C A P I T U L O. 1
El torbellino de emociones que se generó en su interior luego de comprender que era padre, no solo de una bebé, sino de un par de gemelas, lo había descolocado casi por completo de sus capacidades de razonamiento. Se encontraba fuera de sí que, no fue consciente del transcurso del tiempo, ni mucho menos del estrepitoso grito de desesperación que brotó de su boca, logrando asustar al par de niñas que estaban frente a él.
Como había sido de esperarse, el llanto de una estas no tardó en hacerse presente por toda la estancia, logrando tomar nuevamente la atención de la joven pareja, quienes rápidamente se posaron sus ojos sobre estas; las niñas aún se encontraban sentadas sobre el lujoso y costoso sofá. Por las mejillas de la pequeña, que se encontraba sometida en un mar de llanto, recorrían gruesas lágrimas, al mismo tiempo en el que soltaba fuertes sollozos. Exasperado por la situación, pero sobre todo por el llanto de la pequeña, Jimin soltó un pequeño gruñido, para seguidamente abrirse paso hacia la cocina. Lugar donde busco un poco de refugio para alejarse—al menos un poco.— de la chocante situación. Y es que, no se encontraba en las condiciones más apropiadas para hacerle frente por la falta de sueño que lo embargaba. Así que, lo que menos deseaba era cometer una locura frente a su pareja, pero sobre todo frente a las niñas. Necesitaba un poco de tiempo para calmarse y pensar las cosas con algo de claridad.
JungKook por su parte, también se encontraba consternado por la situación, pero a diferencia de su novio, estaba muriendo internamente de una sobredosis de ternura gracias los pequeños y tiernos pucheros que la pequeña formaba al llorar. Por varios minutos permaneció impávido en su lugar, sin saber qué hacer o decir, únicamente limitándose a observar a las pequeñas que yacían frente a él. Fueron largos minutos en los que sus ojos permanecieron sobre el par de gemelas, y gracias a ello pudo darse cuenta del extremo parecido que las pequeñas tenían con su pareja, dejando en claro que el gen dominante había sido el de Jimin. Una pequeña y tierna sonrisa surco en el rostro de JungKook al notar como la gemela llorona lo observaba con los ojitos llenos de lágrimas y sus rechonchos mofletes empapados por las lágrimas. Ante esa imagen su corazón dio un vuelco. Y sí, el gran Jeon JungKook quien, no tenía reparo alguno para destrozar a su contrincante en un juicio, era un total débil de corazón cuando se trataba de bebés.
Si bien en un principio la noticia de que Jimin era padre de un par de gemelas lo había descolocado, fue cuestión de varios minutos para que lograra procesar la información de una mejor manera a la que su pareja había procesado en primera instancia y eso claro estaba. Jeon estaba tomando la situación con calma y se estaba dando el tiempo necesario para razonar con cautela. Y es que, no era para menos, con todos los años que llevaba ejerciendo como abogado había aprendido a estudiar la situación con detenimiento y calma antes de tomar cartas en el asunto. Sin embargo, pese a todo, su corazón ya se encontraba completamente tomado por las pequeñas hijas de su novio, y solo podía rezar—aunque no fuese creyente.—para que Jimin se quedara con las pequeñas.
Y es que, uno de los mayores—y frustrados—sueños de JungKook era el de ser padre, pero desde que había descubierto su sexualidad, fue consciente de que ese sueño se había convertido en un imposible gracias a que no iba a ser capaz de intimar con ninguna mujer y muchos menos podría adoptar, ya que la sociedad coreana no tenía bien visto que un hombre homosexual adaptará a un infante. Y aunque tenía la opción de un vientre en alquiler, JungKook había declinado de esa opción cuando comprendió que Jimin no presentaba el deseo de ser parte. No obstante, parecía que ahora la vida le estaba recompensando un poco y le estaba dando eso que siempre había deseado. Le estaba dando un par de pequeñas. Aunque no fuesen sus hijas.
