—¿Estás seguro?

—Claro— mentí, otra vez.

—Jimin, sabes que...

—Jungkook, es tu trabajo.

Realmente detesto tanto la idea de ver en una trasmisión en vivo al chico que me gusta con otro chico, sin embargo, no puedo hacer nada para evitarlo porque sabía desde el principio que Christopher Bang se dedica a esa clase de cosas.

—Gracias. ¿Nos vamos?

—¿A dónde? — le pregunté sin ocultar la confusión que ha adornado mi rostro.

—Al cine. ¿No lo recuerdas?

—No creo poder esta noche— admití mientras desbloqueaba la pantalla de mi celular para buscar un mensaje de texto que me había sido enviado por mi madre hace unos momentos atrás. —Debo regresar a casa porque mi madre me necesita. ¿Podemos dejarlo para otra ocasión?

—Claro. Te llevo...

—¡No! — prácticamente chillé. Al ver el rostro cubierto de confusión del pelinegro, agregué—: Mi madre no sabe nada de esto. No le he contado que me interesé en un hombre que también es mi profesor. Me iré por mi cuenta. Nos veremos mañana en clases, profesor Jeon. ¡Adiós!

Caminé hacia la avenida para buscar a un taxi sin mirar atrás.

Sinceramente, necesitaba alejarme de Jungkook pues me siento tan confundido en estos momentos.

¿Debería simplemente renunciar a mi enamoramiento por ese hombre y parar las cosas antes de que arruine por completo mi corazón? Es lo más viable.

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Después de llegar a casa, me encontré con mi madre y hablamos sobre algunos cambios que habrá en casa y que, no son muy agradables, pero debo aceptarlos pues también me preocupo por su felicidad.

Subí a mi habitación y me tiré sobre la cama, tomé mi celular y miré la hora, de mala gana, fui directamente a la página de Jungkook; sé que no debería de hacer esto, pero es inevitable pues quiero abrir los ojos a la realidad antes de que sea demasiado tarde.

—Ahora, les voy a mostrar cómo se debe atar correctamente a una persona cuando... — dejé de prestar atención a lo que está diciendo Jungkook y me concentré en el magnífico cuerpo del amigo de Jungkook mientras el pelinegro hace nudos a unas cuerdas que se encuentran adornando el blanquecino cuerpo del pelirosa que parece estar disfrutado al máximo.

Claramente nunca podré ser como ese chico pues soy un inexperto en muchos aspectos, además, él es demasiado atractivo y no puedo negar que hacen una pareja perfecta.

"A la mierda todo. Acabaré con esto", pensé con determinación.