Agartha
El oxígeno de abajo era tóxico para aquellos que no nacieron ahí, pero a pesar de ello, los habitantes comenzaban a tener problemas respiratorios gracias al gran daño que los humanos estaban haciéndole a la superficie. Cada vez había menos probabilidades de continuar sobreviviendo en el submundo, por lo que, a lo largo del tiempo, fueron reclutando personas lo suficientemente capaces para ascender y encontrar posibles salidas o respuestas a los problemas. Desde infantes, los sometían a entrenamiento pesado, con la finalidad de hacerlos muy fuertes y superdotados de fuerza y desarrollar nuevas habilidades para protegerse. Los Ripper's y Hunter's. Destripador o Cazador, dependiendo tu destreza.
Tiempo atrás, entre los miles de reclutados, como solía ocurrir cada determinado tiempo, surgió una pareja de jóvenes con capacidades sorprendentes que cautivaron al Kafa con su manera de sobrevivir al mundo exterior en sus misiones de recolección de flora y fauna por varios años. Ellos se enamoraron y tuvieron un descendiente que poseía lo mejor de ambos. No obstante, la pareja se vio en apuros cuando planeaban estar de vuelta a Agartha, pero fueron atacados por una multitud de humanos, haciendo que se quitaran la vida antes de dejarse apresar y ser sometidos a tortura para revelar la existencia del mundo subterráneo.
Dejando al cuidado del Kafa, el hijo de ellos entró al reclutamiento de Ripper's y Hunter's para vengar la muerte de sus padres. Consiguió, luego de un tiempo, ser nombrado Ripper y reubicado con los de su gremio y seguir entrenando para su primera misión en el mundo; dispuesto a dejar a la única «persona» que confiaba en él plenamente y viceversa.
Siegrid Wiebke.
Una compañera de gremio que estaba totalmente enamorada de él desde que eran niños. Pero su rubia cabellera y asombrosos ojos grises no eran lo perfectamente atractivos para él. Bastantes jóvenes estaban tras de ella por su belleza, ingenio y ascendencia pura de los primeros en colonizar Agartha.
Y ella, como era de esperarse, solo tenía ojos para su compañero Dagan Elek. Y aunque él no se despidió al marcharse a su primera misión, sabía que la llevaba en su mente, o al menos, eso era lo que quería creer Siegrid.
—Sigues preocupada por él, ¿no es así?
Siegrid apartó la vista del balcón y miró a su madre con desasosiego. Su progenitora nunca recibió entrenamiento de nada porque no le interesaba ascender a hacer misiones y tampoco su padre, ellos trabajaban en el gobierno.
—Lleva mucho tiempo afuera—se lamentó Siegrid—y no ha vuelto desde que ese Hunter, al que le asignaron, descendió a quejarse del comportamiento indebido de Dagan. Es imposible que él se haya enamorado de una asquerosa humana, mamá.
—No saques conclusiones muy deprisa, cariño.
Siegrid le dio la espalda y volvió a admirar el cielo opaco. Bueno, el único cielo que conocía era el suelo del mundo exterior que estaba lleno de vapor y calidez. Siempre estaba oscuro y los relojes para medir el tiempo estaban de acuerdo a los humanos.
—Quiero subir a buscarlo. Quizá necesite ayuda—se abrazó a sí misma.
—No estás capacitada ni autorizada para eso, Siegrid. Más te vale no hacer alguna estupidez por ese joven que no siente lo mismo por ti.
—No hay nadie más capacitada para ser la mujer de Dagan Elek que yo, mamá—repuso con arrogancia—y haré lo posible por ir a buscarlo.
—Le diré a tu padre lo que planeas hacer—le advirtió su madre.
—Hazlo. De todas maneras, falta poco para saber los resultados de la petición de mi primera misión y como nuestra familia tiene buenas influencias, pediré que me asignen a él—sonrió.
—¿Qué harás si llega a ser cierto ese rumor?
—¿Qué rumor?
Su madre rodó los ojos.
—Sabes de qué habló. De que Dagan de verdad esté enamorado de una humana.
Una sonrisa inquietante surcó los labios de Siegrid.
—Sabes perfectamente lo que haré, mamá. Todo lo que quiero, lo consigo sin importar el costo.
—No estarás pensando en eliminar a esa pestilente humana del camino, ¿verdad?
—Todos estos años no serán en vano. Elegí a Dagan Elek como mi compañero de vida desde que lo vi por primera vez en el reclutamiento y por él comencé a entrenar. Logré acercarme, pero no lo suficiente. Me gusta él, y será para mí.
—Habiendo tantos buenos candidatos y te tuviste que fijar en ese huérfano—su madre negó con la cabeza.
—Sus padres son héroes, mamá. Y la admiración y respeto también oscila en él. La comunidad lo aprecia.
—Pero no forma parte del linaje de sangre pura y tú sí. Considéralo, por favor. No hagas que se pierda nuestra herencia natural.
—No quiero escucharte más.
—Jamás lo he visto sonreír, Siegrid. Ni si quiera estando contigo—insistió la mujer, deseosa de que su hija abriera los ojos—ni una mueca de alegría o risa. Siempre ha sido tan frívolo, tajante y distante, ¿Qué le ves? Aparte de su atractivo, claro.
—Tal vez nunca ha sonreído para mí o reído, pero sé muchas cosas de él. Sus inquietudes, tristezas y metas. Logré ser su paño de lágrimas y un hombro donde Dagan pudiera sostenerse ante la soledad y estoy feliz con eso. Él nunca se ha abierto a nadie como conmigo. Eso nos une. Nos vincula.
Siegrid observó a su madre hacer una mueca de fastidio antes de dejarla a solas nuevamente. Sonrió abiertamente y volvió a retomar el escrutinio a través del balcón. Como vivía en el segundo edificio más alto de Agartha, los habitantes no podían evitar alzar la vista y saludarla cordialmente, pero los jóvenes de su edad le mandaban besos o le gritaban piropos de mal gusto, algo que ella ignoraba con elegancia.
Más tarde, mientras leía un libro en la comodidad de su cama, llamaron a su puerta.
—Adelante.
La puerta se abrió y entró su hermano mayor con un sobre en la mano y una sonrisa en los labios.
—¿Qué pasa, Nelid? —se sentó para darle espacio a sentarse en la cama con ella.
—Mamá estaba a punto de quemar esto—movió el sobre de un lado a otro como bandera—y gracias a mi intervención, logré salvar tus esperanzas, hermanita.
Siegrid intentó arrebatárselo, pero Nelid la escondió detrás de su espalda.
—Primero quiero decir mis condiciones—esbozó una sonrisa más egocéntrica.
—Habla—bufó.
—Por el momento no se me ocurre nada ingenioso, lo dejaremos para después, ¿de acuerdo? Me debes un favor enorme—rio y extendió el sobre hacia ella—disfrútalo.
Nelid se puso en pie al verla desgarrar el sobre con ferocidad. Rio entre dientes y la dejó en su locura.
» Petición para primera misión en el mundo humano: ACEPTADA.
Favor de reunirse lo antes posible con su Hunter asignado en la casa del Kafa para recibir órdenes.»
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