22
Jimin es hermoso, lastima que es tan lunático y me ve como un blanco sin razón aparente.
-Sumo sacerdote Park- después de ese choque sin querer que hubo entre los dos, el de cabellera negra y larga no retiraba esa expresión que me hacía sentir tan poca cosa. Esta mañana tan asoleada y el joven lucía tan elegante, como si del mismo cielo un ángel hubiera caído; tan despampanante como si se hubiese preparado para una gran fiesta, donde claramente él sería el centro de atención para todos.
Ese envidiable cabello tan oscuro lo traía bien organizado, su Hanbock rojo con llamaradas naranjadas le hacía honor al nombre del templo que dirige. Su mano derecha sostenía una wagasa negra (paraguas), y en cuanto lo balanceó hacia mi, me sentí totalmente amenazada. Reaccione corriéndome varios centímetros para atrás arrastrada en el trasero ya que en el piso tirada me encontraba. No hubo mucha escapatoria, ya que lo había retrocedido, el sumo mayor los camino acercándose de nuevo a mi.
-¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Por qué no me deja en paz?-
Park se sonrió gozoso, y regresó su sombrilla gigante a cubrir sus espaldas. Esperé a que me dijera la razón, si es que este desgraciado se digna a darme las respuestas que necesito.
-Se nota que no tienes una idea del porqué te aborrezco tanto- pauso un momento, se agachó un poco quedando a mi altura y fijo me miró- ¡Oh mi queridísima Adrianna!. Tú no sabes nada de religión, o al menos mi creencia, pero como soy un hombre tan bondadoso, te pondré en alerta para que tengas mucho... cuidado de mí-
-Se supone que eres un sacerdote, ¿Y me estás amenazando?- valiente lo enfrente. Ambos no pudimos evitar escuchar trotes de escuadrones dirigiéndose para acá. Ya era hora del cambio de turnos, y los respectivos soldados que les toca esa zona, terminaron de desayunar para dirigirse para acá.
Sí jimin intenta hacerme algo, no le daría tiempo, pues rápidamente sería descubierto, y no creo que un personaje como él sea tan idiota para dejar revelar lo que es realmente. Un completo monstruo que se esconde detrás de esa carita bondadosa que no rompe un plato, y sobre esas vestiduras que le ayudan bastante a ocultar su criminalidad.
-Seré muy rápido contigo, inmunda esclava- endureció su ceño- Yo seré muy devoto a mis creencias, pero si tengo que dejar todo eso de lado para poder destruirte, simplemente me arriesgaré. De que te destruyo, te destruyo, y no pararé hasta verte acabada-
-¿Por qué hace todo esto? ¿Qué te hecho de malo para que me?-..
-TU....me arrebataste el amor del emperador, y eso es algo que no perdono. Lo considero como un ataque bajo hacia mi persona- su dedo lo enterró en mi frente, no fue algo que me lastimara, pero si tiene la suficiente fuerza para advertir lo que me haría.
-¿De qué está hablando?- muchos menos comprendí- ¿Como qué el amor? Usted es el sumo sacerdote. Yoon Gi es el emperador, y así tengan el mismo nivel ¿Como se supone que se van amar sin ambos son del mismo sexo? Es muy ilógico que...
-¿Ilógico? ¿A qué le llamas ilógico, maldita mugrosa?- de nuevo chuzo mi frente con su dedo, pero esta vez con más agresividad- Él está destinado para mí, pero tu te apareciste en nuestros caminos y lo has estropeado todo- rugió peor de furioso- Min Yoon Gi es hermoso. Yo soy hermoso, y por descendencia, tendremos al HEREDERO más precioso del mundo-
-Usted está loco.
-¡¡Cállate!! ¡¡Cállate!!- le faltó poquito para abofetearme- Una cosita insignificante como tú jamás... podría entender lo que hablo- se reincorpora al ver como los soldados empezaban a llegar y a posicionarse en sus lugares- El amor del soberano me pertenece solo a mi. Tú no harás nada para cambiar eso. Él es mío, y tu no me lo vas a quitar-
¿Qué? ¿A jimin le gusta yoongi? ¿Siente amor por mi pálido? ¿Qué clase de barbaridad es está? ¿Ahora no solo tengo que pelear contra las mujeres del harén, y las reinas imperiales por su amor, si no que también tengo que hacerlo con Park Ji Min?
