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27

-¿Qué pasa mi soberano? ¿Por qué no me dice nada? ¿Acaso no le alegra el que vayamos a tener un bebito?-

-Tengo que ir a la aldea, saber por mi mismo que tan afectada a quedado-

-¡Yoon Gi! ¿Qué ocurre contigo?-

-Ya te dije que tengo ir a...

-NO TE VAS A MARCHAR SIN QUE ANTES ME DIGAS, ¡QUÉ OCURRE CONTIGO!- al levantarme de la cama y darme vuelta para marcharme, Adrianna me sujeto de la mano impidiendo que diera un paso más. Se bajó en un parpadeo del colchón, y fue en busca de mi mirada- Yoongi- sus azulados ojos se clavaron en los míos, exigiéndome por una respuesta que le devolviera el alma al no hallar ese gesto alegre que pensó que obtendría de mi - ¿No te da felicidad?- su vista se cristalizó. Me sentí una mierda conmigo mismo porque fui el único culpable de que la chiquilla reemplazara esa sonrisa tan entusiasmada, tan recargada de emoción, por una triste.

De mi boca no salió absolutamente nada, como un pendejo me quedé mirándola, hasta que ella decidió soltar mi mano. Su llanto fue algo que no pude soportar, con mi mente nublada y automáticamente, tomé su rostro entre mis manos para luego besar su frente, y sin más tardanza salir de ahí.

¿Como le digo que estoy que no me hallo de la dicha al saber tan espectacular noticia, pero que alavés me da pánico que ella se ilusione en vano?...
Yo sí quiero ver su evolución, de como cada día y mes tras mes su barriga vaya creciendo. Quiero hacer cumplir todos sus caprichos, lo que quiera comer, como se quiera vestir, y por supuesto también la ropita para el bebé. Quiero ser yo el que le haga entrega de su primera pijamita, zapatitos, y mandarle a construir la cuna más preciosa que haya existido jamás. Quiero acompañarla en cada una de sus etapas, que como madre se esmere por nuestro hijo... pero me da miedo, tengo miedo, mucho miedo y lo reconozco. Esto que siento me carcome el cerebro y no me deja tener tranquilidad, no me permite ser feliz..

"El primogénito del emperador de nuevo nació muerto"

¡No!, No de nuevo ello. Ya no podría con otro golpe así. Ya lo e vivido, muchas veces lo e experimentado y si se vuelve a presentar, Adrianna no podrá soportarlo. Ella no aguantará, y a mí me destrozaría el alma verla todos los días en un mar de llanto por el bebito que ha perdido.

-Ya sabemos la gran noticia majestad, felicitaciones-

-Ahora no-

Desprecie a los ancianos ministros que se toparon en mi camino para felicitarme.

-No me lo perdonaría- al vagar con apuro por los pasillos en los que los ciervos le hacían limpieza después de terminada una guerra, terminé saliendo a uno de los tantos balcones- No me perdonaré a mi mismo si por culpa pierdo otro hijo más-

Me aferré del barandal con fuerza y cerré mis ojos apretandolos muy fuerte

- Adrianna me odiará si eso sucede, ¿Pero que más podría esperarse de un ser tan maldito como yo?-

-¿Alteza?-

Abrí mis ojos rápidamente tomado por sorpresa. Torcí un poco mi cuello para voltear y verle la cara al individuo que me sacó de pensamientos en voz alta.

NamJoon se paró a mi lado, recargando sus codos sobre el barandal de madero y alzando su vista al cielo con plena serenidad.

-Disculpe que le haya interrumpido su momento a solas, pero se ve tan preocupado que se me fue imposible no acercarme- no dije nada, y a diferencia de él, yo recree mi vista en una lejana aldea de daechwita- No ha pedido mi opinión pero, ¿Quiere que le dé un concejo?- al mirarme, le correspondí igual. Supuso que al no regañarlo como acostumbro, lo tomó como la clara aprobación para que hablara- No debería pensar en eso, sé que tiene miedo, y eso es entendible debido a todo lo que le ha pasado, pero, yo creo que apesar de todo, un ser muy poderoso cuida de usted- atento lo escuché. Él prosiguió- Yo pienso que lo que su alteza debería de hacer, es pedirle al dios suyo, por la protección del heredero, para que acabe de una vez con la maldición que por maldad le han puesto, y que le permita ser feliz. Si el dios Tigre lo escucha, estoy seguro totalmente que ya no tendría nada de que temer, porque él lo cuidara-

