NamJoon jala las riendas de su caballo para que éste le merme velocidad y se detenga a mi frente. Hace rato estoy escuchando los voladores sonar desde el palacio Dae Jang Geum y explotar en el cielo, dando aviso que un festejo está apunto de iniciar aunque todavía no haya asomado mi nariz por allá.

-Soberano, los invitados ya están llegando y esperando por usted- dijo mientras me veía sacar la mano del costal de fibra y verificar con detenimiento el arroz que caía como cascada entre mis dedos. Por mi parte no recibió una sola palabra, así que se forzó por apurarme- Majestad, aún le falta organizarse, no pretendra recibir a personas tan importantes en...

Le miré de inmediato y desenvainando el gesto, se quedó callado. Yo soy el soberano, y si se me da la puta gana de asistir como estoy en este momento, ¿Quién me va a decir qué al respecto?. A nadie le debe de importar como estoy vestido, si con esta ropa parezco más un pueblerino arrastrado que el mismo dios supremo de la nación. Me vale un culo si me presento ante todos con las botas de mis pantalones, y calzado empolvado, o si mi camisa no es la adecuada, muchísimo menos el chaleco mugroso que cargo..... El que se atreva a criticar mi sombrero de paja de una jodida vez le iré demostrando quién fregados es Min Yoon Gi.

Ignoré su comentario volviendo a enfocar mi vista en donde la tenía puesta desde un comienzo. Es definitivo, no tenía intenciones, muchísimo menos ganas de arreglarme, así asistiré.

(Adrianna).

-¡Mami!, ¡Mami! Mira...... que lindo y grande es el palacio- mis pequeños asomaban sus caritas por medio de la ventana del palanquín. Les miré con una mirada suave, mientras ellos admirados con su manito me señalaban cada cosa. Curiosa igualmente le eché un vistazo en lo que el carro llevado por caballos aún avanzaba, es muy cierto lo que me dicen mis hijos, Dae Jang Geum es gigantesco, y muy hermoso también.

-Mami, ¿El soberano también es un hombre malo como Shi?- ante la pregunta de mi niña cerré la cortina quedando en más privacidad.

-No lo sé, cariñito mío, quizás el soberano no sea malo como Yong Jan- al darle esa respuesta ella se quedó pensando.

-Mami, ¿Tú crees que el soberano sea más fuerte de lo que era mi papá?- Yoonie insiste en no ser débil como según tacha a su padre, pero lo cierto es, que en el fondo de su corazoncito, quisiera saber más de Min.

-No lo creo, mi amor- soné tan segura, que inclusive le hice meditar- Yo nunca conocí hombre tan fuerte en este mundo, que tu papá. A él no le daba miedo nada, cuando peleaba se veía más que un guerrero, era tan poderoso, que en cinco segundos, derrotó a quince de su gabinete más ágiles.

-¿De verdad, mami?- se sorprendió- Y ¿Por qué hizo eso?..no se supone que esos señores son parte de su...

-Lo traicionaron, mi amor- mi niño lo pensó todavía más- Tu papá odiaba a los traidores, y por eso decidió deshacerse de su propio gabinete imperial.

-Entonces nuestro papi fue muy malo- aquello que soltó mi princesita no le encontré respuesta, después de todo es cierto, Yoongi en su época de mandato fue un emperador muy cruel- Mami, ¿Papi fue malo?- estaba dispuesta a responderle con la verdad, pero en cuanto el auto se detuvo, miramos en cuya dirección en lo que la puerta se abría.

-Bienvenida sea, señora Adrianna- el propio que me atendió, fue nada más y nada menos que el comandante Kim Seok Jin, ¿Él que hace aquí?... después de que Shi lo desterró de Daechwita no lo volví a ver, pero resulta que acá está, trabajando como cabeza para las tropas Dae Jang Geum.

Al bajarnos del palanquín, lo observaba con detenimiento.

-Venga conmigo, señora, yo la conduciré a su respectivo puesto- muy solicito me dió una reverencia- Hola- saludo a mis niños con una sonrisa. Ambos penosos se escondieron detrás de mi, mirando al comandante Seok con desconfianza- Ustedes deben de ser los...- repentinamente cayó en cuenta de algo- ¡No lo creo!- sus ojos se clavaron en los míos anonadados- ¿Son los primogénitos del soberano?-

Me confundió lo último, pero alcancé a comprender lo que me decía- Si te refieres a Min Yoon Gi, así es, ambos son los hijos de él.

-Increible- amplio una sonrisota- El soberano se pondrá muy feliz cuando se entere, realmente es una gran noticia- supongo que Jin a enloquecido, no le encuentro más respuesta a su manera de reaccionar. ¿Qué tiene que ver el soberano HANGUL con mis hijos? ¿Por qué se tendría que poner contento? Realmente es muy extraño- Siganme por favor.. - al caminar, seguí la procesión detrás suyo. Eun entrelazó su manito con la mía a lado derecho, mientras igualmente Yoonie a lado izquierdo. Cuál fue la sorpresa en mi cara que al ingresar donde se realizaría el evento, pareció no caber una sola persona más. El salón estaba repleto, y por la expresión de Shi, se notó que no le agradaba estar aquí.

Cada uno en su correspondiente asiento asignado y reflejando orden absoluta. Mis niños no retiraban sus ojitos del techo, ya que el dragón que tenía pintado, parecía que se fuese a salir de ahí. Es divino y agradable aquí, daba la impresión que faltarían puestos, pero no es cierto, al paso en que iban llegando, se acomodaban.

