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C A P I T U L O. 15.1

Varios meses habían transcurrido desde el intento de secuestro y desde entonces muchos acontecimientos tuvieron lugar en las vidas de todos aquellos que eran cercanos a las gemelas y a los padres de estas. Sin embargo, entre todos ellos resaltaba la forma tan desalmado en la que JungKook había remitido—de forma legal—control aquel hombre que había tenido la osadía de intentar secuestrar a su pequeña.

Jeon JungKook no demostró ni la más mínima pizca de piedad para con el hombre, sino que al contrario hizo todo lo posible para refundirlo en la cárcel, de tal manera que la defensa del hombre no pudo hacer nada más que cruzarse de brazos y ver cómo su cliente y ellos eran crudamente destrozados y humillados. Y es que claro, no había mejor abogado que él, a pesar de que sus ligas era el área corporativa, pero por sus hijas JungKook era capaz de todo, incluso de mover sus influencias para lograr imponerle más cargos de los correspondientes al hombre y con ello aumentar su sentencia en prisión.

Por lo tanto, Rae Sung Woo había sido condenado a noventa y cinco años de prisión y más de cien unidades de multas. Aunque claramente tenía derecho a fianza, debía esperar a cumplir una condena de más de cincuenta años, por lo que ese hombre no miraría la luz de sol en mucho tiempo.

No obstante, a pesar de todo no fue un juicio fácil, sino que al contrario fue demasiado tedioso y largo, gracias a que la prensa trató de intervenir infinidad de veces a pesar de que era un juicio a puertas cerradas por estar relacionado con menores de edad. Y es que, para desgracia de Jimin y JungKook el intento de secuestro de Chaewon llegó hasta las noticias y durante varios meses los periodistas y noticieros tuvieron sus ojos puestos en ellos. Sobre todo en el acusado.

Lo único que Jimin podía agradecerle a los noticieros era el tener la decencia de mantener la identidad de Chaewon, la suya y la de los demás involucrados en el anonimato, porque de no haberlo hecho, no habría dudado en demandarlos por exponer su identidad, pero sobre todo la de su pequeña.

Así como todos esos acontecimientos habían tenido lugar, también tuvo lugar el cómo Jimin se volvió demasiado hermético y paranoico con sus pequeñas al punto en el que desconfiaba de todos y no permitía que sus hijas estuvieran expuestas a cualquier tipo de situaciones que a él le parecían peligrosas o en las que él o JungKook no estuvieran presentes para vigilarlas, convirtiendo su instinto de protección a sobreprotección a un nivel en el que incluso las salidas al parque durante los fines de semana o cualquier salida en familia comenzaron a desaparecer casi por completo, y que de no haber sido por la ayuda de JungKook y de un psicólogo habría entrado a un estado donde habría hecho todo lo posible para recluir a sus pequeñas del mundo exterior por el miedo de que alguien quiera hacerles daño de nuevo.

Sin duda alguna Jimin tenía muchas cosas que agradecer a JungKook, porque estaba completamente seguro que sin él habría entrado directo a la locura.

—Papi.—la voz de la pequeña EunChae llegó a sus oídos sacándolo de su pequeño letargo.—Papito estoy hablando.—la pequeña frunció levemente su entrecejo por no lograr conseguir la atención de su progenitor.

Soltando un corto, suspiró y cerró el grifo del lavaplatos para llevar su mirada hacia su pequeña.

—Lo siento, Chaenni, ¿decías algo?—la niña asintió.—¿Qué cosa?

—Te preguntaba por papá.—dijo la niña.—Él siempre cena con nosotros, pero no vino y es tarde, ¿le pasó algo malo a papá?

Jimin sonrió con levedad y negó.

—No le ha pasado nada malo a papá.—contestó.—Él tenía que cenar con unas personas de su trabajo, pero supongo que ya no tardará en llegar, ¿Quieres que tu hermana, tú y yo lo esperemos despiertos hasta que vuelva?

Antes de que EunChae pudiera contestar, la voz de su gemela resonó por las paredes del departamento, captando la atención de Jimin y de la ya antes mencionada.

—¡Papi! ¡Papi! ¡Papi!—la pequeña Chaewon llamó a su progenitor al mismo tiempo en el que se adentraba a la cocina.—¡Papi!

—Dime Wonnie, ¿Qué ocurre?

—¿Dónde está papá?—esta preguntó.

—Supongo que ha de venir en camino, ¿por qué?

—No ceno aquí. Yyyy es tarde papi, ¿Por qué no viene?

Jimin suspiro antes de explicarle a su hija porque JungKook no había cenado con ellos esa noche y porque aún no había llegado. Lo cual ocasionó pequeñas muecas de tristeza en ambas niñas. Y es que el pequeño par de gemelas estaban totalmente acostumbradas a la ausencia de su papi durante la cena por todos los turnos nocturnos que este tenía que cubrir en su trabajo, más no a la ausencia de su papá Koo. Las niñas estaban acostumbradas a cenar siempre con él y a recibir un besito de buenas noches tras haber escuchado algún cuento inventado por este. Realmente no les estaba gustando el no tener a su papá Koo esa noche.

—Le preguntaba a tu hermana si les gustaría que lo esperáramos jun...

Jimin no fue capaz de completar la oración, ya que fue interrumpido por sus hijas.

