24
Al recordar como esa vez Adrianna me mordió el labio, fue una buena estrategia a la cual recurri para quitarme al sumo sacerdote de encima. Con la diferencia que ambas escenas fueron muy distintas. Mi mordida tuvo la suficiente fuerza para reventar su labio y hacerlo sangrar. Tampoco permití que se quejara adolorido cuando ya mi mano la tenía recargada en su rostro proporcionandole un bofetón tan bestia que incluso resonó entre la habitación; sin contar que me dejó ardiendo la palma de mí mano.
Esto no terminó ahí. Mis intenciones eran matarlo. Matarlo por atreverse a tanto y sobretodo por ser tan repugnante. Ese beso para mi solo significó asco, un desagrado total que me hizo retorcer del escalofrío. Escupi el suelo con saliva asquerosa, envaine mi espalda apretando demasiado la cacha envuelta entre mi mano y le apunté directo. Ji Min se hincó de inmediato con su frente a ras de tocar el piso, ese largo cabello ondulado cayó arrastrándose mientras se ensuciaba. Aún así no le importó, y tampoco le importó arriesgarse una vez más para mirarme directo a los ojos con los párpados humedecidos, en señal de pretender llorar.
No dijimos nada por un largo rato. Mi amenaza no pasó más de eso ya que mi cuerpo no obedecía a mi mente y quedarme quieto fue la opción más sensata. Sería la conmoción, la confusión, tantas emociones encontradas que no me permitieron actuar como acostumbro. Yo, el gran emperador Min no me imagino fornicando con este tipo, besándolo, acariciándolo, dándole por el culo. ¡No, joder! Ni con él, mucho menos con otro. Yo sé muy bien lo que quiero, y ahora que la cierva se apareció en mi vida, con mayor seguridad afirmo que es a ella a quien deseo. No sé que bicho raro le picó a este gusano, pero no caeré a lo que sea que esté planeando.
-Yo puedo dar e incluso mi vida por usted, majestad.
-No digas más, te lo advierto- soné amenazador.
-Yo a usted lo amo.
-¿QUÉ ES LO QUE NO DIGAS MÁS NO ENTIENDES?- bufé con una marcada de vena en la garganta- No se a que estás jugando infeliz, pero te juro, que lo que sea que estés planeando lo averiguaré. Lo averiguaré y acabaré contigo.
-Yo no estoy planeando nada, alteza- negó inmediatamente y no sé porque mierda sentí que estaba siendo sincero- Nunca planearia algo encontra de usted. Yo solo quiero que se fije en mi, que se de cuenta que esto que siento es demasiado fuerte, que es sincero y muy bonito.
-¡Qué mamada!- atónito me dejó.
-Majestad, si usted nos da la oportunidad, a los dos, para que formemos una linda familia, estoy completamente seguro que seríamos muy felices.
-¿Has perdido la razón?- mucho más me asombre- ¿QUÉ TE HACE PENSAR QUE ME LLEGARÉ A FIJAR EN TI, Y QUE FORMAREMOS UNA "LINDA" FAMILIA? DEJA DE DECIR ESTUPIDECES....No me colmes la paciencia Park Ji Min, porque tú no sabes de lo que soy capaz.
-Se perfectamente bien de lo que eres capaz- al colocarse de pie, comenzó acercarse a mi- Ambos somos de la misma calaña, hierba mala que nunca muere, y precisamente eso, es lo que más me encanta del soberano- al volverse agachar, se abrazó a mi pie derecho- Entiendo que por ahora estés confundido, pero no te preocupes, que yo te sacaré de aquel embrujo en el que esa mugrosa esclava te ha metido. Porque nadie más te amará como te amo yo..
-¡Jum!- menee la cabeza decepcionado y volví a guardar mi espada- Que mal estás, y que bajo has caído- al apartarme, conseguí que me soltara- Adrianna la protegeré de ti, y del quién sea. Para hacerle daño primero tienen que pasar por encima de mi cadáver. Antes no me perdoné a mí mismo por permitir que la lastimaran, pero esta vez las cosas son muy diferentes.
-El que ha caído bajo aquí, eres tú, ¿Todo por alguien que no vale nada?-
-Tampoco vale que aún así fue capaz de despertar en mi lo que nunca nadie logró- hubo varios segundos de silencio, en los que solamente nos mirábamos.
-¿La amas?-
-No tengo porque responder a eso. Puedes pensar lo que quieras, a mi vale un pedo- estaba perdiendo mucho tiempo en una conversación patética. Mis pasos empezaron andar en busca de retirarme de aquí, pero antes de que eso fuera posible, su dicho me hizo detener.
-Se llegará el día en que te veré totalmente humillado y suplicánte. No tendrás de otra que entregarte a mi, y cuando eso suceda, recordarás estás palabras-
Que absurdo se oyó todo eso. No quise seguir poniéndole atención a sus barbaridades y terminé por retirarme yendo a buscar a la ojiazul para llevarmela de aquí. Daegu no es un lugar seguro, y ella solo lo estará cuando estemos de vuelta en daechwita.
Cuando regresé al pabellón, busque a la chiquilla con la mirada entre el montón de invitados pero no la halle. Pensaba hacer una revolución con mis gritos, hasta que ella se apareció parándose justo a mi frente. Se veía apenada, no solo lo reflejaba su mirada gacha, si no también la posición en que tenía su cuerpo.
-Ahora mismo nos vamos de aquí-
La agarré de su mano y me la llevé conmigo arrastras. El Rey Kim Tae Hyung al ver que pensaba marcharme, se interpuso en mi camino enseñando esa sonrisa que es tan molesta.
-¿Por qué se va tan pronto, majestad? ¿Acaso le aburre la fiesta? Sí gusta puedo mandar a que-..
-Apartate de mi camino, puto, que no tengo tiempo para ti- gruñi. El de vestimenta verde alzó ambas cejas sorprendido al ser inmediatamente atacado por mi vulgaridad. Deformó un gesto de "Ok", sin la necesidad de responder a ello. Se corrió un poco para darme campo y permitirme cruzar sin obstáculos, noté enseguida como enfocó sus ojos en mi mujer, eso no me gustó tantito pero también me hizo pensar en algo.
Liberé a la chiquilla soltandole el brazo. Al ver que ella también le miraba, iracundo interiormente idee ponerla a prueba. Tae Hyung no es solamente más joven que yo, él tiene su rostro más pulido, sin una sola marca que lo perjudique, y aunque yo sea el emperador, este gusano ahora es Rey, fácilmente podría brindarle un puesto muy importante en la realeza si se llega a convertir en su reina.
-Se que eres tú, Adrianna- susurré única y exclusivamente para ella con voz sería. La cierva no pareció asustarse, seguramente ya se imaginaba que ya la había descubierto- Te voy a dar la oportunidad para que decidas. Te quedas con él, o te vienes conmigo, tú verás que haces- sin esperar que me diera respuesta, continúe con mi rumbo totalmente tranquilo pensando que obviamente vendría tras de mí. A cada paso que daba y me alejaba, el susto se incrementaba. Pensé en retractarme, en devolverme e ir por ella, pero mi orgullo era invencible, me dominaba enterito- Adrianna se quedó- hablé a regañadientes mientras detenía mis pasos.
El comandante Kim Seok Jin ya tenía todo preparado para regresar a daechwita, pero lo cierto era que no me quería ir sin ella.
-Un momento Min Yoon Gi, ella sigue siendo tu cierva y yo soy el Dios en daechwita- resolví meditando la situación- Adrianna TIENE que venirse conmigo quiera o no. Tampoco importa lo que yo haya dicho, así que ahora mismo iré por..- al girarme para ir a buscarla, mi alma regresó al cuerpo en cuanto la vi parada frente a mi. Ya no tenía el velo puesto, la de ojos color marino se encontraba cruzada de brazos y evidentemente enfada conmigo.
