3. De sustos y situaciones difíciles
Hoseok terminó de empacar sus cosas para irse a casa, hoy quería llegar temprano para pedirle permiso a su madre de ir con Taehyung y Jimin a la fiesta que harían. Normalmente su mamá los amenazaba con la escoba en manos diciéndoles las cosas que claramente su hijo no tiene permiso de consumir además de darles su bendición con el rosario de la virgencita.
Esperaba poder ir, con el trabajo no había tenido tiempo de salir con sus amigos y hasta ahora el señor Jeon no le dejó ninguna tarea para llevarse a casa. Un descanso bien merecido se había ganado.
Bajó por el ascensor para ser más rápido, despidiéndose del guardia de seguridad de la zona y seleccionando el primer piso. A veces no le gustaba ir a solas en el helevador, sentía que las paredes eran demasiado estrechas y se sorprendía a si mismo soltando su tensión con agitados suspiros fuera de este. No tenía nociones de tener algún tipo de fobia a espacios reducidos, solo quería (puede que también sea un deseo pequeño) que alguien lo abrazara mientras su cuerpo temblaba. Quizá Jisung quiera abrazarlo un día de estos, se ha retirado casi a la misma hora que él.
Las puertas se abrieron al aterrizar en el primer piso, salió a pasos rápidos al notar que las luces estaban opacas debido a que el personal de limpieza trabajaba por ahí sin necesidad de tanta luminosidad. Sin embargo, justo antes de poder cruzar la puerta de la entrada se topó con la señorita Wonyoung.
—Jung Hoseok, el señor Jeon programó una cita con usted mañana, ¿desea encargar alguna merienda en especial para su reunión o lo dejo en menú libre? —la secretaria lo alcanzó en la salida de la empresa.—Se trata de algo personal aparentemente.
El pelirrojo miró a Wonyoung preocupado, temía que en algún momento su jefe lo llamara a su oficina para decirle que en realidad no es el chico que necesita en su empresa y empezó a rezar internamente a todos los santos que su madre tenía pegados en el refri. No llevaba tanto tiempo en su puesto y lo amaba, perderlo era arrancar su vida por completo de la tierra.
Sin embargo, Wonyoung pareció darse cuenta de que sonó demasiado dura y aligeró su expresión seria dándole una sonrisa tranquilizadora.
—Oye, no es lo que tu piensas —intervino al ver que Hoseok casi hiperventilaba del miedo—El jefe no es alguien que llame seguido a su oficina para malas noticias, normalmente solo es un control de sus empleados y quiere conocerlos mejor personalmente para que no existan relaciones muy profesionales entre empleado-jefe. Tus amigos también tuvieron una entrevista con el señor Jeon en su momento, y yo lo hice, no va a despedirte, puedo asegurarte eso. Tómalo como una forma de conocer a un amigo más, sin tener que verlo como tu superior todos los días.
Hoseok soltó el aire que reprimía.
—¿A que hora debo estar allí? —preguntó más relajado.
—9 en punto, sabes que detesta que no sean puntuales.
Hoseok asintió sujetando su mochila con nerviosismo de que en realidad Wonyoung esté mintiendo para no crear un alboroto y el menor termine hospitalizado, en un coma y sin piernas. No quería arriesgarse sabiendo que más deudas llegaron a la mesa de su hogar, que mamá se preocupe de más con tal de que Hoseok no se ponga a llorar por esos problemas económicos. Se despidió con una reverencia antes de salir del edificio.
Se acercó a la parada de los taxis en espera de que alguno no viniera ocupado y tomar uno directo a casa. Xiaojun había insistido en llevarlo en su auto junto a Jaeyoon, Hoseok tenía en conciencia que era tarde y la ciudad no era la más santa de la lista mundial de criminalismo, pero rechazó la oferta porque quizá ellos hagan preguntas sobre su situación económica y terminaría dándoles lástima.