-Sumo sacerdote Park. Doncella Adrianna, un gusto saludarlos- el comandante Seok Jin se apareció dándonos una reverencia después de que me vio levantarme del suelo y acomodar mi vestido. Repartió su mirar para ambos, y aunque se hizo el tonto, estoy segura que presintió que algo pasaba aquí- Sumo mayor, luce muy elegante, ¿Acaso va para un evento importante?-
Park enseñó esa sonrisita hipócrita- Eso es algo que a usted no le importa- cortésmente le dijo metido- Procure por hacer bien su trabajo, que para eso se le está pagando- se dispuso a retirarse mientras le daba vueltas sin parar a su wagasa- Chaíto Adriannita. Con más tiempo seguiremos hablando tú y yo. Cuando no hayan fisgones estorbando- al pasar por nuestro lado, tanto a Jin como a mi, nos estrujó haciéndonos correr para un lado. Me volteé a verlo, y desprendi un respiro aliviado cuando al fin se perdió de nuestras vistas.
-Doncella Adrianna, ¿Sucedía algo con ese mocoso Park? ¿Se atrevió hacerle algo?- Jin es muy atento, y ahora que tengo la oportunidad de interactuar con el, me parece un sujeto muy agradable.
-No se preocupe comandante- sonreí para tratar de tranquilizarlo- No pasa nada, ¿Por qué piensa eso? Recuerde que jimin es un sacerdote, ¿Qué podría hacerme alguien como él?- puse mis manos en jarras.
Kim lo medito un segundo, y luego asintió- Si, tiene razón, doncella- forzó tranquilidad- El sumo sacerdote, sería incapaz de cometer un acto que no esté de acuerdo con su religión- desprendió un suspiro y decidió cambiar de tema- Okey, yo me retiro. Tengo que ir a reclutar los escoltas para el soberano, y de paso yo iré con él.
-¿Usted propiamente?-
-Tengo que cuidar de mi emperador, ¿No?- arqueó una ceja- Ahora más que será acompañado por la segunda reina imperial. Es mi deber-
-Si, yo entiendo- desanimada le di la razón- ¿Ustedes creen que tarden mucho para que estén de regreso en daechwita nuevamente?-
Pensar que mi lindo yoongi estará tan lejos de mi y no saber hasta cuando, la idea me deja totalmente intranquila. Seok Jin formó una pose de estarlo pensando.
-No sabré decirle, señorita Adrianna. Daegu es una aldea que queda muy retirada de daechwita..
-Comprendo- otra vez lo medité.
-Doncella Adrianna, necesito hablar con usted- ante nosotros se apareció Sun_Hee. Mujer de muy importante categoría..- Comandante, nos deja solas, por favor- muy amablemente se lo pidió.
-Ni más faltaba mi reina- le enseñó una venía- Por supuesto. Con permiso- al retirarse el de armadura roja, la pelinaranja y yo nos miramos directamente.
-¿A qué haz venido? ¿A insultarme?- me puse a la defensiva. Recuerdo muy bien que nunca fui querida por ninguna de ellas, o por la mayoría de individuos que viven en el palacio- Déjeme decirle que no permitiré que me falte al respeto tan solo porque usted es la reina.
-Calmese Adrianna, no se ponga de ese modo- aconsejó enseñándome un gesto sereno- Yo no vine a ofenderla, ¿Como creé?- puso sus manos en jarras- Solo quiero que hablemos pacíficamente, eso es todo- le seguí mirando con sospecha- Escucha doncella Adrianna, iré al grano con usted, ¿De acuerdo?. Yo sé perfectamente bien que no le agradó tantito de que nuestro emperador me invitara a mi para que fuera como su acompañante.
-Y no se pudo quedar con las ganas de venir a restregarmelo en la cara, ¿Verdad? No es necesario que se contenga, ya puede comenzar a carcajearse- le indique con tono de voz sarcástico.
-Yo no me voy a burlar de ti, ya te lo dije Adrianna- volvió a repetir- Mira. Te lo voy a decir de una vez , ¿Okey?. Mi propósito de venir en buscarte, es para proponerte que te hagas pasar por mi.