Con cautela y cierto temor de asustar a las gemelas, el azabache comenzó acérese a estas. Y en primera instancia, las pequeñas se encogieron en su lugar, pero al comprender que no serían dañas se relajaron levemente.
—¿Qué paso, preciosa?—inquirió con un tono dulce y aterciopelado hacia la pequeña que aún se encontraba llorando.
Una vez logró acercarse sin asustarla, se colocó de cuclillas frente a ellas. Y enternecido en la que el par de gemelas lo observaban, alargó su mano para limpiar con delicadeza las gruesas lágrimas que recorrían las mejillas de la pequeña con su pulgar. Al llevar su mirada hacia la otra pequeña se dio cuenta de que esta se encontraba intentando contener su llanto.
—Papi no quiere a Chaennie.—murmuró esta última aún al borde del llanto.—Tampoco quiere a mí.—agregó con una rebelde lágrima desbordando de su ojo izquierdo.
Sin perder tiempo, JungKook se apresuró a limpiar esa lágrima con su pulgar, para seguidamente dejar una suave caricia sobre la rechoncha mejilla.
—Eso no es cierto, preciosas. Papi si las quiere, ¿de acuerdo?—las pequeñas lo observaron con sus ojos llenos de lágrimas.—Es solo que, está algo asustado por la situación y sobre todo cansado, porque no ha podido dormir bien.—JungKook agregó en un claro intento de consolarla. Algo que Sorpresivamente logró, puesto que el llanto de las pequeñas cesó.
—¿Seguro?—preguntó la pequeña de vestimenta morada. A lo que JungKook asintió con levedad y con una sonrisa de consuelo en su rostro.
Esa repuesta sin palabras por parte de JungKook fueron las necesarias para que las gemelas comenzaran a consolarse entre sí. Con detenimiento y curiosidad, JungKook observó la vestimenta de las pequeñas. Ambas portaban el mismo vestido, solo que en colores diferentes. Y con el detalle de que en la manga izquierda de cada vestido se encontraba bordado el nombre de ambas. La pequeña que había soltado en llanto de primero y que vestía su vestido de color rosa pastel tenía por nombre EunChae, mientras que la pequeña que vestía de morado pastel tenía por nombre ChaeWon. Al parecer, las madres de las gemelas había hecho tal cosa con el propósito de no cundirlas. Una acción inteligente desde la perspectiva de JungKook.
Y una vez la pequeña EunChae logró calmarse, estiró sus pequeños bracitos en un claro indicio de que deseaba ser cargada. Tal acción tomó por sorpresa a JungKook quien fue totalmente incapaz de resistirse. Con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro y una burbujeante emoción en su interior, la tomó en brazos. EunChae no tardó en aferrarse a él.
Con la pequeña entre sus brazos, JungKook estiró sus piernas, para poder cargarla de una mejor manera. Pero inconscientemente comenzó a trazar un pequeño sendero de pasos. Yendo de un lado a otro, JungKook dejaban pequeñas caricias sobre la castaña cabellera de EunChae, y cuando creyó que le había otorgado la atención necesaria, la colocó nuevamente sobre el sofá, para seguidamente tomar a ChaeWon. Y así lo hizo.
No obstante, cuando EunChae notó como el hombre guapo tomaba a su hermana para darle atención, volvió a soltar en llanto, dejando en claro que quería seguir teniendo la atención del hombre guapo.
En cuanto JungKook escucho el llanto de la pequeña que había cargado un par de minutos atrás, logró comprender que la pequeña EunChae le gustaba ser el centro de atención, lo cual era un gesto al característico de Jimin. La sonrisa que portaba en su rostro se ensanchó más ante ello.