-Si tanto te preocupa que me quede con el Rey Kim Tae Hyung, ¿Entonces por qué me das esa opción tan estúpida?- soltó un respiro fastidiado y pasó por mi lado directo al palanquín.
Seok Jin no preguntó ella qué hacia aquí, o que rayos sucedió. Solo se esmero en cumplir su trabajo ayudando a subir a la chica al vehículo con un gesto extrañado. Me alegra infinitamente que no me haya tomado la palabra, y no prestándole atención a lo que me dijo tan furiosa, me subí también al carro sentándome junto a ella.
-¿Por qué no te quedaste?- pregunté. La respuesta era obvia, pero solo quería escuchar de sus labios que era conmigo con quién quiere estar..
-Si quieres me regreso con el Rey de Daegu- sarcástica estuvo dispuesta a bajarse del palanquín una vez más, pero no se lo permití tomándola de las manos y mirándonos fijamente.
-No te atrevas- sentencie. La chica forcejeo para que la soltara, y una vez lo hice, desvío su mirada enojadiza- Mírame mujer, no te comportes así.
-No quiero mirarte y mucho menos hablar contigo- putica es cuando se ve más hermosa. No puedo negarlo- Pensabas dejarme allá botada con ese rey que no me gusta en lo absoluto, ¿Qué estabas pensando, Eh?- al verme, aproveché para sonreírle- ¿Qué? ¿Ahora te burlas de mí?-
-No me estoy burlando de ti, estúpida mujer- me acomodé en la silla y crucé mis brazos- Me divierte el que seas tan conchuda. Eres tú la que se hizo pasar por la segunda reina imperial, te quedaste un buen rato charlando quien sabe que....con el gusano ése....y luego de que te doy la oportunidad para que seas más libre, ¿Te enojas? ¡glup! Eres bastante rarita, ¿Lo sabías?- le observé de reojo. Al no oír contestación por su parte me asombró- ¿Qué pasa? ¿No vas a decirme nada? ¿Sabes que tengo razón, verdad?-
-¿Osea que si me puedo quedar con Tae Hyung y ser su reina? Tú me diste la oportunidad después de todo-
-NO DIGAS IDIOTECES TU ERES MÍA- la acorrale en el espaldar del vehículo. Mi ceño permanecía fruncido, mientras ella río burlándose- ¿De qué te ríes? ¡Habla ya, gusana! O yo mismo me encargo de hacerte hablar a la fuerza-
-¿Te da miedito perderme, cierto?- sonrió con un brillo especial en los ojos, mientras tanto yo, yo sentí un calor que me recorrió por toda la cara- No es necesario que me pongas a prueba Min Yoon Gi. Yo siempre voy a elegirte a ti, porque es contigo con quien quiero estar..
-Y ¿Quién te dijo a ti que eso me importa?- evidente nervioso me aparte y fui yo el que está vez desvío la mirada para que no se diera cuenta de mi sonrojo- Tú puedes hacer lo que te plazca. Que verga me importa- tenía el derecho de molestarse nuevamente conmigo por lo último que salió de mis labios, pero no, la ojiazul prefirió obligarme a que volteara la cara.
-Ven yoongi, no te hagas el difícil, dame un besito- no tuvo que rogarme mucho ya que eso era algo que yo también anhelaba. Después de lo que pasó con Park Ji Min, sus labios son santo remedio para borrar el mal sabor de boca. Estuvimos besándonos ricamente, hasta que nuestro momento se vio interrumpido por las escorias que no pueden faltar.
-Disculpe majestad.
¿Por qué siempre que estoy de meloso con la chiquilla alguien me descubre?. Eso aumenta más mi verguenza..
