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C A P I T U L O. 4

Los días habían transcurrido con rapidez desde la llegada de las gemelas. Y desde entonces su cabeza había estado demasiado revuelta por el sinfín de pensamientos que rondaban sin descanso alguno. Sin embargo, el que más protagonismo tomaba era el recuerdo de la charla que había tenido con Jungkook aquella tarde donde su hermana se llevó a las gemelas de compras. Era inevitable que esa conversación no lo atormentara, cuando ésta había tratado sobre todos los temas legales de las pequeñas y cómo sus "adorados" padres habían metido sus narices en todo el asunto de la forma más descarada y tener la osadía de no notificarle absolutamente nada.

Le resultaba totalmente inverosímil, hasta incluso una mala broma por parte de sus padres, el hecho de haber reconocido a las pequeñas como hijas suyas, sin pensar en su opinión o tan siquiera asegurarse de que si fuesen hijas suyas legítimamente. Y ciertamente le molestaba en demasía cómo sus padres seguían entrometiéndose en su vida incluso después de haber trazado una gruesa línea divisoria entre ellos.

No obstante, se vio obligado a dejar eso de lado cuando Jungkook le comunicó que se le había otorgado la patria potestad de las pequeñas en su totalidad. Tras conversar un poco sobre ello, se adentraron a lo más importante de la conversación. Ambos estuvieron de acuerdo en dividir las responsabilidades de las pequeñas entre ellos de la forma más equitativa y que se acoplará a sus horarios de trabajo. Sin embargo, Jimin debía reconocer que Jungkook había sido demasiado generoso al otorgarle menos responsabilidad de la que esperaba y todo porque éste trató de respetar sus largas horas laborales y sus horas de sueño, las cuales eran demasiado sagradas.

Tras desplazarse entre las avenidas e intersecciones, logró llegar con la rapidez habitual al hospital donde trabajaba. Con pesar ingresó a la edificación, para proceder a encaminarse hasta el pequeño cuarto donde debía marcar su hora de entrada y firmar la pequeña boleta que se le requería.

Era domingo y le tocaba un turno de casi doce horas. Doce horas en las que debería atender a todo aquel que llegara a su área y realizar el papeleo adecuado antes de poder marcharse a casa a disfrutar de unas cuantas horas de sueño.

Las primeras cinco horas de su turno fueron relativamente ajetreadas gracias a los diversos pacientes que habían llegado de emergencia y que eran enviados a su área. Y como jefe de medicina interna debía estar al pendiente de todos aquellos que fuesen referidos y asegurarse de que los diversos médicos a su cargo hicieran los estudios pertinentes para cada caso. Cuando el reloj de su pequeño consultorio comenzó a marcar la una y media de la madrugada, el sueño comenzó a tomar posesión de él y sus párpados comenzaron a cerrarse casi involuntariamente.

Reacio a quedarse dormido en cualquier momento, se levantó en busca de un café cargado para que le ahuyentara el sueño. Y por tal razón se abrió paso hasta la cafetería del hospital, donde con amabilidad pidió el café que tanto necesitaba y tomó unos cuantos bocadillos, por si se le abría el apetito más adelante, de la máquina expendedora.

Pequeñas barras de chocolates, frituras y unos cuantos sándwiches que podía calentar en la pequeña zona de descanso del área de medicina interna: Jimin llevaba en las bolsas de su gabacha médica, al mismo tiempo en el que bebía de su café.

A pasos lentos y perezosos comenzó a dirigirse nuevamente hasta su consultorio, para ir avanzando un poco con el papeleo. Sin embargo, antes de siquiera poder llegar hasta el elevador, un par de voces conocidas llegaron hasta sus oídos obligándolo a desviarse de su ruta. Llegar hacia donde sus amigos se encontraban fue cuestión de un par de pasos, y sumergirse en una amena conversación con ellos fue cuestión de un par de palabras.

Realmente debía agradecer el haber conocido a Yoongi y Taehyung. Ambos se habían ganado su cariño y confianza en cuestión de meses y por tal razón su amistad había perdurado tanto y esperaba que siguieran siendo amigos por muchos años más.

Y como había sido de esperarse, Jimin no dudó en contarles sobre las gemelas a sus mejores amigos.

—¡Espera! ¡Aguarda un momento! —Taehyung le interrumpió y Jimin ladeó levemente su cabeza al mismo tiempo en el que unía sus labios en una línea.— Nos estás diciendo que eres papi de gemelas, ¿cierto?