Había estado calculando en su escritorio algunas cuentas de sus pagos más recientes y se sentía estresado porque al poder pagar lo más importante el dinero no alcanzaba ni sobraba para lo que también se requiere en minoría. Temía los días en que sus cuentas no daban lo suficiente para las comidas del día, así que no perdía la oportunidad de solucionarlo perdiéndose de algunas con tal de que su mamá esté saludable. Y aunque ella insiste en poder hacer más cosas para conseguir dinero no la dejaría gastarse en un trabajo de mala vibra. Hoseok preferiría ser una especie de stripper por las noches que esperar a su madre en las madrugadas por sus horarios de empleo.
Y por supuesto que sus amigos no se hacían los de la vista ciega a sus constantes problemas, Jisung le ofreció ayudarlo con los pagos del agua de su casa, Xiaojun a llevarlos en su auto, Jaeyoon le compró ropa para su madre y un conjunto extra para él, Yugyeom por primera vez consiguió comida que no fuera para él mismo con tal de que su amigo de cabellos rojizos se alimentara bien. Era demasiado lo que hacían por él y Hoseok se sentía incapaz de pagarles todo, nada era gratis, tenía que al menos conseguir las claves de las computadoras de sus amigos y avanzar los pendientes que tuvieran en ellas. Quería que ellos no lo vieran como un inútil con su vida, un tipo que estira la mano esperando a que cualquier persona de buen corazón le solucionara la gisa. Había hecho esto junto a su madre desde que era un niño, solo ambos entenderían su situación.
Él puede darle a mamá lo que alguna vez debió ser al revés, la cuida tanto, se preocupa mas por su bienestar que el propio, él sabe lo mucho que puede darle si hace ciertos sacrificios.
No quería que los demás se preocupen de sus asuntos, puede manejarlos solito. Tiene un trabajo, una casa, amigos, un buen jefe y un salario justo.
—¡Taxi! —alzó sus manos al ver que un conductor se dirigía a su parada, afortunadamente este entendió sus raras señas.
El auto se detuvo frente suyo, así que subió y le indicó la dirección de su casa mientras sacaba de una bolsita los cupones que tenía para pagar el transporte. Su rostro ardió en rubor al ver que el taxista no le quitaba la mirada de encima, era un chico con un porte elegante para su puesto de trabajo que creería haberse subido a uno de los autos de algún tipo importante. El joven le sonrió dulcemente.
—Puedo dejarlo en 5 cupones y un dulce que tengas por ahí, no te preocupes por contar los 45 que pedimos normalmente —mencionó con calidez, cuando se detuvieron en un semáforo.
—No se preocupe, no tiene que hacerlo. Me faltan contar 10 más para poder tener los 45 —el pelirrojo apresuró su conteo, desviando su mirada a su mochila al recordar que llevaba una paleta de fresa dentro.
Hoseok era un berrinchudo que preferiría pagarle a cualquiera con sus pocos ahorros que regalarle su dulce favorito.
—Tranquilo, amigo, no es una broma lo que te dije. Solo pensaba que tus ojeras se ven demasiado irreales para un chico bonito de tu edad y me imaginé un poco en que situaciones vives por la forma en que dudas de seguir contando los cupones sabiendo que podrían acabarse y deberás sacar la cartera, relájate un momento —tarareó un "shh" como si estuviera hablándole a una mascota inquieta.—A veces solo debes aceptar la ayuda de los demás, es mejor que luchar en soledad. No es fácil, lo sé, pero creo en que puedes seguir adelante. Luces como alguien que no se rinde en lo mínimo, 5 cupones me serán suficientes para confirmarlo.
El pelirrojo parpadeó cuando las lágrimas se acumularon en sus ojos, apartando los 5 cupones del resto y dejándolos en la bandeja de cobro. Agradeció en voz baja, encendiendo su celular para saber si su madre no estaba conectada en su chat desvelando por su llegada. Suspiró cuando su correo registró la fecha de vencimiento de su renta mensual del departamento.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó al taxista, debía saber a quien darle una gran reverencia de agradecimiento cuando estuviera en su porche.
