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cap 8

Sí, el amor por mi hermana también me había hecho hacer muchas cosas, entre ellas modelarle sus mejores oufits, cientos de diseñadores me han querido para ser su top model pero me he negado, no es algo que me guste mucho y esto solo lo hago por mi hermana, soy exclusivamente para ella por así decirlo y eso la ha hecho ver más importante independientemente de que seamos hermanas.

- vaya debes sentirte orgullosos de tus hijas como yo lo estoy de los míos.

- sí son un regalo de dios, a pesar de tener tratos con el diablo, este igual me recompensó.

Todos comenzamos a reír mientras mi padre paga la cuenta ya que fue él quien invitó.

- estaremos aquí a las cinco en punto.

- perfecto.

Mi padre y Scott siguen conversando mientras salen y los hermanos Cameron se apresura a levantarse para ayudarnos con las sillas, a pesar que Gabriel está más lejos de mí, se apura dejando quieto a Enzo que se acercaba a ayudarme.

- yo lo hago hermano, ayuda a Liza.

- no hay problema, somos mujeres independientes, pero de igual forma gracias- dice mi hermana sonriendo.

Me levanto y mi hermana va delante, Gabriel va justo a mi lado y Enzo va detrás nuestro, siento sus ojos en mí y me recorre un escalofrío por la espalda, miro hacia atrás y en efecto tengo razón, pero hay algo en su mirada, sus ojos están de un azul más intenso y sus facciones expresan que algo le molesta, por estar distraída mirando hacia atrás casi me estampo contra uno de los camareros que traía una bandeja llena de bebidas.

- ¡cuidado!- me dice Gabriel tomándome de la cintura y pegándome a su cuerpo, al hacerlo tan rápido me torcí un poco el pie, nuestros ojos se encontraron, sentí su olor y su calidez pero aunque es muy hermoso mi cuerpo lo rechazó, no es la colonia que me gusta oler, los ojos azules que me mojan las bragas, ni el tacto que hace que me estremesca.

- ¿estás bien?- me pregunta.

- sí- le digo cuando veo su genuina preocupación pero me duele un poco el pie- perdón estaba distraída.

Trato de seguir caminando pero me cuesta y de pronto siento unos brazos fuertes tomarme por debajo de mis rodillas y levantarme en peso.

-yo la llevaré a su habitación- le dice Enzo a su hermano.

- dámela yo la acompaño.

- está bien no me cuesta, ve junto a padre enseguida los alcanzo.

Y sin dejarle decir más nada sale del restaurante, ¿no se dónde está mi familia? Pero agradezco que no me vean así para que no se preocupen.

- no tienes que hacer esto, puedo caminar- extrañamente me siento cómoda sintiendo su cuerpo junto al mío pero ni muerta puedo demostrárselo soy demaciado orgullosa y no quiero agrandar su ego.

- quédate quieta y no seas malcriada se que te duele, no tienes que fingir.

- ¿quién dice que estoy fingiendo?, a demás ¿no sé qué haces aquí conmigo?, deberías estar buscando la compañía de mi hermana y tu hermano se ofreció a traerme debiste haber dejado que lo hiciera.

Su mandíbula vuelve a tensarse y siento que toma una gran respiración antes de volver a hablar.

- solo dime el número de tu habitación y deja de hablar- me dice de forma autoritaria.

Tenía ganas de estamparle un sartén en el mismo medio de su cabeza pero tengo que admitir lo mucho que me gusta estar en sus brazos, su olor me calma y acelera al mismo tiempo, es  frustrante porque no debería sentirme así, pero algo me hace sentir segura con él a pesar de que sea un imbécil egocéntrico, aún así recuerdo que en la reunión de el otro día fue el único que no levantó un arma contra mí ni mi familia, así que disfrutaré de este nuevo sentimiento que nunca había sentido antes de llegar a mi cuarto.

Cuando entramos me acuesta delicadamente en la cama, como si depositara algo que podría romperse, nuestros ojos vuelven a encontrarse y nuestras narices están a pocos centímetros de distancia, mis ojos van a sus labios y el muy cabrón pasa su lengua por estos como si estuviera viendo algo que le apetece mucho comer, el pulso se me dispara más de lo que estaba y unas ganas arrolladoras de besarlo me nublan los sentidos y veo que el comparte mis ganas cuando comienza a acercarse para besarme.

Su nariz comienza a acariciar mi mejilla haciéndome cosquillar todas mis terminaciones nerviosas y poco a poco va deslizándose hasta mi boca, siento su aliento y lo único que quiero es que me bese y su lengua me haga disfrutar de placer cuando en ese instante mi móvil comienza a sonar.

Maldigo en mi interior y lo saco del sobre cuando veo a Enzo levantarse de la cama y dirigirse al baño, es mi madre así que me apuro a contestar.

- que honor que la mujer más hermosa del planeta me llame.

La escucho reírse al otro lado de la línea y es música para mis oídos, Chloe a sido más que una madre para mí, es mi mejor amiga, siempre me dió mucho amor y confianza, la respeto y adoro porque a pesar de no llevar su sangre nunca me he sentido como sino la tuviera.

- les hecho mucho de menos.

- y nosotros a tí- veo a Enzo salir del baño con un botiquín de medicamentos- pero aún nos quedan máximo tres días en Francia.

- está bien mi niña yo entiendo que son negocios importantes, pero te extraño muchísimo.

Miro la persona que tengo enfrente y me petrifico con lo que está haciendo, me quita los zapatos y comienza a aplicarme mentol en el tobillo.

- te prometo que cuando regrese me pasaré varios días pegada a tí.

- ¿te quedarás en la mansión unos días conmigo?- la escucho entusiasmada.

- si señora Beltrán se cansará de la compañía de la mayor de sus hijas y haremos lo que gustes.

El grito de mi madre casi me deja sorda y veo un atisbo de sonrisa en Enzo.

- madre tengo que dejarte, estoy un poco ocupada.

- está bien mi niña hermosa, mamá te ama, mándale un beso a tu hermana, otro a tu padre y muchos para tí, diles que luego los llamo.

-huiii que importante me hace sentir al llamarme a mi primero- sonrío porque no tengo que verla para saber que está feliz- millones de besos para tí también, te amo.

Cuelgo la llamada y me siento un poco incómoda bajo la mirada inquisitiva de Enzo, no dejo que nadie vea esta faceta de mí pero tenía ganas de hablar con mi madre y si no atendía seguro se preocuparía.

- tómate esto- me pone en la palma una pastilla- es para el dolor, ya lo revisé y no es nada grave.

- ¿es veneno?- le digo señalando la pastilla- ¿tan pronto quieres deshacerte de mí?.

- eres tierna con tu familia, te e observado y aunque estás todo el tiempo en modo seria, cuando estás con ellos no mantienes ese papel.

- ¿te burlas de mí?.

- para nada, solo es una observación, es bueno ver qué aunque pareces no tener corazón, con algunas personas lo tienes.

- desgraciadamente para muchos, me entrenaron para no tener piedad a la hora de hacer respetar la lealtad y las costumbres de mi organización y no creo que sonriendo todo el tiempo me tomen en serio- me tomo la pastilla.

- pero bueno, a mi hermano no dudaste en sonreírle durante todo el almuerzo.

Casi me atraganto con el agua, ¿eso era lo que lo tenía así?.

- te veo más tarde- y sin dejarme responder se levanta de la cama y se dirige a mi puerta- mantente haciendo reposo un rato, ya verás como mejoras.

Y terminando de hablar sale de mi habitación, no me puedo creer que esté enojado conmigo mientras se pasó todo el almuerzo tratando de ligar con mi hermana, Liz entra tres minutos después.

- ¿qué haces que no te estás preparando?.

- me torcí el pie y estoy haciendo un poco de reposo.

- ¿es grave?- su expresión denota miedo.

- no, no te preocupes horita estoy perfecta.

- entonces te ayudaré a hacer tu mini maleta para estos dos días, tú mientras descansa.

- gracias Liz, mamá llamó, te manda besos y dice que luego te llama.

- está bien, Adi ¿puedo preguntarte algo?.

- claro Liz, dime.

- ¿qué crees de Enzo?.

Levanté la vista de el celular que acababa de coger en mis manos y la miré enseguida.

- ¿Por qué preguntas, te hizo algo?.

- nooo, es que lo encuentro interesante.

Me tenso más de la cuenta por lo que acaba de decirme y realmente no entiendo porque.

- no lo sé Liz, acabamos de conocerlo, el tiempo te dará tu respuesta.

- tienes razón.

Me quedo un momento cayada debatiendo en mi interior si preguntar o no.

- Liz- hablo cuando me decido- ¿te gusta ese chico?.

Ella deja de hacer la maleta y se voltea hacia mí, tengo miedo de su respuesta, no debería importarme, no tenemos nada y estoy consiente de que debo alejarme de él pero en el fondo ese hombre me hace perder la razón más de lo que me gustaría admitir.

- solo está muy bueno y parece estar interesado en mí.

- no creo que sea el tipo de hombre que a ti te gusta Liz, tú eres más de romances y cuentos rosa y él se ve que no es de esos.

- Adara por favor no lo quiero para novio ni marido, solo está muy bueno, un par de revolcones no me vendrían mal, llevo un buen tiempo de sequía.

- ya sabrás tu entonces lo que haces- le hablo demaciado fuerte y al darme cuenta enseguida le bajo dos rayas a mi tono-te conozco bien, si te enamoras vas a sufrir.

- tendré cuidado de dejar los sentimientos a un lado en el proceso- me guiña un ojo sonriente y vuelve a lo que estaba.

No te importa, lo que pase entre ellos tiene que darte igual, el no es nadie, no es nada y tu no flaqueas ni gastas tiempo en gustos tontos, me lo repito un montón de veces pero a quien quiero engañar, me molesta de sobre manera, salgo de la cama y me meto en el baño luego de que mi hermana termine de ayudarme a recoger mis cosas y se marche.

Mi atención debe centrarse en la alianza y si necesito distracciones buscaré a Gabriel, por lo que me e dado cuenta le gusto y no va a ser difícil que me retribuya la atención.

Salgo y queda una hora tiempo suficiente para arreglarme, el pie ya no me duele y me siento que le debo una al imbécil, comienzo a maquillarme y veo que mi hermana escogió un oufits para mí de sus propios diseños, es un chorts corto pero alto, acompañado de un fino cinto, la blusa también es corta, se me ve parte del abdomen, es de color mostaza con varias cintas cruzadas en la espalda, mi daga hoy va en las botas del mismo color de mi blusa, nada de zapatos altos no quiero forzar mi pie, me recojo el pelo en un moño bien alto que deja ver mi cuello y resalta los rasgos de mi cara, me llega un mensaje de mi padre, me esperan en la terraza del hotel junto a los Cameron que al parecer ya llegaron, mi hermana entra en la habitación emocionada por el viaje y juntas vamos a reunirnos con los demás.

Al llegar mis ojos van primero a Enzo, el aire le despeina su pelo rubio, lleva puesto un pullover negro y unos pantalones de mezclilla ajustados, su mirada enseguida se enfoca en mí, su vista va bajando hasta mis pies y noto como se relaja al ver que camino sin problemas y sin explicación me sonrojo al ver su preocupación.

- ya llegaron mis tesoros- la voz de mi padre me saca del pequeño trance y es cuando detallo todo lo demás, hay un gran helicóptero esperándonos y caigo en cuenta de que viajaremos sin hombres.

- ¿solo viajaremos nosotros?.