-Gracias, Jin- al ya estar ubicada con mis pequeños en una de las mesas, el comandante se retiró no sin antes brindarnos una sonrisa. Inquieto Yoonie estuvo mirando de aquí allá, hasta que se topó con algo que lo hizo abrir sus ojitos azules.

-¡Mami, mira!...¡Mami, mira!...- al seguir con mi vista lo que observaba, reaccione entre un parpadeo asustado- Que bonitos... mamá....¿Verdad?

¿Dos grandes Tigres blancos echados muy tranquilamente en cada esquina del trono? ¿A quien se le ocurrió la "espléndida idea de tener un animal tan peligroso ahí, y sin seguridad?. Ahora comprendo porque nadie se acercaba allá, y el motivo de que los custodios tiemblen.

-Que gatitos tan enormes- lo inocente de mi niña no le permitía darse cuenta que en cualquier momento esos dos animales podrían devorar a alguien, al más desafortunado a decir verdad. Traté de ignorar lo presentado girando mis ojos en los presentes, me percaté que Tae Hyung igual estaba aquí con su reina, y no solo eso, el exasperante del sumo mayor Park Ji Min, también. Jung Ho Seok buscó sonreírse conmigo, lo cual lo evite groseramente...

Esperamos un buen rato, y nada que aparecía el dichoso soberano Hangul. Se reflejaba lo impaciente de los invitados, dándose una clara señal que no llegaría. Las puertas se abrieron de pronto, una caravana del senado ingresó, seguido por el monarca Jeon Jung kook, y terminando en un moreno llamado Kim Nam Joon que me tomo asombrada al volverlo a ver.

-¿NamJoon?- pronuncie su nombre perpleja. El de tes bronceada indicó entre señas al que estorbaba, para que abrieran paso al soberano que en cualquier momento atravesaría por esas puertas.

-SALUDEN CON EL MAYOR RESPETO QUE ES DEBIDO A NUESTRO SOBERANO HANGUL- al el inclinarse, no tuvimos de otra que hacer lo mismo. Shi se reveló, obviamente él no se humillaria, pero en cuanto Hangul entró, fue como instintivo su acción. El soberano pasó por la mitad de la alfombra dorada, iba directo a sentarse en su trono..- ¡LARGA VIDA AL SOBERANO HANGUL!- con el puño en el pecho, NamJoon inició.

-¡LARGA VIDA AL SOBERANO!- corearon entre todos. Sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, recordé que de esa manera solían recibir a Min Yoon Gi, pero ya es a otro a quien le brindan respeto.

Todos levantamos la mirada para conocerlo, a cada uno de nosotros nos confundió lo que estábamos viendo, pero lo sorprendente fue reemplazado por lo atónito al ver como el hombre de sombrero de paja saludaba muy sereno a cuyos gatitos que se acercaron para restregar su pelaje contra él.

-¿Viste mami, no le hacen nada?- susurró Yoonie sorprendido- ¿Enserio ese aldeano es el soberano?- disimulada le pedí que guardara silencio, y una vez Hangul subió los escalones para sentarse, se posicionó en una pose tan conocida que me hizo mirarlo sin pestañear.

-Por los dioses, de ese modo solía sentarse Yoongi- pensé. Un pie trepado sobre la silla, los dedos de su mano rozando sus labios, y el cuello un poco inclinado, es imposible que el soberano de Dae Jang Geum tenga el mismo sentar que el ex gobernante de Daechwita- No le puedo ver su cara, el sombrero no lo permite- al observar a los demás, fue evidente el esfuerzo por ellos tratar de identificarlo- Al parecer nadie aquí puede ver su cara, la manera en como está posicionado se le dificulta a todos.

-Mami, el soberano Hangul no te ha quitado la mirada de encima- balbuceó mi chiquita causando que arrugara el entrecejo.

-Y ¿Tu como lo sabes, amor? ¿Le alcanzas a ver su rostro?-

-Si mami- asintió- Si le alcanzo a ver su cara, y tiene los ojos verdes como los míos- sonrió- Todavía nos está mirando, y hace la cejitas así...- añurgo el entrecejo imitando la expresión que estaba dando el hombre. Rápidamente Hangul se colocó en pie, cosita que me preocupó ya que probablemente lo tomó como burla hacia su persona.

(Min)

Desde que me senté aquí y descubrí Adrianna frente a una mesa, no me e dejado de preguntar quienes son los niños que la acompañan. Si mis cálculos no me fallan, deben de tener entre unos seis o siete años, ¿Será que está con otro y ese es el resultado? No, no puede ser... ella me ama a mi, me lo dijo, y se que ha pasado muchísimo tiempo, pero no creo que me haya olvidado tan pronto para rehacer su vida nuevamente. Son dos, ¿En que momento los tuvo? Por más que lo pienso es totalmente ilógico...

-Majestad, ¿Le sucede algo?- preguntó el moreno de los hoyuelos atrás de mi espalda. Ni siquiera le e dado comienzo al banquete por estar pensando- Disculpe si me expreso atrevidamente mi señor, pero... sus hijos son hermosos, e idénticos a usted.

-¿Qué dijiste?- me giré para verlo.

-Me refiero a los hijos que tuvo con Adrianna, son muy parecidos a usted.

-¿Ellos son mis hijos?- abrí los ojos de par en par.

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Hola linduras.

Ojalá les guste el capítulo.

¡Gracias por leer!