-¿Como?-
-Si, hazte pasar por mí y se acabó. La verdad es que yo no quiero ir con el emperador a ninguna parte, además de que nunca me han gustado ese tipo de eventos, ¿Comprendes?-
-¿Te das cuenta de lo que me estás diciendo?- arqueé una ceja y más perpleja la miré- Cualquiera estaría super feliz porque nuestro soberano te invite a algo. Así sea a un estúpido evento de coronación, pero tú me..
-Pero yo no quiero ir- simple y sencillo respondió- No quiero estar con ese hombre. Con ese mounstro que le ha hecho tanto daño a miles de personas inocentes- ese dicho bañado en tanto resentimiento me hizo comprender su razón- Yo no entiendo como pudiste enamorarte de él. Porque es evidente de lo que sientes por su alteza, eso se nota. Se ve en como lo miras, en como le sonríes y le hablas-
-Y ¿Eso te molesta?¿Te dan celos?-
-¿Molestarme? ¿Celos?? No, Para nada. No me molesta que estés enamorada de él porque al fin de cuentas eso es problema tuyo- pauso- Basta de esto, ¿Si? No es necesario que haya una plática entre las dos como si fuéramos las mejores amigas- alzó ambas cejas- Así que respóndeme de una vez si aceptas o no, mi propuesta-
*
(Min)
La dama imperial se lució organizandome, peinándome y maquillándome de acuerdo a como la ocasión lo amerita. Admito que el color blanco no es uno de mis favoritos, pero al presumir mi reflejo frente al enorme espejo que hay situado en mi alcoba, me gustó verme tan diferente. No parecía yo; en principal porque Min Yoon Gi, nunca había llegado a verse de esta manera. La hora trascurrió más rápido de lo que me alcancé a imaginar, al pasearme por los pasillos y siendo escoltado por mis soldados, a mi mente cruzó por un instante que me quedaría un poco de tiempo para ir a despedirme de Adrianna, lástima que no sucedió así.
Al salir afuera en la entrada principal del palacio, me topé con una caravana siendo conformada por mis mejores hombres, entre esos personalmente estaba el comandante Kim Seok Jin usando su armadura presentable color azul cielo. Miré para atrás, todavía con la esperanza de que vería a la cierva una última vez, pero desde que salió del comedor, la chiquilla pareció estar enfada conmigo. Probablemente aún lo está, y por eso no ha venido a despedirse de mi..
-Maldita sea Adrianna, no me hagas esto- susurré entre dientes totalmente ansioso. Mis deseos era llevármela conmigo, presumirla para que todos se murieran de la envidia al ver la mujer tan preciosa que tengo, pero alavés no podía hacer eso, como emperador mi deber es llevar solamente a las reinas imperiales de todo daechwita.
-Mi señor, ya todo está listo para cuando usted decida partir- Seok Jin me abrió paso contando de que me montaría sin más tardanza en el palanquín llevado por caballos.
-Nam Joon, te encargo mucho el palacio- le pedí al moreno después de observar que Sun_Hee ya estaba montada en el carro viéndome atraves de la pequeña cortina trasparente.
-Vete tranquilo, muchacho, todo estará bien- aseguró Bae en una sonrisa tierna. No quise alargar más la espera, iba directo a mi vehículo cuando repentinamente se hincaron ante mi. Fue un momento bastante confuso, y más por que no llegué a contar que le vería tan pronto la carita a este gusano.
-Mi emperador, un gusto saludarlo, ¿Me permite?-
El pelinegro tomó parte de mi vestimenta entre sus manos y la besó. Allí mostró respeto, obediencia, y lealtad para su emperador..
-Sumo sacerdote Park, que sorpresa- le indique que se levantara, lo cual el de Hanbock rojo muy sonriente me miró- ¿También lo invitaron a la coronación del nuevo Rey de Daegu?.
-Si majestad, yo también fui invitado. Espero no le moleste que le acompañe durante todo el camino-
-A mi lado no irás- rápidamente se lo dejé bien claro.
