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29

Adrianna pestañeó seguidamente, sus saltones ojos azules me miraban directamente, y después de tenerla así, desnuda entre mis brazos, mirándome de esa manera hipnotizante, sentí un deseo irracional por besarla. Pero no, tenía que controlarme, resistir, al menos hasta que ella y yo ajustemos cuentas pendientes.

-¡¿No quieres perderme?!- se forzó muchísimo en no sonreír, pero fue demasiado evidente....¿Tan importante fue para ella el que le dijera algo que me salió tan natural sin tan siquiera pensarlo?.. Los sentimientos son algo que aún no alcanzo a comprender muy bien, pero que la azulada poco a poco va despertando en mi. Enseñándome..

-Mujer, te admito que no comprendí nada de lo que acabó de suceder entre los dos allá en-..

-Dilo de nuevo. Por favor- sus ojitos desprendían un destello igual de despampanante como dos estrellas en el firmamento.

-¿Tan importante es para ti?- lo confirmó moviendo su cabeza. Acariciando su mejilla dulcemente, miré sus labios deseoso por besarlos, pero no tarde enseguida en enfocar mi vista en su vista- Tú sabes muy bien que has causado gran impacto en mi. No sé qué carajos me hayas hecho, pero lo cierto es.. que con lo qué sucedió hace rato con aquel, gusano, mugroso, pestilente, hediondo, escoria...sabandi-..

-¡Yoon Gi!-

Me hizo disminuir a los mil insultos que tenía preparado para aquel jardinero muerto de hambre.

-En fin- carraspeó la garganta, y al hacer eso, mi voz siempre sale más gruesa- Me hizo ENTENDER, que no quiero perderte. No quiero que deposites tu atención en otro que no sea yo, no podría soportarlo, aunque no entendí absolutamente NADA, de lo que me dijiste allá, pues..-

-Yo solo quiero que confíes en mí, yoongi- enredó sus brazos al rededor de mi cuello- Porque me veas riendo o hablando con otra persona, no significa que me guste, ¿Comprendes?- lo medité un segundo, ella prosiguió- No importa cuantos se crucen en mi camino, el hombre que realmente me gusta, eres tú, ya métetelo en esa cabecita dura, por favor. Es entre tus brazos donde quiero estar siempre- se refugió en mi pecho, desenredando sus brazos de mi cuello para rodear mis costados y depositar su cara justo donde bombea mi corazón. Le correspondí su abrazo, y recosté mi barbilla en su cabeza- Aquí es donde me siento segura. Contigo-

Desprendi un respiro silencioso- No pienses que te estoy prohibiendo tener amigos. Tan solo hay algo en ese "Ho Jung Seok" que..

-'Jung Ho Seok'- corrigió divertida.

-Lo que sea... pero.... Hay algo en él que no me agrada- después de ello, ambos nos miramos.

-Y ¿El Rey de Daegu? ¿También hay algo que no te agrada?-

-Tae Hyung podrá ser un Rey, pero no lo veo TAN peligroso como siento que es ese jardinero. Enserio, tu amiguito me atrae desconfianza- Adrianna se quedó mirándome detenida y callada- ¿No me crees cierto?-

-Es que Hobi es un solecito- concluyó no prestando atención a nada de lo que le dije- Es imposible que traiga algo entre manos. Él es muy dulce, y..

-Ya no quiero hablar de esa escoria- resolví rápidamente sintiéndome enojado. La chiquilla al notarlo, me sonrió con dulzura, empezó a repartir besos por todo mi rostro, y al llegar a mi boca, nos besamos igual de tierno. Una ternura que duró poco, ya que ella quería tenerme igual de condición- ¿Quieres que nos apareemos?- se me dibujo una sonrisa socarrona.

-Mi soberano, no somos animales- fue desenvolviéndome de mi Hanbock sin ningún afán. La ayude quitándomelo también, y al quedar desnudo, la volví atraer contra mi.

-Recuerda que yo soy un Tigre- la alcé entre mis brazos- Lo cual eso te convierte a ti, en mi hembra- no respondió nada al respecto, solo asintió estado de acuerdo.

-Ven aquí- al volverme a besar, me fui dejando caer directo al agua. El escándalo que hizo mientras reía por poquito me aturde, ¿Acaso no tenía muchas ganas de nadar, entonces por qué los gritos al ver que me dejaba caer con ella en brazos?- ¡YOON GI! ¡NOO!- lo siguiente que sucedió, fue ambos saliendo a la superficie. Adrianna tosiendo por el agua que había tragado, y yo saltando un poco para tratar de sacarla de mi oído- Eres un tonto, casi me ahogo por tu culpa- formó lindos pucheros, y al ver que iba directo a ella con intenciones de devorarla, la ojiazul nado hacia el otro extremo de la pileta con risa juguetona. Me divertí con ella un largo rato, parecíamos dos niños empelotas persiguiéndonos y ahogandonos entre sí, hasta que un beso apasionado, le dió un giro a las cosas.