-¿HACE CUÁNTO ESTÁS AHÍ DE METICHE ESCUCHANDO TODO? ¿POR QUÉ AÚN NO HAS DIRIGIDO LAS TROPAS? ¿QUÉ ES LO QUÉ ESTÁS ESPERANDO, IDIOTA?-
-¡¡Yoon Giii! No lo grites así que miedo, al menos déjalo hablar- salió la cierva a su defensa. Rodee los ojos irritado- ¿Pasó algo comandante Seok Jin? ¿Por qué aún no hemos partido a daechwita?- interrogó ella con paciencia. No me quedó de otra que callar y brotar mi frente con la yema de los dedos.
-Iba a informarle a nuestro soberano que el sumo sacerdote Park todavía no ha salido del castillo del rey Kim Tae, ¿Lo seguimos esperando, alteza? O ¿Nos vamos sin él?- pensaba regañarlo por la tontería que me estaba diciendo, pero al ver como Adrianna me dió a saber con su expresión que no es necesario que esté bufando, tuve que gastar mi última dosis de paciencia.
-No tengo nada que ver con ese mediocre, vámonos ya. Necesito saber como le está yendo a NamJoon con el mando en el palacio-
-Si, señor.
*
-¡LARGA VIDA AL EMPERADOR YOON GI!!- exclamó uno de sus subordinados con el puño en alto.
-¡LARGA VIDA AL EMPERADOR!- fue la unisona respuesta en la primera entrada que conduje al palacio imperial mientras veían al pálido caminar por su reconocida alfombra dorada.
El silencio fue completo después de eso. Solo se oía la bulliciosa marcha del pelotón de elite tras nuestras espaldas que terminó el improvisado desfile.
Recuerdo perfectamente bien, tal y como si fuera ayer cuando me tocaba formarme como al resto de los ciervos cada vez que el anterior gobernante o sea el mismo príncipe Min Yoon Gi regresaban de una arriesgada misión para recibirlos arrodillada. Con mi frente pegada en el suelo y siendo amenazada por los soldados que si me atrevía a levantar la mirada, sería ferozmente azotada. Miren quién es la que está ahora enganchada del brazo del emperador ¡Exacto! Esa soy yo, y ahora me tocó mirarlos por encima.
-Sea bienvenido majestad, de vuelta a su palacio-
Soy consciente que las reverencias nada más se la dedican a él, pero muy pronto todo eso cambiará. Cuando sea yo la emperatriz y traiga al mundo el primogénito, todos me respetarán..
-Adrianna, regresa a nuestra alcoba y espérame ahí- ordenó el rubio donde rápidamente asentí- Acompáñame NamJoon, necesito que me informes lo que ha pasado mientras estuve ausente-
El moreno me miró más tranquilo, probablemente se le pasó mil cosas por la cabeza al no encontrarme por ninguna parte en el castillo cuando su majestad salió. Al darme una media sonrisa, se retiró siguiendo al cascarrabias de Min. Los de la corte igualmente se unieron a su procesión y después de ver como las reinas imperiales, a excepción de Sun_Hee me dedicaban una mirada de odio, me dirigí a mi habitación en compañía de Evangelina que emocionada se acercó para averiguarse el chisme.
ALCOBA REAL.
-Doncella Adrianna, tiene que tener mucho cuidado con las víboras de este lugar-
La castaña cepillaba mi cabello despaciosamente, después de ese delicioso baño que me di, bajó en mi demasiada tensión. Por medio del espejo casi empañado la observé, y viniendo espantosos recuerdos de golpes, ofensas, y un sitio considerablemente tétrico a mi memoria, de nuevo sentí ese miedo que pensé que había sepultado.
-¿Te refieres al harén?-
-No doncella- le dió al peinado un último toque- Las del harén no son nada en comparación como esas resentidas reinas imperiales.
-¿Te dijeron algo?-
-No- tuve que voltearme en la silla para poder verle de frente- Ellas están dispuestas hacer hasta lo imposible para acabar contigo. Lo escuché cuando lo hablaban en el jardín-
-¡Por los dioses!- me quedé pensando.
-¿Sabe que es lo raro, doncella Adrianna?-
-Dímelo.
-Que la segunda reina imperial Sun_Hee no estaba allí con ellas, ¿Por qué le propuso hacerse pasar por ella? ¿Acaso no tiene ningún interés por su alteza?-
-Esa reina es bastante extrañada- suspiré preocupada- Lo peor es que no puedo confiar en nadie. Todas me odian, dicen que por mi culpa el emperador ya no las atiende como antes, por eso quieren matarme-
-No permitirán que usted traiga un bebé al mundo, saben perfectamente bien que si eso sucede, será el suyo escogido como heredero al imperio daechwita.
-Me van a matar, me van a matar antes de que pueda traer a mi hijo- totalmente angustiada di vueltas de un lado a otro- ¿Qué hago Evangelina? Tú sabes más que nadie que solo soy una débil mujer. Ni siquiera se pelear, ¿Como podría defenderme? Ellas son más que yo, y no bastando con eso, saben artes marciales, karate o lo que sea que sepan.
-Señora reaccione- me tomó por los brazos y me sacudió un poco para sacarme de la psiquis- Piense. Piense con cabeza fría, dígale al emperador lo que sucede....si usted se abre con él, estoy segura que le asignará a alguien para que la proteja todo el tiempo.
-Yo quiero que sea él, el que me cuide. No confío en sus hombres, todos son unos perniciosos, y cada vez que paso sola por los pasillos, me devoran con sus miradas, me da un miedo Evangelina.
La chica me soltó y luego dejó salir un respiro- Si no confía en nadie, ¿Entonces que hacemos?-
-No lo sé.
Hubo un silencio bastante largo donde las dos estábamos pensando una solución, hasta que repentinamente la chica ideó algo.
-¡Lo tengo!- tronó sus dedos- Y ¿Por qué no le dice al soberano que la entrene? Mientras usted va aprendiendo, yo no la dejo sola ni un segundo, e incluso puedo contratar a alguien de mi entera confianza para que nos cuide a las dos, ¿Qué le parece?- se sonrió.
-Tienes razón, eso podría funcionar- me gustó su idea- ¡Oh gracias Evangelina!- tomé sus manos- No sé que sería de mi, sin ti- ambas nos abrazamos con ternura, y cierta presencia ingresó a la recamara.
-Retirate- le ordenó con su típica voz autoritaria. La castaña antes de irse me guiño el ojo, y me hizo señas disimuladas para que hablara con Min. Al dejarnos sólos, vi como el pálido se sentó pensativo en el único mueble que había en la alcoba.
¿Será este el momento para pedirle tal cosa? Y ¿Si se rehúsa, qué carajos haré?.
-Yoon Gi- un tantito asustada por como lo tomaría, me fui acercando lentamente hasta que opté por hacerle compañía en el mueble- Hay algo que quiero decirte...- él permanecía callado, visiblemente pensativo, aún así decidí decirle de una vez por todas- ¿Me podrías entr?...-
-¿Cuándo me vas dar sexo, Adrianna?- me miró profundamente a los ojos mientras me preguntaba aquello. Pestañee seguido ante eso que me dijo- Llevo varios días así, y ridículamente ya me siento virgen. En entonces momentos tengo ganas de penetrar tu vagina pero tú vas a decirme que no estás lista, eso me lleva a preguntarte, ¿Cuando los vas a estar? ¿,Umm?- arqueó una ceja. Retiré la mirada sintiéndome avergonzada, y Min Yoon Gi tiene una manera tan directa de decir las cosas que ya no encuentro como responderle- Sabes que no puedo obligarte, mujer, pero esto no puede continuar así. El pedirme que ya no vuelva a tocar el harén es algo que se presenta por vez primera, y aún así hice lo que me pediste, pero debes de entender que...
-Lo sé, yoongi, lo sé- al interrumpirle en un estado de nervios, me coloqué en pie- Sé que estás apurado por tener a un heredero, y..