Acomodando a ChaeWon en su costado derecho, se acercó al sofá, para tomar la pequeña llorona, a la cual acomodó en su costado izquierdo. Y así, con las dos pequeñas entre sus brazos, comenzó a caminar sobre el mismo lugar de la estancia de la sala de estar con una tranquilidad casi inquebrantable.
Inmersos en su mundo de colores rosas y morados pasteles, Jeon JungKook seguí al cuidado de las pequeñas sin ser consciente de que en su boca ya brotaba una suave y tierna melodía. Estaba tan sumergido en su nuevo mundo que, terminó olvidándose por completo de la presencia de su novio y del hecho de que llevaba más de treinta minutos en la cocina. Y mucho menos de cuando esté, luego de varios minutos hizo acto de presencia en la estancia. Totalmente ignorante de la expresión ojiplática que Jimin tenía al verlo cargar y cantarle a las pequeñas, continuó en su mundo.
Park Jimin se encontraba totalmente atónico a lo que sus ojos preciaban, a tal punto de que se pellizcó un par de ocasiones para asegurarse de que no se trataba de un mal sueño. Si bien era conocedor de la fascinación que JungKook tenía por los bebés, nunca logró comprender hasta un punto llegaba dicha fascinación hasta ese día.
Sacudiendo su cabeza con brusquedad, despejó su asombro, para con la misma tomar una bocana de aire antes de hablar.
—¿Qué estás haciendo?—cuestionó con un tono de voz demasiado alto. El cual logró que JungKook abandonar su mundo de fantasía y centrara su atención en él.
Sin dejar de moverse, el azabache se encogió de hombros y formó una mueca en su rostro que denotaba que le había molestado el volumen de voz que Jimin había utilizado. Y todo debido a que había logrado que las gemelas se quedaran dormidas en sus brazos.
—Haz silencio. He logrado dormirlas.—Jeon susurró por lo bajo.—Sé que necesitamos hablar. Las iré a dejar a la habitación de invitados para que podamos hablar con tranquilidad.
Sin permitirse agregar algo más o siquiera esperar a que Jimin pudiera decir algo, JungKook se abrió paso hasta la habitación de invitados, donde con algo de dificultad y delicadeza colocó a las pequeñas sobre la cómoda cama, y aseguró los bordes con la ayuda de almohadas y cojines para evitar que las gemelas pudieran sufrir de alguna caída. Y una vez estuvo de que las pequeñas descansaría con comodidad y seguridad, las observó una última vez antes de marcharse, no sin antes de asegurarse de dejar la puerta de la habitación abierta.
Jimin por si parte se dejó caer sobre el sofá individual de cuero, una vez JungKook se marchó con las gemelas. Estaba exhausto y su cabeza había comenzó a martillar del intenso dolor de cabeza que se le había generado, gracias al sinfín de pensamientos y preocupaciones que había comenzado a atormentarlo.
A los pocos minutos, JungKook volvió y con cautela observó cómo esta tomaba asiento frente a él. Sin embargo, no fue capaz de gesticular sonido alguno, tenía miedo de las palabras que su novio pudiera dirigirle, aun sabiendo de qué JungKook era un hombre racional que no se atrevería a juzgarle.
JungKook observó como Jimin cerraba sus ojos y soltaba un denso y cansado suspiro.
En ese extenso intervalo de tiempo donde la estancia permaneció en silencio, Jimin tomó el poco coraje que lo acompañaba ese día, para obligarse a enfrentar la situación.
—Y-yo..., siendo sincero, no sé por donde comenzar.—Jimin tomó una bocanada de aire.—Pero quiero decirte que, yo no sabía de la existencia de las gemelas y jamás me imaginé que siquiera pudieran existir, ¿de acuerdo?—JungKook asintió con seriedad.—Tú más que nadie sabe que dentro de mis planes de vida no están contemplados un par de niñas y no quiero que ellas afecten nuestra relación, nuestro estilo de vida..., —Jimin hizo una pequeña pausa para tomar un pequeño respiro.—Te amo demasiado y, por lo tanto, no estoy dispuesto a perderte o a mandar a la basura todos nuestros planes por un par de niñas que simplemente no estaban planeadas.
