-¡Min Yoon Gi! ¡Muchacho!.

Me paro del escalón, desenvaino mi filosa espada, y antes de que el abuelo terminara de llegar en donde me encontraba posicionado, arrojo con voraz rapidez y precisión, logrando acariciar ese visible rostro arrugado tan suave. Fue muy ágil, reaccionó a tiempo, si ese viejo no hubiera esquivado mi inesperado ataque, mi arma en su frente quedaría clavada. Las bolsas que carga debajo de esos redondos ojos, se tensaron al momento en que abrió los párpados.. ¿Qué creyó? ¿Qué pasaría por alto el que haya ingresado al salón del trono sin que lo haya llamado y encima refiriéndose hacia su emperador como un ciervo más que lidera? MEREZCO RESPETO, ya fui lo suficientemente paciente permitiendo que Bae me trate como se le da la puta gana como para que todos también se quieran sobrepasar..

Nada de "Min Yoon Gi", nada de "muchacho", el que no se exprese hacia mí como es correcto, simple y sencillamente, MORIRÁ.

Cuyo abuelo del ministerio se inclinó ante mí. La leve cortada en su pómulo derecho que le proporcionó mi espada al pasar, logró sacar de su inservible cuerpo, un sangrado llamativo..

-...Como osas INGRESAR SIN MI CONSENTIMIENTO- mi voz retumbó entre el lugar- Y ENCIMA TE ATREVES A FALTARME AL RESPETO.....¡¡¡¡QUIERO SU CABEZA!!!!- firmes se colocaron mis soldados ante tremendo querer. Saben que me desespera que no se cumplan mis órdenes de inmediato, por esa razón se apresuraron actuar..

-M-Mi soberano, ¿No cree que está usted exagerando?-con voz temblorosa artículo.

-¿Qué estoy exagerando?- idiota, aquello que dijo más me enfureció- DIJEEE..... QUE QUIERO.... SU CABEZA...

-¡¡¡MÍ SOBERANO!!! ¡¡POR FAVOR NO!!! LE PIDO DISCULPAS SI LO OFENDÍ DE TAL MODO, NO FUE INTENCIONAL- el abuelito también fue muy As al pretender salvar su pellejo- LE DOY MI PALABRA QUE NO LO VOLVERÉ HACER, PERO NO ME MATE, NO ME MATE...... EMPERADOR..

-Pero por supuesto que no lo volverás hacer, ministro KimLi- sonriente bajé el único escalón que subí y que conduce al trono- Porque ahora mismo, morirás- él lloró con horror. Yo reí malévolo. En cuanto dos de mis hombres lo tomaron por sus axilas y se lo llevaron arrastrado como el gusano que es, muy orondo camine directo hacia mi arma que se quedó clavada en una de las rústicas paredes de mi palacio.

La saqué de ahí. Miré de reojo en dirección a la salida, y analice un asombrado Kim Nam Joon que veía como sacaban a la fuerza un perteneciente menos al gabinete real. El moreno recién entraba con los 30 hombres que le ordené que me reclutara. No se atrevió a preguntarme nada, y ahora que lo analizo mejor, me quedé con la duda "del que me iba a decir KIM-LI cuando entró con esos aires de superioridad que patee mandándolo a la mierda".

-¡Emperador!.

Todos ellos se arrodillaron, incluso Kim que notablemente pensaba así su carota la tuviera gacha.

-30 hombres, como lo ordenó, mi señor.

-Llevalos al Harén- dije- Cada uno de ellos se encargará de desvirgar a mis concubinas- dicho ello, mi concejo más joven me miró atónito, no pudiéndolo creer- ¿Sorprendido?- sonreí ladino- Ustedes más que nadie saben el suplicio que pasé hace dos meses CUANDO SE LES OCURRIÓ LA ESTÚPIDA IDEA DE LLEVARME A MÍ ALCOBA UNA MUJER VIRGEN- pause un segundo, quizás el suficiente para dar tensión- No quiero volver a revivir esa experiencia tan amarga. Así que la desvirgaran a todas..

-Majestad.

-Si estos gusanos hijos del demonio, las llegan a embarazar, IRÁN a la GUILLOTINA junto con ellas...¿Les quedó claro?- arqueé una ceja.

-¡SÍ, EMPERADOR!- corearon al unísono.

Guardé mi espada. Al haber dejado los puntos bien claros, no aporté nada más y fui yo el que abandonó el salón del trono. Me crujía el estómago, la molesta señal de que tenía demasiada hambre..

De camino por los corredores con mi típico andar apresurado y batiente, se escuchó la clara melodía de una alarma indicando la decapitación de quién se atrevió a provocarme en mis días más molestos. Aunque para ser exactos, todos mis días son jodidos, jodidos con mi inaguantable malhumor...

Lo gracioso fue preguntarme a mi mismo donde se habrá metido Bae, el que no esté como aguililla encima mío fisgando todo lo que hago es una gran sorpresa que no me esperaba. Ya hasta comenzó a preocuparme el infeliz, lo que sea que esté planeando a mis espaldas...

