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Con las nalgas aplastada sobre el inmenso trono en Dae Jang Geum me hace pensar que no quiero cambiarlo ni siquiera por el de Daechwita. Shi lleva diez jodidos años sentado en lo que siempre me ha pertenecido, y aunque el putito ése se atrevió alcanzarme, ni loco vuelvo a tomar posición en una silla que la escoria lo ha perfumado con sus pedos. Cuando regrese a mi aldea, lo primero que mandaré hacer, es demoler el trono para que me construyan otro nuevo.
Si soporté recargar mi culo en cuyo puesto apesar que mi padre Agust lo ocupó por tanto tiempo, es por la sencilla razón de que era el emperador, pero Shi Yong Jan es otra cosa.... JAMÁS me acomodaré en un sitio donde él lo dejó caliente con su hediondo trasero seco.
El estilo de este salón llamado "la entrada de HANGUL" me gusta más. El salón es grandísimo, sus colores son hermosos, tanto así, que el techo y los pilares que lo sostienen tienen un dorado tan estupendo, que parece oro recién hecho; oro caliente, brillante... como mi antiguo Hanbock de Dios supremo en Daechwita. Cada vez que el sol logra meterse por las ventanas, ilumina el dragón tallado en la pared tras mi espalda; paso tiempo contemplándolo, e incluso los mismos ancianos de la corte se han visto obligados en interrumpir mi concentración para darle inicio a las juntas que e mandado a realizarse.
-Majestad, aquí están los retratos que ordenó que hicieran- Seok Jin se apareció ante mi y me dedico una reverencia. Le miré con desdén, en lo que llevaba mi dedo índice a rozar mis labios y él enseguida dar la señal correspondiente. Una fila de ciervos ingresaron al salón corriendo con apuro en esas bajas chanclas hechas de cuero resistente, mientras con rapidez acomodaron el tablero donde yo pudiese verlo mejor.
Miré cada una de los rostros que habían allí pintado con tinta negra. Estire mi mano y abrí la palma, uno de mis guardias que se posiciona en la esquina del trono fue muy atento en entregarme una especie de arma muy pequeña, con forma de cuchillo. Esperé unos cuantos segundos más en lo que meditaba, para después arrojarlo con total puntería sobre uno de los rostros y que éste quedase clavado en la mitad de su frente.
-Háblame sobre esa horrenda mujer que más de una vez la hice cagar del miedo, ¿Qué pasó con ella?- pregunté. El comandante de las tropas estiró un poco su cuello para observar el retrato de quién le estaba hablando. Jin compuso su postura llevando sus manos para atrás y decidió ponerme al tanto.
-La duquesa consorte Yang_Mi, viuda hace muchísimos años y organizadora del que era su harén en Daechwita. Murió un año después de que Shi tomó el control de todo, se contagió de una enfermedad muy rara en la piel, le salieron yagas y...- debido a su asco al recordarlo decidió no ser tan explícito- Esa mujer ya no existe, mi señor.
Cuando Seok Jin me estaba explicando, el mismo soldado que me había pasado el cuchillo, ese mismo fue a despegarlo de allá para venir y volver a entregármelo.
-¿Qué fue de ellas?- al recibirselo, volví a balancear el arma contra el tablero. Esta vez quedó engarzado en uno de los ojos de las tantas mujeres que tuve.
-Sus reinas imperiales, alteza- les miró y con una pluma les dibujo una gran X- Su primera reina imperial, Young_Mi, fue ejecutada el veinte de abril del año pasado, engañó a Shi, dejándose embarazar por uno de los soldados que pertenecían a beige- alcé las cejas asombrado, no fue algo que me preocupó, después de todo ninguna de esas mujeres me interesa. Jin prosiguió- Segunda reina imperial, Sun_Hee. En cuanto supo supuestamente que usted estaba muerto, rápidamente aprovechó la oportunidad para escaparse con un plebeyo de otras tierras, al parecer le gustaba, y no se volvió a saber de ella- la tachó dando un final para continuar con otra- Tercera reina imperial, Ha_Neul, todavía está en el palacio, es una de las preferidas de Shi, además de que en este momento está embarazada de él. Por último y no por menos importante, la cuarta reina imperial, Mi_Suk. Intentó varias veces embarazarse de Shi, pero al enterrarse que jamás podría darle un hijo a él ni a nadie, de depresión se suicidó-
El guardia nuevamente me hizo entrega del cuchillito, y al pensar en cada cosa que ha ocurrido después de que dejé Daechwita, se me escapó un suspiro. Seok Jin recreo su vista en ver a quién había señalado después de que tiré el arma. Con paciencia mi subordinado de armadura dorada por tercera vez consecutiva.
-¿Es cierto que Bae murió?- ahí no estaba clavado el cuchillo, pero como el anciano era el siguiente en la lista, me adelante primero.
-Asi es, soberano. El padre de Kim Nam Joon murió dos años después- confirmó. Hubo un silencio por varios segundos, hasta que le hice señas de que siguiera- Una de las bellas concubinas que habían en el palacio, "Lee Hye". Esa muchachita que le hizo la vida imposible Adrianna, ahora es la EMPERATRIZ de Shi, y tiene una niña de cuatro años llamada Sook.
-Con que Sook, ¡Eh!- me coloqué de pie un ratito, la razón a eso fue que me dió bastante cólera, no porque esa prostituta me interese, si no porque YO de VERDAD deseaba tener un hijo, y probablemente el de Adrianna nació muerto tal como ocurrió las anteriores veces.
-¿Señor, le pasa algo?- notó mi indignación, mis ganas de arrojar lo que sea que esté a mi alcance, pero no, respiré profundamente y me tranquilice. Recobre el control..
-Dime que sucedió con Adrianna, ¿Ella está bien? ¿Perdió a nuestro hijo? ¿Dónde está? ¿Se enamoró de Shi?-
-Señor ella...
-¡¡¡Majestad!!! ¡¡¡Majestad!!! Aquí le trajimos el usurpador-
Frente a mi, varios de mis hombres empujaron el blandengue muchacho de vestimenta color verde lama. Les costó atrapar un pillo como el, (un delincuente) pero lo que cuenta fue que me lo trajeron.
•CASTILLO EN DAEGU•
(Adrianna)
Evangelina muy amablemente nos asignó una de las mejores habitaciones que hay aquí. En Daegu está lloviendo con ferocidad, lo cual ocasiona que el día se vea más tarde de lo habitual aunque apenas son las cuatro.
En estos momentos me encuentro arropando a mis dos angelitos, el viaje estuvo pesado para ellos, por eso están tan cansaditos y se durmieron con facilidad. Besé cada una de sus mejillitas, recé con fe y se los entregué al dios Tigre para que siempre me los proteja. En cuanto iba directo a cerrar la puerta del balcón para que ya no entrase más viento, cierto hombre atravesó las persianas mientras me miraba fijamente y se veía totalmente mojado por la lluvia. Brincó mi corazón del susto al verlo, ¿Él que hace aquí? ¿Qué demonios quiere de mi? ¿Acaso no fue suficiente con lo que nos hizo, si por su culpa todo se me fue arrebatado?.
-Adrianna, llevó años insistiendo en que tenemos que hablar- avanzó un poco hacia mi, lo cual retrocedi los mismos pasos que él había avanzado.
Luce diferente, aún no sé si es debido a que los años lo hizo cambiar o sea por esos trapos lujosos que ahora tiene puesto. Se dejó crecer más el cabello, su apariencia podrá verse inocente, alguien bondadoso, pero ya no confío. Ya no me dejo engañar.
-Adrianna por favor, cada vez que me acerco a ti, huyes. No me tengas miedo te lo suplico-
-Y ¿Qué se supone que debo de sentir cada vez que te veo? ¿Seguridad?- soné tan irónica- Yo ya no confío en ti, Jung Ho Seok, date cuenta.... quiero que te alejes de mis hijos y de mi. Vete- le eché.
El castaño desprendió un respiro- Ya te e dicho mil veces que la flecha no iba dirigida para ti, ¿Por qué no me crees?- se mostró desesperado.
- Quédate tranquilo- alcé una ceja- Yo sé PERFECTAMENTE bien para quién iba dirigida. Mataste el gran amor de mi vida y eso es algo que nunca te lo perdonaré-
-YO NO LO MATE.
-Pero estabas aliado con ese desgraciado, que decepción Jung Ho Seok- menee la cabeza- Nunca creí que fueras así, pensé que eras una gran persona, pero me equivoqué al respecto, tarde me di cuenta que lo que me decía Min Yoon Gi era cierto- se humedecieron mis ojos- Y lo peor fue, que no le presté atención a sus advertencias pensando que nada más eran celos.
-ESE MALDITO DESTRUYÓ POR COMPLETO TODO MI CLAN, ¿PRETENDÍAS QUE QUEDARÁ CRUZADO DE BRAZOS POR LO QUE ME HIZO?- reaccionó agresivo, furioso, frunció su ceño y resopló como un animal- Las cosas tampoco funcionan de ese modo. Yo anhelaba venganza.
-Y lo conseguiste, bravo por eso- empecé aplaudirle hipócrita- Le quitaste el derecho a mis hijos que crecieran a lado de su padre. Me los dejaste huérfanos desde tan pequeñitos, todavía siendo semillitas creciendo en mi vientre, y por poco me los arrebatas también..
-Yo no quería ni quiero hacerle daño a tus hijos Adrianna, tampoco soy el monstruo que piensas que soy.
-No te equivoques, Hoseok. Los monstruos siempre reflejan lo que son, pero tu...- arrugue el entrecejo- Tu eres engañoso, finges ser lo que no es para engañar y luego atacar tras la espalda. Tu no eres un monstruo, tu eres peor que eso-
-Adrianna..
-Lárgate. Te quiero lejos de mis niños y de mi-
DE VUELTA EN DAE JANG GEUM
(Min)
-Majestad, aquí le trajimos al usurpador.
Me levanté del trono y empecé a descender escalones abajo mientras observaba al rehén que trajeron frente a mi nariz. El pelinegro de greñas alborotadas permanecía con la cabeza gacha, su cuerpo lo tenía totalmente doblegado, y su frente apoyada en el suelo. Para ser un ladrón su cuello lo tenía muy bien adornado con collares costosos, y no solo eso, había algo rodeando su muñeca en mano izquierda que me llamó por completo la atención. Lo examiné con detenimiento, y al bastar con una sola mirada mía, Seok Jin jaló el cabello del jovencito para que así pudiese verle el rostro.
Sonreí ladino. Mi padre siempre me decía que en algún lugar del mundo tu otro tu encontrarás. Refunfuñaba diciendo que nada más eran estupideces, pero Agust siempre tuvo la razón. Podrá tener los ojos cafés, pero este niño es idéntico a mi.
-¿Como te llamas?-
El pelinegro no era capaz ni de mirarme, no era miedo a mi persona, más bien respeto.
-Do_Sung- respondió.
-Edad.
-26- contestó de nuevo. Ahí me quedé pensando.
-Tu registro criminal me dice que te haces pasar por mí en otras aldeas para que te atiendan como el emperador- pasé por su lado rodeándolo. Seok Jin libero su cabello y retrocedió para darme más espacio, total, no hay manera de que se vuelva a escapar.
-No siempre funciona, majestad- admitió francamente- Nadie de los pueblos que visito se cree el cuento que soy el soberano de Daechwita. Es ilógico que alguien como usted visite esas tierras-
-Que tonto eres- reí divertido- No es el hecho de que yo las visite o no. Es tu comportamiento y la manera de vestir te delatan- le di la oportunidad de que me viera y detallara. Forjó una expresión pensativa, cayó en cuenta de lo que le hablaba.
-Eso es muy cierto, mi soberano, su cabello era rubio y largo, ¿Qué pasó con el? ¿Por qué se lo corto si era la envidia entre las mujeres?- desvíe la mirada ante la evidente confusión e interés de Do_Sung. Mi comandante al percatarse que estaba siendo demasiado impertinente, lo forzó a bajar la mirada otra vez- ¡Ey, tranquilo viejo! No tienes que ser tan brusco- se quejó considerando que su pregunta era algo normal.
Recordé la causa de mi perdida de cabello, y cuya escena que recobró mi mente, ocasionó el retorcer de mi hígado.
-Escucha, Do_Sung, ya que a ti te gusta tanto hacerte pasar por mi, te encargaré la misión de que vayas a la aldea de Daechwita y le des un gran susto al impostor de Shi Jong Jan.
-¿Shi Jong Jan?- peleó por volverme a mirar. Cálculo mi mirada y de ahí el mismo saco las respuesta- ¡Oh! Ahora lo entiendo todo, mi soberano, con razón Shi nunca a podido con usted, y ¿Como hacerlo? Si su alteza todas se las piensa- sonrió pícaro- De acuerdo mi malevolencia, cuente conmigo que yo hago todo lo que usted me pida.
Me agaché igualando su altura y toque aquella cicatriz falsa que tenía pintada en su rostro.
-¡Solo es maquillaje!- deduje. Él lo sostuvo indicándome que si- Si quiero que realmente te parezcas a mi, Jin se encargará en que se vea más real, como la mía.
-¡Por los dioses!- exclamó asustado- ¿Eso significa que me cortaran la cara para hacer la cicatriz? ¿Si pierdo mi ojo? Yo no quiero quedar tuerto a tan temprana edad, aún sigo siendo muy guapo- temió porque ello fuese posible. Rasgue los ojos y me aparté de su lado.
-No tienes derecho a protestar granuja- Kim Seok Jin se encargó de recordarle su posición- Solo eres un peón del soberano, y harás lo que sea para complacerlo, así tengas que perder tu ojo- se oyó cruel, pero el asunto tampoco es ir hasta ese extremo.
Do_Sung tragaba temeroso.
-Cambien el color de su cicatriz, la quiero más real, ¿Entendido Seok Jin?- ordené dando la espalda y dirigiendo mis pasos subiendo las escalas de mi trono.
-Asi va hacer, alteza.
-Hay otra cosa- caí en cuenta de algo muy importante y que se me estaba pasando por alto- Hay una mujer en la aldea que me guarda una llave especial, la llamo "el cerrojo del infierno", hace muchísimo tiempo se le entregué y comienzo a sospechar que cierto gusano me la robo- al darme vuelta y enfocar mi vista en cierto vándalo, el comandante furioso agarró al jovencito de su vestimenta para encuellarlo.
-¿TE ATREVISTE A ROBAR EL SOBERANO? ¡CONFIESA O TE MATO AQUÍ MISMO!- lo sacudió. El pelinegro luchó por soltarse, pero era evidente que Jin es el "todo poderoso".
-Perdón, perdón majestad...- su quijada le temblaba- Es cierto que yo le robe esa llave en compañía de mis amigos- rápidamente lo recordó.
-Abri todo cajón con ella...
-Pero ninguna cerradura abrió, no sé a qué cajón pertenezca o que clase de tesoro guarde- Jin le soltó cuando le indique que lo hiciera. Do_Sung cayó de nalgas contra el suelo- Aún tengo la llave, enseguida iré por ella y se la traeré majestad, enserio- se arrodilló suplicante para que no lo matara.
-NO- me negué- El cajón de esa llave está en Daechwita. Precisamente irás para allá, te presentarás ante Shi y le harás entrega de eso, le tengo preparado una gran sorpresita-
Tanto Do_Sung como Jin fruncieron sus ceños algo perdidos.
-En auto llegarás y la llave le entregarás, ¿Te quedó claro, Do_Sung?- mi rostro se tornó serio. El chico asintió con rapidez..
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