20
Yoon Gi no solo me estaba aplastando los senos con su pesado pecho varonil, si no que también me impidia la respiración en el proceso...
Mordí su labio inferior fuertemente logrando ante eso sacarle un quejido doloroso. De inmediato se apartó de mi justo lo que deseaba obtener. Es muy cierto que me encanta envolver su boca con la mía, pero escogió un muy mal momento ya que lo único que siento hacia su persona, es este enorme enojo que me carcome.
-¡Estúpida mujer!- replicó enfadado mientras se lamía el labio- ¿Te volviste loca, Oke? ¿Se puede saber que ocurre contigo?-.
Arrugue el ceño mostrándole mi indignación sí es que todavía no se ha dado cuenta de ello. Si él se aparece totalmente furioso sin saber el motivo que lo provocó, entonces ¿Por qué yo no puedo molestarme cuando a mí me sobra las razones?
-Más bien, ¿Qué es lo que te pasa a ti?- le respondí con otra pregunta- Vas y te encuentras con tu prostituta, sales directo de allá gritándome, me traes aquí a la fuerza como si fueras un animal, y ¿Encima me besas? ¿Me besas con esa sucia boca que quién sabe por donde pasó?- apreté mis manos con fuerza temblorosa- Me vale un bledo si eres el emperador de todo daechwita. Conmigo no vas hacer y deshacer como quieres, yo no soy tuya que te quede muy claro, y TE EXIJO QUE ME RESPETES, YA QUE YO NO SOY LO PEORCITO QUE HAYAS CONOCIDO, NO SEAS DESCARADO- jamás me había sentido tan furiosa como en estos momentos.
El rubio de piel pálida se acercó a mí con agresividad y con esa misma me sujetó por los brazos acercándome a él. Me miró como si me quisiese matar con los ojos, y no dejándome intimidar por eso, le correspondi igual viéndole fijamente. Frunciendo mi entrecejo hasta más no poder...
-Tu sabes muy bien que los únicos labios que toco son los tuyos, así que no creo que mi boca este más sucia que la tuya, y te recuerdo que FUISTE TÚ, la que comenzó con este jueguito primero- pauso- SÍ MI PUTA BOCA ESTÁ SUCIA, ES NADA MÁS POR LAS VULGARIDADES QUE SALEN DE ELLA EN FORMA DE PALABRAS, NO POR OTRA COSA- al soltarme, le agregó aquello un no muy grave empujón que me regreso a la cama cayendo sentada- ¿Crees que porque me has dado uno que otro beso puedes exigirme? ¡Yo soy el soberano, y al parecer eso es algo que se te está olvidando, cierva!. SI A MÍ SE ME DA LA REGALADA GANA, TE PUEDO DESTRUIR, Y NO HAY NADA QUE PUEDAS HACER CONTRA ESO, ¿VAS A SEGUIR EXIGIÉNDOME RESPETO? NO SEAS RIDÍCULA...
-SI TANTO PODER CREES TENER, ¿ENTONCES POR QUÉ NO ME DESTRUYES DE UNA MALDITA VEZ?- al ponerme de nuevo de pie, lo enfrente- ¿POR QUÉ LO PIENSAS TANTO, DESTRUYEME, O PARA QUE FREGADOS ME QUIERES, SI SOLO SOY UNA MUGROSA CIERVA?-
-No me desafíes, Adrianna. Que tu no me conoces- advirtió.
-¡Hazlo!.
-QUE NO ME RETES, TE HE DICHO.
-¡QUE LO HAGAS!.
Nos mirábamos sin parpadear. El defendía su posición, lo cual es natural que yo reaccionara de la misma manera..
-¿Majestad?- cuyo llamado provocó que tanto Min como yo, miráramos en esa dirección.
-¿QUÉ QUIERES? ¡HABLA YA!- el de cabellera larga no pareció estar de muy buen humor para nadie.
Su soldado le enseñó una reverencia que lo obligaba a no mirarlo al rostro- El empleado ya está situado en el salón del trono tal y como su alteza lo ordenó hace rato.
-¿Tan rápido pasaron 20 minutos?- se alejó de mi y se dispuso a caminar hacia el sujeto- ¿Alertaron al hediondo jardinero sobre su crimen?.
-No, majestad. Él no se imagina porque fue llevado al salón.