—Eunwoo.
—Bonito nombre—halagó.—Soy Hoseok.
—Genial, es un gran nombre para un chico tan bonito.
Eunwoo encendió su radio en un volumen bajito, no quería ser un entrometido con su cliente y mucho menos dejar el ambiente con un silencio incómodo. Apretó sus manos en el volante y tuvo que inclinarse para mirar bien las calles por donde debía entrar e ir más fácil a casa del pelirrojo. No le gustaban estos atajos por la inseguridad de zonas como esta pero dentro suyo existía el sentimiento de arriesgarse con tal de que su bonito cliente llegue con tiempo y duerma lo mejor posible. Casi rezaba porque el auto volara para llegar más rápido.
Hoseok notó, al verse distraído husmeando el interior del auto, las pegatinas de los logos de grandes empresas de música en su volante, también todos las pancartas publicitarias en el asiento de copiloto con los mismos símbolos. Se le encogió el corazón al saber de qué se trataba, supuso que este era el taxi para los que tienen sueños frustrados.
—Veo que te gusta coleccionar las estampas que JYP regala fuera de su empresa. Apenas podría deducir que realmente te dedicas a ser un conductor para chicos que salen tarde de sus trabajos, o que regala el pasaje para ser un buen samaritano. Al subir al taxi pensé que me equivoqué de auto y me subí al de un empresario importante o a un idol de música.—habló por primera vez sin problemas, confiando en el rostro sereno de un joven con un futuro arrebatado.
Eunwoo estaba cerca de su casa, la velocidad del auto era neutra y quizá el tiempo no alcanzaría para hablar de este tema. Sin embargo, el muchacho no puede evitar dejar caer la mirada perfecta y morderse los labios.
—Mis padres no querían que fuera ídolo, dicen que es una basura para gente con verdadera habilidad de hacer cada una de las cosas que exigen en esa industria. La abuela está enferma desde hace un año, ellos no hacen nada por comprarle su medicamento y les dije que yo conseguiría el dinero trabajando como actor bajo el sello de cualquiera de esas empresas. No quería ser cantante ni rapero, mucho menos bailarín como seguramente pensaban. Solo quiero mostrar que amo expresarme ante una cámara, seguir un guión y filmar papeles protagonistas. Conseguí el empleo de chófer luego de eso, estuvieron mas felices al verme como un ciudadano normal llevando gente desconocida a sus hogares que apoyándome en mi primer capítulo de un drama que haya conseguido—se detuvo frente al departamento del pelirrojo—Muchos me han dicho que parezco una estrella viajando humildemente en un taxi, pero nadie se había fijado en lo que hay detrás de una cara bonita. Has sido el primero que notó las pegatinas en el volante, lo preguntaste y se que entiendes la historia. Además de bonito, eres observador con tu alrededor, simpático y tierno como para pensar que realmente te recogí de una empresa con los empleados mas malhumorados. Por eso mismo que no necesitas pagarme 45 cupones, ni siquiera me darían ganas de cobrarte en realidad, creo que harías lo mismo si me subiera a tu taxi, con ojeras, me niegues pagar el total y viera los papeles de tu jefe en el tablero entendiendo el punto de la historia que me contarás. Me gusta que las personas entiendan mis problemas, así como espero entender los suyos.
Hoseok se sorprendió de la sabiduría de aquel joven, admiró la forma en que describió el porqué de sus acciones. Si fuera su padre estaría mas que orgulloso de tener a un chico que desea cumplir sus sueños y ayudar a su familia, se arrancaría la cabeza si llegase a pensar como lo hacen los padres de muchos jóvenes parecidos a Eunwoo. Sin duda era un tipo de los suyos, se alegró de encontrar a alguien igual a él.
