Las cortinas de su ventana estaban abiertas por lo que la luz de la mañana iluminó la habitación, en la cama yacía dos adolescentes desnudos durmiendo mientras se abrazaban, hundidos en la suave sábana y compartiendo su calor corporal, la tenue luz llegó al rostro del pelinegro provocando que hiciera pequeñas muecas, el menor se sobó de forma perezosa uno de sus ojos y se removió de la cama, en cambio el de mechones rubios que estuvo abrazándolo también se removió girando al lado contrario, dándole la espalda se estiró y se acomodó en su almohada.

—Kazutora.

Llamó el menor de ambos viéndolo, el nombrado no respondió por lo que Baji pasó su dedo por su espalda, delineando su columna haciendo estremecer al de lunar, Kazutora hizo quejas a esos toques, quería seguir descansando porque era fin de semana, el pelinegro no hizo nada más que besar su cabellera y levantarse por algo de comer, también le haría un desayuno a su pareja.

Ambos tenían unos meses de relación, aunque siempre estuvieron juntos desde niños hasta ahora, ambos sabían que se gustaban pero ninguno lo hablaba por miedo a incomodar las cosas, sin embargo disfrutaban el burlarse uno del otro haciendo bromas como llamarse de forma cariñosa, darse nalgadas desprevenidas y amenazar con besar al otro frente a más personas, para sus otros amigos no se les hacia raro, se acostumbraron hasta el punto de gritarles en que consiguieran una habitación.

No se hubieran emparejado si no fuera por los efectos del alcohol, Kazutora no es buen bebedor, para nada tolerante, por lo que medio consciente y medio borracho, le gritó todo lo que sentía al pelinegro, exigiendo que se haga responsable de todas las emociones que le hacia sentir, esto fue adorable para Baji, el menor solo le besó su mano y en esa noche hizo que solo bebiera agua, al día siguiente lo enfrentó y se confesó adecuadamente, Kazutora estaba contento y a la vez enfermo por todo el alcohol que había ingerido, aún así fue un lindo día.

Pero el lado que Baji desconocía fue que Kazutora era muy deseoso de placer, aprovechando cada oportunidad para seducirlo y terminar en la cama, por obvias razones Baji no estaba listo, necesitaba tomarlo con calma pero tener a Kazutora muy cerca suyo, queriendo que sus pieles se tocaran y haciendo berrinches por la ropa que estorbaba. No pudo soportarlo, después de todo es débil ante él.

Pero esta vez fue diferente, no habían usado un preservativo, se podía decir que estaban algo avergonzados, más que la primera vez, la sensación fue nueva e increíble, Kazutora le había dado su consentimiento para que pueda eyacular en su interior, se sintió muy especial la situación y su confianza.

Kazutora al no sentir el calor de Baji se despertó, bostezó y sobó sus ojos, tomó una camiseta del suelo y fue a buscarlo, terminó encontrándolo en la cocina friendo unos huevos, se acercó a él y lo abrazó de su cintura recargando su mentón en su hombro, ambos tenían la misma estatura.

—Buenos días.— Saludó Kazutora.

—Buenos días.— Con una sonrisa respondió Baji.

Ambos están felices de como están las cosas.

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Necesitaba una historia de Baji cuidando a Kazutora con pancita, serán capítulos cortos :D

Ambos son adolescentes de 17 y 16.