Abrí mis ojos petrificada al comprender que era lo que tanto hablaban y sobre todo, a que empleado se estaban refiriendo. En los años que llevo conociendo al soberano e sabido su sangrienta hoja de vida; si permito que Min Yoon Gi actúe como el solo sabe hacerlo, el único afectado en esto, sería un inocente Jung Ho Seok que no tiene culpa alguna.
-¿Qué le vas hacer a Hobi?- fui rápida en preguntarle. Yoon dirigió su vista enojadizo, pero no tardó nuevamente en esquivarla sin mucho interés de responderme- ¡Yoon Gi te lo pido!- corrí hacia él tomándolo de la mano. Su súbdito que aún seguía allí parado mirando todo, alzó las cejas sorprendido al ver como el emperador me ha permitido tanto. Min jaló de ella, causando que me soltara y que cayera de rodillas junto a sus pies.
-¿Tanto te interesa el gusano ése? - apretó su mandíbula con fuerza- ¿Más que tu emperador?.
-No es eso- negué moviendo mi cabeza- Tu no entiendes. Tan solo no quiero que lo lastimes, que se cometa una injusticia, por favor...
-Y ¿Por qué lloras, sí no te preocupa tanto como yo pienso? ¿Acaso llorarias así por mí si me llega a pasar algo, o tus lágrimas serían de felicidad si te llegan con la noticia de que e muerto?-
-¿Por qué me dices eso? No comprendo, ¿Qué tiene ver una cosa con la otra?-
-TU ME DICES QUE NO TE RESPETO, SIN EMBARGO TU ANDAS DE RISITAS CON OTRO ENFRENTE DE MI NARIZ- al levantarme del suelo por medio del agarre de mis brazos, volvió a llevarme con el- ¿ME LLAMASTE DESCARADO? ¿YO E SIDO DESCARADO CONTIGO? ¡DIME EN QUE MOMENTO! ¡HABER!!! RESFRESCAME LA MEMORIA ADRIANNA, Y DIME ¿CUANDO TE E FALTADO?- acercó su aire salvaje al mío. Me dieron ganas de gritarle sobre su harén, sobre Hye entre otras cosas, pero no fui capaz de soltar nada- Tu y yo no somos nada, pero aún así no te trato como "lo peorcito que haya conocido". No somos nada, y aún así te protejo por encima de cualquier cosa, me dices que te respete, PERO DIME EN ¿QUÉ TE HE OFENDIDO COMO MUJER, SI NO TE TOCO, SI NO TE OBLIGO A NADA QUE TU QUIERAS Y MUCHO MENOS TE E INSULTADO?-
-NO LO ENTIENDES, TÚ NO LO ENTIENDES MIN YOON GI- empuñe las manos templandolas mientras cerraba los ojos- VIENES A BESARME, A RECLAMARME PORQUE ESTABA CON UN AMIGO CUANDO TÚ......TE ACUESTAS CON OTRA, CON LA MUJER QUE MÁS ODIO EN LA VIDA, ¿CON QUÉ DERECHO? ¿CON QUÉ DERECHO LO HACES?- frustrada golpeé su pecho con ambas manos. Min no me dijo nada sobre al respecto- ¿Como no quieres que actúe de este modo? Si tú seguirás prefiriendo a otras....a otras menos a mí...y cuando trato de estar con alguien para no pensar más en lo que me duele, en lo que me haces.... tu prefieres que sea infeliz.
-No importa lo que haga, yo siempre seré el malo para ti- ante eso eleve mi mirar para conectarla con la suya- Eres infeliz conmigo por cada una de las cosas que yo hago, ¿Pero a quien le importaba eso antes? Al parecer tu eres la primera que le afecta, ¿Por qué?-
-¿Enserio no te das cuenta?¿Por qué no te das cuenta?- lo miré profundamente- YO SIENDO LA ÚNICA MUJER QUE TE HA DADO LO QUE NUNCA NADIE TE DIÓ..
