10
-¡Desaten a los decrépitos!-
Detuve mis pasos después de que estuve rodeando al grupo de arrugados tres veces seguidas. Calculé el terreno muy bien sin la necesidad de utilizar la vista, es que llevo tanto tiempo entrenando con una venda cubriendo mis ojos, y ahora que me pasó esto, no lo tomo como un problema, si no como parte de lo que ya e experimentado. Lo exprimire de tal modo que terminaré adaptándome sin que se me convierta en una debilidad que quieran aprovechar.
Suelas se escucharon en movimiento con bastante apuro, seguidas por cadenas que se estrellaron en el suelo, y un crujido de huesos que buscaban acomodarse nuevamente. Es fácil de identificar; mis hombres se apresuraron a liberarlos tal y como lo ordené, quitándoles las cadenas que tenían puestas en muñecas y tobillos, mientras los de la corte les tráqueaban las rodillas al reincorporarse. Sonreí ansioso, o más bien emocionado, lo que se hará a continuación me servirá como práctica..
-Delen sus armas a los decrépitos- fue lo siguiente que dije aún vez percibí que ya era el momento-
-¿Dijo armas, alteza?- NamJoon se expresó alarmado.
-grrr..- odió tener que repetir, lo saben pero les fascina que les grité a cada rato- ¡AAR-MAS!, ¡AAR-MAS! ¿ACASO NO SABES QUÉ SON ARMAS, IDIOTA?.
-Yo solo..
-TU NADA, SOLO CUMPLE CON LO QUE TE DIGO- bufé- Y RÁPIDO.
-Si mi soberano, disculpe- me imaginé que después de eso hizo sus ridículas reverencias- Ya oyeron a su majestad el emperador, delen sus armas a estos traidores-
(Adrianna).
Aunque visiblemente indignado, el moreno dirigió cuyas fichas de ajedrez para complacer a un odioso Min Yoon Gi. Por encima se nota cuanto lo detesta, y es que siendo sincera, me sorprendió muchísimo que tanto él como su señor padre, no estuvieran involucrados en esa colada de traidores que justo a tiempo se descubrió.
Aveces pienso que tarde o temprano Kim se vengará por todo lo que le ha hecho el emperador, y sabiendo muy bien que esto no tiene nada que ver conmigo, aún recuerdo muy patente la humillación por la cual tuvo que pasar Bae, cuando el propio pálido lo arrojó por escalones abajo frente todo un pueblo que claramente también le aborrece. Min no es querido por nadie, si existiera un ser más poderoso que su alteza, y le diera la oportunidad al pueblo de Daechwita, decidir sobre el destino de yoongi, estoy totalmente segura que todos apelarán a su muerte, con tal de no verlo nunca más..
-¿Acaso no querían verme muerto? ¿Qué esperan? ¡Agarren sus armas!-
Una vez los ancianitos del ministerio fueron armados como se correspondía por parte de una orden del emperador, Min se posicionó en combate. Fue realmente angustiante este momento, no quería ver, pero si me tapaba los ojos o desviaba mi vista hacia otro lado, me perderé este encuentro por vez primera en el mundo. De que queda escrito convirtiéndose en leyenda se queda.
15 contra uno, uno contra todos. Se supone que yoongi se encuentra en desventaja por tener cubierto sus ojos con una venda después de una arriesgada operación, pero lo cierto es, que si los de la corte imperial no se defienden con todo lo que tienen, ese ciego tigre con sed de venganza se los devorará...
---¡¡¡Aahh!---
Anunció en pie de guerra a todo pulmón indicándoles que él atacaría primero. Se balanceó sobre los viejos con voraz energía viniendo de alguien que todavía tiene todas las de ganar ya que su juventud lo favorece. Min está dispuesto a matarlos, y ellos están decididos en no dejarse matar..
-Les cortaré la cabeza si se descuidan- hablaba, se sonreía, lo disfrutaba como si esto tan solo fuera parte de un juego infantil- ¿QUÉ PASÓ? SON DEMASIADO LENTOS ANCESTROS- de una patada mandó a volar a uno de ellos donde el carrasposo mural del palacio lo detuvo.
Allí quedó el de más edad, sin una pizca de energía para poder levantarse. Noqueado con los párpados abiertos, mientras en el suelo un río de sangre se esparcía gracias a la herida de su cabeza.
-Yo no soy un chorrito-
Sí lo repite tanto después de oírlo la vez primera, fue porque en realidad lo ofendieron, lo ofendieron y mucho. Para él, fue como una abominación a su persona..
-No soy un cachorrooo..-
Enceguecido aventaba su espada como cayera. ¿Como sabía exactamente donde estaba parado? Realmente este tipo corría, saltaba, y se movía con una agilidad sin equivocación impresionante. El gabinete ya estaba exhausto, con su pulso a mil, pero el pelilargo permanecía ahí, insistente con atacarlos; si evitaban su voleo de espada, no podían esquivar sus patadas, y puños. En cambio Min, Min seguía ileso a todo... comportándose como un caballo salvaje.
-¡¡¡YO SOY UN TIGREEEEE!!!!.
Planteó su cometida apesar de que el sudor comenzó a delatarlo. Pero su evidente cansancio no fue suficiente para aplacarlo; para minimizar esa furia que lo quemaba por dentro..
Tape mis ojos espantada cuando el emperador cortó el primer pescuezo, y permitiendo que aquél cuerpo ya sin vida cayera al piso. Es horrible ver algo así, y más cuando lo hacen con tanto placer. Disfruta ser un asesino, y en su duro corazón, nada más bombea pudrición.
Esto No sé quedó ahí, la matanza a mano armada continuó dejando sobre el suelo enormes charcos de sangre. deshaciéndose uno por uno, hasta que por último solo quedaron tres de ellos...
-Kwan, Borick, y Jim.. ¿Nunca se les cruzó por la cabeza que este día llegaría?- yoongi elevó su mirada, dedicándoles su mejor sonrisa maléfica. A este hombre le brillaban los ojos como no nunca jamás podéis imaginarlo..
Hace mucho, pero muchos años atrás en seúl, existió en el centro del poblado dos Postes de Tótem, reconocido entre el la aldea como GUARDIANES asignados ahuyentar los espíritus malignos, y nombrado por el antiguo emperador como "Jangseung". En ese tiempo "Daechwita" se conocía como 'seúl', un gran imperio lleno de riquezas, donde sobrepasaba la abundancia en comida, y donde los más pobres eran bendecidos cada dos meses por considerables monedas que el mismo soberano mandaba a cumplirse. De un tiempo para acá todo cambió, desde que el padre de Min quedó a cargo, su poder incrementó, llevando a su paso la muerte de varios aldeanos a causa del hambre. Daechwita se bautizó el pueblo, y a los siguientes años, un preciosísimo bebé nació, reencarnado sobre la criatura, maldad pura.
De milagro, solo de milagro los Postes de Tótem todavía continúan posicionados en el mismo sitio que a estado por décadas. A su frente encontramos el templo magistral Fire, donde suelen vivir los monjes liderados por el más joven sumo-mayor Park Ji Min. Es lógico que cada creencia es diferente, pero al final resultan siendo mandados por el mismo rubio maloso...
Los chamanes cuidan los guardianes con su vida, mientras los monjes se mantienen al margen alejados de todo lo que tenga que ver con maldad. Con oscuridad. Con tinieblas... rezando a los dioses por una mente limpia, tan pura como se pudiese. Park Ji Min se mantiene tanto allá como acá, en un intermedio donde no se decide ni por la maldad y tampoco el bien. Él combate ambos, con valentía, sabiduría..
Kwan fue el primero en dejar caer la espada junto a sus pies, admitiendo el haber perdido, y arrodillándose ante el emperador resignado a recibir la muerte. Inclinó su cabeza, cerró sus ojos mientras permanecía en total silencio. Borick al ver la acción de su colega, igualmente hizo lo mismo que él, causando que un victorioso Min, sonriera ladino. Solo faltaba uno, y ese se trataba de Jim, en mi más profundo pensar diría que siendo un hombre tan orgulloso no haría tal cosa, pero vaya fue mí sorpresa al haberme corregido. Dió por hecho su derrota, y después de que soltó su arma permitiendo que rebotará en el suelo, se hincó.
-Estamos listos para morir, su alteza.
Habló el ministro Jim agachando la mirada.
-¡glup!- soltó el soberano más que listo para terminar su trabajo. Extendió sus brazos, corrió lo más fugaz que pudo en sus bajos zapatos, y al saltar en el aire para luego caer, de un momento a otro una inesperada espada le recibió.
El montón de gente reunida, soldados, concubinas, la bruja de Yang-mi, un despistado Bae que recién aparecía en el lugar,; Kim Nam Joon, y yo, abrimos los ojos como platos. Las espadas se chocaban entre sí con fuerza adquirida por sus portadores; el pálido deformó una mueca de endurecimiento, en lo que su atacante le miraba seriamente sin retroceder.
-¡AAAHHH!! ¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?- con facilidad el emperador logró desarmar al muchacho frente suyo botando su espada hacia la mierda. Con la suya aún empuñada, amenazó al de vestimenta blanca que no se bismuto en mover un solo músculo así la punta de la espada de su alteza, estuviese apuntando su garganta.
-Tiene que parar con esto, por favor, emperador- muy amablemente le pidió el de carita angelical. Enfoque mi vista en los tres únicos que quedaron del gabinete, y por sus expresiones atontadas, me dieron a comprender que no fue casualidad que PARK JI MIN se apareciera para salvarles el pellejo.
Medité un tantito, hasta que el ministro Bae me regresó a la realidad con ciertas palabras.
-Adrianna, ve y convence a Min Yoon Gi para que no siga matando a nadie más. Ya fue suficiente de sangre por hoy, y si no haces algo rápido, el siguiente a la lista será el sumo-mayor.
-¿Yo?- me señalé con susto. El viejito asintió.
-Ve, a ti no te hará nada- garantizó con tanta seguridad. Como si la próxima cabeza que rodara no será la mía- No te quedes allí mirándome, Adrianna. Haz algo por favor..
Solo supe tragar en seco, ¿Qué podría hacer de diferencia una chica como yo? ¿Por qué Bae se empeña en cargar sobre mis hombros una responsabilidad tan grande? ¿Acaso no puedo temerle como todos aquí? Aveces me siento realmente incapaz de poder conquistarlo.
(Min)
–Alteza.
¡Lo que me faltaba! Se toma la osadía de enfrentar a su emperador; exigirme que me detenga como si tuviese más poder que yo, y no bastando con eso, trae consigo a los monjes del tiempo fire para que apoyen su rebelión. Baje mi arma dejándole de apuntarle. Respiré con profundidad, recibiendo de eso gran cantidad de aire que me serviría para contener mis ganas de matarlos por atrevidos. Estático, y sin pronunciar una sola palabra esperé paciente por lo otro que me dirían.
-Disculpe usted que hayamos venido sin avisar, pero es que el llamado de lo preocupado que estamos por su salud ment...
-grrr...- el no poder soportar uno más de sus ridículos discursos bañados en tanta hipócresia me obligó a dar la espalda para largarme de ahí. Eufórico subí las escalas una vez las encontré.
-¿Majestad?- me llamaron con insistencia- Por favor, entienda que nos asusta su estado- al oír ello detuve mis pasos. Ya había pasado el último escalón, solo me faltaba adentrarme a mí palacio.
-¿A qué se refieren con mi estado?.
Pregunté todavía dándoles la espalda e inconscientemente con mis puños apretados. Definitivamente sus vidas dependerán de lo que salga de sus sucias bocas.
-Tiene que admitir que no está bien, mi soberano. Una niebla de maldad lo cubre, y un demonio dentro suyo lo controla.
-¿Tengo que admitir?- repetí con tono tranquilo aunque por dentro esté que reviente.
-Oh majestad, permitanos sacarle ese demonio que está poseyendo un corazón tan noble como el suyo.
-¿Con que demonio, Eh?-
-Le haremos un ritual mi soberano, ya verá que...
-¡¡ADRIANNAAA! ¡VEN AQUÍ, MUJER!!- no sé porque ahora estoy necesitando tanto la ayuda, o más bien la presencia de esa cierva, pero cuando grito su nombre a todo pulmón, vengo a caer en cuenta un segundo después de haberlo hecho.
-YA VOY MÍ EMPERADOR- su vocesita dulce se hizo escuchar entre el inmenso patio. Oí su corrida al acercarse a mí, y cuando al fin sentí su presencia junto a la mía, me voltee para encontrarla..
Ya no le daba la espalda a ningún gusano, era la chica quién lo hacía.
-Quitáme está venda- agaché un poco la cabeza para que mi altura no le impidiera desatarla. No dijo nada la ojiazul, callada desenvolvió el vendaje con exagerado cuidado- Apresurate- le acose debido a su lentitud.
-Tiene que hacerse con mucho cuidado alteza. No quiero lastimarlo-.
-MAJESTAD, NO LO HAGA. EL VENDAJE TODAVÍA NO SE PUEDE QUITAR, ES MUY PRONTO PARA ESO- exclamó Park con velocidad al ver mi locura por quitarme esto. Adrianna siguió en lo suyo, ignorando las advertencias del supuesto médico.
Al retirar el vendaje, y quitarle el parche que tenía pegado en mí ojo derecho, poco a poco fui abriendo mis ojos. Al principio mi vista era borrosa, pero en cuanto me adapte a la luz, levanté la mirada para verla directamente..
Vi asombro en su expresión, y fue confuso el que me estuviese mirando así.
-¡Majestad.... Sus ojos!...
Arrugue el entrecejo confundido.
-Deja de mirarme así, cierva, y dime que tengo-
–––🌺–––
Hola bonitas.
😊
Espero les guste el capítulo hoy.
¡Gracias por su apoyo!
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