Lo medité en completo silencio por varios segundos. Supongo que el moreno tiene razón, si el dios Tigre me ha cuidado tanto, y me ha dado la fuerza que necesito para confrontar todo lo que me ha pasado, ¿Entonces porqué no podría cuidar de mi cachorro?. Si fue él mismo quien me puso Adrianna en el camino, ¿Porqué no bendecirme con un hijo?.

-NamJoon.

-Dígame, señor.

-Quiero que dentro de 10 horas, apartir de este momento me tengas a TODOS reunidos frente al santuario de la fuente sagrada. No sé como putas lo van hacer, pero la escultura del dios Tigre lo quiero afuera- alcé una ceja.

-Yo sabré como hacerlo, no se preocupe señor- habló tan seguro y relajado. Me sonrió, se cruzó de brazos mientras recostaba la mitad de su cintura en la baranda- Perdón que le pregunte esto, pero.. ¿Qué tiene pensado hacer?-

-Un tipo de alabanza a mi dios para pedirle por la protección de mi hijo, y de Adrianna- no sé porque mierda me nació darle explicaciones a mi concejo. Tampoco lo consideré tan mal después de todo- Quiero antorchas afuera, quiero campanas brillantes, quiero mucha comida, pétalos de rosas regadas por todas partes, muchas, muchas flores de todo tipo, y...- de un momento a otro algo se me vino a la mente- Invita también al pueblo.

-¿Al pueblo?- se sorprendió- Alteza, con lo que terriblemente sucedió, muchas familias de seguro se quedaron sin hogar.

-Por eso mismo me voy a desaparecer por diez horas- me crucé de brazos- Iré con varios de mis tropas, revisaremos cada casa, sabré que necesidad tienen y les daré una solución.

-¡WoW!.

-¿Qué?- arqueé una ceja confundido- ¿Acaso estoy haciendo mal, o?-..

-¡No!, ¡No, señor!. Al contrario, me sorprende... Mejor dicho, no me haga caso- volvió a sonreirme. Ahí me sentí incómodo, ¿NamJoon enseñándome sus dientes tantas veces? ¿Acaso le gusto o qué?- ¿Se le ofrece algo más, majestad?-

-Si- asentí recordando que hay otra cosita- Todos vestirán de negro, soldados, concejos, reinas imperiales... absolutamente todos. La única que irá de blanco, es Adrianna, ¿Comprendes?-

-¿Por qué solo Adrianna de blanco?- le confundió el pequeño detalle.

-No preguntes estupideces y solo acata mi orden.

-De acuerdo, señor.

-Quiero todo muy organizado, muy bonito, tú sabrás como hacerlo- dispuse mi confianza en él. Lo cual el joven concejo se sintió muy agusto..

-Descuide señor, que todo se hará como usted diga-

-Me tengo que ir, se me hará tarde para todo y las cuatro de la tarde se llegarán - al darle la espalda con intenciones de marcharme, hubo algo en especial que me faltó y me hizo detener. Giré en mis talones y lo miré- Gracias, NamJoon.

*

-¡Oh señora, luce hermosa!-

-Gracias Evangelina- sin ánimo de nada, me aparté del tocador y fui a sentarme en la cama. La castaña se acercó a mi, y al hacerme compañía en el mismo colchón, me miró detenidamente- Todavía no puedo creer que Min Yoon Gi no haya aceptado a nuestro hijo.

-¿El le dijo eso, mi señora?-

-No- ventilando mis ojos con las manos, evite llorar. Mi dama de compañía se toma mucho de su tiempo para maquillarme, y no quiero estropearlo- El no me dijo nada.

-¿Entonces por qué llega a esas conclusiones?, ¿Por qué piensa algo que no es?-

-Eso es precisamente lo que me duele Evangelina- la miré- Le pregunté que si le alegra saber que vamos a tener un bebito pero el idiota ése se quedó callado. Ni siquiera me mostró una sola señal de que estuviese feliz y...- respiré profundo- Y me duele muchísimo.

