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10♡

Jihyo entró, como todas las mañanas, con un gran número de cartas en las manos. Las dejó sobre la mesa, y Sana se acercó al instante con una sonrisa de oreja a oreja. Dahyun la esperaba ahí, nerviosa. Ambas se encargaron de organizarlas como era habitual, mientras esperaban a que Tzuyu saliera de su habitación. Las chicas habían tenido grabación la noche anterior y a muchas les tocó terminar de madrugada, por lo que solo ellas cuatro acordaron desayunar juntas y dejar a las demás dormir hasta tarde.

Desde la noche de la canción, Dahyun no había tenido oportunidad de hablar con Tzuyu. La mayor parecía evitarla, y en los momentos en los que su única opción era quedarse en el mismo lugar que ella, no era capaz de mirarla a los ojos, tan solo se escondía lo más que podía en su celular o jalaba a Chaeyoung a un lado para conversar de cualquier cosa. Dahyun lo entendía, pero ya se estaba comenzando a poner nerviosa. Habían pasado tan solo tres días, pero se estaba muriendo por dentro. Temía haber reaccionado mal y, con ello, haber arruinado su única oportunidad con la chica que le gustaba. La noche anterior, al borde de la desesperación, despertó a Sana de madrugada (a pesar de sus quejas constantes por el cansancio de haber trabajado hasta tarde) y le pidió que la ayude, porque a este paso era evidente que Tzuyu prefería salirse de Twice antes que encarar a Dahyun.

Cuando las cartas estuvieron ordenadas, la taiwanesa salió de su habitación. Llevaba una polera que era, como mínimo, tres tallas más grande que la suya. La capucha grande le cubría hasta la frente, y ligeramente se lograba distinguir algo de su rostro en medio de su cabello. Jihyo y Sana se miraron y aguantaron la risa.

Tzuyu se sentó en su lugar habitual y rápidamente inclinó la cabeza hacia las chicas a modo de saludo. Dahyun se enderezó en su asiento, tratando de ocultar su incomodidad, y miró a Sana, quien se puso de pie.

—Bueno, ya venimos. Vamos, Jihyo.

Tzuyu levantó su rostro de golpe y se puso pálida.

—¿Cómo que vamos? ¿Y el desayuno?

—Justamente a eso vamos. Lo compramos en la cafetería de la otra calle. Lo vamos a recoger.

Tzuyu miró a la líder, con los ojos muy abiertos y un gesto suplicante.

—Las acompaño, necesitan ayuda para cargar, ¿verdad?

Ya se estaba parando, pero Sana la empujó por los hombros y la volvió a sentar en su sitio. Dahyun no pudo evitar sonreír. Tzuyu parecía un bebé haciendo un berrinche.

—Te quedas, Tzuyu. Con Jihyo y yo es suficiente, además, debes seguir cansada por el ensayo de ayer.

—¡Unnie!

Sana no hizo caso y salió disparada del departamento, llevando a Jihyo casi a rastras. Tzuyu estaba inmóvil en su lugar, sin saber qué hacer. Dahyun respiró profundo para tomar valor, y giró hacia ella.

—Tzu...

—Ya sé lo que vas a decir, ¿sí? Porfa, tienes que hacer como si nada pasó. Estoy muy avergonzada y ni quiera sé si soy capaz de verte a la cara...

Dahyun sonrió por lo tierna que se veía la menor. Puso una mano sobre las de ella y la interrumpió.

—Tzu.

—Sí, fui yo, pero está bien, sé que tú no sientes lo mismo y de verdad discúlpame si te incomodé, yo solo quiero que...

Dahyun la volvió a interrumpir.

—Tzuyu, creo que tienes que leer tus cartas.

—Dahyun, ¿te das cuenta de lo que te estoy diciendo? ¿Crees que me importan las cartas ahora mismo?

La mayor se estiró sobre la mesa hasta alcanzar las cartas de la taiwanesa. Movió un poco su mano, buscando algo, hasta que dejó un sobre frente a su amiga.

—Tienes que leer tus cartas, Tzuyu.

La menor abrió los ojos con sorpresa. Volteó a mirar a su amiga, quien tenía una gran sonrisa en su rostro, y luego dirigió nuevamente su atención a la carta. El sobre tenía su nombre escrito en una letra que ella conocía a la perfección.

La letra de Dahyun.

Temblando, abrió el sobre y retiró con cuidado el papel de adentro. Le dirigió una última mirada a la coreana y comenzó a leer.

Tzu♡:

No sé cómo comenzar esto. Llevo mucho tiempo tratando de enterrar lo que siento por ti, que ahora se me hace irreal tener que explicarlo con palabras. Intentaré ser breve, y espero no verme tan patética luego de todo lo que voy a decir.

Te quiero, Tzuyu.

Te quiero desde hace ya muchos años. He intentado de todas las formas posibles sacarte de mi mente y de mi corazón, pero no puedo. Eres perfecta para mí. Eres preciosa en los pequeños detalles. Amo tu forma de ver el mundo, tu manera de querer a la gente, tu voz que parece sacada de los ángeles. Me encantan tus ojos al despertar, cuando aún tienes sueño y luchas por mantenerte despierta, te ves más adorable que nunca. Me encanta tu corazón, la forma en la que siempre estás dispuesta a hacer felices a los demás, la mirada de amor que tienes cuando le hablas a los fans. Amo verte sobre el escenario, cuando cierras los ojos y te pierdes en una canción, cuando te adueñas del baile y lo haces perfecto a tu manera. Me encanta tu personalidad tímida y dulce, tu forma de querernos, tus ojitos cuando me miras y me dices "unnie" con la voz más tierna del mundo.

Eres increíble, Chou Tzuyu.

Sería mentira si te digo que sé lo que tengo que hacer ahora. Tengo mucho miedo, no entiendo nada de lo que está pasando, y no quiero terminar con el corazón roto. Pero si tus palabras son ciertas, me harías la chica más afortunada del mundo. Tzu, yo prometo que te puedo hacer feliz. Si me das la oportunidad, prometo hacer de cada uno de tus días el mejor día de tu vida. Prometo jamás dejarte sola, y dar todo de mí para hacerte sentir la princesa que eres.

¿Me darías la oportunidad de demostrarte que puedo hacerte feliz?

d

Tzuyu leyó dos veces antes de dejar el papel nuevamente sobre la mesa. El lugar estaba en absoluto silencio, tanto que Dahyun sintió que se podían escuchar los latidos de su corazón. Despacio, puso una mano sobre la rodilla de la menor, llamando su atención. Estaba muy sonrojada, y no lograba decir nada. La mayor tomó valor y comenzó a hablar.


—¿Y? ¿Qué dices?

—Unnie, tú...

—Hay una pregunta ahí para ti. ¿Qué dices?

Tzuyu miró la carta nuevamente. Una sonrisa avergonzada se formó en su rostro, y asintió levemente. La coreana sintió que el tiempo se detuvo, y se acercó un poco más a ella.

—¿Tzu?

La mayor levantó el rostro y miró a Dahyun a los ojos, luego de varios días sin hacerlo.

—Sí.

—¿Sí? —la mayor no podía procesar lo que estaba escuchando. Pensó que probablemente terminaría siendo rechazada.

—Ay, Hyunnie, ¿no entiendes? Sí, sí. Siempre sí.

Dahyun se sonrojó aún más. Se tapó la cara con las manos durante un momento, y luego recordó un detalle de la primera carta que le había encantado.

—Así que eres Dahyun biased, ¿no?

Tzuyu rió y la empujó suavemente, jugando.

—Ya, unnie, deja de jugar conmigo y bésame de una vez.





espero que les haya gustado la historia! Esta fue la primera que publiqué cuando volví a escribir en wattpad, y quería pasarla también a Twice ya que el fandom once es mi público principal y quería que la conozcan♡ un ship no tan común pero tan dulce como esta historia lo requería, y una pequeña celebración por el solo de la maknae más bonita. Reedité un poco algunas partes y fui muy feliz imaginándome a Tzuyu en el personaje, porque siento que su personalidad va perfecto. Me gusta mucho escribir romance y fluff, cuéntenme si quisieran ver más de eso en mi perfil♡

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