Jimin asintió con levedad y una pequeña mueca en su rostro.

Ante esa corta y silenciosa respuesta tanto Taehyung como Yoongi se dedicaron una pequeña mirada antes de estallar en carcajadas. Para los dos mencionados les resultaba gracioso, incluso hasta imposible lo que Jimin les contaba, que inevitablemente ambos se permitieron pensar que se trataba de una muy mala broma por parte de su amigo. Sin embargo, al ver la expresión de seriedad en el rostro de Jimin, ambos detuvieron sus carcajadas y sus rostros se tiñeron levemente de rojo escarlata por la vergüenza.

—Lo sentimos.—Yoongi dijo mientras aclaraba levemente su garganta.— En serio, lo sentimos, Jimin. Pero, con Taehyung pensamos que se trataba de una broma tuya...

Taehyung concordó asintiendo con levedad.

Jimin por su parte tomó una pequeña bocanada de aire, para seguidamente expulsarlo en un suspiro cargado de cansancio. Comprendía que sus dos mejores amigos hubiesen pensado que se trataba de una broma, porque, para ser sincero, de estar en los zapatos de Taehyung o de Yoongi habría reaccionado y pensado de la misma manera.

—Sé que puede parecer una broma, pero lamentablemente no lo es.—Jimin dijo luego de un par de segundos de silencio.— Incluso yo mismo llegué a pensar que todo era una broma... Ustedes más que nadie saben que no tengo mucha afinidad con los niños..., pero ellas llegaron de improviso a mi vida y ahora, por difícil que parezca, soy papá de gemelas.

—Bueno, pero ¿cómo reaccionó Jungkook?—Yoongi preguntó.

Jimin dio un pequeño sorbo a su café antes de responder.

—Está encantado con ellas.—Rodó sus ojos con levedad.— Al parecer mis hijas se han robado el corazón de mi novio a tal punto que me amenazó con dejarme si yo devolvía a la pequeña con su madre.

A Taehyung no le fue difícil comprender la actitud de Jungkook, porque sabía cuán débil podía volverse cuando de niños se trataba.

La conversación continuó entorno a las pequeñas por varios minutos y parecía que nunca llegaría a su fin, porque Yoongi y Taehyung seguían haciendo preguntas tras preguntas para saber un poco más de ellas. Y entre todas las interrogantes, Yoongi se atrevió a preguntar si poseía alguna foto de las pequeñas para conocerlas.

—Mm, la verdad es que no.—Jimin respondió con sinceridad.— Pero tanto Jungkook como Jiyeon dicen que se parecen a mí, pero supongo que tendrían que verlas por ustedes mismos...

Con eso último, Yoongi y Taehyung volvieron a dedicarse una pequeña mirada de complicidad.

—Si son idénticas a ti, seguramente serán una monada.—Taehyung dijo con un tono cargado de ternura.— ¡Realmente muero por conocerlas!

—¡Yo igual!—Yoongi exclamó.— ¿Cuándo es tu día de descanso para ir juntos?

Tras esa pregunta, tanto Taehyung como Yoongi se sumergieron en una pequeña conversación donde ambos trataban de ponerse de acuerdo con sus días libres para ir a conocer a las gemelas. Pero con sus días de descanso un poco alejados, ambos habían decidido ir a conocerlas el martes por la tarde, tan pronto como sus turnos diurnos terminaran.

—¡Perfecto! Mañana iré a buscar regalos.—Taehyung murmuró con una sonrisa cuadrada en su rostro.

—Yo igual.—Yoongi dijo.— En cuanto Jinnie se enteré que ahora somos tíos de un par de gemelas, se volverá un oso consentidor con ellas.—agregó.

La conversación continuó hasta que Jimin fue llamado por los altavoces de los pasillos. Se le requería en su área laboral.

—El deber llama.—Taehyung murmuró con pesadez hacia Jimin.

Jimin asintió con levedad y tomó un último sorbo a su café. Llevó su mirada hacia Yoongi.

—Por cierto. Me gustaría realizarme una prueba de ADN con las gemelas, ¿podrías realizarla tú?

—Por supuesto. Llévalas a mi laboratorio el sábado o puedes traerlas este viernes al hospital.—Yoongi dijo con un tono de seriedad. Tono que solo utilizaba cuando la conversación estaba ligada a su área de trabajo como laboratorista clínico.

Jimin asintió con levedad antes de agradecerle y despedirse de sus amigos, para marcharse a su lugar de trabajo.

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