-¿Lo ama?.

Ante su pregunta mi corazón brincó en un solo palpito. Sentí esa cosita inexplicable en el estómago, algo que no puedo describir con palabras..

-Señora, ¿Usted se enamoró del emperador?-

-Y ¿De qué me sirve eso?- me coloqué en pie, le daba la espalda en lo que me cruzaba de brazos- ¿De qué me sirve sentir esto por él, si ni yo y muchos menos nuestro bebé, le importamos?- limpie deprisa cuyas lágrimas que derramaron mis ojos.

-No piense así, señora- se posicionó atrás mío y acarició mis brazos- Estoy segura que el soberano también la..

-¡Evangelina!- la miré fijamente- El que me vista de esta manera no significa que sea importante. No significa que haya borrado mi verdadero origen, soy una mugrosa esclava, siempre lo seré.

-No diga eso, señora. Dese cuenta que muy pronto será la emperatriz de todo daechwita, y..-

-No soy la emperatriz de nada- está vez lo escupí con tono enojado- Yoongi no me ama, y tengo que hacerme la idea de una maldita vez.

Repentinamente la puerta de la alcoba se abrió. Ambas míralos de quien se trataba, y uno de los custodios en el umbral de la puerta hizo una venía.

-Ya todo está listo, señora.

¿Señora? ¿Por qué ahora todos me llaman señora? ¿En qué momento comenzaron a tratarme con respeto cuando me daban con la punta del pie?.

-¿A dónde se supone que debo de ir?- interrogue- Y ¿Por qué todos visten de negro y yo soy la única de blanco?-

-Asi lo quiso su alteza, señora. Venga conmigo por favor, yo seré su escolta- se solicito el soldado, y ahora que veo bien su rostro, me percaté de que era un jovencito muuy apuesto.

-Y ¿Tú nombre es?-

-Li Jung Won- se presentó- Perteneciente a la élite guerrera, un gusto en servirle, mi señora.

Puse mis manos jarras- Li Jung Won, no me respondiste a dónde nos dirigimos.

-Al templo magistral de la fuente sagrada. Donde le oramos a nuestro Dios Tigre-

-¡Umm!- lo pensé un ratito- Está bien, no se que ocurrencias le haya pasado a Yoongi por la cabeza, pero llévame allá.

.

Quedé admirada con la decoración frente al santuario, todo se veía muy bonito, las flores, las lámparas, los pétalos, todo, todo estaba muy bien organizado, puesto en su punto como debía de ser. Aún no entiendo que es lo que se está celebrando, pero ver todo así, me hizo sentir con bastante paz, un lugar completamente agradable.

Mis pasos se detuvieron justo al frente del efigie, (estatua). Detenida y concentrada le rece al dios Tigre para que bendijera a mi hijo con su protección, y al cerrar los ojos sentí, como dos manos cálidas se posaron en mi vientre. Asustada abrí los ojos para descubrir quién había sido el atrevido de tocarme, pero lo raro es, que no hay nadie aquí junto a mi, todos estaban en lo suyo. De nuevo miré la figura con agradecimiento, sonreí alegre al darme la señal de que mis rezos fueron escuchados.

Entre los presentes la primera cabeza que alcance a reconocer fue la de NamJoon. Dirigiéndome para allá el moreno le indicó a cada uno de los soldados lo que tenían que hacer, sé que está muy ocupado, pero las cuatro de la tarde ya se habían llegado, y todavía no me ha explicado a qué se debe todo esto.

-¿Nam?-

-Quiero ver más flores por ese lado- les señaló el lugar. Dada la indicación, se giró para verme- Señora Adrianna, con todo respeto, luce usted muy hermosa.

-Gracias- le sonreí- Y ¿Yoongi?, ¿Por qué no ha regresado?- puedo estar muy dolida con el tonto ése, pero eso no significa que me dejó de preocupar.

-No tarda en llegar, no se preocupe.

-¿Como me pides que no me preocupe? Se fue desde las seis de la mañana, son las cuatro de la tarde, y no ha regresado-

-Vuelvo y le repito, no tarda en regresar.