- decidí hacerte caso y confiar en que al lugar que vamos tendremos la seguridad de que cuidarán nuestra integridad.

- y así será Scott, ¿ya podemos partir?.

- padre mira, parece que Adara tiene un pretendiente.

Caigo en cuenta del pequeño niño que se esconde detrás de las piernas de su padre, no deja de observarme, tiene una cara angelical y me hace sentir mal el hecho de haberlo secuestrado.

- hola precioso- le digo- ¿Quieres acercarte a saludar?.

El niño mira a su papá y este asiente, poco a poco sale de su escondite y se acerca a mí que me agacho para quedar a su altura, tiene el pelo de un castaño oscuro y ojos azules.

-me llamo Adara, ¿y tú?.

- Maxi Cameron- responde con una vocecita que me hace sonreírle.

- es un placer mi vida- y cuando estoy por darle la mano se me tira ensima y me da dos besos, me sorprende lo que hace y parece que a su familia también.

- parece que mi nieto tampoco es inmune a la belleza de Adara, primera vez que lo veo salir de su caparazón con alguien que no sea de la familia.

- entonces los dos tenemos algo en común- le digo al pequeño revolviendo su bello pelo.

- vamos Maxi- lo llama Gabriel y muy obedientemente va hacia él.

Todos subimos al helicóptero y marchamos al lugar, Francia es preciosa, debería tomarme unas vacaciones para recorrerla, nos toma algo de tiempo llegar al rancho de Alex pero nuestro medio de transporte es cómodo y no carece de lujos así que el viaje no cansa.

Siento su mirada en mí y trato de no observarlo, no puedo dejar que se siga metiendo en mi mente.

- ¿y tu amigo está en el negocio también?.

- no Scott, Alex es un importante empresario en Washington, pero como es cercano a la familia sabe a lo que nos dedicamos.

El helicóptero desciende y Alex está esperándonos para darnos la bienvenida.

- William, hasta que al fín te dignas a visitar mi rancho luego de invitarte tantas veces, lastima que Chloe no pudo acompañarte.

- ya vendremos en otra ocasión.

- ¡mis preciosas!.

- ¡Alex!- le grita mi hermana contenta por verlo.

Lo cierto es que Alex es como un tío para nosotros, desde pequeñas nos conciente en todo, pero es un mujeriego empedernido, no se a casado nunca y no tienen hijos por eso nos ve a nosotras como tal.

Me uno al abrazo entre mi hermana y él mientras nos llena de besos.

- cada día más hermosas.

- Alex estos son mis nuevos socios Scott Cameron, sus hijos Gabriel y Enzo Cameron y su nieto Maxi Cameron.

Se dan las manos saludándose y “mi tío” nos da un pequeño tour por el rancho que tengo que decir que es precioso y nos muestra nuestras habitaciones para dejar el equipaje. Llegamos a la piscina y hay varias mujeres metidas en ella.

- señoritas, estos son los invitados, espero les den el mejor trato.

Comienzan a reír mientras salen del agua y casi todas se enfocan en Enzo, son muy bellas y se ven bien en sus biquinis, me debería dar igual pero me molesta las tres que se acercan a él, me giro enseguida no quiero seguir mirando y enojada comienzo a caminar a través de un sendero después de avisarle a mi padre que daría una vuelta.

Después de un rato caminando llego a la playa y me quedo maravillada con lo que mis ojos ven, no hay nadie, el lugar en el que me encuentro está rodeado de un acantilado que le da una vista magnífica y el agua es tan cristalina que puedo ver la variedad de pecesitos en ella, sin pensarlo y aprovechando la soledad me quito la ropa y quedo como dios me trajo al mundo, no quiero dejarme la ropa interior y que me marque el cuerpo, aunque no hay sol para que ocurra eso.

Estoy nadando y disfrutando de esta maravilla cuando siento la presencia de alguien que me observa desde la orilla.

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