Me faltaba poco para llegar a mis aposentos, probablemente los ciervos ya llevaron mí desayuno.

(Adrianna)

Cuando la puerta de esta sombría y terrorífica habitación que llaman alcoba real se abrió, mi corazón se me trepó al gallote de un brinco. Por un momento me congelé, sentí mucho pavor y me hizo estar más segura que obviamente no quería estar aquí. Solo se trataba de las esclavas que venían a traer el desayuno del emperador. Todavía por acompañante, el ministro Bae les indicó donde podían colocar cuyos alimentos..

Calladas entraron, y calladas se fueron. Al cerrarse una vez más las puertas, de nuevo me invadieron los nervios, el susto, el como se lo tomará su alteza cuando descubra ciertos personajes invadiendo su terreno, atacando su privacidad sin haberlo consultado primero con él..

-¿Ustedes qué hacen aquí?- replicaron de pronto.

¿Pero como? Si todo el tiempo estuve pendiente de la entrada, por si en algún momento entraba el rubio de cabellera larga, ¿Como fue que apareció aquí? Mirándonos fijamente con esa expresión incambiable y con ojos llameantes de maldad. Debido al pánico que me provoca terminé refugiándome tras las espaldas del viejo ministro Kim Bae.

-¿Emperador? ¿Por dónde entró que no lo?...- la misma pregunta me hice yo, pero como a Min Yoon Gi no se le quita lo gritón, era evidente que interrumpiria la duda con un bufido y un ceño fruncido.

-Les pregunté.... ¿QUÉ CARAJOS HACEN AQUÍ?- ante tremendo grito me aferré de la linda túnica de Bae. El emperador no se bismuto en mover un solo músculo, con la rigidez de su cara bastaba.

-Entiendo que esté enfadado mi soberano, pero si estoy aquí, es para hacer cumplir lo que el gabinete real a decretado.

El silencio de Yoon Gi era más peligroso que sus acciones nada razonables. Se cruzó de brazos, llevo su cuello inclinandolo hacia su lado derecho casi rozándolo con su hombro...

Sé que es tonto de mi parte pensar este tipo de cosas y más en las circunstancias en la que me encontraba atrapada, pero....¿Por qué su soberano usa candongas? ¿Qué le pasó en su ojo derecho que tiene tan enorme cicatriz, y por qué utiliza zapatos bajos envés de botas de cuero negro como al resto?

-¿Decretar?- repitió en un tono bastante sencillo, se podría hasta decir 'descomplicado', pero en él no se puede confiar, principiando porque comenzó a soltar una risilla burlona, una que no fue capaz de retener por mucho tiempo hasta que se transformó en una carcajada. Por la diosa SIRIS, hasta su risa me da miedito. Bae y yo lo observamos en completo silencio hasta que logró tener un poco de control en sus risotadas- No me hagas reír, viejo- se sonrió- Ustedes simplemente no pueden decretar- se encogió de hombros- ESTÁN TRATANDO CON SU EMPERADOR- le encanta recordar aquél detalle-A SU AMO Y SEÑOR, NO SE LE ORDENA. ESTÁN POR DEBAJO DE MÍ, CADA CABECITA DE ESTE GRAN IMPERIO QUE GOBIERNO, SON MENOS QUE EL POLVO QUE PISO..- pauso- El único que decreta aquí, soy yo. Yo soy la autoridad..

-Un emperador sin un gabinete como apoyo, y mucho menos un pueblo que liderar, NO ES NADA- no se como demonios tuvo las suficientes agallas para decirle eso, pero debo admitir que me gustó, me gustó y muchísimo- Ya no eres un niño Min Yoon Gi, tienes 27 años, ya es momento que razones como hombre, que pienses en lo que le conviene a tu imperio, envés de estar mandando a cortarle la cabeza a todos lo que te rodean por tonterías que no vienen al caso.

-Fuera de aquí- gruñó y apretó su mandíbula como en modo de advertencia.

-Esta bella mujer se llama Adrianna- me señaló, lo cual trague para adentro- Quieras o no, ella va hacer tu nueva esposa, te dará de fruto un hijo muy sano, y cuando eso suceda, la coronaras como tú emperatriz.

-grrr.

-Esta decidido- llevó sus manos hacia atrás dejando bien claro el límite y la orden que le han impuesto a su alteza -te dejaré a solas con Adrianna, así podrán conversar a gusto. Que se conozcan...

El rubio de ojos de gato me miró. En cuanto las pisadas del ministro Kim empezaron a retirarse en busca de una salida evidente, me sentí morir..

¿Yo con este monstruo a solas? ¿Qué pretende que hagamos? ¿Tomar el té? Si claramente me está pulverizando con su expresión...

No quiero estar a solas con él, lo que deseo es huir.

Hola ^_^

Sé que me tarde en actualizar, pero espero les guste, a las que me han leído hasta ahora y las que me quieran leer. Continuar con este fanfic.

Gracias.

¡Gracias por su apoyo!