Adrianna se aferró del pasamanos mientras me daba la espalda, el agua cálida no me permitía tocarla como yo quisiese, pero aún así no impidió que mi pene entrara a su vagina. El flotar junto con ella me ayudó mucho, aunque el vaivén de embestidas que comencé no me gustaron tanto como creí; el agua salpicaba considerablemente al unísono de mis penetraciones. Anhelaba tenerla en un punto mejor, y al ella buscar lo mismo que yo, se salió de la alberca invitándome a ir también. Rápido me salí de ahí, nuevamente la cargué entre mis brazos, la chica abrió las piernas recibiéndome, y al acorralarla entre la pared, entraba fácilmente como salía.

Nos besamos envuelto de placer, son gemidos incrementa mi excitación y al percibir que sería muy pronto para acabarse, la llevé a la única habitación que había en este lugar. Tuvimos que dañar la penetración para acomodarnos mejor en la cama; Adrianna se subió encima de mi, las gotitas que arrojaba su cabello mojado, iban directo a mi rostro. Sujeto mi verga entre su mano, y fue ella misma que lo volvió a entrar en su sexo. Me aferré de su trasero, y al acercarse lo suficiente a mi, conseguí chupar esos senos que tanto me gustan. Era un poco inexperta en mover la cadera, pero al repetir el proceso insistente, me fue gustando como se movía, a tal punto que la acompañé sacudiendo mis caderas al compás de las suyas. Su gesto denominó estar disfrutándolo muchísimo, y esa respuesta por parte suya, me enloqueció.

*

(Adrianna)

Acostada sobre el pecho desnudo de mi precioso emperador, lo observé varios segundos mientras era notorio que sus pensamientos vagaban. Me reincorpore un poco para mirarlo mejor, y al sentir mis ojos recargados en el, de inmediato me miró.

-¿Qué me ves tanto, mujer, es algo incómodo?- le respondí con una sonrisa, y un beso cortito en los labios.

-Perdón, no quería incomodarte.

Hubo varios segundos de silencio entre ambos, hasta que Min rompió aquella barrera- Quieres preguntarme algo, ¿Cierto?- alzó una ceja, me sorprendió que lograra descubrirme.

-Si- admiti- Hace ya varios días te he querido preguntar esto, pero alavés me da miedo de como vaya hacer tu reacción- él arrugó un poco el entrecejo, como exigiéndome que vaya directo al grano- ¿Qué te pasó en tu ojo derecho? ¿Qué o quién te ocasionó esa cicatriz?-

-Esto es algo que nunca se lo he dicho a nadie, considerando que es algo que lo guardaría para mí mismo- pauso- Pero si tanta curiosidad te da por saberlo, entonces te lo contaré- se levantó acomodándose en la cabecera de la cama, con la sabana a mitad de su cintura. Acomodé mi cabello, y sostuve la cobija cubriendo mi desnudo mientras me sentaba para enfocarlo mejor. El rubio se cruzó de brazos, y buscó la manera adecuada para explicarme todo con lujo de detalles- Todo comenzó cuando tenía aproximadamente ocho años, en ese entonces tan solo era un niño inocente, algo torpe, grosero, creyendo que cada una de las cosas que hacían por mi, era por mi propio bien. Mi madre, la emperatriz, le pidió a mi tío segundo llamado "Shi" para que me enseñara lo esencial convirtiéndose en mi sensei, el reprenderme era algo que me enfurecía bastante, pero aún así lo soporte pensando que mi madre estuviera orgullosa de mí. Después todo, Shi era alguien muy importante para mi madre..

-¿Por ser primos?- concluí poniéndole harta atención.

-En gran parte sí, pero.....mi madre lo adoro como si él fuese su propio hijo. Incluso lo llego a querer más que yo- ahí supuse que estuvo recordando, ya que se quedó callado- Shi no me lleva muchos años de ventaja, si acaso serán ocho o nueve años más o menos, porque cuando yo era un crío, él tenía 17 años.

-¿Qué edad tienes ahora?.

-27- respondió al mismo tiempo que hacía cuentas matemáticas- Shi probablemente tuviera entre unos 35 o 36 años. Si estuviera vivo-

-¿Murió?- me sorprendí.

-Seguire contándote para que no te confundas- asentí permitiéndole que prosiguiera- En una ocasión no lo pude soportar más, yo ensi todo se lo contaba al emperador, y pensando que se había pasado del límite conmigo, fui en busca de la protección de mi padre.

-¿Fue muy grave lo que te hizo tu tío?-

-No lo recuerdo- se encogió de hombros- Lo único que sé, es que al ponerle la queja a mi padre, el emperador se enfureció muchísimo. No lo mando a ejecutar porque obviamente es parte de la familia de mi madre, perteneciente a la casa real, y lo único que le hizo a Shi después pegarle un bofetón delante de muchos, fue desterrarlo del palacio.

-¡WoW! Y ¿Tú no?-

-¿Qué iba a decir yo ahí? No podía hacer nada Adrianna, es la orden directa del emperador, yo solo era un príncipe- lo dijo con tanta simpleza alzando las cejas- Después de que Shi fue desterrado del palacio, mi madre cambio drásticamente conmigo. Si antes era una mierda, créeme que se volvió peor. No digo que estoy exagerando las cosas por ser la persona que me dio la vida, pero sería un engaño decir que fue buena madre conmigo cuando en realidad no fue así, ella solo hacia cumplir su rol como la gobernante del imperio, nada más.

-¿Sientes rencor hacia tu madre?-

-Si quieres te sigo platicando el resto, pero este tema con mi madre no..

-¡Esta bien! ¡Esta bien!- le sonreí- No me lo cuentes si no quieres, yo te entiendo, pero si continúa con lo otro, ¿Si?-

-Ok.

-Y ¿Por qué tú mamá quiere tanto a Shi? ¿Por qué lo protegió tanto? Y ¿Los padres de él?-

-Tanto el padre como la madre de mi tío eran grandes guerreros, y como en ese entonces estábamos en guerra por poder, pues.... ellos murieron en combate- volvió a pausar- Mi madre se hizo cargo de Shi al verlo tan desprotegido, y obviamente el imbécil ése no iba a desaprovechar la oportunidad que se le estaba presentando por irse con otros que no tenían tan buena posición social. Pasaron los años, mi padre comenzó a enfermarse debido a la vejez, y los ancianos de la corte al saber que muy pronto se quedarían sin soberano, pronto organizarían todo para hacerle el reemplazo y ponerme a mí.

-De seguro estabas muy feliz ese día, ¿No? Digo, por una parte estarías afectado debido a la enfermedad de tu papá, pero por la otra...

-Yo no quería ser emperador-

-¿NO?- anche los ojos.

-Lo acepté porque no tenía más opción, pero yo no quería ser el dios de nada- negó moviendo la cabeza- Es tanto así, que incluso reuní una tropa para que me acompañaran a BEIGE a conseguir la medicina para curar a mi padre.

-¿Beige?- repetí confundida.

-Es la aldea más lejana que le queda a DAECHWITA, pero apesar de estar tan retirada, tiene terrenos muy fértiles. Allá se puede encontrar todo tipo de planta medicinal, y el ambiente es increíble.

-¿Beige también tiene Rey?-

-Es muy pequeño el pueblo, por lo tanto solo la dirige una sabandija con apellido"Jeon". No es la gran cosa- el estatus es diferente. Si Min dice que es una aldea pequeña, no tiene nada con que compararse a Daechwita, al fin y al cabo es el soberano, no se puede igualar con nada ni nadie- Al salir con mi tropa rumbo a beige, en el camino fuimos emboscados sin dejarnos parpadear, mataron a casi todos mis hombres, y solo quede con cinco de ellos. En ese año recién cumplí 17, y todavía no tenía ni idea que era pelear para sobrevivir.

-¿NamJoon no te acompaño?-

-El se quedó en palacio cumpliendo sus roles como soldado de elite. Esa semana que parti y que me quedaba tan poquito para llegar a mi destino, tuve tanta seguridad de mí mismo, que no pensé en nada más. Shi se apareció ante mi, sediento de venganza por lo que hace años le sucedió por mi culpa-

-¿Fue él el que te?-

-Si, él y sus hombres fueron los que me atacaron. Me defendí como pude, pero era evidente su gran experiencia en batalla y terminó por acabarme en cinco segundos.

-¡Por los dioses!- anonadada cubrí mi boca con una sola de mi mano.

-Shi fue el que me hizo está cicatriz en el ojo. Por las reglas ridículas que han existido por décadas, que un emperador no puede tener ningún tipo de marca en la piel, y esas fueron sus intenciones desde un principio. Marcarme para toda la vida, para que así yo no pudiera tomar mi puesto como soberano.

-Ese tipo está demente.

-De demente no tiene un pelo, mujer- sonrió divertido- Él sabía muy bien lo que hacía, y era mi puesto el que él quería- me quedé sin que decirle, solo eleve las cejas asombrada- Yo no sé como vergas hice esa tarde, pero pude escaparme antes de que él me matara. En cuanto regresé a la aldea, con el ego pisoteado, y con esta cortada que se me convirtió en infección, lo primero que hice fue preguntar por mi padre, ¡Joder!.... nunca creí que fuese a llegar tan tarde..

-¿Por qué lo dices?-

-El emperador ya llevaba una semana de muerto. Esa mañana que dejé Daechwita, en la noche murió- se le oyó soltar un respiro- No bastando con eso, me informaron que tomaron la "dura" decisión- con sus dedos formó comillas- Que a mi madre la tuvieron que encerrar en una clínica para enfermos mentales, porque según ellos, con todo esto que pasó, la emperatriz enloqueció. Te juro Adrianna que nunca en mi vida me había sentido tan fatal...yo no encontraba que hacer, o que camino coger. De un momento a otro de TODO se junto....y terminé por volverme loco yo también- lo observé calladita- Con esto de mi padre, lo de mi madre, y encima lo de mi ojo que por poquito lo pierdo, me encerré en una burbuja de estrés, frustración, rabia,, mejor dicho.... aquello se acumuló con una bolita de estiércol.

-¿Entonces qué hiciste?-

-No tenía de otra, si o si tenía que encargarme tomando el cargo como emperador. Esos putos concejos, los que mate hace varios días atrás, no querían que yo fuera el próximo soberano, por la condenada cicatriz que tengo en la cara, pero les tocó que tragarse la cólera, porque yo iba directo a reclamar lo que me pertenecía- no solo me sorprendió el que tuviera está charla con el pálido. Él se abrió conmigo tan naturalmente que llegué a olvidar que es el emperador al que tengo de frente.

-Y ¿Shi? ¿Qué pasó con él?-

-Mande a varios de mis mejores hombres para que lo exterminaran de una maldita vez. Les exigi que me trajeran una prueba, lo cual se aparecieron ante mí con una caja, y allí adentro, una mano guardaba- parpadeo shockeada- Aveces tengo esa molesta sensación que esos bastardos me engañaron, y que el desgraciado de Shi continúa vivo, esperando el momento exacto para atacarme con toda.

-Pero ya han pasado muchos años¿No? No deberías de pensar así- tomé una de sus manos buscando tranquilizarlo. Min me miró, y en cuanto se arrojó sobre mi, ambos caímos derrumbados contra el colchón; él encima mío mirándome fijamente- No digo que bajes la guardia, pero.. ¿Qué tal que estes equivocado? Ese tipo podría estar más que tostado y tú todavía pensando que en cualquier momento te atacará..

-Quizás tengas razón, Adrianna- acaricié su rostro suavemente en lo que el rubio me miraba suave- Pero entiende que ahora más que nunca no me puedo relajar, tengo que estar siempre a la expectativa, al margen, tú y nuestro hijo se convirtieron en mi prioridad, ¿Comprendes?- atraje su rostro al mío para besarlo. Las cosas que me dice este hombre me llegan al alma, me alegra- ¿Entiendes porqué te lo digo?- asentí con una sonrisota, yoongi volvió a conectar nuestras bocas en otro beso.

-Yoongi, tengo que decirte algo muy importante, algo que ya no puedo callar más.

-¿Qué ocurre?-

-Tengo que darte una confesión- él me miraba con detenimiento. De tan solo pensar que le diría lo que mi corazón grita cada vez que lo tengo cerca, me invadían los nervios y me sonrojo- Yoongi yo..

-¿Tú qué?-

-Yo me enamoré de..

-¿MAJESTAD?- repentinamente lo llamaron. No otra vez, ¿Por qué siempre que me voy a declarar aparece alguien?.

-Dame un segundo, ya regreso- se bajó de la cama, buscó su ropa interior y al ponérsela, fue en busca de quien lo necesitaba. Quise llorar ahí mismo, como niña pequeña forme una pataleta, y después de pararse mi berrinche, recordé que mi vestido lo dejé tirado junto a la alberca.

Envuelta en sabanas me bajé del colchón. Mis ojos se posaron en el Rubio que volvió a entrar a la habitación con mi vestido en su mano derecha mientras la izquierda cargaba su Hanbock.

-Vistete, tenemos visita- al recibirselo, le miré con una expresión confusa.

-¿Quién?-

-El pelele de Kim Tae Hyung. Supuestamente me trajo un regalo muy preciado por él, pero a mí eso me huele a otra cosa- se vistió desganado- Te quiero cerca de mí en todo momento, ¿De acuerdo?-

-¿Pero tan tarde vino hacernos visita?- igualmente me fui vistiendo- Probablemente ya le fueron con la noticia sobre mi embarazo y..

-No se a que rayos haya venido ese gusano, pero si se atreve a sobrepasarse contigo, yo mismo lo ejecutare.

*

Hola hola linduras.

Disculpen la tardanza, andaba ocupada, pero aquí les traje el siguiente capítulo, ojalá les guste ^_^

El Tae Hyung no se da por vencido, ya veremos que quiere el muchachito.

Mil gracias por leer... Por sus lindos comentarios y por todo.

Cuídense mucho.

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