----¿Quién te crees tú, mugrosa? ¿Con que osadía ingresas a la alcoba de nuestro soberano creyéndote la gran cosa, sin tener ningún derecho sobre él?----- fui rápida en mirar en aquella dirección cuando me sentí atacada por las cuatro reinas imperiales. Me rodearon como hienas, asechandome como sí fuese la carnada perfecta que en cualquier momento despellejarian.

Es entendible que se encuentren ofendidas por lo que sucedió hace un instante. Con voz autoritaria ordené por encima de varias cabezas sin tener en cuenta que tienen un rango muchísimo mayor al mío, obedeciendo, acatando a todo lo que decía. Gracias a mí el emperador no se desangró, gracias a mis gritos y a mí velocidad por actuar lo llevaron rápidamente a su habitación donde el personal médico le atiende mientras es esperada la llegada del sumo mayor.

----No te quedes callada, cierva. Responde---- Mi-suk me agarró del antebrazo agregándole presión a su agresión. Frunci el ceño enojada, jale de el e hice que me soltara. Ya e pasado por mucho, lo suficiente como para también permitir que estás ridículas me lastimen...

-----Por ahora les admito que ante ustedes no soy nadie---- mi expresión fue sería----Pero les aviso que eso muy pronto cambiará. así que estén preparadas para lo que venga... y sobre todo, comiencen a tratarme con respeto.

Sus respuestas fueron estruendosas carcajadas que probablemente no se tardarían en escuchar. Ellas ahora se burlan de mí, pero como dice el dicho, "el que ríe de último, ríe mejor".

----¡Espera!.....¿Qué fue lo que dijiste esclava? Es que al parecer no te escuché bien---- con su toque de ironía hizo pose de ponerme más atención--- Dijiste ¿Qué NOSOTRAS te debemos respeto? ¿A ti?---- todas me caen como patada al hígado, pero vaya que la cuarta reina imperial llamada Mi-suk si que la detesto---- Agradece que estoy lo suficientemente preocupada por mi emperador, que no tengo cabeza como para mandarte azotar---- arqueó una ceja. Se supone que con eso bastaría para mandarme a silenciar, o peor, a temer, pero entre más me provoquen, más grosera soy.

-----¿Es eso, o no tienes LA ORDEN para hacer tal cosa?---- me atreví a responderle. La guapa mujer de cabello castaño se asombró ante mi atrevimiento, y por eso recibí una bofetada...

------SOY LA CUARTA REINA IMPERIAL, LA REINA..---- eufórica me gritó en la cara--- SI A MÍ SE ME DA LA REGALADA GANA DE ACABAR CONTIGO LO PUEDO HACER CON TAN SOLO CHASQUEAR LOS DEDOS. ¿QUÉ VAS HACER AL RESPECTO? ¡EH?--- de un empujón me estampillo de espaldas contra una de las paredes del pasillo. Allí me acorraló enterrando su larga uña en mi frente---- ¿Qué harás sierva para impedir eso? ¿Ah? ¿Qué harás? DIME ¿QUÉ HARÁS?---- al no contestarle y tragarme mi ira, Mi-suk acercó su rostro junto al mío---- ¿Nada, verdad?---- se sonrió victoriosa--- No harás absolutamente nada, ¿Qué peligro implica una don nadie como tú, que no pasa de ser una arrastrada?. porque en eso sí debes de ser consciente ¿O me equivoco? Lo poca cosa que eres, tan... miserable... que pisoteare cuanto veces se me antoje.

Dicho ello, la castaña volteó los ojos mirándome de arriba abajo para enseguida retirarse. Las demás reinas imperiales la siguieron, batiendo sus costosos vestidos entre su andar presumido, mientras furiosa las miraba hasta desaparecerse de mi vista. Varias bocanadas de aire aspire con profundidad, sobe mi mejilla, la restregue con impotencia contenida, maldiciendo una y mil veces a las víboras esas.

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Pasaron las horas, eternas y desesperantes. Se comentaba entre murmullos por parte de las empleadas más que todo... que el sumo sacerdote Park, se apareció en el palacio hace rato totalmente apresurado por atender a su cruel alteza. También se habló de lo apuesto y joven que es. Por lo poco que alcance a escuchar, me hizo entender que el poseedor del templo fire, literalmente es un regalo mandado por los mismos Dioses ya que su apariencia así lo describía. Alejada de los demás, esperé a que esa puerta se abriera, que cuando al fin sucedió, contemple cierto individuo de bata blanca salir de allí...¡Caramba! Es tal cual como lo moldearon, y yo de ingenua pensando que habían exagerado.

Es cierto, ese tal Ji Min tiene una apariencia angelical, y no es por la manera de vestir, mucho menos de peinar su larga cabellera negra, si no que de verdad, es demasiado atractivo. Me atrevo a decir, que jamás había conocido un chico tan lindo como él, tan divino.

Apesar de todo, puse harta atención para lo que tuviese que decir sobre el estado de Min Yoon Gi. Si el emperador muere, es una gran alegría para todos, bailarian en su tumba, festejarian por días, semanas, meses, años recordando que un hombre tan perverso como él dejó de existir. Pero las cosas no son tan sencillas, sin alguien perteneciente al imperio Min, Daechwita se hundiría.....

