🍺┆Capítulo 20
La campana sonó, así que, tomé mis pertenencias y tras levantarme, salí del aula sin mirar atrás pues me quedó muy en claro que el profesor Jeon no desea si quiera mirarme.
"¿Qué hice mal? ¿Será posible que, no fui lo suficiente bueno...? ¡Deja de pensar en tonterías, Park Jimin!", me reprendí.
Ya sabía que, todo iba a terminar de esta manera y aun así, decidí ir a buscarle directamente a su departamento.
—Me siento exhausto y eso que no he hecho nada más que mirar y escuchar al guapo profesor— admitió Te.
—No digas tonterías— me reí.
—No lo son— me aseguró y agregó—: Espero que en la fiesta encuentre algo divertido porque muero de aburrimiento.
—¿Qué es divertido para ti? — pregunté con curiosidad.
—¿Toqueteos y besos?
No pude evitar soltar una carcajada ante la respuesta del pelinegro.
—¿Irás a la fiesta solo porque quieres toqueteos y besos?
—¿Hay algo malo con ello?
—No. Claro que no.
—¿Entonces? ¿Por qué te burlas de mis sucios deseos? — bromeó.
Estaba a punto de responder una tontería, sin embargo, me detuve abruptamente tan pronto me encontré con la mirada oscura y penetrante del profesor de negocios.
—Park Jimin, necesito hablar con usted— sentenció.
—Amigo, tengo que ir a casa. Nos veremos en la noche. ¡Adiós!
Ni siquiera alcancé a despedirme de Tae pues se fue prácticamente corriendo hacia la salida del edificio y no me quedó otra opción más que dirigir mi mirada hacia el hombre que se encuentra cruzado de brazos mientras me estudia con detenimiento.
—¿Sucedió algo, profesor Jeon? — pregunté con tono inocente que es totalmente falso.
—Me gustaría hablar en un lugar más privado— respondió con tono serio que me erizó la piel.
—Ahora no puedo...
—Park Jimin, ¿podríamos hablar en otro lugar? — replanteó su petición y me conformé con ello pues no ha sido una orden.
—Claro. ¿En la cafetería?
—Ese lugar no tiene nada de privado— rodó los ojos y por primera vez sentí que ese hermoso hombre también es un humano y no un Dios griego inalcanzable como lo había creído.
—Tiene razón, profesor Jeon. Entonces, ¿qué lugar sugiere usted?
—En mi departamento— tan pronto escuche la palabra «departamento», mi cuerpo tembló por completo al recordar lo vivido en ese lugar hace unos días atrás.
—Está bien. En unos momentos nos vemos allá.
—Yo te llevo.
—No, gracias. No me gustaría que los estudiantes comenzaran con especulaciones.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro