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"No te vayas cierva, quédate conmigo".

¿Para qué quiere que me quede con él, si para permanecer en silencio da lo mismo estar sólo, no es así?

Min permanecía sentado en un lado de la cama mientras yo estaba en la otra orilla. Más de una vez me volteé a mirarlo disimuladamente para que él no lo notara, pero el rubio de ojos diferentes seguía revelando el estar vagando entre sus propios pensamientos...

Todo el tiempo está pensando... Y eso me lleva a preguntar con inquietud ¿Qué es lo que tanto piensa?, ¿Qué pasa por su cabeza que no le permite estar en tranquilidad? ¿Será que algo lo atormenta? Como quisiera leer su mente para informarme de lo que le sucede.

Es entendible que siendo un emperador con mucho poder, y la manera tan desconsiderada en como una nación completa recae en sus hombros sea motivo suficiente para exprimirlo, pero aquello que pasa por su mente en estos momentos, es 100% más preocupante que negociaciones políticas o cualquier otro problema que ocurra. Se le oye respirar con profundidad, pasa las palmas de sus manos con desesperación por todo su rostro, y vuelve a formar ese mismo gesto de estar pensándolo mucho. Se le ve exhausto, basta con mirar sus ojeras, el enrojecimiento de sus ojos y la manera en como tráquea su cuello para darse cuenta.

No me atrevo a preguntarle qué le pasa porque su respuesta sería un bufido, pero si algo puedo hacer para bajarle tanta tanta tensión y hacerlo sentir mejor, no me queda de otra que arriesgarme.

*

(Min)

Tres horas en la tarde, casi toda una semana completa, veinticuatro meses para ser más exactos, y jamás atendí a las clases de etiqueta que me enseñaron durante todo ese periodo. Yo comía, me sentaba, caminaba y hablaba como se me daba la gana. En ese entonces tan solo tenía ocho años aproximadamente, y aunque mi madre permitía que mis maestros me castigaran con su propio mando, yo esperaba a que mi padre se desocupara para ir a ponerle la queja.

Mamá me repetía más de una vez que yo ya era todo un varoncito, que tomara mis reprensiones como un bien que me serviría a futuro, que debo comportarme como todo un príncipe, para que el día de mañana cuando me tocara ser poseedor de estas grandes tierras que se me serán heredadas, no me tocara tan duro manejarlas.

Aguante todo tal y como me lo recomendó mamá. Ya no volví a quejarme enfrente de mi padre, él ya no volvió a castigar a nadie por mi culpa y todo parecía ser muy normal

"Min Yoon Gi se comporta como todo un principito, ha madurado"

Me decían algunos según ellos sintiéndose orgullosos de mí ante mi repentino cambio de actitud aunque no me gustase en lo más mínimo. Una tarde del jueves, el maestro "Shi" me regaño tan duramente al no atender su llamado a tiempo, que no pudiéndolo aguantar más, corriendo fui en busca de mi defensor...

"El emperador. Mi padre si me comprende"

.

-Príncipe Min Yoon Gi, discúlpeme, no fue mi intención gritarlo de ese modo, pero es que usted debe de entender que si hago todo esto, es para corregirlo"

Shi era un hombre de contextura delgada, cabello largo, aunque siempre lo mantenía recogido en un moño con un Binyeo especial que lo categorizaba perteneciente a la casa real. Era un primo cercano de mi mamá, lo cual por eso ella permitía que él hiciera conmigo lo que quisiese.

-Príncipe, por favor... Comprenda- siguiendo mi caminar apresurado detrás de mí, intentó convencerme para su propio beneficio- El emperador no tendrá piedad conmigo, usted no entiende lo monstruoso que suele llegar a ser su padre.

-MÍ PAPÁ NO ES NINGÚN MONSTRUO, PERO COMO TE ATREVES...- detuve mis pasos y me volteé a mirarlo con el ceño fruncido.

Mi papá no hace más de lo normal de que debe de hacer un hombre tan poderoso como lo es él. Tampoco es para que lo traten de monstruo sin serlo, y más un gusano que está por debajo del soberano, e inclusive de mí.

-Usted no lo entiende porque todavía es un niño, pero el emperador es capaz de matarme por una cosita insignificante que su alteza le diga..

Rodee los ojos y seguí con mi camino. Es verdad que mi padre lo castigará si yo me atrevo a contarle lo que me hizo, pero llegar a matarlo, eso es algo que solo existe en su cabeza por que mi papá sería incapaz. Es un hombre recto, confío en su proceder..

-Majestad, disculpe que ingrese al salón del trono sin antes anunciarme-

A Shi se le veía el miedo por encima, y  ¡Como no, si ante su alteza imperial nos encontrábamos inclinados!. Esperé un segundo a que mi santo padre me permitiese decirle las razón del porqué estoy aquí, y después de cruzar su pierna por encima de la otra, su voz se hizo reconocer.

-Príncipe, ¿Pasó algo?- preguntó con bastante pausa. Así suele ser el soberano conmigo, primero soy yo, ante cualquier cosa que estuviese haciendo- Reincorporate y mírame.

Al ponerme de pie, levanté mi vista para enfocar mis redondos ojos en sus rasgados que me observaban con plena atención. Me sorprendió ver a mamá junto a él, y es que soy tan tonto que cometí el error de enojarme en el momento menos indicado. Todo el gabinete real se encontraba presente, probablemente poniéndose de acuerdo en esos asuntos de adultos que aún no alcanzo a comprender.

Noté como mamá miró a Shi y luego a mí, arqueó una ceja evidentemente decepcionada porque volví al dilema desde un principio. Bajé la mirada, me sentí avergonzado con ella, y aunque el emperador todavía esperaba lo que tuviese que decirle, mis labios no eran capaz de abrirse.

-Emperador, si me permite, hablaré con el príncipe para solucionar cualquier cosa que le este pasando- habló mi refinada madre pidiendo la autorización del soberano. De reojo miré a Shi, y aunque me enfureció el suspiro aliviado que soltó, solo supe empuñar mis manitos con fuerza.

Otra vez están haciendo de las suyas. Me gritan, me regañan, se atreven hasta ponerme una mano encima y permiten que siendo yo un príncipe, me falten al respeto. ¿Con qué autoridad voy a gobernar, si desde chiquito dejan que hasta el más sarrapastrozo se burle de mi?.

-No, mujer. Sea lo que sea que le este pasando a mí heredero, yo lo solucionare- aquéllas palabras de mi padre me devolvieron la esperanza.

-Son cosas de niño, mi señor, nada que yo no pueda solucionar como la emperatriz de todo daechwita, y madre del príncipe yoongi.

-No insistas, mujer- papá se levantó de su trono y después de echar su largo Hanbock rojo para atrás, comenzó a descender escalones abajo.

-Solo son cositas de niño, mi soberano- la emperatriz recogió su vestido un poco para poder seguirle- Cositas sin importancia, yo..

-Me das la clara señal que no conoces en lo absoluto a nuestro heredero y eso que se mantiene más contigo que conmigo- se volteó a mirarla con seriedad- El príncipe no se aparece ante mi para decirme cualquier tontería. Sí no sabes lo que le sucede, entonces cállate, si no quieres que recargue mi enojo contra a ti.

Por mi culpa papá se molestó con mamá, y siendo esto algo que no me gustaba, asustado terminé de acercarme al emperador arrodillándome ante él. Con mis dos pequeñas manos tome una suya, besé su argolla real en modo de obediencia y respeto; miré hacia arriba para buscar sus ojos, mientras su alteza imperial miró para abajo en correspondencia.

- Papá, mamá tiene razón- tenía tanto miedo por lo que sucediese entre los dos, que hasta se me olvidó expresarme con respeto- Es algo sin importancia, mi mamá puede solucionarlo, no te preocupes papá, solo no te enojes con ella- ni supe en que instante mis ojos se pusieron húmedos.

Sin decir una palabra al respecto, fijo se quedó mirándome, en un parpadeo jalo de su mano para que se la soltara, y después de que se apartó de mi lado, lo siguiente que se escuchó, fue el tremendo bofetón que su majestad recargó en Shi. Todo esto paso muy rápido, tan fugaz que ni tiempo me dió de procesarlo. Caí arrodillado una vez vi como el primo de mi mamá cayó sentado en su trasero en reacción ante la agresión. Con boquita deformada en un puchero de pretender llorar, volteé a ver a mi madre que me dedico su peor gesto furioso.