-No se trata de mi primogénito, estúpida mujer, ¿Por qué no pones atención a lo que te digo?- replicó. No comprendiendo muy bien a lo que se refería clave mi vista en su vista- Ya esto no se trata del heredero, si no de las enormes ganas que te tengo. Miró tu cuerpo y lo deseo, cada vez que te beso se me despierta el placer por poseerte, ¿Como más puedo decirlo para que lo comprendas?-
-Yoongi yo-...
-Antes de que me digas que aún no estás lista debido al pánico que te da al imaginarte que serás penetrada por primera vez y que te dolerá, quiero que me respondas algo.
-¿Qué?- pasé saliva.
-¿No me deseas como hombre?- se colocó en pie, ¡Ay por todos los Dioses! Eso más tensa me colocó- Mira Adrianna, yo también tengo lo mío- empezó a desprenderse de su Hanbock blanco, una vestimenta que no había tenido tiempo de cambiarse después de que regresamos a daechwita- ¿No crees que tengo lo mío? ¿No soy deseable para ti?-
Me podré topar con muchos hombres realmente atractivos, pero vaya que su alteza es otra cosa. Reparé todo su cuerpo una vez me entregó su desnudes; es tan imponente este hombre que me deja boca abierta. Varonil, guapo, y su voz seductora me electriza..
-Tócame, ¿O no te atreves?-
No es ningún secreto que me estoy muriendo del susto, mis piernitas tiemblan como gelatina... pero alavés sentí ese deseo por tocarlo. Por sentirlo solo mío.. quiero que sea solo mío.
-Que no te de miedo. Tócame si eso quieres, mujer- al aproximarse más a mi, fue la curiosidad quién me hizo perder la razón después de dejar a un lado un poco la timidez. Al posar ambas manos en su pecho, percibí su fuerza, y un calor embriagante- Ven Adrianna- tomó mis manos entre las suyas, ambos retrocedimos al unísono, hasta que el rubio volvió a sentarse en el mueble con los muslos abiertos- Desnúdate, anda.
No pensé hacerlo, tenía mucho miedo, pero no sé porque su mirada me dió la seguridad que necesitaba.
-Se que tú también quieres esto como yo. Deja a un lado el miedo, te prometo que no te lastimare- enseñó la palma de su mano asegurándolo. Sin responderle todavía, asentí- Así está mejor- sonrió al ser testigo de como me quitaba cada prenda y la dejaba caer al suelo seguido de cada respiro profundo que tomaba. Un sonrojo me cubrió toda la cara, nunca me sentí más avergonzada, y cachonda a la vez. Muchísimo más por la manera en como el emperador me devoraba con sus ojos- No te tapes, que me encanta tu cuerpo- retiró mis manos de mi vagina e hizo que aún de pie, me acercara otro poquito. Beso mi estómago gentilmente, y esa acción me puso la piel de gallina- Harás todo lo que te diga, ¿Esta bien?- manoseo mi culo con sus manos y los apretó duramente. Movi mi cabeza indicándole que si. Realmente estaba dispuesta, en lo más profundo de mi ser también lo anhelaba- Abre más las piernas- exigió.
-¿Así?- por fin me digne hablarle. Yoongi me sonrió de vuelta al ver como hice lo que me pidió
-Sube el pie izquierdo al mueble- no entendí porque me pidió eso, pero cuando lo hice sabiendo que el estaba en medio de mis piernas, lo seguido que sentí, fue como sus dedos tocaron los labios de mi vagina. Pegué un pequeño saltito ante la sorpresa y jadee- Te estás poniendo mojadita- no se que fregados sucedía, pero lo cierto es que me gustó muchísimo las caricias que me estaba dando- ¿Donde sientes más placer?-
-Aqui-
Hubo una parte en especial de mi sexo que no paraba de palpitar ardientemente. Al enseñarle el lugar correcto a mi pálido, él se recreo en ese punto en específico, dándole caricias circulares y pellizcando mi clítoris.
-¡Aahh!- fue imposible retenerlo. Libremente salió mi gemido; esto empezaba a gustarme mucho, y no quise que Min parará- ¡¡Yoon Gi!!- me preocupe ya que él ante esas caricias que me daba, también en redondo iba metiendo su dedo índice en mi agujero, pero no llegaba muy pronto.