Por esa razón lo presionan para que procree un heredero lo más rápido posible. Ya con un bebé de refuerzo, que importa lo que suceda con yoongi, a nadie le interesaría. Ese es mi afán por convertirme en emperatriz... Y gobernar sobre todo..

------Ministro Bae, ¿Qué pasó con el emperador? ¿El sumo sacerdote Park pudo pararle su sangrado?.

Interrogue una vez el viejito se acercó a mí. El ancianete de batola roja miró para atrás un momento pensativo, se le escapó un suspiro y se esmero por decirme lo siguiente.

----El sangrado lo paraste tú, Adrianna.

Arrugue el entrecejo confundida por lo que me dijo.

-----No entiendo.

----Conmigo no tienes que fingir, muchacha. Sé que cuando estabas allá adentro con él y antes de que el personal médico llegara para sacarte de la alcoba, tú estabas rezando ¿A qué Dios le orabas?--- se le notaba la curiosidad por saber.

----De verdad no sé de qué me está hab..

----Si no me lo quieres decir... esta bien, lo comprendo--- me interrumpió con paciencia--- Pero no niegues al dios que te escucha. Podría molestarse contigo, recaer una maldición sobre ti.

----¿Más?---.

----No tendré una absurda disputa contigo por eso--- llevó sus manos hacia atrás---- ¡Ehm!...... por lo que dijo el sumo sacerdote Park Ji Min, el emperador podría quedar ciego de su ojo derecho, o peor.....de ambos ojos.

-----¿Ciego?---. Sé que el karma existe, pero nunca creí que le llegará tan pronto. Me tomó mal parada--- Yoongi no puede quedar ciego, no puede--- pensé en voz alta---- Es el emperador, y si termina discapacitado ¿Como gobernará? Lo tumbarian de su estatus muy fácilmente.

----Y ¿Tú piensas que él se dejará tumbar?--- ante eso, el ministro Bae me dejó pensando--- Es Min Yoon Gi de quien estamos hablando, no de cualquier perdedor que se rendirá a la primera.

Evité verlo a los ojos, temí que leyera mi mente.

----El problema no es que quede ciego, eso a mí me vale--- me dejé arrastrar por mis pensamientos---- El verdadero conflicto es ¿Como demonios haré para conquistarlo?.. Si antes se me hacía mega imposible, ahora es peor...

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(Min)

----Soy el gran emperador Min. No puedo quedar ciego, no puedo...no puedo..no puedo... maldición, maldición.... mil veces maldición..

Estando en un estado de shock evidente no sé como.. pero tonteando conseguí encontrar la puerta de mí alcoba. Sé perfectamente bien que al bajarme de la cama quedaría totalmente desprotegido, y me perdería en este laberinto que tengo por paredes, pero preferí intentarlo, que quedarme postrado en una cama como si fuese un vegetal. Más de una vez choque con los objetos decorativos que tengo en mi habitación, yéndome de punta pié y cayendo arrodillado en el suelo.

En medio del desespero y la rabia quise quitarme el vendaje que cubre mis ojos, pero no lo hice, aún es muy pronto para quitármelo, y probablemente sí hago tal cosa sería un riesgo mayor al perder la vista si es que aún no la e perdido. Para mí fue una eternidad poder salir de aquí cuando estás tan acostumbrado a utilizar los ojos. Perdido me fui tocando todo lo que se me atravesó en el camino, supuse que me encontraba en el pasillo, ya que el borde del lumbral así me lo indico.

----¿Dónde están los putos guardias que se supone que deberían de estar custodiando la entrada de mis aposentos? Incompetentes buenos para nada, cuando me quite esto yo mismo los azotare hasta morir..---- nadie me salió al encuentro. Ya no supe si estaba de día, de noche, o que fregados pasaba..

Solo sé que ciegueton y todo continúe avanzando. Yo, el ser más poderoso en todo el imperio caminando como la condenada gallina ciega, en batola larga y descalzo. Me condene de una ira superior cuando tropecé contra un jarrón y de nuevo caí con dureza contra el piso.

¿De verdad no hay nadie, o el maldito lugar está repleto por estos bastardos que gozosos ríen en silencio? Burlándose de mi. No haciendo nada por ayudarme, por auxiliar a su majestad... permitiendo que haga el ridículo.

Si es así, tampoco me importó. Apretando la mandíbula me reincorpore como pude. Iracundo iba a llamar a Kim Nam Joon a los gritos, pero ciertas manos pequeñas y suaves fueron como mi bastón para sostenerme. Me ayudó, y por el agradable olor que desprendió, supe que se trataba de una mujer..

-----No se preocupe mi soberano, aquí estoy yo, no lo dejaré sólo.

Su voz me sonó conocida, pero no estaba muy seguro de quién se trataba. Ella tenía una mano en mi pecho aferrada, y la otra por mi espalda..

----¿Cierva?.

Lo primero que invadió mi mente fueron esos bellos ojos azulados.

----Asi es mi señor, soy yo, Adrianna.

Hola preciosas ^_^

Disculpen la tardanza, se que estuvo un poco corto el capítulo pero espero les guste.

¡Gracias por leer!