Con una risa sin gravedad me contestó- Tranquilo mi soberano, nunca haría nada que lo hiciera incomodar, Además tengo mi propio vehículo allá esperándome-
-¡glup!-
Pasaría por su lado finalizando está absurda conversación, pero Jimin no me lo permitió interponiéndose en mi andar según él para decirme algo confidencial. Algo que solamente sería para los dos.
-Con todo el respeto que usted se merece alteza, pero luce realmente hermoso- su elegante wagasa nos dió la privacidad que en mi opinión no era necesaria pero que él así lo decidió. Me miraba de una manera muy extraña, una que me incómodo bastante; como si quisiera comerme con los ojos. Comerme de una forma que no es la adecuada, que ni me lo quiero llegar a imaginar y eso me aterra.
-A un lado gusano. No estorbes- seguí mi caminar ignorando todo aquello que me dejó con escalofríos- Que tipo tan raro- murmuré mientras me subía al vehículo. La segunda reina imperial corrió su trasero para el otro lado y así permitirme que me sentase ahí.
-Buen viaje mi señor- se despidió Nam cerrando la puerta. Antes de que se retirara me apresuré a decirle algo que es sumamente importante para mí, y que también es muy humillante.
-No descuides Adrianna. Cuídala-
-Descuide soberano, yo la protegeré- aseguró- Váyase tranquilo.
Acomodó la cortina no encontrando que más decirse. De reojo miré a Sun_Hee y la reparé con detenimiento. Ya rodaban entre las diez de la mañana, el sol ya picaba, y si yo tenía calor con lo poco que uso, está mujer se debe de estar asando con todo ese reflujo que tiene puesto. ¿Para qué el velo? ¿Cuál es el misterio? Definitivamente el vestir de las mujeres es algo que nunca comprenderé..
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Durante el todo el camino estuvo muy callada, no me miraba si quiera por cortesía, y aunque eso era algo que me valía verga, no dejaba de ser extraño. El comandante Seok Jin muy atento.. más de una vez le ofreció agua por si ella tenía sed, durante esas veces no la recibió, y permaneció con la cabeza gacha, incrementando mis sospechas. Mi duda.
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-¡¡EL EMPERADOR!! ¡¡EL EMPERADOR ESTÁ LLEGANDO!!-
Las gigantescas puertas de la aldea de Daegu se abrieron dejándole paso al soberano supremo con su llamativa caravana. Los instrumentos de viento se hicieron conocer en modo de música, y es que siendo el símbolo principal de daechwita, lo tomaron prestado un momento para darme la bienvenida. Daegu es una población muy pequeña, no le llega ni a los talones a mi imperio cuando de recorrido se trata. Detuvieron el palanquín al ver que ya habíamos llegado a la cola de la alfombra verde, aún no ingresaba precisamente a los interiores del castillo, pero como soy un hombre que respeta sus reglas, me bajé del vehículo para continuar a pie.
-Majestad-
Jin se apuro en mandar a escoltar mis espaldas. Ofreció su mano para ayudar a bajar la reina del carro, y una vez pisando terreno, me la entrego. Sun_Hee se enganchó de mi brazo, ambos caminamos al unísono mientras poco a poco nos acercábamos.
-EMPERADOR, REINA IMPERIAL, SEAN BIENVENIDOS A MI CASTILLO. ES UN VERDADERO HONOR QUE HAYAN ACEPTADO MI INVITACIÓN- el viejo Kim nos dió el recibimiento con una amplia sonrisa y brazos extendidos- MUCHAS GRACIAS POR TAMBIÉN ASISTIR, SUMO SACERDOTE PARK- jimin iba atrás de nosotros, cubriéndose con su exagerado paraguas.
Han pasado los años y se ha hecho notar en el rostro arrugado del anciano Rey que dirige Daegu. No le presté tanta atención a sus canas, más bien mi vista fue recreada en cierto joven de ropajes verdes que identifique como Tae Hyung; el príncipe Kim Tae Hyung.
-Altezas.
El niño Hyung se hincó ante mi, seguido lo hizo su padre, y por último el resto de los presentes. Ellos podrán ser reyes, pero yo sigo siendo el emperador..
Frente a ellos me paré después de que termine de subir los escalones- Reciban estos presentes como obsequios a su celebración- elevaron sus miradas y se reincorporaron para ver cuyos regalos viviendo raramente por mi parte.