-¿Acaso yo no te correspondi igual? ¿Acaso yo te trato como al resto? ¿Eh?- me quedé callada, y pensativa un segundo- Respóndeme, Adrianna- insistió- ¿No es suficiente para ti, lo que te e ofrecido? Mírate y mira a los demás...¿A quién más fuera de ti, consiento tanto? ¿A quién más fuera de ti, le e permitido que me grite, que me insulte, que me toque, que me bese? ¿A quién MÁS fuera de ti, e sido tan paciente y no la e obligado al sexo grotesco al que estoy acostumbrado?- se cruzó de brazos. Permanecí en silencio- ¿A quién más... fuera de ti Adrianna, le e ordenado propiamente a la costurera del emperador hacer de esta, y de esta manera los vestidos que guardas en ese guardarropa?- señaló con su dedo en esa dirección- Los perfumes, el calzado, las joyas, el maquillaje, y todas esas cosas que son esenciales para una mujer, las escoji YO. No un ministro, concejal, concubina, un soldado, Bae, NamJoon....no fueron ellos. Fui yo, propiamente YO, ¿Entonces vuelvo y te lo repito, a quien más fuera de ti, e hecho eso?-
-Yoon Gi. Hye me dijo que..
-Ni siquiera fornique con esa prostituta, porque SÉ muy bien el daño que te ha hecho, y soy razonable de que si hacia tal cosa, eso te lastimaría peor. Pero no lo hice- se encogió de hombros- Es la primera vez que dejo de follar a una mujer, por estar pensando en otra-
-¿Tu piensas en mí?- una sonrisa salió a relucir, pero ante la seriedad de su mirada volví a borrarla- ¿Por qué? ¿Por qué piensas en mí habiendo mujeres más hermosas?-
-No lo sé- deformó una mueca de no saber la razón- Es que yo no sé porqué no te hago a ti, lo que le hago a los demás, y eso tú no lo valoras. ¿Cuántas veces te e reprochado por lo mismo pero tú sigues estancada en lo mismo?
-No es que yo no lo valore. Tan solo yo te quiero para mí solita.
-¿Me quieres para ti sola?- su gesto no enseñaba enojo. En cuanto dejamos los gritos a un lado, hablamos más pacíficamente- ¿Para que me quieres, si vas a estar prefiriendo a otros y no notarás lo que hago por ti?-
-Yoon Gi yo...- quise tomar sus manos pero él no me lo permitió.
-Tu quieres volverme débil, ¿Verdad?.
-No es eso- de nuevo quise llorar.
-Yo tengo que permanecer fuerte, y si quieres odiarme por lo que soy, adelante- dio un paso atrás- Ya estoy acostumbrado a recibir nada más que eso. Simplemente recibo lo que coseche, y tú no harás la diferencia. Yo estoy condenado a esto, y los sentimientos los seguiré desterrando de mí tal y como lo e estado haciendo durante años- se le escapó un suspiro- No esperes a que sienta algo por ti, porque los demonios como yo, solo saben causar dolor, así que te recomiendo que no me quieras. A alguien como yo, no se le puede querer, ¿Comprendes?-
-Y ¿Si no quiero obedecer lo que me recomiendas?- valiente limpie mis lágrimas- Y ¿Si no quiero odiar a ese demonio? Y ¿Si lo que quiero es amarlo con tanta intensidad que hasta podría ser correspondida?-
-No digas estupideces.
-Y ¿Por qué no? Si yo creo en el amor- las palmas de mis manos acunaron su terso rostro- Creo en poder enamorarte.
-No sigas. ¡Ya basta!.
-Dame una oportunidad, solo una.
El pálido sonrió con tristeza y retiró mis manos de sus mejillas- Te lo diré solo una vez, Adrianna. Cuando cruce por esa puerta, todo habrá cambiado, y te trataré de la misma manera en que trato a los demás, que es ser, una mierda...
-Tratame como quieras- resignada le conteste- Eso no sembrará odio en mi corazón si eso es lo que pretendes.
No hubo más que decir aunque no quise que las cosas terminaran así entre los dos. Min retrocedió sus pasos, y después de darme la espalda, se retiró de la alcoba. El soldado que todavía seguía ahí, me hizo una reverencia para luego salir también en pleno silencio. Caí arrodillada en el suelo, y nuevas lágrimas recorrieron mis pómulos cuesta abajo...
*
-¿Hace cuánto conoces a la cierva llamada Adrianna?-
Por más que repare a la escoria que se encuentra hincado delante mío, no hay nada que me haga corregir lo poca cosa que es. Un esclavo blandengue que no tiene en donde caerse muerto, y ¿Así por un instante me llegué a preocupar pensando que en algo podría superarme?.
-Hace unas cuantas horas, mi soberano-
-¿Ósea que recién interactuaron?- al levantarme del trono, bajar las escalas y acercarme a el, fue sorprendente no verlo temblar. Puedo decir que este miserable muerto de hambre no me tiene miedo..
