Eve.

—Ella —hipea— es taaaan bonita —se cae de la cama — no se que más hacer.

Se queda en el suelo, yo lo observo detenidamente, tocó a mi puerta hace veinte minutos de los cuales diez me tomaron en traerlo a la habitación, está muy ebrio, pero habla con fluidez solo un poco lento, llora de la nada y después se ríe.

—¿Qué haré contigo?

—Dile a Eve que me ame.

En eso se quedó más que dormido y yo destrozada emocionalmente. Busque cobijas para acomodarlo en el suelo y que no se fuera a resfriar.

Dormí muy poco, me la pasé contemplando la masa inerte en el piso, por la mañana me levanté primero, me deje un cambio limpio en la cama y me fui a preparar el desayuno. Tener a Jimin con resaca en el piso no estaba en mis planes el día de mi descanso.

Rato más tarde escuché la puerta de mi habitación abrirse y mire como Jimin salía recién duchado y con la ropa que le dejé, se sostenía la cabeza y sus ojos eran aún más pequeños de lo que normalmente son.

—¿Qué pasó?

—Primero come algo, tenemos que dejar algo en claro.

—Solo dilo de una vez, si es doloroso prefiero que sea así para irme lo más rápido que pueda.

Suspiré y le serví un poco de café.

—No habrá interacción en la empresa, solo nos veremos en mi casa, en las giras puedes estar en mi habitación de hotel pero tienes que llegar antes que yo…

Antes de decir algo más, había cruzado la barra casi volando para tomarme de la cintura y comenzarme a besar, lo detuve un poco.

—Aun no te he dicho, esto es solo de prueba.

—Entonces comencemos desde hoy con la interacción.

Se quitó la camisa dejándome deleitarme con su marcado cuerpo.

—¿Y tú resaca?

—¿Cuál?...