflexibles,

-Atrás!-le gritó.

-¡Emmet!-lo llamó Emily, ni siquiera necesitaba verlo para estar seguro de que lo estaba mirando con esos brillantes ojos naranjas lleno de preocupación.

-no sé, no sé que me ocurre, yo...

El olor a bayas se hizo más fuerte de golpe, mas espeso, Emmet prácticamente podía sentirlo en su lengua, dulce, jugoso como un...

Una profunda respiración pareció aclarar algo en la mirada de su vieja amiga.

-lo sientes, ¿cierto?-le pregunto Emilly, su vista concentrada mas allá de los arboles que formaban una cortina de viento entre el linde del pueblo y el bosque. Emmet en ese momento estaba sintiendo demasiadas cosas, sentía el frió del bosque, su piel quemando, su lobo golpeando la superficie. Como si pudiera leer la confusión en su rostro Emily aclaró: -puedes sentir su aroma?

-huele a...

a bayas si, y algo más, algo como ...

-a ti.-aclaró Emily, eso en el fondo que Emmett no podia decifrar.-huele a omega y huele a ti. Por eso me resultaba familiar.

-que?-eso hizo que emmett levantara la cabeza de donde la tenia aun con sus garras a medio cambio enterradas en el suelo, su columna se arqueó, el vello de sus brazos erizandose a medio camino entre el pelaje y su forma humana. -que demonios , me...?

El aroma se agrió de pronto, espesandose hasta volverse nauseabudo, por un momento el humano en él pensó que vomitaria, pero su parte lobo lo supo antes que él, Omega, Omega en peligro, Mio.

Emmett no tuvo tiempo para procesar los pensamiento de su lobo, un segundo estaba arrodillado en su forma humana a medio cambio y al siguiente era un lobo gris en todo su explendor. Desde el fondo de su cabeza observó como sus patas blancas golpeaban la tierra, omega, omega, mio, peligro.

Una ira que no le pertenecía lo golpeó haciendo que sus sentidos se nublaran y viera rojo. Su lobo, su lobo estaba furioso y al frente. En apenas unos minutos se encontró atravesando el claro que daba al pueblo, cerca de un viejo bar de motorista, el olor acre del miedo lo había guiado como una maldita luz en la oscuridad.

Las ramas crujiendo bajo el peso de sus patas fue la primera advertencia, tres humanos fueron lo primero que captó y entonces lo vio, la fuente de bayas que se había agriado por culpa de aquellos bastardos.

El omega, la criatura más hermosa que Emmett había visto en su vida, sus rizos dorados caían en cascada por sus hombros, tenía los ojos cerrados en una mueca de miedo, sus manos en el pecho del humano de forma defensiva. El humano que lo tenía sujeto por los hombros no parecía del todo consciente de su presencia hasta que sus colegas comenzaron a a soltar gritos de terror por la bestia que acababa de emerger del bosque.

-joder, carajo, Gil, ¡corre!- Anunció uno de los secuaces tomando su propio consejo mientras corría en dirección opuesta.

Emmett dio una pequeña repasada al bosque en busca de nuevas formas de peligro, antes de que comprendiera que la bestia era él. La comprensión consiguió un gruñido del fondo de su garganta que tuvo a los humanos corriendo por sus vidas. Emmett nunca había cazado humanos, se consideraba un lobo pacifico, pero por primera vez en su vida, la bestia en él quería ver sangre, lo necesitaba, podía sentir el sabor metálico en su lengua, la necesidad de vengar el honor del omega, de defender, de proteger y eliminar el peligro. Estaba a punto de correr tras ellos, pero entonces el omega abrió los ojos y dos esmeraldas lo dejaron clavado a su sitio. 


hola mis amores después de mil años lo estoy intentando de nuevo, espero me tengan paciencia los amodoro y los extraño 

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