-Si, mi soberano. La llegué a conocer porque fue la señorita quien se apareció por la zona en que trabajaba-
-Nombre completo.
-No se su nombre completo, señor.
-Me refiero al tuyo, imbécil. No al de ella- replique exasperado.
-Jung Ho Seok- pase por su lado calculandolo. Mirándolo de arriba abajo como si fuese el bicho que me contengo en aplastar con mi zapato.
-¿Te interesa la cierva?- volví a preguntar parándome a su frente.
-No, majestad.
-¿Ella se interesa por ti?.
-No lo creo, majestad. Aún sigo siendo un total desconocido para ella-
-¿Te gusta?.
-No, majestad- volvió a negar- Con todo respeto, ella podrá ser muy bella pero... no es mi tipo de mujer..
-¿Llevas unas horas conociéndola y ya me dices que no es tu tipo de mujer?¿Acaso debo de creer esa barbaridad?- arqueé una ceja.
-Con todo el respeto que usted se merece soberano, pero la chica no me gusta- volvió aclararme- No tengo porque mentirle. Usted es el emperador, yo simplemente soy un ciervo, y mi vida depende de lo que su alteza decida, no importa cuánto me esfuerce por negar algo, o tratar de salvar mi pellejo-
Sonreí ganador ante eso. Me encanta ser espectador de como cada uno de ellos reconoce la posición que les toca a cada uno; desesperanzados en que jamás podrán superarme.
-Te dejaré ir- dije simplemente- Pero si me llego a enterar, que estás cortejando a mi mujer, te arrancó la cabeza de una patada, ¿Te quedó claro, gusano inmundo?- arrugue el entrecejo amenazador.
-¿Ella es su mujer?- se vio un tanto confundido.
-¿TE QUEDÓ CLARO, O NO, MISERABLE?- en un parpadeo lo agarré de su pestilente vestidura y lo hice poner en pie para acercarlo a mi. Es un poco más alto que yo, pero el que debería quedar intimidado es su persona, y el tamaño no tiene nada que ver.
Atónito quedó al presenciar la gran fuerza que poseo, y más que solo utilice una de mis manos.
-No haría nada que hiciese enfadar a su majestad. No soy tan estúpido-
Ahora sí reí con su dicho. Al soltarlo y levantar mi mano seguido de tronar los dedos, unos de los eunucos se apareció con una ponchera llena de agua. Lave mis manos enfrente del mugroso, dado por terminado el trabajo y después de secarlas cuidadosamente con la toalla, le arrebate la ponchera de las manos de mi sirviente, para luego balancearlo sobre el esclavo.
El hediondo muchacho formó un gesto de sorpresa mezclado con furia contenida al darle un baño gratis que lo embarcó de pies a cabeza. Le tiré la toalla a la cara, y mientras pasaba por su lado, lo estruje con la suficiente intención que me cojan más fastidio del que me mantienen.
-Que el ciervo siga trabajando- indique antes de salir por aquellas puertas. En el recorrido del eterno pasillo que pareció nunca terminarse, mi mente de nuevo me reclamó el precioso rostro de Adrianna. Imaginé que después de que impuse ese gran distanciamiento entre ella y yo, las cosas al menos para mí seguirían igual que siempre, pero no, la azulada no sale de mi cabeza, no paro de pensar en ella y más esas cosas cursis que me dijo.
Ingresé al templo magistral de la fuente sagrada. En un segundo encendí las antorchas faltantes que se encuentran ubicadas por todo el lugar, y al inclinarme frente a la imagen de mi dios Tigre, sin más tardanza le rece mentalmente.
Aquello no era suficiente, tampoco me devolvía la tranquilidad que necesitaba, y para ser más exactos, pienso que hasta el mismo dios Tigre, me está reclamando por la tontería que acabo de hacer. Una idiotez que afecta por mucho la única persona que realmente se preocupa por mí.
