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cap 2

Comenzamos a dirigirnos las tres al despacho, mi madre tiene problemas de salud desde el accidente, así que no está tan ligada a todo lo de la organización, mi padre no quiere ponerla en peligro, puede estar rodeado de mujeres pero mamá es su tesoro, a parte le respeta la casa y aunque ella conoce sus infidelidades las deja pasar porque padre nunca a dejado de dormir junto a ella ni nunca a puesto a ninguna mujerzuela por ensima de su esposa.

Tocamos la puerta y enseguida escuchamos el- adelante- de mi padre, nos adentramos al lugar y como de costumbre lo encontramos al teléfono, siempre ha sido un hombre ocupado pero igual sacaba tiempo para dedicarnos a las tres, cualquiera que lo viera como se comporta en la intimidad con nosotras no pensaría que es el líder de una de las más grandes organizaciones de mafia del mundo.

A penas cuelga viene a abrazarme, decidí vivir sola hace casi dos años, necesitaba mi independencia pero siempre voy a extrañar los tiempos dónde estábamos los cuatros.

- al fín tengo mi mayor riqueza entre los brazos- nos dice mientras nos abraza a las tres- hace días que me hacía falta tenerla así.

Comenzamos a reír y después de que nos trajeran nuestras respectivas bebidas comenzamos a hablar de negocios.

- hoy saldremos hacia europa, prepárense.

- ¿yo también tengo que ir?.

- por supuesto, también eres mi hija y aunque no te guste a lo que se dedica la familia tienes que apoyar a tu hermana y a mí en esa reunión.

- si vas a matar a alguien...

- no voy a matar a nadie- le dice mi padre endureciendo sus facciones, nos adora pero no le gusta que lo contradigan- firmaremos una alianza.

- que serio señor William, ni que fuéramos a vernos con la mafia francesa- jaraneo para refrescar el ambiente.

- mi diosa siempre tan certera como su puntería.

- espera, ¿qué?, Padre esos imbéciles quieren tomar nuestro lugar en el negocio, no deberíamos reunirnos con ellos, deberíamos cortarles las cabezas, encajarlas en lanza y decorar París con ellas para que sepan que lugar ocupan y que con los Borb no se mete nadie.

- ¡Adara!, Estamos hablando de personas, ¿cómo puedes expresarte así?.

- prefiero que sean ellos y no nosotros, por favor Liz se que no te gusta la violencia y respeto tu punto de vista pero pon los pies sobre la tierra, si hay una guerra entre clanes tendrás que matar porque ellos no van a ser tan indulgentes como tú.

- una cosa es defenderse y otra es matar personas que no se han metido con nosotros.

- se nota que no estás al tanto de la organización, esas personas nos están haciendo la guerra, están vendiendo estupefacientes a países donde nosotros suministramos, ¡así se declara la guerra!.

- ¡ya niñas!- habla mi madre.

- ambas tienen razón, nos están declarando la guerra y si estalla va a ser algo sangriento porque con los Borb nadie se mete, ni siquiera los italianos han querido hacernos frente, pero vamos a tratar de hacer una alianza, en estos años han crecido como organización y quizás no haya necesidad de llegar a tanto, de igual forma prepárense a las ocho salimos.

Mi hermana sale, está molesta, ella no quiere involucrarse y respeto lo que quiere pero tengo que decirle las cosas como son, nadie va a ser tan benevolente en una guerra de mafias, mi madre sale tras de ella, seguro logra calmarla, ya luego hablaremos mejor las cosas.

- eres una digna heredera Adara pero todavía te falta mucho por aprender, las decisiones no se pueden tomar a la ligera, a veces la prepotencia es mala, aunque admiro tu valentía y determinación.

- como digas padre y perdón por mi osadía.

- está bien, eres todo un orgullo para mí, ahora descansa tenemos un largo viaje por delante, aprovecha el tiempo con tu madre, te ha extrañado mucho.

Salgo del despacho y voy hacia mi habitación, comienzo a empacar, casi toda mi ropa son vestidos de marcas hechos especialmente para mí, algunos más largos que otros pero son prendas que me hacen el trabajo más cómodo a la hora de tener mi daga conmigo ya que al rededor de mi muslo uso mi arnés, la correa es elástica el cual es muy cómodo, y cuando no uso vestidos y no puedo tener mi daga en el muslo la uso en mis botines, están diseñados para que ella esté allí y no me haga daño, cortesía de mi hermana.

Cargo tambien con una Glock 19 y una Sig P226, nunca se sabe si se puede llegar a necesitarlas, terminando de empacar voy a la habitación de Liza y ella todavía no había acabado de hacer su maleta como era de esperarse.

- ¿necesitas ayuda?, Puedo echarte una mano.

- gracias pero ya estoy metiendo las últimas piezas.

- ¿sigues molesta conmigo?- me acerco.

- no es molestia a veces escucharte hablar de esa forma me da miedo, se que serás la futura líder de la organización y que tienes peso sobre tus hombros y sé que has matado mucha gente a lo largo de los años, pero no me gusta manchar los gestos tiernos y cariñosos tuyos con esas acciones que solo denotan la falta de piedad que puedes llegar a tener y me da pavor porque puedes llegar a ser así con cualquiera.

- yo jamás te haría daño, eres mi adoración así que no debes temerme, se que a veces tomo decisiones que a tus ojos no son las mejores pero aunque duela decirlo son las necesarias, y me alegro de que esas decisiones no tengas que cargarlas tú y yo pueda servirte de escudo contra lo que tanto odias, pero quiero que tengas algo claro, te amo y si en algún momento son ellos contra nosotros no me va a temblar el pulso para matar a nadie.

- esperemos firmar la alianza para no llegar a eso.

- ¿sigues molesta conmigo?.

- no puedo y lo sabes eres mi debilidad.

- ¿mas que el chocolate?.

Se hace la que lo piensa- humm mas que el chocolate.

Terminamos abrazándonos y pasamos la tarde junto a nuestra madre que entra cinco minutos después, hasta que llegó la hora de partir luego de cenar en familia.

El helicóptero nos esperaba en la parte trasera de la mansión, es más grande que los normales y todo en el grita lujo y glamour, a su lado aterrizan cinco más para nuestros hombres.

- cuidense mucho mis amores- mi madre nos abraza a mi y a mi hermana y luego se despide de padre de manera romantica.

- estaremos bien, te vamos a extrañar- le dice Liz.

Miro a Charlie, el responsable de preservar la vida de mi madre- con tu vida- le digo.

- no se preocupe Diosa, así será.

Le lanzo un beso antes de que cierren las puertas y voy a mi aciento, espero que este viaje sea de provecho y no tengamos que llegar a la guerra con los malditos franceses porque de ser así la sangre va a correr y no será la de los Borb.

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