-Estamos agradecidos, majestad- otra reverencia me hicieron. Tae se dirigió a la segunda reina, tomando su mano entre la suya, y besándola en modo de caballerosidad. Sun_Hee se mostró tímida, y una vez el príncipe noto pequeñas manchas en su mano, le confundió.
-¿Se quemó, alteza?- la reina jaló su mano causando que la soltara, y ágilmente la escondió tras sus espaldas- Perdone si la incomode. No fue mi intención- se disculpó avergonzado. La pelinaranja no le respondió, y más evitó verle..
Tache la idea de esta gran locura que estaba pasando por mi mente. Eso no disminuía que inevitablemente le miraba ya sabiendo muy bien quién era la que se escondía debajo de ese velo..
(Adrianna)
Yoongi va a descubrirme, desde hace rato me está mirando sospechoso. No debí meterme en este lío, no debí aceptar la propuesta de la segunda reina imperial confiada en que esto sería pan comido. Que pan comido ni que mamadas, esto se me está saliendo de las manos y si Min me descubre, se va a enojar conmigo por estar siguiendo este plan tan mal creado.
El pálido y yo fuimos asignados en una mesa de alta realeza. El evento comenzó no haciéndose esperar, y después de que todo estuvo tan bien dirigido, comenzaron con la entrega de la coronación para así seguir con el festejo. El viejo Kim inicio con un largo discurso, al levantarse de su trono y aproximarse al de su hijo, retiró la corona de su cabeza para depositarla encima de la de su heredero. Los aplausos se escucharon, Min solo dio dos palmaditas considerando que con eso sería suficiente.
DESPUÉS DE UN RATO.
El banquete comenzó, y al levantarme de mi asiento al ya estar ubicada, el rubio me miró.
-¿A dónde vas?-
¿Como le digo que quiero ir al baño?, Y si abro mi boca reconoce mi voz. Sin encontrar más solución, troque mis piernas y me moví con grandísimas ganas de hacer chichi. Min arrugó el entrecejo, y arqueó una ceja..
-¿Qué ocurre contigo? ¿Por qué haces así?- no entendió mis señales y eso me frustró- ¿Tienes hemorroides?- negué no pudiendo contenerme más- ¿Entonces porqué no hablas y me lo dices?. ¡Ya dímelo mujer! ¿Son ganas de ir al baño Oke?-
Gloria a los dioses que por fin lo comprendió. Moví mi cabeza indicándole que si, y ante esa confirmación, giró su vista hacia una de las ciervas de acá.
-¡Ey tú! Enséñale el baño a la reina- ordenó como si estuviese en su propio palacio. La chica asintió rápidamente, le entrego la bandeja a otra y se acercó a mí.
-Venga conmigo mi reina, yo la llevo-
Rapidito la seguí, y aunque me pareció una eternidad llegar al lugar que tanto aclamaba, solté un respiro aliviado al poder descargar todo esto que tenía contenido. Al salir del baño para encontrarme en el pasillo, me sorprendió no ver a la empleada por ninguna parte, encogiéndome de brazos yo misma iba a conducirme por el mismo camino que llegué, hasta que cierto ataque me desprendió del velo que cubría mi rostro por completo.
Asustada me volteé a ver a quién me hizo esto, y desenvainando un gesto asustado, el nuevo Rey de Daegu me recibió con una sonrisa.
-Sabia perfectamente bien que tú no eres la segunda reina imperial llamada Sun_Hee- paso el velo de mano en mano y lo olfateó- ¿Quién eres? ¿Me vas a decir tu nombre preciosa?-
Hola hola preciosas.
Ahí me disculparan si de vez en cuando suelo cambiar las escenas que ya había escrito antes, pero aveces me agarra la locura y me gusta hacerlo de otro modo.
Espero les este gustando tanto como a mí como se está dando la historia, y les agradezco infinitamente por el apoyo.
Les mando un besito en los cachetitos 🍭.
Posdata: amo la imagen de jimin, jiji, el jimineo es malito en el fanfic pero en lo personal me gusta el papel que le e colocado.
Y Tae Hyung, pues un papucho. No hay más que decir 😍
~Elenn Min~🍰
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