Ninguno podía creer lo que sucedió, todos esos viejitos concejales, y ministros anchaban sus párpados atónitos.

-P-Pero su majestad- a Shi le temblaba la quijada. Su mano derecha la tenía ocupada sobando su mejilla tratando de mendigar el dolor- ¿Por qué me? ..

-Cállate miserable, porque tú más que nadie sabes porqué  lo hice- su voz salió tétrica, así más miedito me dió- QUIERO LA CABEZA DE ESTE GUSANO, ¡¡¡AHORAA!!-

-¡¡NOOO!!!- exclamó mi madre seguido del grito del emperador- MI SOBERANO ¿PERO QUÉ ES LO QUE USTED ESTÁ HACIENDO?- lloró con cuerpo tembloroso. En respuesta mi padre la fulminó con la mirada, sosteniéndola un largo rato..

-Lo mismo te pregunto a ti- pauso- ¿QUÉ PUTAS ESTUVISTE HACIENDO MIENTRAS A MÍ HEREDERO LO TRATABAN COMO A ESE BASTARDO SE LE DABA LA GANA? ¡MÍRALE SUS MANITOS, MUJER! MIRALAS, Y TE DARÁS CUENTA DE LO QUE LE HACÍAN- me apresuré a jalar las mangas de mi vestimenta para ocultar el delito contra mi piel. Si actúe de esa manera tan rápida, no es para salvarle el pellejo a Shi, si no para que esto no se agravara- NO TE CUBRAS, NO TE ATREVAS A CUBRIRTE MIN YOON GI, QUE DESDE HACE TIEMPO LO E ESTADO NOTADO PERO TUVE QUE QUEDARME EN SILENCIO ESPERANDO A QUE TÚ MISMO TE APARECIERAS ANTE MÍ PARA DARME LA CARA. PARA YO DESCUBRIR EL CULPABLE-

Nunca había visto a mi padre tan iracundo como ahora lo estoy viendo. Comenzó aproximarse a mi y al llegar, me miraba directo con una seriedad que quemaba..

-Métete esto a la cabeza, príncipe- no pudiendo evitar llorar, aún con mis vistas inundadas le miraba- Cuando seas el emperador del imperio daechwita, "TODOS ESTARÁN POR DEBAJO DE TI". Házte respetar, no importa lo que tengas que hacer para mantenerlo vivo ¿Comprendiste?.

Asentí moviendo mi cabeza. ¿Qué más podría hacer yo si no era obedecer lo que mi padre me decía?.

*

Se me escapó un suspiro, y al ver como la cierva se sentaba en el piso justo a mi frente, hasta las ganas de seguir viajando en recuerdos del pasado se me quitaron.
Qué idiota soy, si ella misma no se hace notar, ni cuenta me hubiera dado de lo hermosa que luce. Reconocí al instante el vestido que traía puesto, un vestido que encajo perfectamente a la medida de su cintura, cadera, y pechos dándome la confirmación, que estuvo correcto mi medida matemática. Fui YO el que eligió todo lo que ahora tiene puesto; jamás en toda mi cochina vida había hecho algo similar pero si no actuaba como tal, la cierva seguiría escondiendo su moldeado cuerpo entre trapos extravagantes y anchos. La Adrianna que veo ahora, tan arreglada, y oliendo a exquisitez, no es ni la sombra de la mal vestida que saque del calabozo entre mis brazos.

Hoy era de esas noches en la cual no quería ser una mierda con nadie, estoy cansado de ser el emperador, de tener que ser rígido para que me teman, para que me respeten. Esta noche solo quiero ser yo, olvidarme al menos por un instante que soy la cabeza de un gigantesco imperio y comportarme como alguien normal, un chico común y corriente de 27 años.

-Majestad, sé que es tonto que le pregunte esto, pero ¿Hay algo que que le pueda ayudar?-

Me encanta la manera tan inocente en como me mira; aquél poco maquillaje que tenía, dejando relucir su belleza natural hace que sus saltones ojos azulados sean más llamativos de lo habitual. Respire profundamente, y solo me dejé llevar serenamente..

-¡Un masaje, puede ser!- respondí con simpleza.

Tuve la opción de echarle en cara que una miserable cierva como ella no podía hacer nada en lo absoluto para colaborarle a su emperador, ¿Qué solución podría darme un ser inferior, que todavía no sabe donde está parada y si qué menos es consciente con quién está tratando?

Pero no, no me nació humillarla, ni siquiera quería referirme a ella como "cierva". Tiene un nombre lindo, tan lindo como ella. Pero ni muerto le diré lo que estoy pensando, prefiero mil veces morir..

-Ya verá que no se arrepentirá, majestad.

*

(Adrianna)

Es muy extraña y confusa la actitud de Min Yoon Gi en este preciso momento, pero si a sorpresas nos dejamos llevar, es evidente que así no conseguiré nada..

De un solo brinco me subí a la cama que ahora compartimos los dos, pero antes de darle un comienzo a todo, fui muy ágil en agarrar primero un pequeño frasco de aceite humectante, que tiene un olor a Coco increíble. Arrodillada me posicione atrás de su espalda, y después de indicarle al de piel pálida que se deshaciera de su vestidura negra, un chorrito de aceite eché en la palma de la mano.

Brote el líquido grasoso de mano en mano, y al colocarla sobre su caliente piel, entendí que Min Yoon Gi es un ser vivo tal y como lo soy yo. Uno que respira mí mismo aire, uno al que también le bombea el corazón y al tenerlo así a mi merced, no lo vi como aquel monstruo que hace días atrás quería tener a distancias de mí.

-Joder, ¿Es necesario el dolor?- se encogió de hombros, tensandose dolorido.

-Todos los músculos de su cuerpo los tiene tensionados, majestad- fui demasiado cuidadosa con él, con un individuo que no es frágil con nadie- ¿Así le parece bien?-

Masajee su espalda tan firme y sus hombros tan anchos.

-Asi está mejor- contestó. Sonreí para mí misma, ya que aquél gruñón que me prohibió tocarlo hace poco, ese mismo ahora disfruta de mis manos. Se reflejó el placer de sentirse tan bien, y grave en mi mente su gesto para recordarlo siempre..

Min permanecía con los ojos cerrados, una clara oportunidad que se me presento para aprovechar. Dejando de hacer mi trabajo, y al ver también que el rubio seguía tranquilo, acerque mi boca lentamente hasta plantarla en su mejilla derecha.

Quizás por mi atrevimiento sea ejecutada está misma noche o mañana en la mañana, pero me llevo el regocijo que obtuve algo.

De inmediato su vista se clavó en la mía al girar su cuello en mi dirección. No pareció estar molesto, su alteza no esta enfado conmigo, y más atrevida aún, los dedos de mi mano sujetaron su mentón mientras iba en busca de algo más profundo.

Yoon Gi se quedó quieto, esperando el beso que quería como premio al darle un glorioso masaje. Mis ojos se cerraban poco a poco anunciando mi sed por probar sus labios... Él me recibió, me recibió con su boca media abierta queriendo también fundirse con los míos.

¡Eureka! Su boca es mía, y de ahora en adelante no permitiré que sea de alguien más. El pálido correspondió mi beso desenfadado, me colgué de su cuello y en respuesta, él me invitó a recostarme sobre la cama. Se posó sobre mi mientras todavía su boca y la mía eran una sola. El aire se evaporó a excitación, sus manos comenzaron acariciarme cosita que incrementó muchísimo más el latido de mi corazón. No me importó, solo quería experimentar más de esas caricias que me daba, que cuando pudimos ser razonables, todo se salió de control.

-¿Majestad?-

De un momento a otro un ser no identificado ingresó a la alcoba. Yoon Gi y yo nos separamos rápidamente, y al identificar el rostro de cuya persona, descubrimos que se trataba de Kim Nam Joon..

¡Por los dioses, que verguenza siento ahora mismo!.

Hola bonitas.

(^^)

Me pedían actualización y yo todavía pensando como fregados hacer este capítulo jajajaja..

Espero les guste tanto como a mí.

Mil gracias por leer y sobre todo, por el apoyo. Besitos, cuídense..

~Elenn Min~🍰

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