-¿Todavía está en la aldea?-

-Asi es.

-¡Umm!- me quedé pensando- ¿Todos los invitados los escogiste tu, o?-

-Los escoji YO, porque así su alteza lo quería.

-¿Incluso a Ji Min?- arqueé una ceja. Desde que llegué hace raato me había dado cuenta que aquél tipo estaba aquí, vistiendo divinamente, con más planchado y maquillaje del que tengo yo.

Al darse cuenta que lo estaba mirando, el sumo sacerdote Park desvío la mirada irritado mientras se ventilaba con cuyo abanico negro con decoraciones mariposas. El concejo Kim disimuló para verle también.

-Yo no lo invité.

-¿Yoon Gi lo hizo?- me da cólera pensar que haya sido así.

-Tampoco lo hizo el emperador. El sumo sacerdote Park se invitó sólo, como siempre lo ha hecho- se cruzó de brazos. Sentí alivio, por un momento llegué a pensar que Min le agrada la presencia de cierto personaje.

-Por cierto Nam, ¿Qué estamos celebrando?- el moreno de los hoyuelos me dedico un gesto asombrado.

-Pensé que ya lo sabía.

-Si lo supiera no te estaría preguntando- rodeé los ojos.

Él río- Si tiene razón- se rasco la punta de su nariz- Vamos hacerle un tipo de alabanza a nuestro Dios Tigre para que la proteja a usted del peligro, y le permita traer un hijo sano al mundo.

-¿Osea que esto es por mí?-

-Por supuesto señora. Como usted sabe todos los primogénitos del soberano nacen muertos, y como su alteza tiene tanto miedo que eso vuelva a ocurrir, pues por eso mando a organizar todo esto-

-¿Si le importamos a Yoongi?- no sé si serian mis hormonas descontroladas que de nuevo quería llorar, pero esta vez eran de la puritita emoción.

-¿Lo duda?-

-Yo...

-Señor Kim, la silla para la señora ya está lista- informó uno de sus hombres señalando en aquella dirección. Me pareció divino lo que estaba viendo; era como una especie de trono hecho por madera con tantas flores coloridas a los lados. Un mini trono posicionado a lado de la figura del dios Tigre.

-Que hermosa, y ¿Para quien es?- al preguntarle, el moreno me tomo de la mano y me llevó consigo- ¿Qué haces? Yo puedo caminar sola, Nam- lo dije en tono divertido.

-Yo sé que usted puede caminar sola, pero permítame- el mismo me ayudó a subir los dos únicos escalones que tenía para luego sentarme- Es para usted.

-¿Para mi?- pestañee perpleja.

-¡Vaya! ¡Vaya! Pero mira nada más que bonito te quedó todo- al Kim estar posicionado al frente de mi, me obligué a estirar el cuello para así poder ver al pálido que acabo de llegar. NamJoon se sintió alagado con lo que le dijo el rubio- ¿Donde está la corona de flores que  ordené que hicieran?.

Fue enseguida que se la entregaron al concejo chasquear los dedos. Considerando que me dejaba en muy buenas manos, Kim se retiró a terminar un trabajo que aún no había acabado.

Sin saber que decirle o como empezar, observé a Min con gesto apenado, el de Hanbock negro continuaba mirando la corona de flores, y después de colocarla sobre mi cabeza, se cuclillo para mirarme con un gesto dulce.

-¿Te sientes bien?- me extrañó su pregunta, ¿Qué le preocupa?- Dime si te sientes bien o tienes algún tipo de malestar.

-Yo estoy bien, yoongi.

Nos miramos fijamente un largo rato. Sorpresivamente un sonrojo se forjó en mis mejillas al creer que se acercaría a mi para darme un beso, pero al único que beso, fue a nuestro bebito. Sentí una gran alegría cuando hizo eso, y al levantar su vista para volverla a clavar en la mía, esta vez sí se aproximó a mí rostro para besarme. No fue muy largo, pero si tuvo la suficiente fuerza para rabiar y sorprender a muchos.

-Te protegeré, Adrianna. Daré hasta mi vida para que tú y nuestro hijo, estén bien-

¡Gracias por leer preciosas!

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