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DAECHWITA.
De una muy mala manera ingresaron a Do_Sung en un siniestro nido de ratas donde dos soldados custodiaban la entrada en cada esquina del umbral. El pelinegro cayó de rodillas en el húmedo suelo en donde fue empujado con brutalidad; miró por encima de su hombro dando la espalda, y al ver cierto individuo, frunció su ceño enojado, con un molesto revoltijo entre las tripas. Apesar de la situación crítica en la que se encontrase, desafiaba a su superior con la mirada, mostrándole que no le tenía una pizca de miedo.
-Aqui te quedarás, como el gusano repugnante que eres, y agradece, que mañana muy temprano sentencio tu hora de muerte- quizás se esfuerzo demasiado en meterle terror a un ser que ha pasado por tanto, y que ni a la muerte le pone atención- Una vez cante el gallo, veré tu cabeza BIEN colgada frente a la puerta de mi reino.
Shi era iluminado por las antorchas que sus hombres tenían sosteniendo en sus manos. Le repugnaba estar aquí, y el que los bordes de su Hanbock azul se ensucien un poco, hace que se irrite más. Pero todo vale la pena ahora, según él, si acabó de una buena vez por todas con el antiguo emperador de Daechwita, tiene el suficiente poder para exterminar al quién sea..
-Ni creas que te saldrás con la tuya- fue rápido en responderle y levantarse- El soberano Hangul acabará contigo- se volteó de frente para confrontarlo.
-El soberano Hangul solo es caca- lo dijo con tanta seguridad que olvidó por completo que hace un par de días estaba hincado ante él-. Ya quité a Min Yoon Gi de mi camino, lo mismo haré con el perdedor ese. Una vez haya completado mis finés planes, no habrá nada ni nadie que me controle...¿Comprendes?- sonrió maléfico- ¡Jum! Eso es algo que tú no comprenderás ni hoy, ni mañana, ni nunca. Total, aprovecha la noche, porque tú día se acerca- enseñó los dientes muchísimo más.
Suga no cayó en su jueguito de sembrar pavor, más bien le correspondió con una de las suyas- Que tan equivocado estás. No tienes ni la más remota idea, con quién estás tratando-
-Cierren la puerta ya- cansado ordenó para sus hombres- A la escoria hay que dejarlo descansar....¡Oh, esperen!- hizo una pose irónica- ¿Acaso no es mañana que descansarás, pero en paz?-
Dicho eso último dió la espalda y se retiró con su típica carcajear burlón. Do_Sung estuvo dispuesto a salir de ahí lo más rápido posible, pero la puerta fue azotada enfrente de sus narices antes de que pudiese intentarlo. Solo supo agarrarse de los únicos barrotes que tenía incrustado el madero fino, y por supuesto, le daba la posibilidad de que le entrara aire e iluminación a ese horrible hueco. Lo cierto es que nadie en su sano juicio quisiese estar en sus zapatos.
-Por los dioses, y ¿Ahora yo que voy hacer?- en medio de la penumbra recargó su espalda contra la puerta. Así se fue deslizando poco a poco, hasta que consiguió estar cuclillado viniendo sentir el frío que le esperaría.
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Shi batía con velocidad su vestimenta de un lado a otro al paso en que su andar era cada vez más apresurado. Los pasillos del palacio Daechwita era perfectamente iluminados por las opacas luces que gracias a las lámparas servían incluso como adorno. El pelilargo se sintió extraño, después de la última plática que tuvo con Do_Sung, al abandonar los calabozos, en lo más profundo de si presiente como si alguien lo estuviese observando, pisándoles los talones. Giró con rapidez entre las suelas de sus zapatos bajos, solo alcanzó a ver cada uno de sus soldados que se encontraban en su trabajo de vigilancia como es debido. Ahí, estático pensó. Sacudió su cabeza arrugando el entrecejo y regañandose así mismo por la actitud demente que tuvo. Respiró hondo, muy hondo cerrando los ojos, y cuando lo liberó sin ningún tipo de afán, decidió continuar su rumbo a la alcoba como lo más natural. Su corazón por poco y se detiene en cuanto una sombra negra pasó por enfrente. Ancho los ojos horrorizado, él es el tipo de persona que no cree en lo paranormal, pero justamente un individuo hecho de humo cruza adelante suyo desapareciendo como si jamás hubiese estado allí. Yong_Jang no comprende que fue eso, ¿Qué es eso? Y ¿Por qué lo anda persiguiendo? Descarta totalmente la idea de ser un espíritu maligno, pues no existe nada más malo que si mismo y ello lo lleva a preguntarse, ¿Qué demonios es esa cosa? ¿Qué quiere?.
Hace ya varias semanas atrás se viene sintiendo vigilado por algo o por alguien, ahora sabe más o menos de lo que se trata. No está loco, fuese lo que fuese eso, se convirtió en su sombra, y fácilmente no lo dejará tranquilo.
(Min)
Una de las aldeas que quedan más retiradas de Daechwita son Beige y Dae Jang Geum. Con varios de mis tropas partí en esa dirección, estuvimos viajando la mayoría de la noche, y aunque solo hubo un solo descanso, sentí que eso era perder el tiempo. Se supone que mis hombres me organizaron una carpa para que yo pudiese descansar; se turnaron cada tres horas estando a la expectativa por si éramos atacados por el enemigo, pero lo ilógico del caso, es que no pegué el ojo durante tantas horas. Se amaneció, y rápidamente ordené que continuáramos.