—Espero que puedas hacer lo que en verdad deseas, Eunwoo, al menos tú puedes ser independiente de tus padres en las decisiones que tomas para tu vida—comenzó a despedirse, sujetando su mochila y sacando el dulce que tenía escondido. Lo dejó junto a los cupones, ya que realmente se lo merecía por levantarle el ánimo.—Mereces cumplir tus sueños, si tuviera la oportunidad de ser un padre para ti incluso iría a tus eventos de fans y gritaría cuanto orgullo me haces sentir. Es lo mínimo que tus padres deberían hacer, son unos idiotas.
—¿Realmente lo crees?
El mayor abrió la puerta del auto antes de continuar.
—Como dije antes, tu no tienes impedimento porque decides por ti mismo lo que quieres hacer. Tus razones por las cuales quieres ser un gran actor son suficientes pruebas de ello, no necesitas preocuparte por tus padres sabiendo que están bien con sus vidas —le sonrió con sinceridad—En cambio yo no tengo más opciones, mi madre de alguna manera depende de lo que yo haga y si trabajar en una empresa que me paga lo mínimo que requiero por semana para sus gastos, aprecio no intentar seguir mi caprichoso sueño. Aprovecha que eres joven, audiciona sin miedo y ven a buscarme si pasas la prueba, haré de todo por ser tu fan #1.
Eunwoo sonrió tanto, como un niño pequeño escuchando a sus padres hablar lo mucho que lo aman.
Sin decir nada más salió de la unidad, despidiéndose con una reverencia mientras buscaba las llaves de su casa.
Hoseok conocía sus limitaciones en esta vida, huyendo de la madurez porque sabe que podría volverse un egoísta con el dinero que gane. Prefiere ser feliz con lo poco que tiene, porque se sentía satisfecho con lo que puede hacer por su única familia. Y no podía jugar al aventurero con su sueño de ser bailarín, probablemente no le iría tan bien como hasta ahora.
Cuenta siempre lo que tiene. Tiene amigos, trabajo, un jefe sumamente amable, un lugar [hasta ahora] donde llegar a dormir.
Y sobretodo, tiene a su madre.
Hoseok abrió la puerta principal con cuidado de no hacer mucho ruido, para la hora en que llegó se supone que su madre está dormida sin preocuparse de saber si está bien. Se cambió los zapatos por sus pantuflas de conejitos para ir a la cocina en busca de alguna sobra de la comida que su madre hizo hoy. Encendió la luz en el comedor.
Para su suerte se encontró un poco de Tteokbokki en el pequeño refrigerador. Esperó a que se calentara en una olla, tomó un plato de la alacena y se sirvió una cucharada, no tenía ganas de cenar tanto a estas horas ni de acabarse uno de los platillos que a mamá le encantan comer. Agarró el vaso que estaba en la mesa para beber algo de agua fría, sentándose en la mesa con movimientos lentos esperando no ser acompañado de un bicho.
Revisó su celular esperando que Jimin o Taehyung hayan mencionado algo más acerca de la fiesta que harían, pero la bandeja de notificaciones estaba vacía pese a que esta es la hora en que los dos están tirados en algún parque con la cabeza perdida entre una noche de alcohol que les invitaron sus demás amigos. El chat que tenía con sus amigos-compañeros de la empresa tampoco resaltaba alguna novedad, y su correo no registra mensajes nuevos de su jefe pidiéndole un favor de papeleo. Apagó el teléfono queriendo cenar tranquilo.
Se mordió el interior de la mejilla al notar los papeles del otro lado de la mesa. Ya estaban aquí los pagos que faltaban del mes. Y el dinero que recibirá dentro de dos días apenas le alcanzaría para uno de los siete pendientes que sumó ahora. Miró inmediatamente su mochila de Snoopy, considerando cuánto le pagaría un niño caprichoso por ella y que ofrecería un coleccionista por los juguetes de Peanuts que tiene en su cuarto. Quizá más adelante lo consulte, solo por si acaso.
Pensó en la entrevista de mañana con el señor Jeon fugazmente, su corazón latía demasiado rápido conforme su mente le envolvía de todos los posibles escenarios en que sería mandado a la calle por un error que cometió sin darse cuenta. Aunque Wonyoung dijo que todos hicieron la misma entrevista con ese hombre no se tranquilizaba en lo absoluto. Y si tal vez resultaba en que se equivocó al temerle a su posible despedida, se propondrá ser el mejor en su trabajo, anhelando nuevas oportunidades de un aumento prometiendo a su jefe que no importa la cantidad de papeleo que envíe porque Hoseok se convertirá en el más veloz del mundo y lo terminará.
Su estómago gruñó por comida luego de notar que su cuerpo no se movía para comer. Pero ya no tenía apetito por el Tteokbokki aunque ni siquiera probó un poco, se levantó de la silla a guardar su porción con el resto ignorando el hambre que cargaba.
Caminó a su cuarto por ropa de dormir y luego dirigió su cansado cuerpo al baño. No iba a ducharse considerando que ya casi es media noche, aún así abrió el grifo de agua fría para remojar su rostro. Quisiera obtener al menos un día en el cual pudiera relajarse de todo el estrés semanal, llevar a mamá de paseo como a ella le gustaba, o que piense en mejores oportunidades de conseguir dinero. De pequeño vendía con su mamá algunos postres en las paradas de autobuses para tener la comida del día, después él creció y consiguió empleo ayudando en las tiendas de productos personales a empacar la compra hasta que un día lo echaron por culpa de un cliente que llevaba abierto el producto y fácilmente hizo saber que tomó por sorpresa al joven empleado jugandole una broma al pobre hombre. Agitó la cabeza dejando esos recuerdos a un lado, debía enfocarse en el presente.
Se miró al espejo con sorpresa al recordar vagamente lo que Jisung dijo acerca de la persona mencionada por Jimin. ¿Cómo se llamaba? ¿Dandki? ¿Daryl? ¿Dani?
Esa persona que según su amigo te daba lo que quisieras a cambio de muchos mimos y amor, a él le gustaba ser cariñoso con las personas. Podría conseguir uno de esos, prometerle todos los dulces, mimos y besitos que le daría por probablemente un poquito de dinero. Si tenía suerte lo ahorraría conforme cada pago se avecina, tendría lo suficiente al momento y le sobraría lo necesario para comprarle a su madre ropa nueva. Sonaba bien, ¿Cómo puede buscar uno? ¿Tal vez en internet?
Luego se dio cuenta de que el novio de Jisung era un empresario de cosmética, por eso tenía muchísimo dinero y su amigo se veía muy contento con su vida. Jisunggie era un tipo muy bonito que amaba abrazar a todos sus amigos, imaginó que con su novio era mucho más cariñoso.
¿Esas personas son gente importante? Debe ser, así es como tienen dinero para dar sin problema. Sonrió sabiendo que mañana tenía una entrevista con su jefe, ¡podría preguntarle a él si conoce a un amigo que busque una persona que lo ame!
Le explicará las razones principales por las que busca a una persona así. Seguro entendería, le daría el número de uno de sus amigos y en unos días Hoseok estará más aliviado de sus adeudos. Si, sonaba a una idea genial.
¿Cuál era el nombre de esas personas? ¿Dagur? ¿Dani?
Lo recordó al irse a la cama, aliviado de saber bien a quien buscaba.
Un Daddy.
Al día siguiente se apresuró en ponerse su uniforme, se despertó temprano por el ruido en la cocina que mamá hacia para prepararle su comida y aprovechó en tomar la ducha primero. Prefirió usar el cepillo por única vez en su vida, le gustaba que su cabello fuera libre de usar productos químicos pero tenía que presentarse lo más formal posible. Claro que también se colocó un broche de hello kitty que su mami encontró ayer en el parque, lo usaría todos los días con gusto.
Maquilló un poco sus labios con el labial natural que una mujer les regalaba cada semana, esparció algo de polvo en sus mejillas y peinó sus torpes cabellos. Al final se miró atentamente esperando que ninguna mancha estuviera en su rostro, luce tan lindo que no se creería a sí mismo tener un puesto de trabajo que hace a las personas unas gruñonas. Sacó su celular al sentir que vibraba demasiado en sus pantalones y se sorprendió de que se trataba de sus amigos del trabajo.
Decidió revisar mientras acomodaba su mochila.
Hoseok abrió en grande los ojos y casi suelta el teléfono de la tonta impresión. ¿El jefe realmente le avisó a toda la oficina que iban a reunirse hoy? Vaya. Está seguro que el señor Jeon perdió la cabeza en alguna junta que tuvo fuera de Corea.
Wonyoung no mencionó sobre esto para nada y se supone que se trata de una simple convivencia con el señor Jeon. No entendía para qué debía enterarse todo el edificio, no es como si de repente su jefe decidiera matarlo ahí mismo y no quería interrupciones mientras se deshace de su cuerpo con ayuda de sus guardias. La sola idea de que podría suceder le puso los nervios de punta a la par de que un escalofrío subió por toda su columna vertebral, instalando un pánico en su mente.
Fue al comedor en busca de su comida del día, esta vez le tocó llevarse las loncheras de pollitos que Jimin le regaló en su cumpleaños, y la guardó rápidamente. El tiempo corre, el trabajo no está cerca de casa y no puede llamar a un taxi independiente sabiendo que no le daría el mismo privilegio como Eunwoo lo hizo anoche. Sus piernas tambalean de su nerviosismo a la par del sudor en las palmas de las manos. Además su cara se siente caliente por la vergüenza, probablemente todos lo mirarán con tan solo pisar el edificio.
—Cariño, ¿pasa algo? —Mamá parecía preocupada por casi verlo convulsionar del miedo.
A este punto solo adorará toparse con una ventana para tirarse de ella.
—Nada mami —excusó como un niño temeroso— es que vi una araña en el baño y me asusté
—Oh bebé. No te preocupes, hoy iré a limpiar ahí e intentaré deshacerme de todas las arañas que vivan en nuestro baño —hizo un gesto simulando cortar su cabeza, jugando con sus puños como una luchadora profesional— Ningún bicho tiene permiso de asustar a mi pequeño sol.
Hoseok no resistió el impulso por darle un abrazo a su madre, casi lloriquea con los mimos que recibe en el cabello. La ama demasiado, es la única en hacerlo sentir seguro. Con un beso en la mejilla se despidió al mirar la hora, se estaba durmiendo y no podía ser impuntual hoy justamente.
No fue fácil encontrar un auto en la avenida principal debido a que la calle no era la favorita de los transportes por los múltiples daños en el cemento. Sus pies lo guiaron a unas cuadras más adelante donde la parada de un autobús estaba vacía y sería más sencillo que avance entre todo el tráfico de la carretera. Ajustó los tirantes de su mochila como un niño esperando el transporte escolar, aliviado de ver que a pocos metros su camión recogía gente.
Sin embargo, al alzar la mano en intención de señalar que quiere subirse, un auto deportivo se estacionó delante suyo con rapidez. La ventanilla del copiloto bajó revelando un hombre grande e intimidante, hablaba por teléfono con alguien a la par en que escaneaba al pelirrojo con la mirada.
—Sí señor, es él —afirmó tal cual secuestrador árabe.
Hoseok consideró dos opciones ahora mismo: correr y correr.
Sonrió amablemente conforme sus pies se movían lentamente hacia atrás, el autobús parecía esperar que se lo llevaran los secuestradores porque no se movía del lugar donde estaba aun si ya subió todo el pasaje. Es probable que se esté equivocando del miedo, puede que la persona detrás suyo sea a quien señala el tipo y está haciendo el ridículo.
—Oye niño, súbete —el hombre no cambió su expresión seria, quitando los seguros de puerta trasera.—No tenemos mucho tiempo, te quieren a las 9 en punto.
El pelirrojo sudó en frío.
—Uy, creo que eso no se va a poder. Tengo una cita en el trabajo a esa hora con urgencia—miró a todos lados en busca de ayuda.—Quizá si me dejan su número puedo agendar en mi calendario el día de mi secuestro, pero hoy no puedo.
Los hombres se miraron entre ellos antes de reírse descaradamente, luego el copiloto entre abrió la puerta de su asiento y Hoseok supo que esto era enserio. Rezó por lo bajo y pidió perdón a su mamita porque no volvería a casa probablemente. Ni siquiera supo como se movió tan rápido que ya estaba abrochándose el cinturón de seguridad.
Si lo iban a secuestrar, por lo menos quería ir seguro en su asiento y pedirles que pongan la radio.
—¿Puedo tener un gato en mi secuestro? —preguntó para aligerar los nervios.
—El señor es alérgico, además no creo que desee un gato en su oficina a estas horas —habló por primera vez el conductor, con la vista fija en la carretera. Parecía una persona que le gustaba más actuar que hablar.
—Oye no seas tan duro con el niño, si todo sale bien podría tenerlo. Aunque no sabemos porque es tan importante que debemos venir a recogerlo de el peor lado de la ciudad. Al menos se hubiera fijado en un tipo de dinero, no uno que probablemente su celular sea un Nokia todavía —se burló el otro.
Hoseok se sintió mal por las palabras de ese tipo, tenía razón. Ni siquiera valía la pena como secuestrado.
Pasaron al menos treinta minutos de silencio incómodo hasta que llegaron a un edificio por la parte trasera, parecía ser el estacionamiento para los superiores, así que ni se atrevió a ver donde estaban. El reloj del auto marcaban que faltaban dos minutos para su reunión, seguramente el jefe asumiría que en verdad era apto para despedirlo.
El auto paró justo a una puerta de cristal.
Los hombres se bajaron primero para asegurarse que nadie estuviera siendo testigo de este acto, el piloto le abrió la puerta esperando a que saliera por su cuenta.
No quiso abrir los ojos en todo el trayecto, debía ser alguien muy importante porque no paraban de recorrer las escaleras de emergencia en busca de la oficina principal. Al detenerse supo que estaban allí, entre abrió los ojos solo para toparse con una gran puerta de madera negra.
Tocaron con impaciencia, a lo cual se respondió girando las manijas bañadas en oro y su rostro se iluminó con el sol que entraba por el gran ventanal de vidrio detrás de la persona sentada en un cómodo sillón de cuero.
El rostro de Hoseok se sonrojó al reconocerlo.
—¿Porque mi empleado está tan pálido? Les dije que si hacían su broma los correría a la calle—la voz serena de su jefe casi lo hace llorar de alivio.
Todo fue una maldita broma de sus chóferes, nadie había jugado tan mal con sus sentimientos. Pudo sentir como los colores regresaban a su cuerpo, su piel casi blanca de la palidez que llevaba por los nervios.
—Perdónalos Jung, esta no es la manera en que quería conocerlo. ¿Qué le parece si le invito a merendar, más tarde, como compensación?
Jeon Jungkook solo se limitó a sonreír.
Perdí la cuenta de a quienes les iba dedicando los capítulos así que este va para todos ^^.
Eunwoo tendrá un papel algo importante más adelante, así que la primera parte de este capítulo es para que vayan conociéndolo superficialmente :)
Espero actualizar más seguido estos días <3. Gracias por la paciencia y espera T-T.
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