—¡Sí! ¡Sí!—exclamaron ambas al unísono.

—Bien. Solo termino de lavar los platos y nos vamos a la habitación a esperarlo mientras vemos una peli. Mientras tanto, ustedes vayan a lavarse los dientes y colocarse la pijama.

Dicho eso, las niñas no tardaron en correr hasta su habitación. Jimin por su parte, continuó su labor, la cual terminó tan solo unos minutos después.

Tras asegurarse de que la válvula del gas se encontraba desconectada y que todo en la cocina estaba en orden, se encaminó hasta su habitación donde se apresuró a tomar su pijama y así ingresar al cuarto de baño donde se cambió y cepilló los dientes lo cual le tomó menos tiempo de lo esperado.

Y cuando se encontraba cerrando la puerta del baño tras de, se encontró con un par de bonitas gemelas acostadas en su cama y apoderadas del comando del plasma que estaba a solo unos metros. Sin duda, sus hijas decidirían que película mirarían esa noche. Lo único que esperaba era no tener que ver nuevamente Red porque en las últimas semanas se la había visto como unas cien veces.

—¿Qué película veremos?—preguntó mientras se acercan a la cama.

Red.—contestó EunChae.

Jimin quiso maldecir y desear que fuese jueves para mandar a sus pequeñas a dormir con la excusa de que a la mañana siguiente deberían despertarse temprano para asistir al colegio, pero lastimosamente era un viernes por la noche donde sería obligado a ver esa tonta película del zorro rojo.

Sin opción a quejarse o sugerir otra película, Jimin se acomodó sobre el colchón y rápidamente sus hijas no tardaron en acomodarse a sus costados, de manera que cada una tenía apoyada su cabeza sobre sus brazos; de esa forma la película dio inicio y con ella la tortura de Jimin.

Mientras la película seguía su curso, Jimin se encontraba tratando de mantener su atención sobre ella y evitar a toda costa el tomar su celular para distraerse en cualquier otra cosa. Sin embargo, cuando llegó su mirada al reloj digital de su mesita de noche, fue capaz de darse cuenta de que ya eran casi la media noche.

Era demasiado tarde y le preocupaba el hecho de que JungKook siguiera sin aparecer o dar una señal de vida. Y no porque desconfiara de este o porque no lo creyera poco capaz de valerse por sí mismo, sino por el hecho de que es la temporada de lluvia había empezado hacía unas semanas y con ella las calles se volvían más peligrosas para cualquier transeúnte. Jimin alargó su mano para tomar su celular con la clara intención de llamarle a su pareja. No obstante, el ruido de la puerta principal, siendo abierta y cerrada segundos después, captó la atención de los Park.

—¡Papá llegó!—exclamaron las pequeñas al unísono, al mismo tiempo en él abandonaban la cama y corrían hacia la entrada.

Jimin no tardó en seguir a sus hijas.

—¡Papá! ¡Papá! ¡Papá!—gritaron las gemelas con entusiasmo al verlo.

—¡aigooo! ¿Pero qué hacen este par de panquecitos esponjosos despiertos?—JungKook preguntó con una pequeña sonrisa al ver a sus hijas.—¿Estaban esperando a papá?

—Sí. No estuviste en la cena, yyyyy luego tú no venías.—Chaewon dijo con cierto tono recriminatorio.

JungKook no puedo evitar sentir esa cálida sensación en su pecho. Y aunque hubiese querido apretujar a sus niñas en brazos, le era imposible por la pequeña caja que tenía entre sus manos.

—¿Qué es eso que traes ahí?—JungKook escuchó a Jimin preguntar.

Antes de que JungKook pudiera contestar, lo que estaba dentro de la caja lo hizo por él. Un pequeño gemido lastimero y un suave maullido inundaron la estancia y captaron la atención de las pequeñas.

—¡Papá trae un gatito!—Eunchae exclamó.

—De hecho. Es un pequeño cachorro y un gatito.—JungKook aclaró.

—JungKook...,

—Lo sé, lo sé, Minnie.—Jeon susurró.—Pero, me los encontré abandonados en el estacionamiento. No podía dejarlos ahí. Con estas lluvias las temperaturas bajan demasiado..., podrían morir de hipotermia y no soy alguien cruel como para dejarlos en la intemperie con este clima.

Ante eso Jimin no era capaz de objetar absolutamente nada. Eran un par de animalitos que desafortunadamente habían tenido que vivir el abandonó en fechas tan frías.

—Está bien. Está bien. No diré nada.

—Te prometo que luego de llevarlos al veterinario les buscaremos un hogar.

Jimin se limitó a asentir.

Con esa pequeña respuesta, JungKook colocó la caja sobre el piso y las gemelas no tardaron en aproximarse a ella y ver por sus propios ojos el cachorro y el gatito.

—¡Qué bonito!—Chaewon exclamó.—Es un perrito color café.

—El gatito tiene muchas manchitas. Es muy bonito.

Y fue así como esa noche tanto JungKook como las pequeñas se encargaron de alimentar y hacer una pequeña cama con mantas y toallas para que tanto el cachorro como el minino pudieran tener un lugar cálido para dormir. Jimin por su parte, solo podía obsérvalos de lejos con una pequeña sonrisa y conteniendo los estornudos de su pequeña alergia por la presencia del felino.

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