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Ocho años después.
-¡Tíoo Taaee!
-¡OH, que maravilla! Pero miren a quién tenemos aquí.... son nada más y nada menos que unas lindas criaturitas-
Siempre es lo mismo con el Rey de Daegu, no existe persona en este mundo que reciba a mis pequeños con tanto cariño y entusiasmo, que este hombre. La pequeña de cabello castaño igual al mio, corrió abrazar al de vestimenta café donde éste la recibió agachándose a su altura mientras le sonreía.
-Princesita Eun, estás preciosa, igualita a tu madre- con eso último dirigió su vista en mi dirección. Terminé de acercarme con pasos desenfadados en lo que tenía mis manos posadas en la cintura en forma de jarra. Le dedique un gesto agradable, tierno, después de todo, él fue el único ser en que todo este tiempo no se negó en brindarme su ayuda. Gracias a Hyung, y a los cuidados que me dieron la emperatriz Min_Su_Ki, abuela de mis angelitos, no les a faltado nada.
Gracias a los dioses o mejor dicho, a la bendición que el Dios Tigre derramó sobre mi vientre, pude traer a mis bebés sanos y fuertes. Levantar a los mellizos no fue nada fácil; Min Yoon Gi no pudo estar en cuerpo presente para cuidar a sus hijos, pero su espíritu nos acompañará por siempre.
-Y ¿Tu Yoonie, no piensas saludarme?- replicó Tae al ver el claro desinterés y la arrogancia de mi hijo. El pequeño príncipe en todo momento me recuerda a su padre, pues es la viva imagen de él. Yoonie me miró con un gesto de no querer hacerlo, permanecía con sus brazitos cruzados, como si ya fuese todo un hombre grande. Le arqueé la ceja en señal regañante; mi pequeño de pelos rubios y ojos azules, desvío la mirada groseramente, aquello me molestó, son cosas que como madre no permito, y los berrinches no me agradan tantito.
-¡Yoonie!- mi tono de voz salió amenazador, lo cual Hyung intervino.
-¡No, espera Adrianna!... Déjalo, después de todo, su padre era peor cuando era niño- se incorporó acomodando su Hanbock- Príncipe Yoonie, espero algún día me des la oportunidad de ser muy buenos amigos tal y como lo fui con tu papá- le sonrió dulcemente, el de ojitos redondos y sarcos le observaba de reojo sin responderle. Rodó los ojitos, en muestra de dudar que eso fuera posible.
Mi hijo solo se deja atender por Kim Nam Joon. El moreno de los hoyuelos apesar de que fue desterrado del palacio en compañía de Kim Seok Jin por orden de Shi, logró obtener la total confianza del pequeño. Eun es más parecida a mi aunque le sacó los ojitos verdes idénticos a los de Min; mi pequeña es más sociable, respetuosa, cariñosa y angelical, lo cual su hermanito es todo lo contrario.
-Yoonie, Eun, miren quién viene allá, es su tía Evangelina- mis dos chiquitos se giraron en cuya dirección dado el aviso del peliverde. Evangelina ahora es la esposa de Tae, reina y señora de todo Daegu. Siendo todavía mi mejor amiga y tía postiza de los niños. Ambos corrieron a encontrarse con ella mientras en un escándalo alegre aclamaban su nombre, la bella chica se agachó para recibirlos, repartió besitos en ambos lados mimando a los dos.
-Mis chiquitos, ¿Como están? ¿Por qué no habían vuelto a visitarme?- jalaba sus mejillitas con cuidado.
-Mami dice que nos quedaremos con ustedes un tiempo, no podemos regresar a Daechwita, pasaremos hambre allá- explicó mi pequeña como mejor pudo. Tanto Tae Hyung como Evangelina me miraron preocupados, les confirme con disimulo la caótica crisis por la que estábamos pasando sin tener la necesidad de alarmar más a mis niños. Daechwita ya no es la misma, en estos ocho años que han transcurrido se supone que debería de tener todavía alimento para el próximo año que nos espera, pero en cuanto Shi tomó el cargo de todo, malgastó más de la cuenta tirándolo al aire sin pensar en nadie más que él. Ahora el pueblo sufre de escasez, cuando Min Yoon Gi ya tenía todo mentalmente organizado para cuando este tiempo llegara. No me puedo quedar en la aldea, primero, porque Shi Yong Jan aún no sabe que mis pequeños son hijos legítimos de Min Yoon Gi, si se entera, es capaz de arrebatarlos de mi lado, y más si Yoonie tiene más derechos que él, en tomar el trono. Todos en Daechwita le ocultaron y le siguen ocultando la verdad esperando que mi niño crezca otro poquito para dejarle el cargo a él. Mientras aguantan, soportan al emperador, le obedecen en todo, procuran porque este muy distraído y que así no se de cuenta de lo que toda su gente planea atrás de su espalda. Las tropas de beige tampoco se lo imaginan, por eso la emperatriz me sacó del palacio ocultando la identidad de Yoonie que es como ver a Yoongi. Bae murió hace mucho, nunca creí que me doliera tanto, el viejito supo ganarse todo mi cariño. Min_Su_Ki está apunto de estirar las patas también, solo espero que cuando mi niño sea coronado tumbando por completo a Shi, su abuelita este viva.
-Mis amores, porque no van con tu tía Evangelina al jardín, tengo cosas importantes que hablar con su alteza- pedí en lo que los veía acercarse con la chica tomado de las manos. Eun y Yoonie miraron a Tae, luego a mi.
-¿Van hablar cosas de adultos?- interrogó mi rubio ojiazul un poco indignado.
-Asi es mi amor, ve con ella, ¿Si?- es gruñóncito, pero sé como convencerlo. Yoonie aceptó no dejando de lado esa expresión, me cuclille para besar su mejilla, y una vez lo hice, mi niño limpio su cachete fastidiado, al perecer no le gusta que le estén dando besos en los cachetes, lo mismo hizo cuando Evangelina lo saludo acogedoramente- Ven mi muñequita- atraje a mi niña hacia mi, ella si me abrazó repartiendo piquitos por todo mi rostro, una vez le plantee uno gigantesco, me sonrió- Portense bien con su tía, ¿De acuerdo? Yo ahoritita voy y los alcanzo.
-Esta bien, mami- garantizo Eun yendo a unir su manito con la de la reina. La mujer de vestidos preciosos me guiñó su ojo, en cuanto se retiraron de nuestra presencia, Tae pasó por mi lado y se cruzó de brazos.
-¿Qué fregados está pasando en Daechwita?-
Mi respuesta fue un suspiro, lo cierto es que no sé ni por donde comenzar.
MIENTRAS TANTO.
(Min)
Las calles de "DAE JANG GEUM" son tan casi parecidas como son en Daechwita, los mercados son grandes, hay todo tipo de tiendas, y la población en su número es bastante considerable. Los rayos del sol no me pegan tan fuerte gracias al no utilizar cuyo color que hace años deseché y lo intercambie por uno menos llamativo, opaco para ser más exactos, y tan pobre que si me mirasen así sea detenidamente, fácilmente me confundiría con un aldeano más del pueblo. Zapatos bajos y empolvados, pantalones anchos negros, camisa café de tela delgada, por encima un chaleco con color mugroso peor de miserable que todo lo que tengo puesto.
Protegiendo mi cabeza y brindándole sombra a mis hombros, un sombrero de paja tengo puesto.
Camino sin una pizca de afán disfrutando la mañana que recién empiesa, y mientras vagaba en recuerdos, un ganadero pasó por mi lado no sin antes saludarne como me merezco. No le respondí por cortesía, me recree en observar la carroza que arrastraba la vaca blanca con pintas cafés y su gran carga de paja que llevaba consigo.
Por lo que me enteré Daechwita está sufriendo por falta de alimento, mientras que aquí se pudre. En gran parte me enorgullezco de mi mismo porque gracias a mi buen trabajo durante siete años, Dae Jang Geum está completo en todo sentido.
El espíritu del Dios Tigre me protegió cuando estuve apunto de morir en aquel oscuro bosque, al arrojarme sin miramientos a un corrientoso río, este me sacó a la orilla de terrenos menos visitado por mi persona. Una buena familia me encontró y me cuido por varias semanas; estaba muy golpeado, deliraba por la fuerte fiebre, incluso pensaron que no sobreviviría. Un yerbatero con su única hija, persistieron hasta curarme, cuando abrí los ojos y me levanté de la cama días después, ambos se hincaron ante mi, supieron de inmediato que era yo su autoridad suprema, dueño de una nación. El chisme se corrió por todo Dae Jang Geum, el monarca que dirigía aquí era nada más que un muchachito perteneciente a la realeza y que por culpa del infeliz de Shi, se quedó sin hogar, sin que liderar acabando por completo BEIGE. Jeon Jung kook, era el Rey de aquí, vestía peor que yo cuando me dieron estás prendas tan horrorosas para no andar desnudo, en cuanto supo que estaba vivo y que estaba aquí, entró al Cajal en que me encontraba e igualmente se arrodilló. Jungkook y yo ahora seríamos aleados, él me ayudaría a prosperar aquí tomando el control, que yo más tarde se lo pagaría devolviéndole las tierras que le pertenece. Un año estuve vagando por esta aldea, ganándome la confianza de cada uno, actuando como un simple pueblerino más, y una vez el senado me abrió las puertas de un hermoso palacio dorado nombrado "la ráfaga de un dragón", reemplace su nombre por uno más cortito, uno que tuviera el mismo significado, que en mi lengua nativa satoori, dragón en mi idioma es "HANGUL". 'El palacio HANGUL", como si hubiese renacido de las cenizas después del fuego de la bestia. Un año, un año trabaje arduo, sin descansar, pensando en todo, en recuperar mi terreno mandando a Shi a la verga, también yendo en busca de mi mujer.
Probablemente Adrianna sufrió mucho, aún no tengo garantía de que mi hijo haya nacido o lo haya perdido, prácticamente no sé nada de nadie, por eso luché aquí, superándome a mi mismo, que cuando regrese a Daechwita, no tenga nada que perder, y tenga muchísimo más que ganar. La sorpresa que me encontré, fue que al año, me topé con el comandante Seok Jin. Barbado, con la esperanza pisoteada, y más perdido que un Becerro en una corrida de toros; por lo que me platicó Shi a hecho de las suyas, así que no me quedó más de otra que aceptarlo nuevamente. Rápidamente simpatizo con jungkook, y como ambos, él también tendría que soportar lo que su alteza de beige y yo hemos aguantado por un futuro próximo.
Pasaron los años, y aunque todavía luzca la misma ropa que un comienzo, la gente me trata con respeto, obediencia hasta la muerte.
Al seguir paseando por la aldea, detallando cada cosa, detuve mis pasos y fijé mis ojos en ciertos individuos que entretenidos partían la carne con sus filosos cuchillos sacándola en porciones. Medio les miré, e igualmente los carniceros igual lo hicieron.
Callados salieron de su puesto, limpiaron sus ensangrentadas manos contra su ropa, y una vez el gallo cantó, se arrodillaron ante mi fundiendo sus frentes en un suelo arenoso. Todos los pueblerinos pararon un segundo su trabajo para hacer exactamente lo mismo..
-Majestad- saludaron agradecidos por que estoy aquí con ellos, sin mi, no hubieran tenido una carne que partir. De nuevo, no dije nada, proseguí mi camino fijándome en cada cosa, que cuando una caravana de caballos se detuvieron justo a mi frente, los jinetes se bajaron para saludarme primero.
-Soberano- corearon.
-Y ¿Bien? ¿Qué reporte me tienen?- Pregunté. Jungkook elevó su mirada, Jin hizo lo mismo..
-Se acabó del todo los alimentos en Daechwita mi señor, se rumora que los pueblerinos están desesperados, casi pueden llegar al canibalismo- kook podría sonar exagerado, pero es tan grave la situación allá, que no dudo que eso suceda.
Lo medité concentrado, observé sus Hanbock llamativos, tan buen organizados luciendo al cargo que pertenecen y se me ocurrió algo.
-Señor, disculpe...¿Qué está pensando?- Jin notó como reparé mi argolla real. Shi es un puto descerebrado, podrá tener mi corona, controlar todo Daechwita, pero sin el anillo no es nadie. Piensan que la corona es más importante que la argolla, incluso algunos Reyes no las tienen, quizás eso sea viable, pero hay que destacar que ambos son igual de importantes. La corona sobre la cabeza indica, "soy tu Dios", pero con el anillo se sellan documentos oficiales o casos que no deben ser alterados. ¿Él con qué mierda sella, si la argolla la tengo yo, bien puesta en mi dedo en mano derecha?.
-Jungkook, tu irás con varios del Senado a Daechwita, te presentarás ante Shi, y le recalcaras las reglas- el muchacho deformó un gesto de no comprenderlo muy bien- Te lo explicaré, así que pon muchas atención a lo que harás- alcé una ceja. Él asintió atento..
Hola LINDURAS.
Sé que me tarde en actualizar, pero estuve reeeee ocupada, ustedes me entenderán.
¿Qué les pareció el capítulo de hoy? ¿Les gustó? ¿Lo entendieron?.
Sé que me falta organizarlo todavía pero eso se irá dando en los próximos capítulos. Mil gracias por leer.
Se les quiere un montón.
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