31. No lo entiendes
No, no podía cumplir mi promesa. No podía cumplirla porque él era la única familia de sangre que me quedaba, y la sangre llama a la sangre. Y había otra razón más, una que despertó en mí en el momento de ver aquella fotografía por primera vez, había algo en ese hombre que me llamaba, que me incitaba a buscarlo, y algo en mi interior no quería resistirse a encontrarlo. No estaba segura si era sólo la sangre o algo más. Sólo sabía que era una mala idea no respetar el deseo de mi madre de no buscarlo... pero sentía que me llamaba.
Con este pensamiento, me alejé, dejando detrás la tierra muerta. Volví con la pesadumbre sentida en mi cuerpo, me acerqué a mis amigos, mientras intenté soportar el dolor de la pérdida, pero al mismo tiempo masticando una idea en mi mente.
Llegué hasta ellos, quienes me esperaban en la cima de la colina más cercana.
— ¿Quieres quedarte más tiempo o...? — me preguntó Ellie de manera cauta.
— No, ya no hay nada más que hacer — dije desviando la mirada levemente hacia la tierra recientemente removida. Pero no pude mantenerla mucho allí, ya que podía sentir como un nudo de lágrimas y dolor comenzaba a acumularse en el fondo de mi garganta, así que volví la vista al frente. No quería pasar ni un segundo más allí, quería huir lejos, como si pudiera huir del dolor, de la pérdida que me atormentaba.
Sentí un suave toque en el hombro, que me brindaba un poco de consuelo. Era la mano de Vretiel.
— Ahora será difícil, pero debes ser fuerte — me dijo mirándome de manera protectora—. Para cualquier cosa que necesites, ven a nosotros. No lo dudes ni por un momento— yo asentí a sus palabras y me percaté de un extraño cariño que guardaba en sus ojos.
¿Así debe sentirse tener un padre? ¿Sería correcto que yo obtuviera de él el sentimiento paterno que nunca experimenté en mi niñez?, no lo sabía, no sabía si era lo correcto, talvez era estúpido pensar que él podría tratarme como a una hija.
Sentí palpitar mi bolsillo, como si la fotografía que allí descansaba quisiera que no me olvidara de su presencia.
Cierto, yo ya tenía un padre. Sólo debía encontrarlo.
— Mi papá dice la verdad — dijo Chris dando un paso cerca de mí —. Tienes mi teléfono y sabes donde vivimos. Ven o llama a cualquier hora, no importa, estaremos para ti.
Miré el rostro de todos los que estaban allí: Chris, Vretiel, Andrei, Raguel, Ellie, todos tenían expresiones conmovidas y amigables, a excepción de Mayo, quien nunca se deshacía de su hermoso rostro sin expresión sin importar en la situación que se encontrara.
— Gracias — mascullé casi sin voz, pero con la suficiente para poder ser percibida por los que allí estaban acompañándome.
Me sorprendí cuando Mayo de repente me dio un abrazo, fue uno efímero y breve, pero que fue suficiente para trasmitir sus sentimientos. No era que la chica no tuviera sentimientos, sólo no sabía cómo expresarlos.
Sonreí agradecida ante su gesto. Chris también sonrió al ver la reacción de Mayo, que al parecer era algo inusual en ella.
— Si necesitas a alguien con quien emborracharte yo soy la persona indicada... — dijo Andrei señalándose a sí mismo.
— No, ella no necesita eso — lo interrumpió Chris haciéndolo a un lado. Andrei me sonrió divertido. Sabía que sus palabras sólo tenían el propósito de sacarme una sonrisa. Una pequeña risa ante tanto dolor y adversidad, no venía nada mal.
— Gracias — dije y Chris me miró sorprendido —, lo tendré presente.
— No le hagas caso — dijo a modo de broma —, él te llevará por el mal camino — y yo borré la sonrisa de mi boca al escuchar aquellas palabras.
¿Llevarme por el mal camino?... esas palabras sólo trajeron a mi mente a alguien. ¿Dónde estaría ahora? ¿Estaría pensando en mí? ¿Lo que pasó anoche significará algo para él?
Intenté apartar su imagen y todas mis inseguridades de mi cabeza.
"Y si no estás conforme con tu pasado, todavía te resta tu futuro para hacer las cosas bien", las palabras de Vretiel resonaron en el fondo de mi conciencia. Si quería arreglar mi futuro debía dejar de pensar en él.
Nos acompañaron hasta la casa de Ellie. Ella los invitó a pasar, pero no se quedaron, porque sabían bien que no era el mejor momento para hacerlo.
— Amanda debe descansar — dijo Chris rechazando su oferta con amabilidad —, tal vez será en otro momento.
Todos, uno por uno, se fueron despidiendo de mí, usando las palabras más reconfortantes que pudieron usar.
Cuando se giraron, no pude detener el impulso que crecía en mi interior y detuve a Chris tomándolo por la tela del saco negro. Chris se giró sorprendido y me miró expectante. Los demás nos miraron extrañados, pero les pedí con una mirada desesperada que nos dejaran solos, y así hicieron.
— ¿Qué sucede, Amada? — me preguntó cuando sus amigos ya estuvieron lo suficientemente lejos.
Solté su saco y rebusqué en el interior de mi bolsillo.
— Necesito encontrar a esta persona — dije extendiendo la fotografía hacia él para que pudiera verla.
Me quedé perpleja al ver la reacción de Chris. Nunca creí que él fuera capaz de hacer una expresión así. Sus ojos temblaron con terror y repulsión al mismo tiempo, como si estuviera viendo al ser más repugnante del mundo.
— ¿Puedes ayudarme?
Chris quiso tomar la foto, pero se detuvo antes de tocarla, como si esta estuviera cubierta de algún veneno mortal.
— No lo hagas... — me dijo clavando sus ojos en los míos.
— ¿Q...?
— Detente, ¡no lo busques!
— ¿No vas a ayudarme? — fruncí el ceño cuando él negó con la cabeza— ¡Hace menos de una hora tú y tu padre me dijeron que no importaba para que fuera, siempre podría contar con ustedes!
Chris me tomó de los hombros y sentí como sus dedos hacía presión sobre mi piel. Chris se veía desesperado.
— No lo entiendes — me dijo sin soltarme —. Lo hago por tu bien.
Me sacudí y Chris soltó mi cuerpo con algo de resignación.
— Pensé que eras diferente — le dije y antes de que pudiera responderme, caminé hasta el interior de la casa de Ellie y cerré la puerta detrás de mí.
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