Seok Jin estuvo a cargo de todo yéndonos por el camino más cortito. En cuanto vi desde la distancia que los altos picos del palacio en Daechwita se asomaba, ahí dije...
"Se llegó el momento".
-Majestad, usted nos dirá- todos dirigieron su mirada hacia mi, esperando las instrucciones que les diría, y que obviamente ya tenía un plan.
-Pongan mucha atención, esto es lo que vamos hacer-
Repentinamente reaccione al mismo tiempo en que oí que una débil rama se quebró tras mi espalda. No lo pensé ni una sola vez cuando ya atacaba con una flecha en esa dirección, mis soldados al verme actuar de ese modo se pusieron en posición de defensa, y ataque, para lo que sea que se esté ocultando entre los arbustos.
-Solo es un ciervo, mi señor- comentó Jin viendo salir al animal muy orondo entre los matorrales mientras masticaba un pedazo de hierba. Digamos que tuvo mucha suerte la criatura, de no ser atravesada por mi arma..- Majestad, ¿Se encuentra bien? Se le ve muy exhausto-
-Estoy bien- rugi con tono bastante agresivo- Lo que les voy a decir no lo repetiré una segunda vez así que...- de un momento a otro quedé mudo, pasmado, petrificado- ¿Qué mierda es?..- una especie de espíritu se manifestó ante mis claros ojos verdes. Una sombra, un fantasma negro, un demonio, o no sé qué carajos haya sido, lo que cuenta realmente es que lo vi. Lo vi pasándose por el mismo bosque en donde mis subordinados y yo nos ocultabamos en modo arrastrado.
Parpadeó seguido, y en cuando cuya figura se desapareció entre la niebla, quedé más confundido que al principio.
-¿Sucede algo, Majestad?-
-¿Vieron eso?- el comandante de las tropas no entendió a qué me refería- ¿Lo viste?-
-¿Ver qué, mi señor? No entiendo-
¡Imposible! ¿Fui el único que lo vi?.
MIENTRAS TANTO EN DAE JANG GEUM.
(Adrianna)
"Tú y yo, yo y tú, seremos uno sólo, sólo seremos uno. Compartiremos el mismo pensar, tú cuerpo también será mío, te daré acceso a mi fuerza, a mi poder, a todo lo que conoces de mi, con la diferencia, en que solo yo mandaré. Tu carne y hueso serán mis instrumentos a tocar la realidad, una realidad que mantendré bajo mi mandato, manteniendo el orden, colocando las piezas en su lugar correspondiente"
"Dios tigre, mi dios tigre"
-¿Qué significa todo esto, Nam Joon?- pregunté en cuanto entre a los interiores del templo magistral de Dios Tigre y leí el mensaje que se encontraba copiado en lo más alto de una de las paredes. Según dijeron los custodios, el soberano no permite que nadie ingrese a este lugar, ahora entiendo la razón del porqué, si todas las paredes están tachadas con mensajes en tinta de sangre.
El moreno igualmente se pasmo al descubrir la locura. Min se obsesionó tanto por un dios que no ha visto, que llegó al punto de alabarlo con su propia sangre. Recuerdo claramente que en una ocasión le pedí, le suplique a tal dios por la protección de mi vientre, no les voy a negar que SI sentí unas manos posándose sobre mi, haciéndome sentir segura, pero días después llegué a la conclusión que solo fue mi imaginación.
¿El pálido ha llegado a ver cuyo dios que cree tanto en él? Abiertamente confieso que tengo miedo; miedo de que tanto rezarle a lo incierto se haya vuelto realidad y que lo desconocido venga a reclamarle a Yoongi todo lo que ha cumplido.
-Nam Joon... dime algo, no te quedes callado- Kim me miró al paso en que le miraba también- ¿Es sangre real? ¿Es sangre con lo que Yoongi copió en las paredes?-
-Creo que si.
-¿Creés....o no estás seguro?- me desespere.
-No lo sé, señora. Yo recién llegué a este palacio y...
-Tengo miedo- le interrumpí revelando mi gesto de preocupación-
-¿Miedo?- se confundió- ¿De qué?.
-No sé porque tengo tan mal presentimiento sobre esto, Nam Joon- me crucé de brazos pensativa- Hay que ir a Daechwita, tengo que hablar con yoongi.
-Con todo respeto...mi señora, pero...¿Se volvió loca?- me regaño- El soberano dijo que..
-No me importa lo que haya dicho el idiota de Min Yoon Gi. Muy adentro de mi corazón algo me dice que está corriendo peligro, tengo que ir a Daechwita advertirle..
-¿Advertirle sobre qué, señora?-
-Sobre lo que sea. Tengo que ir- insistí.
-Y ¿Los niños? ¿Donde los piensa dejar?- recordó ese pequeño detalle.
-Me los llevo conmigo.
-Pueden correr peligro, y después el soberano me mata a mi sí algo les sucede.
-Entonces ven con nosotros- arregle velozmente. Nam soltó un respiro rendido..
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Hola linduras.
Perdón por el retraso, ando muy ocupada, espero entiendan y ojalá les guste.
Gracias por leer.
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