-Tranquila, solo te estoy preparando- bombeo adentro de mi coño considerables veces, y después de sacar su dedo completamente pegajoso, me tomó de la cintura y me llevó acostarme contra el mueble. Caí de espaldas con las piernas abiertas, cosita que aprovechó para meter su cara en la mitad de ellas.
-Quiero probarte, mujer. Que deliciosa te vez-
Enterré mis uñas donde más se podía al sentirlo como lamía y jalaba mis labios húmedos. A cada pasada de lengua un gemido se me escapaba.
-Sabia que iba a gustarte- de un momento a otro se apareció frente a mi rostro, y un beso asfixiante me dió. Envuelta por la excitación y el placer, correspondi a su beso con hartas ganas. Min apartó su boca, y se esmero por chupar mis senos, mordiendo mis pezones.
-Ya estoy lista, Min-
Al asegurarle ello, él no esperó más por tomar su pene ovalado entre su mano y acercarlo a mi vagina. Pensé que me penetraria rápidamente, pero su majestad se tomó su tiempo para mojarlo gracias a mis jugos que no paraban de salir.
Lo bañaba contra los labios de mi coñito expandido, y ante ese proceso repetitivo, más elevaba el deseo por ser penetrada.
Cerré los ojos y seguí disfrutando de la sensación. La verga de yoongi estaba dura, caliente, poderosa, y cuando entró en mi con una sola estocada, una explosión de dolor mezclado con satisfacción, me atacó. Gemí fuertemente, arqueando la espalda y apretando los dientes.
-¿Te duele mucho?- parecía estar muy preocupado por mi, cuando lo miré atontada, él estuvo dispuesto a salirse..
-¡Yoon Gi, espera!- me aferre de sus hombros- Tú tienes razón, es momento de terminar con esto, además de quiero hacerlo. Quiero esto contigo-
-¿Estás segura?-
-Si-
*
(Min)
Apunta de ataques muy profundos estaba acabando con ella. Sus gemidos me vuelven loco, y ver como sus tetas brincan al compás de mis embestidas, más me excito. Al principio sí me dió miedo tomarla; como lo dije antes, e pasado por una experiencia extremadamente amarga al haber tomado una mujer virgen, pero con la cierva todo fue muy diferente. Su rostro denominaba placer, y al balancear mi boca para besarla, sentí como convulsiono al sentir como enterré mi polla en lo más profundo de su vagina.
En mis anteriores acostones solo iba directo al grano, nada del otro mundo. Adrianna me enloqueció, me excitó a tal punto que se me antojo tocarla y besarla por todas partes, una nueva experiencia exquisita conocí. Ahora adentro suyo me encuentro, jadeando y gruñendo con falta de respiración, sus paredes vaginales aprisionando mi verga marcada con brutales venas. Al venirme dentro de ella, nunca creí expulsar tanto, quizás sea semen acumulado durante todos estos días que la e deseado con feroces ganas.
Me sentí muy sudado y como no, si la manera tan rápida en como la penetraba, me dejó hasta sorprendido conmigo mismo. Poco a poco fui saliendo de ella, la chiquilla igual que yo se veía exhausta, respirando con dificultad.
Al sentirme más relajado, me bajé del mueble, la cargué entre mis brazos y la llevé a la cama. Allí la acosté, pensaba ir al baño directo a darme una ducha, pero ella se abrazó de mi, apoyando su suave rostro en mi espalda.
-Quédate otro ratito conmigo, ¿Si? No te vayas aún, yoongi. Te necesito-
Volteé un poco mi cuello para mirarla. La ojiazul me besó de inmediato, para convencerme, para confundirme con sus irresistibles encantos.
-Solo otro poquito más- terminé accediendo, la hermosa mujer que acabó de ser mía, me dedico una amplia sonrisa tierna.
¡Gracias por leer!
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