JungKook frunció su entrecejo y ladeó levemente su cabeza.
—Es por eso que he tomado la decisión que creo más conveniente.—Jimin continuó.—Regresaré a las niñas con su madre. Además, no creo ser capaz de...,
Jimin no fue capaz de continuar debido a que fue interrumpido abruptamente por su novio.
—¡Aguarda ahí, Jimin!—Jeon exclamó.—¿Estás siquiera escuchándote?—preguntó a lo que Jimin simplemente asintió.—¡Esto tiene que ser una broma! ¡Por el amor a Dios, Jimin! ¡No puedes estar hablando en serio!
El mencionado paradero sin comprender muy bien las palabras de su novio.
—¡No puedes regresarlas, Jimin!
—¿Por qué no?
JungKook tomó una bocanada de aire. Y es que, muy egoístamente, deseaba quedarse con las pequeñas y estaba dispuesto a hacer todo lo posible para que las gemelas se quedaran y no le importaba que tipo de medidas debía utilizar para lograrlo.
—No puedes regresarlas con alguien que no desea verlas más y que incluso las ve como una carga. Eres su padre y desde que fueron dejadas frente a nuestro departamento te volviste en lo único que tienen.—El tono de voz que JungKook estaba utilizando denotaba lo enojado que se encontraba y Jimin también podía notarlo en la expresión facial que portaba en esos momentos.—Sé un adulto responsable y hazte cargo de tus hijas...,
»¡Mierda, Jimin! Me importa un carajo lo que hayas hecho o los errores que cometiste en el pasado, lo que realmente me importa es nuestro presente y futuro. Y déjame decirte que esas pequeñas ahora son parte de nuestro presente y futuro.
Jimin podía comprender a la perfección que su pareja ya se hubiese encariñado con las gemelas, pero en lo que se refería a él, simplemente le resultaba difícil pensar que podría llegar a quererlas o a sentir algún tipo de cariño, porque eran dos pequeños seres que habían llegado a invadir su vida, su espacio y su relación.
—Si te niegas a cuidarlas y las envías con su madre, créeme que no voy a perdonártelo nunca, porque no me volverás a ver más.—JungKook agregó.
—¿Me estás amenizando con terminarme si las regreso con su madre?—Jimin cuestionó con incredulidad.
—Tómalo como gustes, Jimin. Una amenaza, una advertencia o lo que sea.—JungKook dijo con dureza.—Pero si estas niñas se van de este departamento porque tú a si lo has decidido, créeme que yo me iré con ellas y no me volverás a ver nunca más.
Jimin estaba más que perplejo por las palabras de JungKook, y es que no había esperado que este lo amenazara con terminar su relación si regresaba a las pequeñas con su madre. Sin embargo, a su estado de perplejidad estaba consciente de que no iba a permitirse perder al hombre que amaba por un par de pequeñas, aunque eso conllevara hacerse cargo de sus hijas no planeadas.
—¡Bien! Me haré cargo de ellas. Dejaré que sean parte de nuestras vidas.—Jimin murmuró con resignación.—Pero, no sé cómo cuidar de ellas. Nunca me interesaron los niños..., ni siquiera sé si seré capaz de llegar a tenerle cariño.
—No estás solo, Jimin. Yo estaré contigo, las cuidaremos y criaremos juntos..., y el cariño que tú no puedas darles, se lo daré yo. Tomaré responsabilidad sobre las pequeñas.—JungKook dijo con una sonrisa en su rostro y un brillo indescriptible en sus ojos.
Jeon JungKook había logrado su cometido. Las pequeñas se quedarían y aunque Jimin no fuera capaz de verlo, JungKook podía asegurar que aria cuestión de tiempo para que comenzara a tomarles cariño.
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