-Y ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA? ¿EH?- me desquite con él, como si de verdad me estuviese escuchando y reclamando- ¿QUIERES QUE LE DIGA COSAS CURSIS.. "COMO ME PARECE ATRACTIVA, Y QUE NO HAY OTRA MUJER COMO ELLA"? ¿QUIERES QUE LE DIGA QUE CUANDO SONRÍE ME ILUMINA EL ALMA? ¡QUE NUNCA HABÍA SENTIDO ESTO POR NADIE! ¡MIERDA!..- aventé lo primero que estuvo a mi alcance, incluso una pequeña piedresilla que estaba puesta sobre el muro de la fuente- Yo no puedo hacer eso, no puedo decirle eso. Estoy seguro que a mi lado sería infeliz, y...- al tranquilizarme un poco me senté en los escalones- Ella merece un tipo que no tenga las manos manchadas de sangre como yo, pero al mismo tiempo no soporto verla con otro, ¿Qué fregados hago?- desesperado agarré mi cabello. Lo jale tan fuerte dominado por la impotencia, que resulte tirando mi corona al suelo.
La recogí con las yemas de los dedos, y la repare con detenimiento. Mi cabello rubio, liso y largo caía sobre mis hombros como cascadas. Diminutas perlitas hechas de oro, plata y más oro brillaban con intensidad gracias a la iluminación prolongada por el fuego de aquí adentro...
-Te mandaré hacer una corona, Adrianna. Una tan valiosa, llamativa y preciosa como la mía- sonreí como un completo bobo- Cuando ponga la corona en tu cabeza, serás mi emperatriz, y cuando te sientes a mi lado en tu trono, será un momento épico- al caer en cuenta de algo rápidamente me reincorpore- Es cierto, su trono- como pude ser tan despistado en dejar pasar por alto algo tan esencial- Tengo que mandar a que se lo construyan lo más pronto posible..- iba a retirarme, pero de nuevo pensé- ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estás haciendo Min Yoon Gi? Esa mujer te está haciendo perder la razón. Tu le aseguraste que de ahora en adelante la tratarías como una más de los gusanos que te rodea. Así que ahora cumple tu palabra...
*
VARIOS DÍAS DESPUÉS.
(Adrianna)
Días, días y más días han trascurrido. El emperador durante todo ese tiempo me sigue ignorando, y cuando me cruzo por su camino esperanzada a que puedo volver a tocar su corazón, sus gritos me obligan a que me incline ante él. Me trata super feo, más de lo que trata a los demás y eso me asusta. Nuevos comentarios se esparcen por todo el palacio en modo de murmullos en mi contra, señalándome como la única culpable del que el de tes pálida se volviera peor.
-Tengo miedo, Evangelina.
-No seas tonta, quédate aquí que el no tarda en regresar- acomodó mi cabello y vestido, mientras me encontraba sentada en la mitad de la cama.
Desde aquella discusión, yoongi y yo ya no compartimos habitación, pero gracias a mi amiga la castaña, descubrimos donde Min se está quedando a dormir, y precisamente aquí, es donde lo estoy esperando totalmente arreglada para él. Esa mismo día de la discusión, más tarde en la alcoba del soberano se apareció una viejecita diciéndome ser la costurera de su alteza. Hablé largo y tendido con ella, me aclaró que con sus propias manitos, hilo cada maravilloso vestido que tengo en mi guardarropa. Hye me mintió, me vio la cara y yo fui tan imbécil en creerle.
La anciana volvió a crear otro preciosismo vestido sexy para mí. Vestido que ahora tengo puesto, decidida a irme con toda..
-Ya me tengo que ir, Adrianna, así que suerte.
-No me dejes sola, te suplico- le rogué con los nervios de punta. Evangelina me lanzo un besito soplado, y después de retirarse, me mordí las uñas.
-Evangelina está loca, yo me largo de aquí- me bajé de la cama de un solo brinco. Con rapidez me acerqué a la puerta, y en cuanto envolví la manija con mi mano para abrirla, alguien más se adelantó abriéndola por fuera. Tragué muy profundo, con ojos brotados y expresión de susto..
-¿Tú qué haces aquí?- Min endureció su gesto- Ahora mismo te mandaré azotar por atrevida, !¡¡¡GUARDIAAAA;!!.
-AZOTAME TU, PERO EN LA CAMA- al gritarle eso, se quedó callado. No sé como fui capaz de decirle eso, pero una vez salió de mi boca, ni yo me lo pude creer..
-¿Qué dijiste?.
-Lo que escuchaste- lo sostuve valientemente, aunque mis piernas tiemblen- Ven acá y desnudame. Saca esa rabia que tienes haciéndome tuya, ¿Puedes?.
¡Gracias por leer!.
Cuídense preciosas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro